Capítulo 9 Hay muchos hombres buenos en el mundo

Yolanda no pudo evitar reírse. Ella lo miró y se burló en un tono muy extraño, "Las cosas son diferentes ahora. He perdido la calificación para ser arrogante. Ahora soy un prisionero al que se puede pisotear fácilmente. Si te has reído lo suficiente de mí, ¿puedes dejarme ir? "

Al mismo tiempo, su alta figura ensombrecía su delgado cuerpo. La miró con una mirada desdeñosa y arrogante. Sus finos labios se abrieron levemente y dijo con fiereza: "¿Dejarte ir? ¡De ninguna manera! ". Sus palabras, como un punzón, lastimaron la parte más suave de su cuerpo.

La cabeza de Yolanda parecía haber sido alcanzada por un rayo. Antes de que se despertara por completo, Kevin ya se había marchado.

"¡Yolanda!" En un abrir y cerrar de ojos, llegó una voz familiar. Salió del dolor y miró en silencio a Jennifer, que subió corriendo desde el pasillo del hospital. Antes de que pudiera preguntar por su madre, Jennifer preguntó sin aliento: "Yolanda, ¿por qué está tu teléfono en la mano de Kevin? ¿Se han conocido? ¿Lo has inventado? "

¡Era Kevin de nuevo! Yolanda sintió un dolor en el corazón y dijo con indiferencia: "Me lo encontré por accidente en la calle".

Los ojos de Jennifer se abrieron y preguntó con curiosidad: "¿Te pidió reconciliarte contigo?" ¿Te explicó por qué rompió contigo hace dos años? ¿Se arrepintió de lo que te hizo antes? "

Las preguntas de Jennifer golpearon el corazón de Yolanda, que ya había estado tormentoso. No quería responder preguntas sobre Kevin, pero no pudo evitar sacudir la cabeza sola.

Al ver que Yolanda estaba apática, Jennifer suspiró y dijo: "No importa. Hay muchos hombres buenos en el mundo. Él, Kevin, puede hacer algo tan excesivo. ¿Por qué tenemos que sentir pena por él? Yolanda, tienes un hermoso look, una figura sexy, olvídate de ese infiel, ¡y comienza una nueva vida! "

Aunque Jennifer la había consolado y le había gustado esto varias veces, todavía la hacía sentir cálida.

Forzó una sonrisa y asintió con la cabeza, disipando la tristeza en su corazón lentamente.

"Por cierto, Jennifer, ¿cómo está mi madre?" ¡Maldición! Estaba distraída por la aparición de Kevin.

"Ella está bien ahora. Bajé las escaleras porque acabo de recibir una llamada de Kevin. Me pidió que bajara las escaleras. Pensé que tenía algo que hablar conmigo, pero te vi parado aquí ". Jennifer le devolvió el teléfono a Yolanda y le contó lo sucedido.

Yolanda no esperaba que el hombre que la trataba con frialdad hace un segundo la ayudara cuando estaba en problemas.

Sentada frente a la cama de su madre, Yolanda miró a Charlene, cuyo rostro estaba tan pálido como un fantasma. Sintió un toque de tristeza en su corazón al ver el rostro pacífico y dormido de su madre. Esta mujer, que había soportado dificultades en el matrimonio y angustias en la vida, había sido torturada por la enfermedad en los últimos dos años. Pero el hombre que amaba profundamente nunca la había visitado en los últimos dos años.

Incluso el propietario, Simon, pudo averiguar el origen de ella y su madre. Como presidente del Grupo Wen y persona de renombre en la Ciudad B, ¿cómo pudo Andy ser tan despiadado para abandonar a su esposa e ignorar a su propia hija? Pensando en esto, Yolanda no pudo evitar burlarse en su corazón. Pensó que lo que Andy esperaba día y noche debía ser deshacerse de su esposa, para poder casarse con su amante.

Al amanecer, Jennifer compró un desayuno caliente. Al ver que Yolanda había estado acostada en el borde de la cama toda la noche, dijo en voz baja: "Puedes acostarte en la cama junto a la de tu mamá un rato. Estoy aquí para cuidar de tu madre ".

Era realmente incómodo mantener una postura toda la noche. A Yolanda le dolía el codo y le dolían tanto los ojos que no podían abrirse. Miró a Jennifer con los ojos entrecerrados y dijo: "Jennifer, siento haberte causado problemas de nuevo".

Por consideración a la seguridad de Jennifer, Yolanda no la dejó volver sola anoche, así que le alquiló una cama en la siguiente sala. Al ver que Jennifer había comprado el desayuno tan temprano, Yolanda se sintió culpable y agradecida.