Un sonido lejano comenzó a sonar en mi mente. Pero logré abrir mis ojos y así descubri que ese sonido sólo era mi teléfono.
Lo tome con desgano y mi mirada agotada por las pocas hora de sueño que tuve.
-Hola amigo. Cuando podemos vernos.? Tenemos mucho que ablar.-
Me acomode mejor en mi lugar para poder pensar mejor quien era la persona del mensaje. Pero no logré descubrirlo. Asique simplemente le respondí para hacerle saber de su error.
Deje mi teléfono y fui a tomar una ducha caliente.
Hace ya una semana que nadie me ve.
De verdad lo mejor que pude hacer, fue lograr que la tierra me trague.
Después de desayunar una taza de té acompañada de una tierna vista. Me vestí y decidi salir para poder planear mi vuelta a casa.
Esa mañana me senté en un parque y comenze a mirar a todas esas personas que hacían ejercicio. Comenze a envidiar esas mujeres que
pueden moverse con sus cuerpos esbeltos. Si no las hubiera visto,no habria recordado este cuerpo con sobrepeso que hoy tengo.
-Hola.- una voz repentina me trajo de vuelta a la vida real.
Mire hacia mí derecha y vi a un joven mirándome con admiración.
-Hola.- respondí seca,para que descubra que me sentía incómoda con su mirada.
Continue mirando al frente...
-Que linda eres -
-Mira, no estoy de humor para estas cosas.- Respondi.
Que le pasa a ese chico?
Además. Ese tipo de cosas son difícil de creerlas ciertas. Una chica como yo. Con este sobrepeso? Son casi 90 kilos los que llevo conmigo. No puede ser que venga alguien a querer decirme que soy agradable de ver.
-Perdona. Estoy muy apenado. No quise fastidiarte. Es solo que no tengo amigos. Y buscaba con quién charlar.-
-Bueno. Pero no elegiste la mejor manera de iniciar una charla.- Pobre muchacho. Está igual de perdido que yo.
-Solo dije la verdad. Pero si te ofendi me disculpo. Tal vez tu novio no se alegre. -
- No hay de quien preocuparse.-
-Ah... Entonces no hay novio?-
-No.-
-Bueno. Entonces podemos charlar tranquilamente sin tener problema.-
-Si así lo ves. -Solo es un diálogo.
-Mi nombre es Nico. Es un placer conocerte -
-Soy Lia.-
Continuamos por varios minutos charlando y charlando. Pero cuando se acerco la hora del almuerzo. Decidí no romper con mi rutina. Asique sin tardar me levanté para volver a mi hogar temporal.
-Debo volver.- dije cortando la palabra que salía de su boca.
- De verdad?-
-Si, tengo algo que hacer.-
-Ah. Creí que nadie te esperaba.-
-Eso es algo que no necesitas saber.-
-Bueno. Lo siento. Al menos me permites acompañarte un poco más?-
-Esta bien.-
Caminamos algunas calles más, pero me detuve poco antes de llegar. Lo suficientemente para que no descubra donde vivo.
-Muy bien. Adiós. Fue un gusto conocerte. Este rato que charlamos, fue de alivio para los dos. Asique fue bueno.-
Me acerqué al el y me despedí con un beso en su mejilla. Pero justo cuando estaba volteando para irme. Me tomo del brazo con calma. Y casi en un susurro me habló.
-Regalame un beso por favor.-
-Que?-
-Vamos. Sabemos que luego de esto ya no volveremos a vernos. Por favor. Regalame un beso. Sólo uno. Y ya no nos veremos más.-
Me acerqué dudosa. Pero lo bese. Sabía que luego de eso,ya no volvería a verlo. Asique trate de disfrutar ese pequeño momento. Y así fue.
Luego me separé de el. Y con postura firme. Me quedé mirándolo.
El reconoció mi intención. Asique dio media vuelta y volvió por donde veníamos,siempre volteando y mirándome a cada tantos. Yo espere a que se aleje lo suficientemente y que mire un última vez. Entonces Tomé paso apresurado y entre en una tienda,para salir urgente de su vista. Hice unas compras y ya luego volví tranquila a planear mi almuerzo.
Luego de llegar a casa, revise mi teléfono para ver la hora. Descubrí que ya se había pasado mi hora abitual de almorzar. Y un nuevo mensaje de texto.
_Ooh... Perdón. No quise molestar. Pensé que era el número correcto.._respondio el mismo
número que escribio esa mañana.
_No es problema. Sentí que debía avisar que su número estaba mal. Porqué talvez es importante lo que necesita decirle a su amigo._ Respondí.
Apoye mi teléfono sobre el estante y me senté un segundo a pensar.
No pasó un minuto, y ya había llegado un mensaje.
_ Entonces... Estas seguro que tú nombre no es Pablo?_
_Estoy muy segura de que mi nombre es Lia._
_waw.. Lia. Que bonito nombre. Soy Marco._
_Es un gusto Marco._
_Lia, de dónde eres?_
_ No es algo fácil de responder, si hablo con sinceridad. No estoy en un momento muy establecido de mi vida._
_ Bueno. Todos atravesamos un momento difícil en nuestras vidas. Pero lo que realmente importa, es salir de pie._
Quién es este hombre?
Deje mi teléfono. Recogí mi cabello en una cola de caballo.
Recordé que debía planear mi vuelta a casa. Pero no me sentía deseosa por hacerlo.
Sólo era una responsabilidad más por cumplir. Pero quién me apuraba. Si yo así lo deseo. Puedo quedarme una semana más sola...
Prepare algo muy rápido para comer.
Toste un pan. Y bati algunos huevos. Prepare un café. Y prácticamente desayuné por segunda vez.
Luego de almorzar salí a caminar nuevamente.
La mejor excusa para hacer una buena digestión.
Caminando por la calle recordaba aquel beso que le di al desconocido. Eso estuvo mal ahora que lo pienso.
No debí haberlo hecho, que sabía yo de dónde venía el. O que andaba haciendo cazando por el parque. De verdad fui muy irresponsable.
Llegue a una florería y decidí entrar a mirar algunas flores. El perfume que emana este lugar es delicioso.
Tantos colores y aromas me dio deseos de trabajar en un lugar así.
-Hola. Buenos días.- dijo la muchacha que atiende el lugar.
-Buenas tardes.- dije yo intentando hacerle ver que ya había pasado la hora.
-Que está buscando.?- Respondio fastidiada.
-Solo busco algo que de un aroma suave pero que se note sin repugnarme luego de un rato.
-Mmmm.. déjeme ver qué puede encontrar en el depósito.
Se retiró hacia la parte de atrás del lugar. Y yo quedé ahí. Oliendo algunas flores. Hasta que alguien entro, haciendo sonar la clásica Campanilla que se ubicaba tras la parte superior de la puerta.
Me giré para ver quien era. Y me encontré con el.
Su piel era morena, ojos verdes y cabello corto color castaño claro.
-Buenas Tardes.- dijo con muy buen carisma.
-Buenas tardes.- Respondí casi al instante. Ansiosa por lo que mis ojos veían.
-Estoy buscando Rosas Blancas.
-Ooh. Que lindo. Yo estoy buscando un dulce aroma.
-aah. Entonces no trabajo aquí.-
--No, señor. Estoy esperando alguna flor.-
-Alguna flor.?
-Si. Algo que me dé un aroma delicioso, sin que me cansé de olerlas..
Volvió la muchacha por la puerta de atrás. Con un atado exagerado de flores. Las tiro con desprecio sobre la mesa. Y luego quedó viendo a ese hombre que había entrado.
Creo que penso lo mismo que yo al verlo.
-Buenas tardes señor.- saludo con una contenta sonrisa.
-Buenas tardes señorita.
-Deme un minuto y ya lo atiendo.
-No se preocupe...
Me miró con desgano intentando apurarme con la mirada. Lo noté al instante. Asique con toda mi intención. Comencé a acercarme a ella con pasos de paz.
Pero ese hombre tomo paso a mi lado y se acerco junto conmigo.
-Usted mire tranquila que es lo que quiere y yo atiendo al señor.
-Esta bien...
Comencé a oler las flores con mi ojos cerrados. Esperando encontrar ese aroma que me detenga.
-Digame señor. Que desea llevar?- dijo con dulzura en su voz.
-Necesito una ramo pequeño de rosas blancas por favor.- dijo con simpleza ese hombre. Cómo si no le interesara reaccionar al buen trato de esa muchacha engreída.
-Enseguida. Cómo no...-
Volvió a retirarse a la parte de atrás. Pero no le di mi atención. Ya no me agradó con su trato, asique me encerré en mi para encontrar ese aroma.
-Asique busca algo dulce?- me dijo a treinta centímetros de distancia con una voz muy considerada,que me erizo la piel. Abrí mis ojos muy lento. Pues no quería perder ese sentimiento que su voz me causo.
-Si... Pero la verdad no las conozco por sus aromas. Sólo por sus nombres.
Ya no dijo más nada. Y volvió a su lugar.
La muchacha volvió con un pequeño tacho con rosas en agua. La mire muy de reojo. Y pude ver que ese hombre se acercaba a ella y le dijo algo muy por lo bajo. Y ella con una sonrisa. Volvió a retirarse a la parte de atrás.
El hombre comenzó a revisar las rosas que ella había traido y comenzó a elegir.
Trate de ignorar esa sitúacion y continúe elfateando las flores. Pero ya tenía desgano. Sentía frustrados mis deseos de movilizar mi día con una flor.
Ella regreso con otro recipiente y lo dejo en el suelo. Él le entrego las flores pidiéndole que las envuelva. Yo bajé mis manos y abrí mis ojos.
Ya me rendí.
-Cierra los ojos por favor...- e dijo ese hombre con su voz varónil.
Lo mire dudosa. Y pude ver sus ojos brillando al reflejo del sol. Que combinación de tonos tan extraño,entre sus ojos y su piel. Lo mire un último segundo y cerré mis ojos frente a él.
Derepente un aroma invadió todo mi interior. Que ya no quise abrir más mis ojos.
Los abrí lentamente y me encontré con los colores más preciosos.
-Que opinas.?- pregunto con calma.- Son estas.?
-Nunca creí que una flor cómo está podría dar un perfume tan rico.
- Que bueno que te guste.- miro a la muchacha.- envuelva estás también por favor.