prólogo
ALEXANDRA DELGADO
En el último año escolar y con la elección de universidades a 3 meses, buscar ayuda en los profesores era completamente normal, al menos debía serlo, aunque algo indicaba que este año no sería así.
Como amante de los números y todo lo que se relacionaba, mi tutor sería Daniel Brantley, cuyo físico atractivo ―cualquier persona atraída hacia los hombres podía asegurar― sobrepasaba los límites. Si es que acaso los hubiera. Y es que en cualquiera de sus clases podías ver a más de una persona babeando por él, lo mismo pasaba con su hermano, Bruno Brantley, profesor de Literatura.
Los hermanos Brantley, eran como agua y aceite, tan parecidos físicamente y tan opuestos en todo lo demás. Aries y Capricornio, impulsivo y ambicioso, números y letras. Si algo tenían en común ―aparte de esos ojos verdes azulados― era el amor que podían llegar a sentir y es que cuando estos hombres se enamoraban eran como los villanos, capaces de quemar el mundo por ella y solamente ella.
Ella sería yo, al menos para Daniel. Bruno... estaba en un conflicto con él mismo y su amor, pues había embarazado a una alumna mientras salía con otra.
De más estaría decir que si este alboroto hubiera llegado más arriba, Bruno no estaría aquí y ahora. Si lo sé, o más bien sabemos, es porque Kimberly, mi hermana mayor, encontró a Carla Garza llorando en el baño y con un test de embarazo positivo.