Capítulo 6 AMANECER SIN LUNA

Comenzar de nuevo es muy difícil, pero no imposible. Es muy difícil volver a levantarse cuando te has caído, pero no es imposible. Es muy difícil volver a amar, enamorarse, pero no es imposible en esta vida.

Buscar la ropa adecuada no siempre es algo fácil, la ropa que había llevado sentía que no se adecuaba para donde iríamos con Lucas, jamás pensé que sería un lugar algo elegante, quería matarlo, pero no podía, mientras seguía combinando para ver cual quedaba mejor.

- Veo que aún no estas lista.

- Oye, acaso no te enseñaron a tocar

- Si, pero estamos en confianza, jejeje

- Descarado, eso eres.

- Tengo la ropa ideal para ti, ya regreso

Y como siempre este chico me dejaba en la luna, regresó con una pequeña caja y me dijo que se alistaría y que me esperaría en la sala, cuando abrí la caja no pude creer que aquel chico le gustaba dar bueno regalos.

Me puse aquel enterizo corto color blanco con espalda descubierta que se sostenía por dos tiras en la espalda, tuve que hacer maravillas con el bra para que todo estuviera en su sitio, pero era imposible así que tuve que estar sin nada en la aparte de arriba solo con la ropa me puse la trusa que me regalo.

Sali a la sala, ya lista y toda una dama, lucas era todo un poema, su rostro era gracioso, estaba mirándome con los labios abiertos, los ojos como platos y tenían un brillo lujurioso, se levantó del sofá y me dio un abrazo poniendo sus manos en mi espalda descubierta.

- Sabía que te quedaría perfecto

- Algo, aunque no estoy acostumbrada a este tipo de ropa

- Estas muy hermosa y no que decir que no tiene nada arriba, eso em gusta más.

- Contrólate o no voy a ningún lado

- Está bien, sirena, pero . . . ¿traes puesto mi otro regalo?

- Si, porque estas tan interesado en eso si es solo un trusa

Creo que fue una risa demasiado escandalosa de su parte y minutos después entendí porque quería que me lo pusiera, quería matarlo, resulto que aquella trusa era una estimulador femenino.

Me torturo un par de veces antes de salir, hasta que le cayó un buen golpe por ello, el camino a la cena que teníamos era un hotel, había varias parejas, amigos y ni que decir estaba lleno, pero estaba dividido por edades las zonas de celebración.

Ambos nos encontrábamos en la zona buffet, comimos y conversábamos, pero lucas sabia sacarme de mis casillas por momentos y más cuando encendía aquella prenda que me volvía toda una fiera encerrada.

Él lo veía como un juego, pero sentía que en algun momento ya no sería un juego, cada acción que tenía conmigo me recordaba a cada página de alguno de los diario que escribía, mis fantasías se volvían reales, cada página me traía a la realidad, aunque sabíamos que el actor principal no era Sebastián.

Cuando ya era hora de ir a la fiesta, caminaron por los pasillos, era un fiesta al aire libre, se realizaba en la terraza de uno de los hoteles, incluían luces de colores y ni que decir de una banda en vivo y por momentos música de un DJ.

Lucas y yo bailamos sin separarnos, cada baile era un momento para ambos y nos uníamos más cuando utilizaba aquella prenda para retenerme a su lado, algo que lograba con éxito, siempre lograba apagarlo cuando está por llegar a aquel momento sublime de excitación.

Al llegar las doce nos besamos con ardua pasión, no podía controlarme, tenía unas ganas inmensas de besarlo, lanzarme sobre él y enredar mis piernas en su cintura, que me besara con pasión y locura, saborear con mis manos aquel cuerpo que me volvía loca, tocarlos hasta que mis manos quemaran y volverlo loco.

Sabía que llegaría mi momento de jugar sucio con él y lo lograría, mientras el beso continuaba a pesar de empezar un año nuevo, lo volvió a encender, me sentía morir y mientras lo besaba de mis labios salieron aquellas palabras que me guardaba hazme tuya, ahora.

Lucas no espero ni un minuto más y a jalones me llevo a su auto, por mi parte no pude aguantar más aún cuando estaba funcionando entre mis piernas aquel regalo que jamás volveré a usar, empecé a besarlo en el auto de manera enloquecida, lucas me volvió a sentar mientras me colocaba el cinturón, trate de mantenerme tranquila, aunque era imposible.

Mientras nos besábamos locamente en el ascensor esperando llegar a su apartamento, volvió a encenderlo y no pude aguantar más dando un grito que me avergonzó, pero sabía que no podía seguir aguantando ese orgasmo que estaba retenido.

Ni bien entramos a su apartamento fue retirar la parte de arriba del enterizo y ya que no tenía brasier, empezó a jugar con mis pechos, sentía que no podía aguantar otro minuto más sin que me posea, empecé a desvestirlo mientras el seguía jugando con mi cuerpo.

Llegamos a la habitación, yo estaba colgada en el cómo un koala, besándolo con locura y pasión hasta que ninguno de los dos pudo aguantarlo más y terminando de despojarnos de aquellas telas que estorbaban.

Me desperté pues necesitaba con urgencia ir al baños, salí corriendo de la cama y al regresar a la cama Lucas aún seguía dormido, no me sorprendía ya que después de lo de anoche también seguiría durmiendo.

Decidí revisar mi teléfono seguro mi hermana me habrá llamado pensé, tenía algunos mensajes de saludos, llamadas de amigos y recordé el mensaje de Sebastián así que decidí leerlo, pero fue mala idea.

Como podía intentar decir que me extraña, acaso se volvió loco, pensé que capaz se había equivocado de persona a enviar el mensaje y eso es, seguí mensajeando con varias amigos, hasta que sentí unos brazos en mi cintura, me quito el teléfono poniéndolo a un lado y me sentó sobre sus piernas.

Empecé a moverme sobre él solo por molestarlo, aunque Lucas no lo tomo por ese lado y de un solo movimiento me puso de bajo de él, pero lo que no espere es que estuviera boca abajo y empezó a moverse cerca de mi zona, levanto un poco mis cadera y de una estocada estaba dentro de mí moviéndose rápido, haciéndome soltar gemidos.

- Lu, detente

- Lu, ay dios, sigue

- Lu, me voy a venir

Después de tener una buena mañana, desayunamos y luego salimos a almorzar, no queríamos quedarnos encerrados, luego de ello nos despedimos y yo regrese a casa.

Llegar a casa fue algo tranquilizante pues estaba la pequeña familia que quería Cassey, Samuel y mi sobrino.