Un joven normal y corriente no podría aspirar a ingresar a esta universidad así nada más, debe tener el dinero suficiente para poder pagar la matrícula y pasar un muy difícil examen de ingreso.
Harry, a pesar de que es huérfano y pobre, de alguna manera se las arregló para poder ingresar a la universidad central. Estuvo trabajando desde que su abuela adoptiva murió, todo con el único fin de tener una educación excelente, cada centavo de su sueldo lo guardaba para poder algún día entrar a su universidad soñada.
Con mucho esfuerzo, Harry se ha podido mantener 1 año en la universidad de sus sueños, pero ese año de esfuerzo puro, puede desaparecer en unos días.
Después de terminar las clases, Harry y David Jones, "El mejor amigo de Harry", se dirigían de vuelta a su dormitorio compartido. La preocupación por parte de Harry era claramente notoria, ya que si hasta mañana no conseguía el dinero para la matricula, iba a ser expulsado.
Harry acababa de ser despedido de su último trabajo, y como su jefe lo odiaba, se encargó de darle mala fama para que ningún otro negocio le de trabajo a Harry, eso lo tenía aún más preocupado, ya que sin trabajo no podría pagar la matrícula y sería expulsado, y si era expulsado, ya no tendría donde dormir ni que comer.
David no pudo evitar ver el rostro entristecido de Harry, quería hacer algo por el pero no podía, ya que él no era ningún rico, gracias al esfuerzo de sus padres él puede estar aquí donde está ahora.
-- Harry, ¿tienes el dinero para pagar la matricula este mes? --Pregunto David con mucha preocupación.
Harry se detuvo a unos pasos de su habitación, se dio la vuelta para ver cara a cara a David y decirle mientras le sonreía de una manera que expresaba tranquilidad. – No te preocupes, ya veré como me el arreglo yo solo.
Mientras conversaban, la puerta atrás suyo se abrió de golpe, dejando ver la silueta de un joven rubio bien marcado. Harry y David se dieron vuelta y vieron a Jack Brown.
Jack Brown es un joven rico de segunda generación, además de ser un niño rico, es muy popular con las chicas.
-- ¡Ohm!, pero miren quien está aquí, ¡es mi buen amigo Harry!, escuche de Lily que posiblemente te tengas que ir de la universidad, créeme que realmente es una pena, ya que me caías tan bien. –Una mirada hipócrita apuntaba a donde esta Harry.
Harry solo agacho su cabeza sin decir ni una sola palabra, ya que sabía que Jack tenía razón.
-- Harry, para que veas que somos buenos amigos, te voy ayudar con cinco dólares. –Jack metió su mano en su bolsillo y del bolsillo saco 5 monedas de 1 dólar y las arrojo los pies de Harry. – Agárralos y tráeme un jugo de naranja y ve a ver mi laptop que está en el dormitorio de las chicas, la tiene Amelia.
David que estaba observando toda la escena, ya no pudo aguantarse más y se lanzó hacia Jack, tenía toda la intención de golpearlo. Pero en el momento que estaba a punto de darle un golpe, Harry lo detuvo, David miro a la cara a Harry, iba a hablar, pero al ver los ojos de Harry, los cuales expresaban una profunda tranquilidad, decidió no decir nada y tranquilizarse.
-- No te preocupes, todo está bien, mejor espérame en el dormitorio, terminare con esto enseguida. –Expreso Harry.
Mientras David y Harry hablaban, Jack ya había regresado a su dormitorio. Ante la insistencia de Harry, a David no le quedó otra opción más que respetar la decisión de su mejor amigo.
Harry se agacho y comenzó a recoger las monedas que estaban tiradas por todo el suelo, los chicos que pasaban por ahí se quedaban viendo a Harry tirado en el suelo.
Termino de recoger las monedas y se dirigió hasta la cafetería de la universidad, se acercó a una máquina expendedora y pidió el jugo de naranja para Jack.
Después de eso subió por las escaleras en dirección al dormitorio de las chicas, camino por el pasillo ya que el dormitorio de Amelia estaba hasta el final. Todas las chicas que pasaban a su lado se quedaban viéndolo con desprecio.
Todo eso se debía a que casi todos en la universidad despreciaban a los pobres, y aún más a Harry, ya que este era el más pobre de toda la universidad.
Harry no les prestó atención a las miradas de desprecio de las chicas, eso ya era costumbre para él, solo no les prestó atención y siguió caminando hasta el dormitorio de Amelia.
Cuando llego se quedó quieto enfrente de la puerta, ya que acababa de recordar que la compañera de cuarto de Amelia era Sophie Roberts, la novia de Harry.
No quería darle la cara, ya que era el asme reír de la universidad, tenía mucha vergüenza por lo que pensara Sophie, ya que Harry si la ama de verdad.
Dio un fuerte y largo suspiro y se animó a tocar la puerta, dio dos golpes a la puerta.
"Tock, Tock".
Al otro lado de escucho la linda y tranquila voz de Amelia
-- Adelante, está abierto. –Ni siquiera se tomó la molestia de revisar de quien se trataba.
Harry aun seguida congelado enfrente de la puerta, ya que era la primera vez que entraría en la habitación de una chica.
Sin pensarlo más, se armó de valor y entro, apenas cruzo la puerta, la botella de jugo cayó al suelo, al igual que las monedas de un dólar, lagrimas comenzaron a caer, atravesando todo el rostro de Harry.
Estaba su querida novia subida encima de Thomas Taylor y ambos estaban besándose.
Harry no podía creer lo que estaba viendo, la única persona que le daba el valor para seguir adelante, ahora también lo había abandonado, en lo único que Harry pensaba era en morir.
Con el sonido de la botella y las monedas cayendo al suelo, Sophie y Thomas se alertaron y se dieron vuelta, solo para verse con una escena muy vergonzosa y ridícula, Harry estaba en un mar de lágrimas, las cuales no paraban de salir de sus ojos.
Un mar de risas y burlas por parte de Thomas, Sophie y Amelia azotaron el rostro de Harry como un tsunami.
Con el corazón destrozado, Harry salió corriendo de del dormitorio de las chicas, jamás pensó que la persona que tanto amaba, lo traicionaría así.
Harry en vez de correr de regreso a su habitación, corrió directo al patio lleno de césped de la universidad, se acercó al lago y se sentó a un costado para lamentarse de haber confiado tanto en una chica que nunca lo quiso.
En ese momento llega Jack, Thomas y Víctor Pico, llegaron los tres amigos ricos de segunda generación, Harry aun no los había visto ya que estaba de espalda.
Los tres de acercaron y Jack soltó. – Harry, ¿te gusto mi regalo de despedida? –El rostro de Jack y de los otros dos estaban llenos de burla, estaban casi a punto de comenzar a reírse.
Harry se dio vuelta y un rostro lleno de lágrimas se hacía presente, lo cual fue la gota que colmó el vaso, Jack y los demás, al ver a Harry llorando así, no pudieron aguantarse más y comenzaron a burlarse del pobre Harry.
Harry no podía ver bien ya que sus ojos estaban borrosos e hinchados por llorar tanto, así que solamente dijo. – Jack, por favor, déjame solo. –La tristeza de Harry era tan evidente que daba lastima.
Ya estando cansado de burlarse de Harry, Jack y los demás se fueron de la escena.
Ya era bastante de noche, Harry ya se había calmado un poco, ya había dejado de llorar, estaba a punto de volver a su dormitorio para descansar y olvidar todo ese mal rato, cuando de repente suena su teléfono.
Harry lo saco de su bolsillo y contesto, una voz familiar se escuchaba al otro lado, pero Harry no la recuerda.
-- Señor Harry, soy Jacob Borne, el mayordomo de la familia Wilson. –Harry se quedó pensando y recordó, con razón se le hacía familiar esa voz.
-- Te recuerdo vagamente, pero ¿Qué quieres?, yo ya me separé de la familia Wilson hace mucho tiempo.
-- Lo se señor, pero el maestro Wilson está muy preocupado por usted y quiere enmendar sus errores del pasado, quiere ayudarlo.
-- Dile a mi abuelo que no quiero ningún tipo de ayuda de su parte, suficiente hizo al expulsarnos a mi padre y madres de la familia Wilson.
-- Por eso mismo, quiere reparar ese terrible error que cometió en el pasado. Le hice una transferencia de 10 billones de dólares a su cuenta.
-- ¡No quiero su dinero, no quiero nada que tenga que ver con el¡
-- Señor, no sea tan arrogante, el Maestro Wilson solo quiere que usted valla a verlo, aunque sea una sola vez, el maestro está muy delicado de salud y quiere verlo, pero si decide no ir, igual acepte el dinero, esa parte le pertenecía a su padre como herencia.
Harry no dijo nada y colgó la llamada, reviso la banca móvil desde su teléfono y efectivamente tenía 10 billones de dólares en su cuenta. La tristeza se había transformado en enojo, guardo su teléfono y regreso a su dormitorio para dormir y olvidar todo este asqueroso día.
No podía creer que su abuelo le había dado tanto dinero solo para que lo fuera a ver, pensó que era una mentira.