Bing Wen detrás suya, no se atrevió a volver a tocar esas profundas heridas, simplemente quedándose a un lado. "A primera instancia, es difícil determinar su origen, pero parecen haber sido hechas con un arma ligera. ¿Te has peleado con alguien recientemente?"
Shi MinZhe se tensó por un momento. ¿Qué iba a saber él, si recién acababa de llegar a este mundo?
Negó y dijo: "Soy incapaz de recordar"
En un tono calmado, similiar al viento de la primavera en una mañana fresca, Bing Wen lo consoló: "No te preocupes, mi hermana vendrá pronto con lo necesario"
Shi MinZhe cerró los ojos, aguantando el punzante dolor de cabeza que parecía disiparse a medida que pasaba el tiempo.
Un cuerpo herido e incapaz de cultivar, ¿qué futuro tendría? Aunque, quizás las cosas no parecían tan simples. Shi MinZhe comenzó a sospechar.
De momento, lo que tenía era que su cultivo estaba dañado, quizá sellado por algún propósito. Ahora, también existían feas heridas recientes.
¿Y si no hubiera transmigrado en un personaje común? ¿Podría ser más fuerte de lo que parecía en un principio?
Por más que recordaba y con los bastos conocimientos que tenía sobre la novela, jamás se presentó alguien con estas características. Común o no, sin duda el misterio que rondaba este cuerpo podría clasificarse como interesante.
Su cabeza dejó de doler cuando unos pasos ligeros se escucharon, junto con una voz dulce. Bing Ming le entregó los elementos necesarios a su hermano y se situó a un lado, observando.
"Lo siento, será algo molesto" Bing Wen le advirtió, y sin más palabras, comenzó a trabajar.
Shi MinZhe se encontraba demasiado exhausto como para protestar, dejándose hacer y mordiendo su labio inferior, aguantando el ardor de la piel al contacto con los fuertes medicamentos.
Bing Wen primero limpio la zona con el agua medicinal, asegurándose que de que no quedara ningún resto que pudiera causar infección, después aplicó el ungüento que tenía un olor desagradable pero que era bastante eficaz contra los cortes, y por último intentó cubrir las cicatrices gracias a las vendas.
Todo esto fue llevado con suma eficiencia, como si ya la hubiera hecho múltiples veces en el pasado, una técnica perfecta. Shi MinZhe comprobó en primera persona las capacidades de Bing Wen.
"Puedes quedarte con el ungüento. Lo mejor será que lo apliques hasta que las cicatrices terminen de curarse" Bing Wen le explicó con calma.
A un lado, Bing Ming dijo: "Parece que tus ropas están sucias. Me las llevaré para limpiarlas y te traeré unas nuevas mientras"
Habiendo recibido tantas amabilidades de golpe, Shi MinZhe no sabía cómo sentirse, aturdido por un momento, ni siquiera le dio tiempo de replicar, Bing Ming fue veloz como un pajarito a la deriva; yendo y viniendo con un conjunto nuevo tal y como dijo.
Tanto la medicina como la ropa fueran dejadas cerca de su persona, para que cuando saliera, pudiera encontrarlas con facilidad.
"Cualquier cosa que necesites puedes contar con nosotros" le dijo primero Bing Wen a Shi MinZhe, después, se dirigió hacia su hermana, "Será mejor que nos vayamos, ya es tarde y mañana las lecciones son una hora antes"
Bing Ming hizo un pequeño puchero pero al final asintió. Se despidieron de él y abandonaron las aguas termales en cuestión de segundos.
Shi MinZhe volvió a quedar solo, siendo acompañado únicamente por el sonido del agua a su alrededor. Después de un inicio desastroso, estos dos hermanos similares a un par de ángeles, le ofrecieron un poco de calidez.
Quizá fuera muy pronto para decirlo, pero Shi MinZhe sentía que tanto Bing Wen como Bing Ming, podían hacer las cosas más fáciles.
Dio por terminado el desastroso intento de relajación, saliendo de las aguas. Al contrario que la ropa con la que había aparecido, el conjunto que Bing Ming le proporcionó era de colores blancos, limpio y ordenado.
No estaba acostumbrado a llevar tonos claros y mucho menos blancos, solo que dada la situación, ninguna queja podía ser hecha. Se vistió rápidamente y recogió el frasco de ungüento del suelo.
Shi MinZhe miró de un lado a otro, antes de regresar a pasos rápidos hacia la indigna habítacion.
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"Cambio a la vida simple a través de las nubes" era una novela romántica con una delicada y pulida narración. Esta novela alcanzó altos puestos en la página original de publicación, obteniendo elevadas puntuaciones y comentarios positivos por cada lector que entraba.
Shi MinZhe había sido uno de esos lectores, alabando cada día el potencial de la novela. Él pensaba en lo maravilloso que era el escritor y el buen trabajo que logró al elaborar un hermoso mundo y personajes honestos y valientes.
Ahora que estaba aquí, no todo parecía ser tan bonito a cómo se lo imaginó en un principio. Al menos de momento, la suerte parecía huir de él.
Si pudiera regresar, sin duda se encargaría de maldecir al autor hasta la muerte.
En la primera noche en la división Yunduan Yao, Shi MinZhe vagó de un lado a otro en la cama, hasta que el sol se alzó en el amplio cielo, dando inicio a un nuevo día.
Apenas pudo dormir, su rostro pálido y ojos hinchados, denotaban la falta de sueño. En cuanto se incorporó en el borde de la cama, el agudo dolor de las heridas en su espalda le hizo quejarse.
Estaba a punto de dirigirse hacia la puerta, hasta que escuchó varias voces en la distancia, parecían ser la señorita Ming Hui y Xu AnRong. Molesto, ni siquiera les quiso prestar atención, desechando sus ideas de levantarse y volviendo a hundirse en la cama.
¿Podría evitarlos en algún momento? Imposible, tratándose de dos personas importantes.
Por una parte, el carácter de Ming Hui era casi o más terrible que el suyo propio cuando se enfadaba. Dura y estricta a niveles elevados, ella podría acabar con él si quiera.
Del otro lado, con Xu AnRong era casi lo mismo, solo que aquí Shi MinZhe tenía sentimientos encontrados. Quería no odiarlo, solo que los acontecimientos le fueron adversos, la admiración filtrándose lentamente a lo largo del río de la decepción.
Por supuesto, tampoco podía desaparecer de un momento a otro. Esperaba que la situación cambiara cuando Xu AnRong comenzara su romance con Bing Wen, olvidándose de él.
Shi MinZhe tendría que forzar los escenarios para que ocurriera más pronto que tarde.
Si él interfiere desde las sombras, aparte del romance de los protagonistas, ningún cambio importante debería ocurrir.
Abandonando el lugar seguro que eran sus pensamientos, Shi MinZhe volvió en si, viendo como Ming Hui entraba en la habitación junto a Xu AnRong. El primero en observarlo fue Xu AnRong, sus ojos gélidos cubiertos por una capa de escarcha, no mostraban muchas emociones a simple vista. Por otra parte, Ming Hui, dejaba entrever un cierto deje de molestia.
Shi MinZhe no dijo nada, esperando a que hablara, simplemente apoyándose en la cama como si un asunto trivial estuviera a punto de ser tratado.
Ming Hui fue la única en hablar, explicándole la situación. Después de otra exhaustiva investigación para confirmar los antecedentes, Shi MinZhe fue descartado como sospechoso de algún tipo, por lo que no era ninguna amenaza para la secta Senshi Xu.
Shi MinZhe quiso esbozar una sonrisa de satisfacción, era la primera noticia medianamente buena que recibía, pero se contuvo, fingiendo seriedad.
Con eso resuelto, se podría decir que era una persona libre, solo que Shi MinZhe carecía de planes. No tenía ningún lugar a donde ir, mucho menos conocía a nadie, hablando en el sentido personal, sería difícil manejarse en un mundo en el cual nunca había estado físicamente.
Shi MinZhe cruzó sus brazos y dijo sin ninguna emoción aparente: "Si ya no supongo un problema, entonces podría pertenecer a la secta Senshi Xu"
Ming Hui abrió los ojos en sorpresa, recuperando la compostura en cuestión de segundos. Afilió sus lengua, y habló: "Tu cultivo es de los peores que he visto en mucho tiempo, será mejor que vuelvas a tu lugar de origen y practiques hasta alcanzar un nivel decente. Solo aceptamos gente con potencial suficiente para ver resultados"
Esas palabras entraron por un oído y salieron por el otro, apenas prestando atención.
"Entonces, ¿qué mejor que en Senshi Xu? La secta más reconocida en TianTan, liderada por el gran Xu AnRong" mintió, aunque existía cierta parte de verdad en el fondo.
La expresión tranquila de Xu AnRong pareció cambiar, mostrando cierto interés en lo que estaba diciendo. Antes de que Ming Hui hablara de nuevo, la interrumpió.
"Eres audaz, buscando las palabras adecuadas para salvar a tu propia persona" comenzó a decir Xu AnRong, su tono parecía dejar entrever cierta diversión. "Comenzarás las entrenamientos mañana junto con los demás recién llegados"
Enseguida, Shi MinZhe se dio cuenta de sus intenciones.
Es sabido por todos, que los entrenamientos en Senshi Xu son exigentes, estrictos y sin opción a muchos fallos. Una vez que eras aceptado, lo primero sería pasar varios días en el campo de entrenamiento, donde te enseñarían lo básico sobre técnicas de lucha, habilidades con la espada y el manejo del cultivo. Tiempo más tarde, los maestros de cada división se reunirán para evaluar quien se queda y quien no. Por último, serías asignado a una división en concreto.
Las más importantes eran la medicinal, Yunduan Yao, y la marcial, Zhanshi Jingshen, pues contaban con maestros sumamente reconocidos.
Por este motivo, Xu AnRong lo estaba evaluando desde el minuto número uno, teniendo en cuenta las dificultades presentes en los entrenamientos. Si Shi MinZhe fuera otro cualquiera, no podría haberse dado cuenta de la sutil implicación de Xu AnRong al hacerle dicha propuesta.
Liberando la sonrisa que había intentando ocultar en lo profundo de su corazón, Shi MinZhe contestó: "Por supuesto"
Ming Hui parecía enfadada hasta la médula, y aunque en otras circunstancias intervendría sin problema alguno, en esta ocasión mantuvo su boca cerrada, acatando los deseos de Xu AnRong.
Shi MinZhe tomó esto como una pequeña gran victoria.
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Los entrenamientos que deberían haber empezado el día de hoy, se pospusieron hasta mañana debido a decisiones del líder que nadie se atrevió a cuestionar. Los aspirantes a discípulos, tendrían la oportunidad para mentalizarse, practicar y recorrer la secta Senshi Xu a su antojo.
Shi MinZhe no desaprovechó el regalo, abandonando la habitación media hora después de las noticias.
Su primer objetivo fue ir a cultivar al bonito bosque Juhua. Aparte del tema relacionado con Xu AnRong, era lo que más le interesaba en este momento.
Si su cuerpo lleno de incógnitas no avanzaba, ¿qué clase de vida le esperaría? Además, en cierta parte quería probar eso de ser un cultivador.
Sobrevivir y sobrevivir.
Shi MinZhe ya se había mentalizado, los cambios abruptos que la vida presentaba, tendría que aceptarlos sin rechistar. Desde que pisó este mundo, los días tranquilos habían terminado, las preocupaciones antiguas siendo sustituidas por unas nuevas y emocionantes.
Era alguien capaz de adaptarse, mientras no fuera molestado, dejándolo avanzar a su ritmo. Quizá por este motivo, tuvo ciertos problemas con sus padres en el pasado.
De camino al bosque de Juhua, se encontró con multitud de personas, cada una yendo en direcciones diferentes. Algunos lucían emocionados, otros perdidos y un pequeño porcentaje de ellos se mostraban seguros de si mismos.
Shi MinZhe ignoró a todos, llegando con rapidez a las afueras de la secta. Enseguida, pudo percibir la elevada energía espiritual. Le tomó por sorpresa el hecho de que no hubiera nadie aquí, ya que sin duda era el mejor lugar si uno quería practicar. Celebró en su interior y se sentó en un rincón cualquiera.
Una suave brisa soplaba, los blancos pétalos de los crisantemos dispersos creaban un ambiente idílico para el reposo mental. Shi MinZhe cerró los ojos y se dispuso a cultivar.
La situación continuaba siendo la misma, la energía espiritual incapaz de fluir, siendo obstaculizada por una barrera invisible. Aunque Shi MinZhe sentía que cada vez que lo intentaba, un pequeño tramo lograba ser liberado, avanzando de forma sutil.
Fue cuestión de tiempo para que una capa de sudor frío lo envolviera, empujándolo a tomar descansos de forma continuaba. Limpió su frente, esperó unos segundos y volvió a empezar, pero fue interrumpido por la presencia de alguien.
Giró la cabeza a un lado, dibujando una figura ligera que se acercaba a él a un ritmo tranquilo.
Era Ming Hui.