Mi Alpha Protector (I libro)
img img Mi Alpha Protector (I libro) img Capítulo 6 Capitulo 5 - Karen Romanov
6
Capítulo 7 Capitulo 6 - Karen Romanov img
Capítulo 8 Capitulo 7 - Laura Grayson img
Capítulo 9 Capitulo 8 - Lucas Thunder img
Capítulo 10 Capitulo 9 - Karen Romanov img
Capítulo 11 Capitulo 10 - Eren Grayson img
Capítulo 12 Capitulo 11 - Eren Grayson img
Capítulo 13 Capitulo 12 - Lucas Thunder img
Capítulo 14 Capitulo 13 - Karen Romanov img
Capítulo 15 Capitulo 14 - Lucas Thunder img
Capítulo 16 Capítulo 15 - Eren Grayson img
Capítulo 17 Capitulo 16 - Karen Romanov img
Capítulo 18 Capitulo 17 - Karen Romanov img
Capítulo 19 Capitulo 18 img
Capítulo 20 Capitulo 19 - Karen Romanov img
Capítulo 21 Capitulo 20 - Arturo Grayson img
Capítulo 22 Capitulo 21 - Karen Romanov img
Capítulo 23 Capitulo 22 img
Capítulo 24 Capitulo 23 img
Capítulo 25 Capitulo 24 - Karen Romanov img
Capítulo 26 Capitulo 25 - Karen Romanov img
Capítulo 27 Capitulo 26 - Karen Romanov img
Capítulo 28 Capitulo 27 - Laura Grayson img
Capítulo 29 Capitulo 28 - Karen Romanov img
Capítulo 30 Capitulo 29 img
Capítulo 31 Capitulo 30 img
Capítulo 32 Capitulo 31 img
Capítulo 33 Capitulo 32 img
Capítulo 34 Capitulo 33 - Laura Grayson img
Capítulo 35 Capitulo 34 - Karen Grayson - Romanov img
Capítulo 36 Capitulo 35 - Karen Romanov img
Capítulo 37 Capitulo 36 - Lucas Thunder img
Capítulo 38 Capitulo 37 - Karen Romanov (parte uno) img
Capítulo 39 Capitulo 38 - Karen Romanov (parte dos) img
Capítulo 40 Capitulo 39 - Karen Romanov (parte tres) img
Capítulo 41 Capitulo 40 - Karen Romanov (parte Cuatro) img
Capítulo 42 Capitulo 41 - Arturo Grayson img
Capítulo 43 Capitulo 42 - Lucas Thunder img
Capítulo 44 Capitulo 43 - Karen Romanov img
Capítulo 45 Capitulo 44 - Laura Grayson img
Capítulo 46 Capitulo 45 - Karen Romanov img
Capítulo 47 Capitulo 46 - Karen Romanov img
Capítulo 48 Capitulo 47 - Lucas Thunder img
Capítulo 49 Capitulo 48 - Laura Grayson img
Capítulo 50 Capitulo 49 - Karen Romanov img
Capítulo 51 Epílogo (parte uno) img
Capítulo 52 Epílogo (parte dos) img
Capítulo 53 Epílogo (parte tres) img
img
  /  1
img

Capítulo 6 Capitulo 5 - Karen Romanov

Estoy en la puerta, con el corazón latiéndome en los oídos.

El aire se siente pesado, como si el mismo entorno presionara sobre mis hombros, impidiéndome moverme, impidiéndome siquiera respirar con normalidad.

Papá Patricio está aquí.

No viene solo.

A su lado hay un hombre al que jamás había visto antes. Alto, de espalda ancha y porte imponente. Su aura se siente pesada, casi opresiva, y su mirada, oscura y penetrante, se clava en mí con una intensidad que me eriza la piel.

Mi instinto me grita que me mantenga alerta. Algo en él es peligroso. No necesito conocerlo para saberlo, lo percibo en la forma en la que se mueve, con una seguridad casi territorial, con la certeza de alguien que está acostumbrado a que todo lo que desea le pertenezca.

Y ahora, por alguna razón, su atención está en mí.

Mi cuerpo entero se tensa cuando, sin previo aviso, él se mueve.

No tengo tiempo de reaccionar. No tengo tiempo de siquiera dar un paso atrás antes de que su mano se cierre en mi brazo y me jale bruscamente hacia él.

Mi sangre hierve.

El instinto de supervivencia toma el control antes de que mi mente pueda procesarlo. Mi primera reacción es pelear, es meterle un buen golpe para que me suelte, para apartarlo de mí, pero algo me detiene.

Papá Patricio está sonriendo.

Y eso... eso es extraño.

Él nunca sonríe cuando estoy en peligro. Él nunca se mantiene impasible cuando algo amenaza mi bienestar.

Si no se está interponiendo ahora, si no está reaccionando como lo haría normalmente, significa que este hombre no es una amenaza para él.

¿Pero qué hay de mí?

Mis sentidos están en alerta, cada célula de mi cuerpo gritándome que haga algo, que me mueva, que me libere, pero antes de que pueda siquiera procesar lo que está ocurriendo, él se inclina.

Está demasiado cerca.

Su aliento roza mi piel cuando su voz, grave y rasposa, se filtra en mi oído con una sola palabra:

-Mía.

El escalofrío que me recorre es instantáneo.

No es miedo.

No exactamente.

Es una mezcla de sorpresa, de desconcierto, de algo que no logro identificar, algo que me eriza la piel y me deja con el pecho oprimido.

Mía.

Mía.

La palabra retumba en mi mente con una fuerza que me perturba.

Mi boca se abre, pero mi mente está en blanco. No sé qué responder. No sé cómo procesar lo que acaba de decir.

Lo único que logro hacer es murmurar, en un tono casi ahogado:

-Me lastimas...

El agarre en mis brazos es fuerte. Demasiado fuerte.

Siento el ardor recorrerme, los moretones bajo mi piel protestando con cada mínimo movimiento.

Porque estoy cubierta de ellos.

Porque Francheska y Grayson se aseguraron de dejar su marca en mí.

Ayer...

Ayer su crueldad alcanzó un nuevo nivel.

Me golpearon hasta cansarse. Me hicieron sangrar hasta dejarme al borde del desmayo.

Su violencia fue diferente esta vez.

No solo fue castigo. No solo fue rabia.

Fue destrucción.

Fue la certeza de que querían quebrarme, de que querían arrancarme cualquier vestigio de fuerza, de voluntad, de espíritu.

Y ahora, aquí estoy.

No bajo sus manos.

Sino bajo las de alguien más.

Alguien que me sostiene con la misma posesividad con la que se sostiene un objeto, una posesión, algo que le pertenece por derecho.

La rabia burbujea en mi interior.

¿Quién demonios se cree que es para decir que soy suya?

¿Cómo si yo no tuviera voz?

¿Cómo si fuera un objeto, un simple sillón viejo en alguna tienda cara como las de las revistas que Arturo nos conseguía del mundo humano?

Es inaudito.

Es indignante.

Y, sin embargo...

Su agarre no cede.

Y su mirada sigue clavada en mí.

(...)

La cena paso, el plan que habíamos estado meses trazando se desarrollo correctamente. Todo salió estupendamente y ahora estábamos cada vez más lejos del infierno.

Estoy feliz.

Después de todo este tiempo... salía de este infierno.

El aire afuera se siente más liviano, más puro. Estoy en el auto, alejándome de la pesadilla en la que crecí.

Estamos frente a la manada de papá Patricio.

A mi lado, en el asiento del conductor, está el chico de antes.

El que dice que soy su mate...

¿Cómo se llama?

Luis... ¿Leo...? No, Lucas.

Sí. Lucas.

Es lindo. Demasiado lindo.

Pero algo en mí se retuerce con amargura.

Siento que la Diosa Luna lo castigó dándole a alguien como yo como su mate.

Realmente podría malinterpretarse mis pensamientos, estaba feliz. Realmente lo estaba.

Arturo y Laura me hablaron sobre esto un poco mientras llevábamos las maletas al auto. Sobre los mates, el vínculo, la conexión inquebrantable.

Pero hay un problema...

Soy humana.

No soy fuerte. No soy especial, no en esta parte del mundo en el que él pertenece. Solo una carga.

Solo... alguien que le traerá problemas.

(...)

A estas alturas de la madrugada, Grayson ya debe haberse dado cuenta de que nos fuimos. Y ojalá se esté comiendo la cabeza ansioso pensando en que paso. Me sabía los horarios de los guardias, las rotaciones, los lugar s donde casi no llegaban los guardias a vigilar y también tenía conocimiento de los lugares por donde pasar para que nuestros aromas no quedaran impregnados en los pasillos.

Era una ventaja de ser la guarda principal de Dos de los príncipes del clan.

No hay vuelta atrás. Y realmente no quería que la hubiera.

Desde la ventana, veo a Lucas sacando sus cosas de la mansión de papá Patricio. Se está preparando para llevarnos lejos.

Estoy en el asiento del copiloto. Mis hermanos van en la parte trasera.

De pronto, la puerta a mi lado se abre.

Es papá Patricio.

Me mira con una seriedad que solo dura un segundo. Luego, su expresión se suaviza.

-Cuídate. -Su voz es grave, firme, pero cargada de emoción.

Mis ojos se llenan de lágrimas sin poder evitarlo, ya no abran más encuentros secretos para hablar, para entrenar movimientos para protegerme. Movimientos que jamás me atreví a confesarle que jamás pude usar contra los Grayson...

-¿Me visitarás alguna vez? -pregunto, con miedo a la respuesta-. ¿O... te olvidarás de mí?

Sus labios se curvan en una sonrisa leve.

-Claro que te visitaré. -Y, sin previo aviso, me envuelve en un abrazo.

Su calidez es reconfortante. Por primera vez en años, me siento realmente protegida. Siento que mi incompetencia por no poder atacarlos al fin no me costará la vida.

-Jamás me olvidaré de mi niña consentida... -murmura, besando mi frente con ternura-. Estaré ahí cuando cumplas diecinueve. No me perderé ese día por nada en el mundo.

Mis lágrimas caen sin control.

Lo veo separarse, girarse hacia Lucas.

Su mirada se endurece.

-Cuídala.

Lucas no duda ni un segundo.

-Con mi vida.

Cierro los ojos y respiro hondo.

Estoy feliz.

Y juro... Haré lo posible por no ser una carga.

Por no arruinarle la vida.

                         

COPYRIGHT(©) 2022