Capítulo 1 PROLOGO Y AGRADECIMIENTOS

PROLOGO

La novela es parte de glorias, vivencias cotidianas y tristezas profundas; hago mi dedicatoria pensando en el amor y en cada lágrima y verso compuesto en su nombre, hago esta dedicatoria a la dicha de la vida y de sentir el aliento del alma que fluye dentro de cada uno de nosotros.

¡Viva el arte de amar y de vivir! Al menos eso piensa y sueña la protagonista de nuestra novela, pobre Aida o quizá no debería decir que era desdichada sino más bien al contrario quizá afortunada por conocer y encontrar el amor verdadero en una travesía poco usual a lo largo de su vida.

Muchos quizás nos identificaremos a lo largo de la historia narrada en esta novela ,pues el amor es de todo el mayor premio a la vida y el tesoro más difícil de encontrar pues vivimos en un mundo donde este es difícil de encontrar cada vez este es confundido con banalidades impuestas por el mismo hombre.

A lo largo de esta historia veremos cómo Aida una joven de un pequeño pueblo evoluciona con el pasar de los años de ser una joven llena de ilusiones, ingenia, pero de corazón limpio, a una mujer en plenitud de su vida; abarcando aspectos como profesionales personales y sobre todo la evolución de su sexualidad a través de cada experiencia vivida, que a pesar de lo dolorosas que puedan llegar a ser cada una de las diferentes vivencias, siempre dieron importantes lecciones.

Además de presentarse una serie de personajes que nos muestran en esta historia el cómo nada es casualidad, sino que más bien nos complementamos unos a los otros, nos encontramos en esta vida con el pleno propósito de formar una historia...

AGRADECIMIENTOS

Desde lo más profundo de mis palabras mis agradecimientos son meramente a mi madre la mujer más valiente e inteligente, quien me impulso a no abandonar mis sueños, por muy lejanos e inalcanzables que parezcan, al igual a mi hijo quien me ha impulsado a creer y tener fe en mí misma a tocar la felicidad entre la adversidad, y sobre todo agradezco a quienes no creyeron mi, pues sus palabras me dieron la valentía y el coraje para no rendirme.

Aprendí que el coraje no era la ausencia del miedo,

Sino el triunfo sobre él.

El valiente no es que no siente miedo,

Sino el que vence ese temor.

Nelson Mandela