El Destino De Jennie
img img El Destino De Jennie img Capítulo 3 La Universidad de Hunsberg
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Capítulo 9 Los ojos verde esmeralda img
Capítulo 10 El cumple de Xavier img
Capítulo 11 Deja de pretender img
Capítulo 12 Un sueño img
Capítulo 13 Un chico lindo img
Capítulo 14 Su primera carrera img
Capítulo 15 ¿Por qué me odiaba tanto img
Capítulo 16 ¡Dime cuánto te está pagando! img
Capítulo 17 El accidente img
Capítulo 18 No me extraña que ella te haya dejado img
Capítulo 19 La sección B img
Capítulo 20 Los poderosos de la escuela img
Capítulo 21 Una chica pobre img
Capítulo 22 La zorra de profesores img
Capítulo 23 El dolor en su mirada img
Capítulo 24 Supervivencia img
Capítulo 25 El despacho del director img
Capítulo 26 No te apartarás de mí img
Capítulo 27 Humillada frente a todos img
Capítulo 28 El incidente img
Capítulo 29 ¿Quién desearía a un bastardo como tú img
Capítulo 30 No soy una cazafortunas img
Capítulo 31 Eva volvió img
Capítulo 32 Pretendiendo ser Eva img
Capítulo 33 Un cobarde img
Capítulo 34 Era tan vulnerable img
Capítulo 35 ¡¿Por qué diablos estaba vivo ! img
Capítulo 36 ¡Acabaré con ella! img
Capítulo 37 Vinculado en un escándalo de drogas img
Capítulo 38 Hayden volvió img
Capítulo 39 Lágrimas en sus ojos img
Capítulo 40 Solo chicas img
Capítulo 41 Se interpuso entre nosotros img
Capítulo 42 ¿Por qué no puedo ser yo img
Capítulo 43 El malentendido img
Capítulo 44 Gracias img
Capítulo 45 Asqueroso img
Capítulo 46 Sola en el bosque img
Capítulo 47 No soy un cobarde img
Capítulo 48 Respira img
Capítulo 49 Corre, Jennie img
Capítulo 50 La serpiente img
Capítulo 51 ¿Por qué img
Capítulo 52 ¡Te odio! img
Capítulo 53 Mirada constante img
Capítulo 54 Ella rasgó mis pantalones img
Capítulo 55 No merece vivir img
Capítulo 56 ¿Por qué no vino img
Capítulo 57 Un pastel para él img
Capítulo 58 El mejor pastel img
Capítulo 59 Un malentendido img
Capítulo 60 Solo espero lo peor de ti img
Capítulo 61 Volviendo al bosque img
Capítulo 62 Te aprovechaste img
Capítulo 63 Sentirán lástima por ti img
Capítulo 64 La débil img
Capítulo 65 Arrodíllate img
Capítulo 66 El libro en el agua img
Capítulo 67 La basura de la universidad img
Capítulo 68 Sucia img
Capítulo 69 No permitiré que la lastime img
Capítulo 70 Te odio img
Capítulo 71 El trastorno ciclotímico img
Capítulo 72 La cazafortunas img
Capítulo 73 Atrapada y sin salida img
Capítulo 74 El espantapájaros img
Capítulo 75 Me estaba enamorando img
Capítulo 76 Fuerza y esperanza img
Capítulo 77 El encuentro img
Capítulo 78 ¿Y Hayden img
Capítulo 79 Como un espíritu maligno img
Capítulo 80 Hayden se fue img
Capítulo 81 De lo único que no se podía encargar img
Capítulo 82 Delirios img
Capítulo 83 Su propiedad img
Capítulo 84 Lo hice otra vez img
Capítulo 85 La vida es insoportable img
Capítulo 86 Todo era muy extraño img
Capítulo 87 El café img
Capítulo 88 Fin del primer semestre img
Capítulo 89 Verdad o atrevimiento img
Capítulo 90 Buscando jugo img
Capítulo 91 El más bueno del grupo img
Capítulo 92 ¿Quién era ella img
Capítulo 93 Sé su novia img
Capítulo 94 Ni siquiera eres mi tipo img
Capítulo 95 Verdad o atrevimiento img
Capítulo 96 Pizza bendita img
Capítulo 97 Dormirás conmigo img
Capítulo 98 En la misma cama img
Capítulo 99 Confía en mí img
Capítulo 100 Me quedaré contigo img
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Capítulo 3 La Universidad de Hunsberg

Punto de vista de Jennie:

"Qué ocurrió, cuéntame despacio", le urgí.

Ella tragó agua de un sorbo.

"Ya... están los resultados... ¡Universidad de Hunsberg!", gritó emocionada.

"¡No lo puedo creer! ¿Cuándo? ¿Dónde?", le pregunté ansiosa.

"Y está en el sitio web, tenemos que comprobarlo ahora mismo", dijo visiblemente emocionada.

Estábamos muy ansiosas. Tomamos nuestros celulares de los bolsillos, desbloqueamos las pantallas y buscamos.

"Bien, aquí está el sitio web... Revisa tú primero", dijo Lisa.

"No, ingresa primero tu código de identificación".

"No, tú primero".

"Tú primero".

"Está bien... Lo haremos juntas en ambos celulares, ¿sí?", concluyó Lisa.

"¡Está bien, trato hecho!", respondí entusiasmada.

"A la cuenta de tres.

1... 2... 3... 4...".

"Vamos, Lisa", le animé con una palmada en el hombro.

"¡Qué nervios! Estoy tan asustada... ¡Está bien, a la cuenta de tres!", gritó.

"1...

2...

3. ¡Vamos, dale ya!".

Ambas nos fundimos en un chillido y pulsamos el botón de entrar.

Me emocioné mucho al ver mis resultados. Estaban mis notas y debajo decía: "Felicidades, fuiste seleccionada".

"¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Fui seleccionada! ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!".

Salté de la emoción.

"¡Lisa, fui seleccionada! ¡No me lo puedo creer!... ¿Qué ocurre?". Mi felicidad se desvaneció en el instante que miré a Lisa.

Estaba pálida y la tristeza había invadido su rostro. Sus ojos se llenaron de lágrimas. ¡Ay, no! ¿Qué sucedió? No es posible, no puede ser. Ella es una estudiante excelente y había trabajado muy duro para esto. Mi corazón latía muy a prisa.

"¿Lisa...? ¿Qué ocurre, cuál es tu resultado?", pregunté en pánico. Ella se mantuvo en silencio y tenía la cabeza gacha.

"Lisa, dime algo, no me asustes así... Enséñame los resultados", la animé sacudiéndola para que entrara en sí. Guardó su celular y se alejó.

"No, por favor, déjame sola", respondió entre sollozos.

"Lisa, dame tu maldito celular", grité. Ella accedió.

Leí lo que había en su pantalla.

"Felicidades, fuiste seleccionada".

Me quedé asombrada. Esta... chica... Lisa reía como si estuviera ida.

"¡Caíste! ¡Qué tonta eres! ¡Caíste en mi trampa! Ahí te va", me decía sin parar de reír y comenzó a bailar.

"¡Vete al diablo, maldita! Tú... reina del drama, voy a acabar contigo", gruñí enojada.

"Mi actuación no es una broma, que alguien me dé el premio Oscar a la Mejor Actriz del mundo". Dicho esto, agitó su cabello y batió las pestañas como hacen las artistas.

"Pequeña idiota, ven aquí", grité mientras le lanzaba una almohada.

"No... No me alcanzarás". Huyó de mí cuando comencé a perseguirla y corrió hacia el pasillo. La atrapé fácilmente porque mi casa era pequeña. Ya estando encima de ella, le zarandeé la cabeza varias veces de manera juguetona.

"¿Sabes lo asustada que estaba? ¡Vete al diablo!", le dije en un gruñido.

Ella rio y gimió a la vez. "Suéltame... ¿Estás planeando aplastarme hasta la muerte? Soy la niña de los ojos de mi madre".

"Deberías haberlo pensado antes, reina del drama". Empecé a aplastarla y saltar sobre ella. De repente me abrazó y me acarició la espalda.

"Estoy tan feliz de que te hayan seleccionado", dijo mientras continuaba con sus caricias.

La solté y nuestros ojos se encontraron. Sonreímos y saltamos como niñas.

"¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!", era nuestro grito de celebración.

"¡Allá vamos, Universidad de Hunsberg!", exclamamos al unísono.

Luego de bailar y celebrar durante una hora, nos compusimos y les informamos a nuestros padres, quienes nos felicitaron y compartieron nuestra alegría. Después de todo el drama, fuimos al parque en busca de paz mental.

"Nuestro problema está resuelto... nuestros sueños se harán realidad", dije con una sonrisa optimista.

"Estoy ansiosa por ir a esa universidad. Escuché que hay muchos chicos guapos", dijo Lisa en un sube y baja de cejas.

La miré como si le dijese: '¿Estás loca?'

"¿Acaso esperas que sea una polilla come-libros nada más? Es la Universidad de Hunsberg... la gente disfruta también mientras estudia allí".

"Sí, tú y tus teorías", le respondí con sarcasmo virándole los ojos en blanco. Hablamos y reímos durante horas.

Pasó una semana.

Se escuchaba el melodioso canto de los pájaros y pude sentir el calor de la luz del sol.

Miré la hora..., '¡Oh, rayos! son las ocho.

Hoy tengo que matricular en la Universidad de Hunsberg. Son tres horas para llegar desde aquí', pensé. Llamé a Lisa.

"Hola, ¿estás ahí? Tenemos que irnos ahora, ¿dónde estás? ¿Qué estás haciendo?", le pregunté casi sin respirar.

"¿Qué?... Déjame dormir. No voy a ninguna fiesta", dijo entre bostezos. Esta niña... si yo soy descuidada, ella es diez veces más...

"Idiota, tenemos que ir a la Universidad de Hunsberg para la matrícula, tonta".

"¡Oh, rayos! ¡Por Dios! Lo había olvidado... Alístate rápido, Jennie. Te recogeré en quince minutos", dijo en un santiamén y cortó la llamada.

Me levanté apresuradamente de la cama, me di una ducha rápida y me vestí con una camiseta y unos pantalones de mezclilla negros largos. Luego me miré al espejo.

Pude percibir que mis marcas de agarre se habían desvanecido. Sin embargo, todavía se podía notar el chupetón en mi cuello.

Ha pasado una semana desde el incidente. ¡Creo que él ni se acuerda ya de mí! ¿Dónde estará ahora? ¿Por qué piensas en eso Jen? Olvídalo, es por tu propio bien.

Escuché el claxon de un auto afuera. Me recogí el pelo haciéndome una coleta y agarré mi bolso que contenía archivos importantes para la admisión y dinero para pagar la matrícula.

Me apresure por el pasillo y le di un abrazo a mis padres.

"Estoy apurada. Regresaré después de la admisión, los quiero, adiós", dije tomando la tostada que estaba en la mesa.

"Hasta luego, cariño, cuídate... ya nos contarás cómo te fue", dijo papá, con una sonrisa.

"Entra, perdedora, nos vamos a la Universidad de Hunsberg", dijo Lisa con sarcasmo.

"¿Cuándo vas a dejar de ver tantas películas?", bromeé, moviendo la cabeza de un lado a otro.

"Jamás", respondió Lisa, sacándome la lengua como una niña pequeña.

El chófer de Lisa condujo a la Universidad de Hunsberg.

Tres horas más tarde

"¡Ya llegamos!", gritó Lisa, emocionada, mientras pasábamos por la puerta de piedra y entrabamos al campus.

El campus era exactamente igual a como habíamos visto en los folletos y en internet. Impresionaba bastante. Era una de esas universidades elegantes, donde van los niños ricos. El campus era inmenso.

Estaba anonadada viendo todo aquello. Caminamos hacia el departamento de admisión y llenamos nuestra matrícula. Como se nos fue otorgada una beca solo tuvimos que pagar la mitad. Terminamos todos los trámites y por fin lo habíamos logrado. ¡Estábamos oficialmente admitidas en la Universidad de Hunsberg!

La secretaria nos entregó la tarjeta de admisión y nos informó con una agradable sonrisa que las clases comenzarían en una semana.

Le agradecimos y salimos del edificio. Nos quedamos admirando el campus. Los estudiantes iban y venían. La mayoría de ellos eran adinerados, se podía notar por la manera en que vestían.

Me quedé mirando el edificio desde afuera. Estaba realmente impresionada.

De pronto, una voz se alzó a nuestras espaldas.

"¿Lisa? No me lo puedo creer".

Yo estaba distraída admirando los alrededores por lo que no miré atrás.

"¡Lisa, eres tú! ¡¿Vas a estudiar aquí?!".

"¡Rosé!".

"¡Ay, que sorpresa, Jennie, tú también estás aquí! ¡Ahora esto es lo que yo llamo destino!".

"¿Destino?", dijimos Lisa y yo al mismo tiempo.

"Eh... bueno yo... quiero decir... que las tres vamos a asistir a la misma universidad. ¡Hurra!", aclaró la chica, con una sonrisita nerviosa.

"¿Tú también fuiste seleccionada para la beca?", pregunté, emocionada.

"¿Qué? No... yo no soy un cerebrito como ustedes. Me uní a través de la cuota de gestión porque mi padre tiene un contacto aquí", aclaró ella, con timidez.

Rosé era asquerosamente rica. Su padre era el dueño de varios negocios. Sin embargo, ella siempre tenía los pies sobre la tierra, nunca alardeaba sobre eso. Ella iba a nuestra clase en la secundaria. Siempre fue muy amable y alegre. Aunque no salíamos mucho, era una buena amiga nuestra.

"¡Gracias a Dios! Por lo menos tengo a mis amigas aquí... no estaré sola", chilló la chica, apretujando a Lisa.

"Entonces, ¿dónde se quedarán?", preguntó Rosé, parpadeando dos veces con rapidez. Ella es tan tierna.

"Cada una en su casa, por su puesto", respondió Lisa, poniendo los ojos en blanco.

"Ay, no. Va a ser muy agotador tener que ir y virar todos los días, son tres horas de viaje".

"Es cierto, pero no podemos permitirnos pagar la residencia", expliqué, soltando un suspiro.

"Bueno, hay otra opción. Pueden quedarse conmigo. Mi padre me compró una casa para poder estar cerca de aquí. Ustedes pueden vivir allí también si quieren", dijo la chica, con una amplia sonrisa.

"¿Estás segura? ¡Sin pagar nada!", soltó Lisa, con los ojos como platos. Yo la golpeé con el codo.

"¿Qué? Era una broma", aclaró mi amiga, pasándose la mano por el hombro.

"Sí, claro. Yo soy la dueña de la casa ahora, no hay alquiler. No me vendría mal tener unas compañeras de piso. No quiero quedarme en el departamento de mi primo hermano. Él está loco", dijo Rosé entre risas.

¡Loco! Esa palabra me recordó a alguien...

            
            

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