Capítulo 4 El plan B

Durante el viaje de treinta minutos, Eden se perdió en un profundo sueño desde Willow Hills hasta su apartamento en Forrest Creek, un pintoresco vecindario ubicado al este de Rock Castle. Todo iba bien hasta que el auto pasó por un bache, despertándola abruptamente.

Ella parpadeó rápidamente y se estiró mientras miraba por la ventana, sintiéndose avergonzada por quedarse dormida frente al conductor de Uber. Estaba tan aturdida que lo último que recordaba era que él le había preguntado si el aire acondicionado del coche estaba bien.

No podía decir si era valiente o una verdadera estúpida por quedarse dormida en la parte trasera del auto de un extraño, especialmente cuando lo único que traía puesto era una camisa de hombre y un abrigo.

Luego de abrir bien los ojos, Eden se movió en su asiento y cruzó las piernas, rezando por no haberlas abierto inconscientemente mientras dormía. Andar sin ropa interior no fue tan liberador como ella pensaba, ¡se sentía completamente vulnerable!

Ahora que estaba más lúcida, era momento de pensar en dónde rayos habían quedado sus bragas. No las traía en su abrigo y tampoco estaban en la habitación de Liam cuando se marchó.

¿Será que él disfrutaba de esconder ropa interior femenina para coleccionarla como una especie de trofeo a su virilidad...?

Absorta en sus pensamientos, Eden estaba casi convencida de que el enorme vestidor que había visto a la izquierda de la habitación de Liam, junto a la puerta de vidrio esmerilado que parecía conducir a su baño, estaba lleno de bragas de mujer en todas las formas, colores y tamaños posibles.

¿Cuántas había reunido a lo largo de los años? Y de todos los pervertidos de Crush, ¿por qué diablos lo había elegido a él?

"¡Dios mío! ¿Qué hice?", Eden dijo para sí misma en tono arrepentido, con su sedoso cabello castaño cubriéndole el rostro.

"¿Se encuentra bien?", Jude preguntó mientras la miraba a través del espejo retrovisor.

Ella negó con la cabeza en respuesta, no estaba bien y jamás lo volvería a estar después de anoche.

"Ya casi llegamos", Jude revisó el tiempo estimado de llegada en su teléfono y le sonrió amablemente, pensando que quizás esa era la razón de su cara larga.

Sin embargo, lo único que Eden quería era que se la tragara la tierra. De hecho, retrasaría su llegada a casa tanto como pudiera después de la invasión de mensajes en su chat grupal.

"Déjeme en la esquina de allí, por favor", ella dijo de repente, señalando una intersección muy transitada que se encontraba varios metros adelante.

Entonces, Jude frunció ligeramente el ceño y se giró en su asiento: "¿Está segura?".

Y sí, claro que lo estaba. Eden necesitaba carbohidratos, muchos de ellos. Y tal vez el plan B, ¡ella nunca podría equivocarse cuando se trataba del plan B!

"¡No olvide calificarme con cinco estrellas!", Jude exclamó al verla salir del vehículo.

'¿En verdad se las merece...?', Eden se preguntó mientras cruzaba la calle y se dirigía a la panadería en la esquina de 5th Street y Main Avenue.

Aunque eran poco más de las ocho de la mañana, el vecindario ya estaba lleno de movimiento con gente haciendo sus actividades sabatinas y vendedores del mercado empujando sus carritos, preparándose para ganarse la vida en el mercado de pulgas en la azotea del Teatro Cívico.

Siendo un barrio artístico, este lado de Rock Castle no escaseaba en galerías, cafeterías de moda y estrafalarios jardines en las azoteas. Todo lo que uno deseara encontrar, desde recitales de poesía hasta exposiciones y experiencias culinarias privadas, lo encontraría en este lugar.

Una vez en la panadería, Eden arrastró los pies en la fila, ya anticipando la forma en que los croissants de chocolate se derretirían en su boca.

No podía recordar quién se lo había sugerido, pero dado que todas sus amigas tenían una pasión por las artes y varios títulos de honor que las respaldaban, mudarse a Forrest Creek tenía sentido en ese momento. Cada una de ellas tenía sueños y esperanzas de triunfar en sus respectivas carreras, pero tres años después, todavía estaban esperando por su gran oportunidad.

Eden seguía sin encontrar un buen empleo como ilustradora de libros para niños.

Por otro lado, aunque los sueños de actuación de Lydia aún no se concretaban, sus vlogs estaban ganando popularidad poco a poco, lo cual ya era ganancia.

Las únicas columnas que Sienna había escrito fueron para Forrest Creek Times, un boletín de noticias disfrazado de periódico comunitario gratuito.

Y como pastelera, Cassandra seguía tratando de idear una receta de postre que revolucionara el mundo culinario.

Pero a pesar del ligero retraso en sus sueños, todas eran felices aquí. Dejar el apartamento de sus padres en el corazón de Rock Castle y mudarse con sus amigas fue la mejor decisión que Eden pudo haber tomado. Si todavía viviera bajo su techo, ella tendría que enfrentarse a algo parecido a la inquisición española. Dado que sus padres aún no podían superar la amarga decepción de su compromiso fallido, si se enteraban de que su adorada hija había tenido una noche de pasión, definitivamente se morirían del coraje.

Cuando finalmente llegó al mostrador, Eden suspiró con frustración cuando vio que todo, excepto los panecillos de salvado, estaba agotado. No se le antojaban en absoluto, pero era algo así como una regla atiborrarse de comida cuando estaba deprimida y justo se sentía así en este momento.

Eden terminó comprando una docena y comió dos mientras caminaba tres cuadras en la dirección opuesta, alejándose de su apartamento hacia la oscura farmacia que se encontraba en el callejón.

La chica detrás del mostrador era bastante agradable, no hizo demasiadas preguntas y tampoco la juzgó cuando le entregó discretamente la caja de pastillas. A pesar de que estaban solas, Drew, así decía el gafete en su blusa, le dio instrucciones en voz baja a Eden sobre cómo tomar la píldora, como si las paredes envejecidas y descascaradas pudieran escucharlas.

"Tienes que tomarla en una sola dosis dentro de las siguientes veinticuatro horas para obtener los mejores resultados, ¿de acuerdo?".

"Gracias", Eden murmuró al mismo tiempo que le daba su tarjeta de crédito para pagar.