Shi MinZhe aulló de dolor, escupiendo una gran bocanada de sangre que se juntó con la ya presente en el suelo, creando un escenario desagradable. Esta escena revolvió su estómago, estaba seguro de que nunca se acostumbraría a este tipo de situaciones escabrosas.
Parpadeó varias veces, sus ojos desenfocados lograron vislumbrar a una figura alta entrar. Enseguida, empezó a sudar frío debido al miedo que su presencia le había provocado.
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"Xu-zhangmen" una voz gruesa llamó.
Al escuchar esa oración, Shi MinZhe recuperó la consciencia, todavía con el corazón agitado. Las cadenas en sus manos y pies habían desaparecido al igual que el dolor. Se encontraba de nuevo en esa celda en las prisiones subterráneas.
"Así que fue una pesadilla..." murmuró llevando una mano a su cabeza, aún algo mareado.
Varias personas se agruparon fuera, Shi MinZhe no las pudo ver con claridad debido a la falta de luz, pero sin duda uno de ellos era Xu AnRong.
"Xu-zhangmen aquí tenemos los informes correspondientes"
Shi MinZhe agudizó el oído, acercándose a la barrera de la celda de forma silenciosa.
"No hay ninguna información relacionada con este nombre, por lo que podemos descartar su relación con algún bando enemigo. Simplemente parece ser un cultivador común de alguna zona extranjera" ese hombre continuó hablando.
Por una parte, Shi MinZhe se sintió aliviado, al menos los posibles motivos de sospecha habían desaparecido. Por otra lado, eso significaba que era alguien sin importancia.
¿Enserio había transmigrado a un personaje cualquiera?
Después de revisar los informes una última vez, Xu AnRong ordenó liberarlo y la retirada de los asistentes y guardias.
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Fuera, la noche había caído. ¿Cuantos días pasó dentro de la prisión?
El frío lo recorrió de pies a cabeza debido a los fuertes vientos. La ropa que llevaba puesta ahora mismo apenas podría protegerlo de la temperatura exterior. Aparte, estaba sucio, provocando una sensación de incomodidad.
Xu AnRong caminó delante suya en silencio, su imponente figura alzándose en la oscuridad de la noche. Shi MinZhe frunció su ceño, ¿a donde se había ido el Xu AnRong que admiraba? Desde que llegó, solo lo había tratado de mal en peor.
La transmigración había sucedido demasiado pronto.
Querido Bing Wen, por favor confiesa tus sentimientos cuanto antes a nuestro querido protagonista, y haz que su personalidad sea un poco más agradable.
Los pasos de Xu AnRong se detuvieron en una pequeña plaza que conectaba con varios edificios exteriores. A esta hora, nada podía ser escuchado, a excepción de las respiraciones agitadas.
Xu AnRong se dio la vuelta y clavó su mirada en él. Cada vez que lo hacía, Shi MinZhe solo podía sentir una especie de ventisca helada calando en sus huesos.
"A pesar de haber sido liberado, aún sigues bajo sospecha" comenzó a decir. "Te quedarás aquí y serás vigilado hasta que se terminen de hacer las investigaciones pertinentes"
Shi MinZhe puso los ojos en blanco, ¿no se habían hecho ya? ¿por qué desconfiaba tanto de él? Negó con la cabeza y se mantuvo callado.
"¿Existe algún problema? Si quieres, puedes regresar a la prisión y esperar tus días allí" Xu AnRong comentó molesto.
"Eh, ¡no!" agitó ambas manos. "Me parecen correctas sus decisiones, Xu-zhangmen" cierta pizca de ironía se mezcló en esa oración.
La verdad, prefería estar en cualquier lugar de la secta antes que volver a esas prisiones malditas.
Xu AnRong le dedicó una mirada afilada y después dijo: "Serás asignado a la división Yunduan Yao bajo la supervisión de Ming Hui"
Los ojos de Shi MinZhe casi se salen de sus cuencas. ¿Había dicho Ming Hui?
Justo como si hubiera sido llamada, ella apareció en escena. Shi MinZhe se quedó estático en el sitio, mirando atentamente como se acercaba en su dirección a paso lento.
El fluir sonoro de los zapatos cesó cuando estuvieron frente a frente.
"¿Esta es la persona sospechosa?" Ming Hui le dedicó una mirada indiferente, como si Shi MinZhe fuera la menor de las amenazas.
Ming Hui era la maestra de la división Yunduan Yao, la cual estaba especializada en medicina, siendo un pilar fundamental para la secta Senshi Xu. Sus grandes conocimientos sobre esta materia y su fuerte cultivo la llevaron a convertirse en una importante figura incapaz de ser ignorada.
Antes de que Xu AnRong contestara, Ming Hui se acercó a Shi MinZhe y sin previo aviso, tomó una de sus muñecas. Sus finos dedos se clavaron allí, comprobando algo. Después de un largo rato suspiró a la vez que sus facciones se teñían con el reflejo de un enfado absoluto.
"Sabes que no acepto a personas con un nivel de cultivo tan bajo, aunque decir que cuenta con una base de cultivo sería un halago para él. ¿Qué clase de broma es esta?" Ming Hui se cruzó de brazos, incapaz de mirar a Shi MinZhe un solo segundo más.
Shi MinZhe lloró por dentro mientras que por fuera su rostro continuaba pálido.
Existía otro detalle importante al que se debía prestar atención. Ming Hui, además de ser la maestra de la división Yunduan Yao, era la persona de máxima confianza para Xu AnRong. Podría decirse, que contaban con una amistad profunda, por lo que Ming Hui se podía permitir todas las libertades posibles.
Cuando estas dos personas se juntaban, era imposible ganar cualquier tipo de duelo, y uno saldría derrotado sin remedio. Shi MinZhe se sintió como si estuviera en la batalla decisiva contra el jefe final.
"Ming Hui, él es quien se vio transportado conmigo. Necesito que esté bajo tu cargo para que puedas mantenerlo vigilado" Xu AnRong habló, manteniendo la calma que lo caracterizaba.
En cuanto Xu AnRong pronunció esas palabras, algo pareció cambiar en Ming Hui, sus ojos rezumando una curiosidad desconocida. Volvió a enfocar su visión en Shi MinZhe, quién no sabía que decir en estos momentos.
Ming Hui recuperó la compostura y dijo: "De acuerdo, espero que no sea mucho tiempo, estamos en el período de capacitación de los nuevos discípulos" su tono continuaba siendo molesto.
Shi MinZhe se sorprendió ante su respuesta, pensando que Ming Hui se negaría hasta el final o existirían más negativas, sin embargo, no fue así.
Xu AnRong asintió."Tengo que atender otros asuntos, cualquier cosa no dudes en avisarme"
Dicho esto, Xu AnRong marchó sin siquiera prestarle atención a Shi MinZhe. Por otra parte, Ming Hui quemaba su mirada en él.
"No eres de ninguna utilidad en la división, incluso tu cultivo es mediocre por no decir inexistente. Solo he aceptado como un favor personal" Ming Hui expresó sin compasión alguna.
Shi MinZhe continuaba llorando por dentro, primero era encarcelado y ahora esto. Desconocía cual de las dos opciones era peor.
Ming Hui se dio la vuelta, caminando en dirección a las instalaciones de la división. Con mil y una dudas encima, Shi MinZhe terminó por seguirla.
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Yunduan Yao respiraba un aire de serenidad y paz, que se vio incrementada gracias al ambiente nocturno. La falta de discípulos a estas horas provocaba una sensación de vacío y soledad.
Ming Hui apenas le prestó atención, claramente disgustada por su presencia. Ordenó a varios sirvientes que le asignaran una habitación cualquiera.
"Si estás pensando en escapar, te sugiero que abandones esa idea en tu cabeza. Cada rincón está vigilado" le advirtió.
"Seré un buen disicípulo" respondió de forma sarcástica.
Si las miradas mataran, Ming Hui ya habría acabado con la vida de Shi MinZhe.
La figura altiva de Ming Hui desapareció en la distancia después de darle algunas advertencias extras, y Shi MinZhe al fin quedó solo.
Lo primero que hizo Shi MinZhe, fue revisar la habitación. Esta era sumamente pequeña, apenas y podía moverse con libertad sin llegar a chocarse con algún mueble. Además de eso, la cama contaba con una sábana en mal estado y la superficie donde se supone que tenía que dormir estaba sucia.
Mejor esto a nada, pensó.
Colocó la sábana como pudo, tumbando su cansado cuerpo después. Siendo de noche, la luz de la luna se filtraba por una diminuta ventana delante suya.
Shi MinZhe había aceptado su destino.
No sabía cómo había llegado aquí, transmigrando a su novela favorita. Los sucesos avanzaban veloces, dejando su mente confusa y perdida.
Podría tener mala suerte, pero pensó que lo mejor ahora, era convertirse en un buen disicípulo de la secta Senshi Xu y ver que camino debería tomar cuando todas las sospechas sobre su persona hubieran desaparecido.
Sobrevir era su principal motivación y vivir sin problemas su mayor deseo. Tampoco contaba con grandes expectativas.
Aunque existía el problema de la falta de cultivo en su cuerpo. Podría tomar esa interrogante primero, y resolverla cuanto antes.
En medio de la oscuridad, Shi MinZhe probó un nuevo intento para cultivar. Solo necesitaba un poco de concentración añadida. Ignoró el sudor frío y el incesante dolor para conseguir de alguna manera que la energía espiritual avanzara.
Sucedió así durante unos largos minutos, hasta que ya no pudo más. Al menos, había logrado un avance, por muy diminuto que fuese.
Limpió los restos de sangre en su boca, pasando por alto el desagradable sabor. Apenas podía verse, pero sabía que tendría un aspecto desastroso. Se sentó en el borde de la cama, sin poder aguantar el malestar general.
Ming Hui había dicho que todo el lugar estaba vigilado, aunque deducía que eso era para los alrededores de Yunduan Yao. Mientras no intentara ningún escape, podría estar bien.
Sin pensarlo dos veces, salió de la habitación, encontrándose con un largo pasillo que conducía al exterior. Según su memoria sobre la novela, deberían de existir unas aguas termales con propiedades revitalizantes cerca. Algo que le vendría muy bien.
Con la única presencia de la luna como acompañante, Shi MinZhe avanzó cauteloso, procurando hacer el menor ruido posible. Sus deducciones habían sido correctas, cuando escuchó el sonido del agua y la humedad creciente.
Un aura feliz pareció envolverlo, similar a un niño pequeño al cual acababan de premiar. Echó un último vistazo, antes de quitar las ropas en su cuerpo y adentrarse al agua tibia. Enseguida pudo notar como sus músculos se relajaban, y no dudó en apoyar su cabeza contra el borde de piedra, hundiéndose más.
Se encontraba tan agusto, que apenas se dio cuenta cuando dos figuras también aparecieron por allí, hablando animadamente. La conversación cesó al notar a Shi MinZhe.
"Hermano, es la persona de esta mañana"
Shi MinZhe abrió sus ojos alarmado, la poca paz que había logrado reunir se esfumó como la lluvia en el desierto. No tenía donde esconderse, así que simplemente esperó.
"Nos volvemos a encontrar"
Shi MinZhe miró hacia atrás, encontrándose con Bing Wen y Bing Ming, quienes lo observaban curioso. Dibujó una sonrisa nerviosa en su cara antes de asentir. Ambos hermanos iban vestidos con túnicas más simples que las de la vez anterior, con seguridad también vendrían a darse un baño.
"¿Cómo podemos llamarte?" inquirió Bing Wen.
"Mi nombre es MinZhe"
"Joven maestro MinZhe entonces" habló Bing Ming esta vez.
Shi MinZhe negó con la cabeza. "No son necesarias tantas formalidades" resultaba extraño ser tratado con tanto respeto.
"Está bien" Bing Wen rió. "¿Has sido asignado a la división Yunduan Yao? Tu cultivo debe ser alto" comentó en un tono amable.
Bing Ming se sentó a un lado, jugando con sus pies descalzos en el agua. "¡Ming Hui no acepta a cualquiera! Tienes suerte" exclamó divertida.
"Shimei, cuida tus palabras" Bing Wen le reprendió.
Bing Ming hizo un puchero, pero se mantuvo callada.
"En realidad... Es todo lo contrario, mi cultivo es extremadamente bajo. Xu-zhangmen me ha puesto bajo la vigilancia" se lamentó, llevando ambas manos a su rostro.
"¿Vigilancia? ¿Has hecho algo malo?" el breve periodo de silencio en Bing Ming se rompió con esa pregunta. Bing Wen la miró agotado, aveces no podía controlar a su hermana.
"¡No! ¡Xu AnRong es el peor líder!" gritó tan alto, que seguro fue escuchado hasta en otro país.
Un silencio incómodo cayó sobre los tres, Shi MinZhe quiso coser su boca para no hablar más. Aveces le era imposible controlar su lengua afilada. Una risa se escuchó por parte de Bing Ming poco después.
"Xu-zhangmen puede ser algo estricto aveces, pero es porque se preocupa demasiado por su secta. Seguro que todo se acaba solucionando pronto" Bing Wen lo consoló.
Hablar desde el punto de la admiración, siempre es fácil. Shi MinZhe pensaba igual, hasta que acabó en este desastre.
Antes de soltar alguna otra tontería, Shi MinZhe se mantuvo callado, simplemente lavando su cara hasta que fue suficiente. Debería volver a la habitación antes de que se dieran cuenta de su ausencia.
"Por cierto, nosotros somos..." Bing Wen no pudo terminar la frase.
Shi MinZhe lo miró de reojo, notando una expresión extraña en él.
"¿Qué sucede?" cuestionó confuso.
Bing Ming se levantó enseguida para situarse a su lado, obteniendo la misma expresión aturdida.
"Disculpa mi atrevimiento"
Shi MinZhe sintió a Bing Wen agacharse detrás suya, tocando su espalda. Un quejido de dolor escapó por su cuerpo debido a esta acción.
"¡Hermano está sangrando!" exclamó Bing Ming preocupada.
"Rápido trae algunas vendas, agua medicinal y un ungüento" le ordenó. Bing Ming desapareció rápidamente para cumplir dicha orden.
¿Había dicho sangre? La cabeza de Shi MinZhe comenzó a dar vueltas.
"¿Qué pasa? ¿Qué tengo?" volvió a preguntar ansioso.
Bing Ming pasó de nuevo una de sus manos por su espalda con suma cautela. La reacción fue la misma, Shi MinZhe aulló de dolor.
"Tres grandes cicatrices están presentes en la parte superior de tu espalda. Parecen recientes"