Capítulo 6 She Is A Jinx (Primera parte)

"Lavanda, ¿tienes los trescientos mil? ¿Por qué no lo he visto todavía? "La voz fría de la madrastra vino desde el otro extremo de la línea. Incluso si no la hubiera visto, Lavender podía imaginar la cara fría y larga de la mujer.

Todavía recordaba el día en que la echaron de la casa. Su madrastra dijo amargamente: "Eres una maldición. Es realmente desafortunado conocerte por mí. ¿Por qué Dios no te mató a ti y a ese viejo imbécil? ¡Entonces podría sentir alivio si ambos estuvieran muertos! "

Luego no se habían contactado durante cuatro años. De repente, el día de su graduación, su madrastra gritó: "¡Lavanda, si quieres que te reconozca, dame trescientos mil dólares de inmediato! ¡Este dinero se usa para pagar la deuda de tu padre! Ya sabes, tiene que gastar muchos honorarios médicos cada año, ahora es como una persona medio muerta. Ahora los acreedores han bloqueado la puerta de nuestra casa. ¡Salpican pintura y mierdas en nuestra puerta a veces! Si no te importa, les daré a tu padre. Pueden matarlo o cortarlo en pedazos como quieran. De todos modos, ¡usó el dinero! Lavanda, trescientos mil. ¡No me importa cómo lo consigas, lo robes o incluso te vendas! Con todo, ¡tienes que pagar la amabilidad de tu padre! ¡No puede criar a su hija por nada! De lo contrario, ¡nunca se te permite entrar a la casa y ver a tu padre! ¡Odio a ese viejo gilipollas! "

Pensando en el pasado, la mano de Lavender que sostenía el teléfono estaba temblando. Ella ajustó su estado de ánimo y finalmente gritó: "Mamá ..."

"Lavanda, no digas nada más. No tengo tiempo para escucharte. Además de lidiar con la deuda, hay una gran familia esperando que la mantenga ". Su madrastra la interrumpió con una mirada feroz.

Después de tomar dos respiraciones profundas, Lavender dijo cuidadosamente: "Estoy un poco ocupado estos dos días. El dinero está listo. Estoy en el banco ahora. Dime tu cuenta bancaria y te la transferiré de inmediato. "

Después de escribir la cuenta mencionada por su madrastra, la voz de la mujer se volvió más suave. "Lavender, no te vi mal. Eres realmente un niño filial y capaz ".

Lavender se limpió las lágrimas que brotaban con sus manos, contuvo la amargura en su garganta y forzó una sonrisa. "Mamá, ¿cómo está papá?"

Su madrastra dijo con impaciencia: "Lo mismo que antes. No te preocupes ¡Él no morirá!

En las vacaciones de verano de su tercer año en la escuela secundaria, fue a la estación de autobuses para recoger a alguien. Pero cuando estaba completamente oscuro y entró el último autobús, no había nadie saliendo, así que tuvo que irse sola a casa. Llovía mucho en el cielo, y los rayos y los truenos eran densos. Sin paraguas, se cubrió la frente con las manos y corrió bajo la lluvia. Su ropa estaba mojada. No había automóvil en la noche, y tomaría treinta millas para regresar. En el camino, conoció a su padre que vino a buscarla.

Los dos caminaron con dificultad por el camino embarrado, sin saber que se acercaba el peligro.

El poste al costado del camino se cayó por alguna razón. Se encontraba al otro lado de la carretera, y el cable eléctrico estaba roto y disperso en el suelo. La parte rota seguía parpadeando con chispas eléctricas.

Pero no lo notaron porque estaba demasiado oscuro y la luz de la linterna era demasiado débil. Bajo el cielo atronador, ella se paró junto a su padre, sostuvo la esquina de su ropa, cerró los ojos y avanzó con los pies.

No sabía cuánto tiempo había caminado. De repente, escuchó a su padre gritar con horror: "¡Sal de aquí! ¡Es peligroso!"

Luego la empujaron unos pasos. Su cuerpo tembloroso se tambaleó y cayó al suelo. Cuando se levantó, a través de la fuerte lluvia, vio una escena que nunca olvidaría en su vida.

El cuerpo alto y fuerte de su padre se derrumbó instantáneamente como un tocón de árbol marchito, tumbado en silencio bajo la lluvia sin moverse. El extremo roto del cable estaba en el suelo cerca de sus pies, chispeando.

De repente, el miedo la invadió como nubes oscuras sin límites, haciéndola sentir sofocada y mareada. Su cuerpo estaba a punto de caerse y apenas podía sostenerse en pie.

"¡Papá!" De repente explotó, ella gritó locamente y se abalanzó sobre él.

De repente, se encendió una luz deslumbrante, y la repentina luz fuerte deslumbró a los ojos de Lavender. Inconscientemente se cubrió los ojos con la mano. No sabía de dónde sacó el coraje para pararse en medio del camino, agitando las manos para rogarle a la persona en el auto que la ayudara. Sin embargo, el auto llegó ferozmente, conduciendo sobre el agua en el suelo y rugiendo locamente. A lo lejos, el agua salpicada de las ruedas le salpicaba la cabeza a los pies. Incluso en un estado de horror extremo, sintió el peligro de casi la extinción. En el momento crítico, ella lo esquivó.

El auto pasó volando junto a ellos como si estuviera ansioso por deshacerse de ellos por temor a ser infectados por su desastre.

El agua en el suelo era profunda. El cable eléctrico fue sacudido por el impacto de las ruedas. Arrastró a su padre a un lugar seguro, sostuvo su cuerpo fuerte y frío y se echó a llorar.

Aunque su padre fue salvado, tenía una pierna paralizada y no podía hacer nada. Solo podía sentarse en una silla de ruedas para siempre.

De hecho, había habido un nudo en su corazón a lo largo de los años. Ese día, recordó muy claramente que cuando fue a la ciudad por la mañana, el poste de teléfono todavía estaba parado en la carretera. Y por el grito asustado de su padre que la empujó en ese momento, significaba que cuando su padre fue a recogerla, el poste de teléfono seguía allí, de lo contrario no estaría tan asustado.

¿Por qué el poste telefónico se cayó repentinamente?

Pero ya no importaba. ¡Se culpó a sí misma por no caminar más rápido y atravesar el poste telefónico antes! Con los años, cada vez que pensaba en esto, sentía como si hubiera sido mordida por miles de insectos.

Su padre, que había sido alegre y optimista, había estado deprimido desde entonces. Solo medio año después, parecía diez años mayor. Originalmente, además de ella, la familia era cálida. Pero la cálida familia comenzó a pelear sin cesar desde entonces. Su madrastra siempre decía: "Lavanda, eres una maldición. Eres una mala suerte ".