Capítulo 5 NO ERA COMO ME LO IMAGINABA

Todo lucía oscuro, llevo dos días encerrada sin comer sin dormir bien, el miedo me está consumiendo de tan solo imaginar que algo me puedan hacer algo. El miedo a morir crece cada vez más, lo que más me duele es no poder ver a mi madre ella no sabe que me encuentro secuestrada; ni siquiera se imagina que me encuentro en esta situación.

Ella está segura de que me encuentro en Toronto con mis amigos, pero todo salió muy mal, nos venían persiguiendo desde inicio de carretera, yo sentía miedo desde antes de la persecución, les dije a mis amigos que no era una buena idea seguir, Daiana se rio de mí por ser tan gallina, pero al menos ellos lograron huir, pero ¿yo? de lo torpe y acelerada tropecé y no logré continuar, salvarme; me tomaron, amordazaron y lo peor, es que ¡no tengo ni la mínima razón del por qué! Nadie ha venido en estos dos días a verme, me siento débil, hambrienta y sedienta... Aquí todo es una mierda.

Me encuentro rezando para que alguien llegue de la nada y me encuentre.

Luego de lo que considero una eternidad, abren la puerta de la celda de donde estoy, me sacan de una forma rápida a pesar de que no colaboro de a mucho porque me siento débil en miles de niveles, siento como si lleváramos una eternidad subiendo las escaleras, pero sólo llevamos 5 nada más, no creo poder, pero de igual manera me sostienen.

- Agua, quiero agua, por favor - con un esfuerzo les digo a los que me están llevando Dios sabe dónde.

Ambos me miran y con un gesto de negación me sostienen más fuerte, luego de lo que creo miles de años llegamos al destino, veo una puerta marrón oscuro un poco desgastada.

- Ya llegamos principessa*

Me levanto con taquicardia, sudorosa y con un miedo que hace meses no sentía, estas pesadillas continúan y continúan, siento que nunca podré superarlo, mi mamá sigue sin saber qué me pasa ya que he logrado esquivar sus preguntas desde que ella se dio cuenta de que pasaba malas noches.

Me encamino hacia la cocina a buscar algo de tomar, quizás un té que me relaje porque no puedo permitir que mi mamá se dé cuenta que he vuelto a pasar mala noche debido a los malos sueños, muchos dirán que por qué no le cuento a mi madre pero verán que no es fácil contarle que su única hija fue tratada como la propia basura durante dos días seguidos y luego como una reina gracias a un psicópata que según me mantenía diciendo, era la luz de su vida y que sí él no me tenía, nadie más lo hacía. No es fácil recordar tal evento, mis pesadillas son porque mi subconsciente aún no supera tal tragedia de hace 3 años.

Llego a la cocina sin hacer ningún ruido, y me propongo a realizarme un té de manzanilla que logre calmarme y regresar lo más pronto posible a mi cuarto y conciliar sueño.

Me encuentro colocando el agua caliente en el pocillo, cuando siento que alguien entra, de cierta manera no sé cómo pude sostener la jarrita con el agua hirviendo.

- ¿Sabes qué jodidas horas son, hermanita? - Connor entra a la cocina sobándose los ojos.

- Mierda, Connor no me llames hermanita, y sobre todo, no entres de esa jodida manera, que pudo haber pasado un accidente por todo lo sagrado - le digo mientras coloco la jarra a un lado para poder verle cara.

Grave error Em.

Lo primero que mis ojos vieron fue su jodido musculoso abdomen, a ver que no lo tiene como esos hombres que se introducen en un entrenamiento donde quieren verse como Johnny Bravo, pero que tampoco tiene porte de debilucho, hay por lo menos una tableta completa de chocolatinas que se contraen cuando mi hermanastro se estira y se sienta en uno de los taburetes, quitándome la hermosa vista de esos ricos abdominales ugh odio cuando esa vocecita le da por hablar.

- ¿Por lo menos me estás escuchando? - Connor me saca de mi trance.

- ¿Perdón qué decías? mi mente se encontraba en otro lado .

- Claro que no me estabas prestando cuidado, por estar viendo mis abdominales - me dedicó una sonrisa de medio lado y a pesar de que la cocina se encontraba medio oscura, pude notar cierto brillo en sus ojos azules.

- ¿Qué? ¿Estás loco?, obvio no estaba mirando tus abdominales, te recuerdo que mido 1,60 y tú por excelencia debes de medir 1,74 y...

- En realidad es 1,79 pero ajá continúa.

- Puff como sea, no estaba mirando tus abdominales engreído.

- Si claro, como digas hermanita; en fin lo que te estaba diciendo o más bien preguntando es por qué te encuentras a las 3 de la madrugada en la cocina haciendo ehm - miró por encima de mi hombro - lo que parece ser un té de manzanilla.

- No podía dormir, ya sabes, jetlag, y no me llames hermanita que no tenemos los mismos padres por todo lo sagrado - le digo exasperada, colocando delante de él el agua ya en el pocillo y el sobre del té en éste último.

- Como sea Emmy - ironiza mi nombre, lo que me faltaba con este iluso.

- En fin, tú que haces a esta hora despierto y sin camisa por todo lo sagrado - le digo enarcando mis cejas.

- Ja! - me sobresalto de lo alto que lo dijo - si estabas mirando mi abdomen, y estoy despierto a esta hora porque cierta señorita aquí enfrente mío gritó tan duro que me sorprende que Olivia y nuestros padres no se hayan levantado, aunque considero que también el ayuda que sus habitaciones siempre sean lejanas - Connor me mira muy directo como si quisiera ver más allá de mis ojos.

- No sé de qué gritos hablas, quizás tengas demasiada cera en tus oídos y hayas escuchado mal - le digo mientras soplo sobre mi té.

- Yo sé lo que oí Emerson, y tú también.

- Como sea, con tu permiso me iré a la habitación - paso por su lado cuando siento que un brazo fuerte me coge de la cintura y me voltea; quedo frente a frente con él y puedo ver muy bien su azul hipnotizante.

- Oye tienes que dejar de hacer eso, que algún día puede pasar un accidente, dale gracias al de arriba que tenía con fuerza el pocillo - le enarco una ceja y éste me voltea los ojos.

- Yo no sé qué hayas soñado Em, para que te despiertes gritando y me tengas que mentir diciendo que es el jetlag; pero sí sé que me tomo muy en serio mi papel de alguien preocupado, no te creas que por ser mi próxima hermanastra voy a ser ese típico hermanastro que te hace la vida imposible, por Dios mujer, estamos en el siglo XXI.

Vaya, el imbécil resultó ser alguien preocupado primera vez que estoy en deacuerdo con mi voz interna, Connor quizás no era como me lo imaginaba, seguía mirando sus ojos hipnotizantes cuando se levanta aun sosteniendo mi cintura ughhh odio a mi voz interna.

Con su mano derecha sostiene mi barbilla alzándola para que pueda mirar sus ojos, aunque logro notar que los de él van hacia mis labios; se va acercando poco a poco hasta que nuestras frentes se unen.

- Sea lo que sea, si necesitas hablar con alguien o decir algo, ya sabes dónde está mi habitación, que descanses hermanita.

Me regala un beso en la frente y se aleja dejándome pasmada.

Me encuentro en mi habitación luego del pequeño shock del que Connor fue causante, ya me logré terminar el té aunque me arrepiento de no haberle echado azúcar, pero de igual manera me ayudó a calmarme, luego de lo que considero una eternidad, ya siento los ojos pesados y poco a poco voy logrando consumirme en los brazos de morfeo, pero mi voz interna no me permite llegar al punto final porque sigue susurrándome que Connor Patterson estuvo a punto de besarme.

Y lo peor de todo es que yo quizás también lo deseaba.

Principessa*: princesa en italiano

                         

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