Sentí como mis huesos empezaban a quebrarse uno a uno. El dolor era insoportable. Terminé tirándome en el piso y rodando a todos lados para mitigar el dolor.
- Esto no es normal. No debería pasarte eso. A los demás no les pasó.
- Que quieres decir- logre formular entre rugidos
- No eres el primer hombre Lobo que conozco, pero los demás no pueden llegar a transformarse completamente. Solo les cambia el rostro.
Experimente como perdía la piel y me crecía una manta de pelos. Mis uñas se transformaron en garras y me columna se quebró adoptando una nueva posición para mantenerme en cuatro patas. Intente volver a hablar, pero solo salían rugidos. Sentí una absurda necesidad de correr y eso hice.
Corrí sin dirección por el bosque, el dolor ya había pasado y percibía como la luz de la Luna acariciaba mi pelaje. Me sentía bien, me sentía libre.
Llegué cerca de un río y me acerqué a verme en el reflejo del agua. No quedaba nada de mí, al menos no de la parte que estaba acostumbrada a ver. En el reflejo del agua me recibió un lobo rojo, de ojos rojos. Retrocedí asustada y luego volví a intentarlo, pero no hubo ninguna cambio, seguía viendo el lobo rojo.
Escuche pasos y voces a los lejos.
- Tráiganlas vivas o muertas, quiero la cabeza de la bruja también. Tengan cuidado con la mujer loba, hay Luna llena y hoy es más fuerte.
- Si señor.
Algo me dice que la bruja de la que hablan es la morena así que empiezo a correr nuevamente para asegurarme de que este bien. Regresó al lugar donde la vi por última vez, pero no está, sigo buscando por los alrededores hasta que veo un pequeño vuelto que se mueve detrás de los arbustos, escucho el latido de su corazón acelerado, tiene miedo, no sé quienes son esta gente, pero les tiene mucho miedo. Me acerco con cautela y ella tiembla, trato de hablar decirle que no le voy a hacer daño pero las palabras no salen.
- Luna, menos mal que te veo, debemos irnos de aquí. Estamos en peligro.
Intentamos correr y huir, pero ella era demasiado lente, podía escuchar sus pasos cada vez más cerca. Pare de correr y la observe pensando en como hacerle entender mi idea, pero no se me ocurría nada así que solo me quedo agacharme a su lado.
- ¿Quieres que suba? - asentí moviendo la cabeza y ella obedeció subiendo a mi espalada.
Avanzamos más deprisa y fui dejando de escuchar los pasos y las voces. La morena me indicaba el camino hasta que terminamos en una especie de cueva oculta detrás de una cascada.
Llevaba tanto tiempo corriendo que estaba agotada, me recosté en piso y me quedé dormida.
Desperté cuando comenzaba a amanecer, de inmediato me di cuenta de que era humana otra vez y que estaba desnuda, miré a todos lados buscando la morena, pero no la encontré. Mi cuerpo estaba lleno de lodo, así que decidí darme un baño en el rio.
El agua me sentó de maravilla, estaba analizando con que cubrir mi cuerpo cuando llego la morena con una mochila.
- Toma- arrojo la mochila a las piedras – es ropa limpia, es mia así que no se como te quede, eres un poco mas alta que yo.
- Gracias, no puedo llegar a casa de mis padres así.
- ¿Tus padres? Es que estas loca, no puedes volver con tus padres. Ellos ya saben lo que eres, saben quién eres, no puedes regresar a tu casa. Esa vida murió para ti.
- Como crees que me voy a ir, necesito ver a mis padres, explicarles. Además ¿Quiénes son ellos?
- Humanos, cazadores. Ya no estas a salvo, ni yo, nadie que allá sido descubierto está a salvo. Debemos irnos de la cuidad, buscar alguna manada, un alfa que nos proteja. Hace poco paso una por la cuidad, no se si se marcharon o si aún están por aquí, tenemos que ir con ellos.
Tomé la mochila y me puse la ropa, eran unos pantalones vaqueros que me quedaban una cuarta por encima de los tobillos y no podía cerrar el botón, una camiseta que no me llegaba al ombligo y el escote no dejaba nada a la imaginación. Al menos los zapatos eran mi talla, al principio me sentía un poco incomoda sin ropa interior pero luego termine por acostumbrarme.
- Yo no necesito de ningún alfa que me proteja y no me pienso ir a ninguna parte, menos sin ver a mis padres.
- Como puedes ser tan estúpida, ellos ni siquiera son tus verdaderos padres.
- No te atrevas a volver a decir eso- sin percatarme mi mano estaba alrededor de su cuello y la estaba sosteniendo en el aire, de inmediato la solté.
- Perfecto, puedes hacer lo quieras, me marcho a las dos si no estás aquí puedes quedarte a morir tu sola.
Me dio la espalda y entro en la cueva detrás de la cascada. Emprendí el viaje de regreso a casa de mis padres. La cuidad se veía igual que siempre, las personas ocupadas en sus cosas, con sus teléfonos, conversando y riendo, pero yo no me sentía igual, todo era completamente diferente.
Llegué a la puerta de casa de mis padres, pero tuve un mal presentimiento. Decidí rodear la casa, escuché voces dentro.
- ¿Dónde está? – pregunto la misma voz de anoche.
- No lo sé, no la veo desde la fiesta. – respondió mi padres de rodillas en el suelo.
- Mientes, la estas protegiendo – apunto a mi madre con una pistola- dime donde esta o muere tu esposo.
- Por favor no, le juro que no se donde esta, deje ir a mi mujer, ella es inocente.
- ¿Inocente? Ustedes ocultaron y protegieron un monstruo. Ustedes sabían lo que ella era, sabían los controles que se hacen cada año y no sé cómo falsificaron documentos para protegerla porque es imposible que pasara el Tes. Así que los dos son culpables. Ahora díganme donde esta o pueden darse por muertos. – mi madre miro a mi padre una lagrima rodo por su mejilla, lo beso y le dijo que lo amaba, luego miro al hombre.
- Ya le dijimos que no sabemos y si lo supiéramos tampoco traicionaríamos a nuestra hija.
- Como quieran – dijo el hombre y apretó el gatillo disparándole en la frente.
- Nooooo- grito de dolor mi padre tirándose sobre el cadáver de su mujer.
Intente ponerme de pie para impedir que le pasara algo a mi padre, pero de proto sentí una mano que me sostenía y me impedía moverme, era la morena, intente soltarme, pero mi padre hablo y volví a centrar mi atención en él.
- Dicen que ellos son monstruos, pero los verdaderos monstruos son ustedes. Mi hija no le ha hecho daño a nadie porque le quieren hacer esto.
- Todavía no le ha hecho daño a nadie, es cuestión y de tiempo- y apuntando a su cuerpo añadió- son ellos o nosotros, deberías saberlo. Sabes que no puedo dejarte vivir no cuando sé que simpatizas con su causa. Adiós viejo amigo.
Disparo dos veces en el pecho de mi padre, ahogue un sollozo y la morena escondió mi rostro en su pecho. Esperamos a que se marcharan y luego entramos, tome en cada brazo los cuerpos de mis padres, mi madre ya está fría, le cerré los ojos y la bese la frente, mire a mi padre y percibí un débil latido, aun estaba vivo.
- Papa, papi, soy yo, tu bebe, no te preocupes, te vas a poner bien, voy a cuidarte.
Abrió los ojos y tocio un poco de sangre, levanto una mano y toco mi rostro.
- Mi bebe, todo va a estar bien, pero tienes que irte, huye tan lejos como pueda, vete y no mires atrás, en la caja fuerte hay una foto de tu verdadera madre, búscala ella te puede ayudar. Su nombre es Jane, perdónanos por mentirte, no olvides que te amamos. – su mano callo de mi rostro y sus ojos se cerraron, deje de escuchar el latido de su corazón.
- No papi, por favor no me dejes. – abrace con fuerza su cuerpo y llore durante algunos minutos. Sentí la mano de la morena sobre mi hombro.
- Luna, debemos marcharnos, aquí no estamos a salvo.