Anomalia de amor
img img Anomalia de amor img Capítulo 5 Odio
5
Capítulo 6 La boca del lobo img
Capítulo 7 Enemigos img
Capítulo 8 Luciérnaga img
Capítulo 9 Viaje img
Capítulo 10 Ballena img
Capítulo 11 Desayuno img
Capítulo 12 Helados img
Capítulo 13 Lastima img
img
  /  1
img

Capítulo 5 Odio

Naomi

"Del odio al amor hay miles de discusiones sin sentido"

Cuando abrí los ojos por la mañana y automáticamente sentí a mi cuerpo responder sin problemas ni mínimas ganas de volver a la cama, supe que sería un día estupendo y maravilloso. Mis sospechas se confirmaron cuando entré a la ducha, limpia y con olor a pinos y estuve un tiempo eterno bajo ella disfrutando del agua caliente de esa mañana, es más, me sentía tan liviana que ni siquiera me molestó el sonido de la alarma, ya que yo ya estaba levantada para cuando sonó.

El largo rato en la ducha me dio tiempo para reflexionar sobre muchas cosas, empezando por lo mal que me sentía en ese momento por ser feliz y tener a mi hermanastra en la habitación muy castigada, porque si Aurora a fin de cuentas se culpó de todo para que las demás, en especial Sabrina no tuvieran más problemas. La verdad era que Aurora podía aparentar ser muy dura, pero en el fondo no había persona con un mejor corazón que ella y cuando le tomaba aprecio a alguien lo defendía con las uñas y dientes si era necesario, su valentía era bastante admirable y aunque yo trate de culparme también el director ni Alex el padre de Aurora me creyeron, además que la insoportable de París también había justificado echándole toda la culpa a Sofía, así que estaba las tres estaban suspendidas por una semana y como bonus extra para Aurora su padre no la iba dejar salir de su cuarto por dicha semana, era injusto. Obviando sacando ese tema, todo iba estupendamente perfecto y mi objetivo era que las cosas siguieran así, al menos ese dia.

La que prometió venganza en cuento volviera a la escuela fue Paris pero por eso no tendría que preocuparme hasta la otra semana, además sabía que Sofía y mi loca hermanastra de aquí haya tendría algo planeado también.

***

Entré al salón de literatura antes de que el profesor llegara, y por una vez en mi vida pude sentarme en el sitio que quería: al lado de la ventana. Nunca podía ponerme ahí porqué llegaba tarde y solía

estar ocupado.

Ese día iba cada vez a mejor.

Tomé el libro nuevo que había comprado de mi mochila y me sumí en la lectura. Mi concentración llegó hasta el punto de olvidar el sitio en donde estaba y la hora, cuando menos me di cuenta, ya se

había llenado la sala y el profesor estaba entrando por la puerta. Muchas personas intentaron sentarse en el pupitre que había a mi lado, más acabé echándolos. Básicamente, tener a alguien extraño y molesto al lado simplemente arruinaría la paz que estaba almacenando a cada minuto que pasaba. Por una vez que tenía un buen día, no iba a desaprovecharlo, además los idiotas amigos de Paris apenas me vieron cruzar por la puerta desviaron su camino evitandome totalmente, eso me hacía pensar que quizás Alex mí padrastro si tuvo una charla con ellos y ya no nos molestarian.

Nuestro profesor nos avisó que la clase seria de tiempo libre, ya que debía resolver y corregir algunos asuntos para la obra de teatro anual de la escuela. Quise seguir leyendo, pero el estruendo que hizo mi mochila (que estaba en el asiento de al lado) al impactar contra el suelo me provocó un pequeño rebote debido al susto. Miré a la persona que se sentaba al mi lado como todo un maleducado y fruncí el ceño. ¿Por qué se estaba empeñando en sentarse ahí? ¿Acaso no veía que mi mochila estaba puesta en la silla? ¿La señal no había sido clara?

-¡Oye! ¿Qué no te fijas? Ahí estaba mi mochila-. Señalé con enfado mi pertenencia en el suelo mientras el chico se giraba para mirarme con una ceja levantada. Cerré mi libro con fuerza y me crucé de brazos. Era alto, su pelo estaba revuelto, era muy bonito. Tenía unos ojos marrones bastante básicos y burlones, sobre todo esto último, parecía desafiarme con la mirada.

-Claro que me fijé, pelirroja. ¿No ves que es el único asiento libre?-. Bastante guapo, pero demasiado estúpido, al parecer eso se habia convertido en algo tipico.

Era ironico como deseaba a chicos de los libros que era asi de estupidos, pero como en la vida real me caian como una patada en todo mi hígado.

-Claro que no lo es. -Sentencié, señalándole otro par de asientos que estaban libres. Él se encogió de hombros mientras me daba la espalda para sacar algo de su mochila.

Me dispuse a recoger la mía del mugriento suelo y la rabia creció dentro de mi pecho cuando la vi manchada de algo marrón que preferí no descubrir que era. -Has manchado mi mochila, idiota -le dije con rabia. Él volvió a mirarme mientras lanzaba una carcajada sarcástica.

-De nada, pelirroja neurótica.

¿Neurótica? ¡Que idiota! Ni siquiera me conocía, él había venido a joderme mi día perfecto y se tomaba las molestias de llamarme a mí neurótica. Definitivamente era ese tipo de personas que no ansiaba conocer.

Si el amor a primera vista existe, el odio a primera vista también, ¿no? Porqué eso era lo que yo estaba experimentando.

Ese estúpido ya estaba en mi lista negra.

-Eres un completo imbécil. -Le dije a la vez que él rodaba los ojos y me ignoraba. Mi voz sonó lo suficientemente alta como para que el resto de la clase, que estaba totalmente en silencio, me escucharan y rieran por el conflicto. El profesor mandó a callarlos a ellos y al chico a mi lado cuando vio que se disponía a responderme.

Con una sonrisa triunfante volví a abrir mi libro y a concentrarme en la lectura intentando ignorar al espécimen que tenía a mi lado.

-Alex muere-. La voz hecha susurro del muchacho me golpeó con un aliento cálido en el cuello. Se había acercado mucho a mí para decirme aquello, provocando con sus palabras murmuradas que un escalofría recorriera mi espalda. Procesé lo que me había dicho y el desconcierto se plantó en mi cara cuando me giré a mirarlo. Estábamos muy cerca, y él me observaba con toda la tranquilidad del mundo, como si no acabara de hacerme el spoiler de mi vida.

-Lo leí hace tiempo- continuó, aún con su cara a centímetros-, Alex no llega a escapar con Lena porqué muere antes.

La sonrisa que se formó en su cara y el tono de burla que utilizó hicieron que el enojo volviera a instalarse en mí sistema. Me estaba debatiendo entre tirar su cadáver al lago o quemarlo después de hacerle pagar por no cerrar el pico y contarme el final del libro. Nunca nadie me había hecho algo tan cruel, ni siquiera Aurora. Traté de controlarme en un evidente intento fallido.

Él volvió a alejarse de mi cara y se acomodó como si nada en su asiento mientras empezaba a resaltar no sé qué cosas en unos apuntes que tenía sobre la mesa. Sin embargo, sus ojos se abrieron mucho cuando mi mano impactó con fuerza contra su mejilla.

No señor, a mí nadie me hacía un spoiler y se iba feliz de la vida.

-¡Eres un desgraciado! -escupí mientras me alejaba con mi silla hasta chocar contra la ventana y lo trataba de matar con la mirada, aunque por desgracia eso era imposible. Él llevó su mano con indignación hasta su mejilla y la sobó, estaba roja y no me sorprendería si le había clavado alguna uña en la cara.

Todo el mundo nos estaba observando mientras señalaban y reían. Él se puso de pie y yo imité la acción, preparada para lanzarme contra él y clavarle una silla en el pecho si hacía falta.

-¡Y tú eres una salvaje! -Exclamo con furia. La sonrisa que tenía hace unos segundos se le había borrado de la cara y parecía un asesino serial.

Las carcajadas, gritos de guerra y aliento se escuchaban por todo el salón. Estaba dispuesta a comenzar a insultarlo, pero el profesor se puso de pie con rapidez y llego hasta nosotros antes de que yo pudiera acercarme al idiota y matarlo.

-¡Suficiente! -gritó. Su ceño estaba fruncido y su boca torcida en una mueca de enojo máximo. Toda la clase le hizo caso, incluyéndonos al idiota y a mí. Miré con algo de desprecio al tipo.

-Naomi, Austin, a la oficina del director -ordenó el profesor. Tanto el ahora nombrado Austin como yo nos quedamos mirando fijamente como villanos de películas. El profesor, perdiendo la paciencia se acercó a la puerta y la abrió de golpe para luego gritar-: ¡AHORA!

Era, simplemente, maravilloso. Alguien que ni siquiera conocía me había hecho spoiler, se había burlado de mí llamándome salvaje y neurótica y había hecho que me echaran de la clase. Y se suponía que este era el mejor día de mi vida. Tal ves no estuvo Paris y sus amigos para hacerme la vida de cuadritos como imaginé que sería pero si este idiota.

-Ahora tengo problemas por tu culpa. -Siseó el castaño mientras caminaba del otro lado del pasillo. Yo estaba totalmente alejada de él, casi rozando la pared contraria del pasillo.

Tuve que reunir toda mi fuerza

de voluntad para no dejarlo ciego por ser extremadamente irritante. ¡Él era el culpable de todo! Pero no dije nada, seguí caminando mientras ignoraba su presencia y él repitió mi acción.

Luego del sermón del director que se avecinaba, esperaba nunca volver a verlo. Es más, no pienso volver a dirigirle ni una sola mirada, jamás.

***

-Un mes pintando los salones de la sala este. Se verán la cara todos los días, a ver si así aprenden a respetarse -sentenció el director. Iba a abrir mi boca para empezar a chillar, pero él levantó la mano y me lo impidió-. Y no hay discusión. Fuera de mi oficina.

Bajé mi cabeza, resignada, y me dirigí detrás de Austin a la salida. No entendía nada, ¿por qué se empeñaban en juntarnos? En una hora casi nos habíamos matado,

¿cómo pretendían que conviviéramos durante un mes? Estaba decidido, este era el peor día de mi vida.

                         

COPYRIGHT(©) 2022