Capítulo 3 Capitulo 2

Una semana después...

Ya había pasado una semana desde que mi abuela se fue, la pudimos enterrar como fue debido y le prometí seguir con mi vida sin importar que.

Hoy me llevarían a un orfanato para que me puedan adoptar ya que la Sra. Sara no puede hacerse cargo de mí.

Tomé lo necesario y lleve algunas cosas de mi abuela para poder recordarla siempre.

Entre las cosas lleve un collar que ella me regaló en mi cumpleaños, era un bello collar con una jema rosada y podía abrirse, en su interior estaba grabado un escudo o algo parecido, pero no sabía bien que era.

Ella me dijo que eso perteneció a mi madre una vez,pero que al hirze ella, se lo dejo y ahora me pertenecía a mí.

Tomé mi maleta y seguí a los señores que habían venido a buscarme, me despedí de la Sra. Rosa pidiéndole que cuidará de la casa de mi abuela.

Ella accedió y después pude irme un poco tranquila,se que dejaba en buenas manos el recuerdo de mi abuela.

Me subí al auto que me indicaron y avanzamos, el camino fue algo melancólico, mientras el auto andaba,podía ver los lugares que visitaba con mi abuela y era triste aquello.

Solo los recuerdos quedaban y el sentimiento de lo irreal me torturaba.

Decidí dejar de mirar y me senté mirando el suelo del auto, no quería mirar como me alejaba de lo que tanto amaba.

Y lo que una vez fue la maravilla para mí y para ella.

Las horas pasaron y seguíamos en caminó,pude notar que ya habíamos salido del pequeño pueblo que llame hogar.

Ahora se podía notar la naturaleza y podría decir que ya estábamos lejos de mi pueblo.

Las horas siguieron y siguieron hasta que me quedé dormida y no supe más.

El cansancio de las noches en vela me hicieron efecto, las horas llorando y viendo todas las noches oscuras, frías y llenas de estrellas me hicieron factura.

Me había dedicado a ver los atardeceres,los amaneceres,las noches eladas y todo lo que me recordara a ella.

Sabía que probablemente si me viera, ella se sentiría mal,pero la necesitaba y no sabía cómo controlarlo.

Necesitaba sus brazos rodeandome con un cálido y suelto abrazo.

Su dulce voz llamándome para colocar la mesa.

Cuándo me hacía las tasas de chocolate caliente,cuando horneavamos galletas.

Todos los momentos que vivimos los quería volver a repetir,pero sabía que eso no sería posible.

Tenía que ser fuerte como se lo prometí la última vez que la ví en esa cama.

Y se que pudo escucharme,se que lo hizo y por eso saldré adelante por ambas.

Mi sueño fue interrumpido por unos ruidos algo extraños para mí.

Al despertar note el auto vacío, así que mire por la ventana y pude ver qué estábamos en una especie de pista.

Miré alrededor y encontré un gran avión,quedé sorprendida pues solo los veía en películas que pasaban en la vieja tele que tenía mi abuela.

Un señor se aproximó y abrió la puerta,me ayudó a bajar y subimos.

Me dí cuenta que algo estaba raro,pues las personas que me fueron a buscar no subieron y las personas con las que iba eran diferentes en la farma de expresarse e incluso caminar.

Podría decir que eran más educados o finos.

Entraron como cuatro señores altos y imponentes que en realidad no querías ni toparse en su caminó.

Me sentaron en un suave sillón y no me moví de ahí,no paso mucho tiempo para que un señor no muy alto pero con cara sería se sentará delante mío.

Me miró por unos minutos y su vista callo en el collar que me dió mi abuela. Él lo noto e intento agarrarlo pero lo aparte y escondí mi collar abajo de mi blusa.

-¿Dónde lo conseguiste?- pregunto en tono autoritario.

-Mi abuela me lo dió el día de mi cumpleaños- dije sin ser tan específica.

-¿Tu abuela es Lucí?- pregunto.

-Era- le corregí mientras intentaba no llorar por su recuerdo.

-¿Quién era tu madre?- pregunto ahora con la voz algo suave.

-No lo sé,mi abuela dijo que ella se fue- dije mirando al cielo.

-¿Puedo mirar el collar?- pregunto amable.

-¿No me lo quitará?- pregunte temerosa.

-No lo haré, lo prometo- dijo extendiendo su mano.

-Bien- dije quitándome el collar para después entregárselo.

Él lo examinó y abrió el collar, su expresión fue de sorpresa y alegría, me miró entusiasmado y yo confundida.

Se levantó rápido y fue donde estában unos señores mayores.

Y lo que dijo me dejó más confundida que antes.

-La encontramos- dijo el señor con el que hablaba.

-Hemos encontrado la corona perdida- dijo celebrando.

Los señores se sorprendieron y me miraron anonadados,pero su expresión cambio a una de alegría y alivió.

De un momento a otro hicieron una reverencia y hablaron.

-Saludamos a la princesa y corona perdida de Whoshar- dijeron al mismo tiempo.

No lo podía creer, esto no estaba pasando encerio.

            
            

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