MI SECRETO FAVORITO
img img MI SECRETO FAVORITO img Capítulo 4 ENCUENTRO
4
Capítulo 6 SENTIMIENTOS img
Capítulo 7 ACERCAMIENTO img
Capítulo 8 El sabor de sus besos img
Capítulo 9 Un misterio por resolver img
Capítulo 10 ¡Ya no lo soporto! img
Capítulo 11 Iré por tí img
Capítulo 12 SECRETOS img
Capítulo 13 Voy a tenerte img
Capítulo 14 SUCIOS PLACERES img
Capítulo 15 PACCINI´S img
Capítulo 16 Sentimientos encontrados img
Capítulo 17 Momento Vergonzoso img
img
  /  1
img

Capítulo 4 ENCUENTRO

HATSE

El cuerpo me duele y siento que he estado sentada una vida entera. Creo que me he quedado sin trasero o seguro está tan entumecido que no crecerá más.

Las horas solo me han dejado con el cuerpo pesado y un dolor terrible de cabeza. Sin embargo, cuando alzó la vista sobre la pequeña ventanilla a punto de aterrizar en Londres, mi sonrisa se ensancha olvidándome de absolutamente todo.

A simple vista es una pista de aterrizaje normal, común y corriente. Nada de lo cual me deba impresionar. Mi emoción es porqué al fin llegamos al lugar que tanto he anhelado. Que este será un nuevo comienzo para mi madre, una nueva oportunidad para mí y el cambio perfecto que necesito.

La ciudad de dónde vengo me encanta. Es un lugar que me ha regalado los mejores momentos, aquellos que conservo con gran cariño dentro de mí cabeza. Pero, estar aquí, en Londres, la capital y mayor ciudad de Inglaterra y el Reino Unido, me hace querer saltar de alegría mientras finalmente aterrizamos.

Al salir del avión, un frío abrazador me envuelve. Es tan diferente al clima de Seattle, ya que allí los veranos son cortos, calurosos secos y parcialmente nublados y los inviernos, suelen ser, muy fríos, mojados y normalmente nublados. En cambio aquí es como si estuviera entrando a Rusia, ya que estamos a ocho grados.

- ¿Qué te parece? - mi madre interrumpe mis pensamientos.

- Es... ¡Hermosísimo! - no puedo contener la felicidad que siento en el pecho.

- Sabía que este lugar te gustaría - me pasa un brazo sobre los hombros - Ahora vámonos al hotel, estoy muy cansada.

Asiento y la sigo.

Las horas siguientes pasan entre recibir nuestras maletas y conocer a un hombre llamado Rob. Alto, fornido, de cabello bien peinado hacía atrás y su cara seria todo el tiempo. Según lo que nos dijo, fue enviado por la empresa que contratará a mi madre.

- No sé preocupe por nada señora Kahler - dice el hombre trajeado frente a nosotras - Las empresas Caccini, costearan todo su traslado hasta el hotel - hago una mueca y muevo las cejas de arriba abajo.

No puedo negar que estoy un tanto impresionada. A simple vista me doy cuenta que estas personas están nadando en dinero. Yo no me puedo quejar, el trabajo de mi madre nos ha dado lo suficiente para tener algunos lujos, nada comparado con los Caccini, pero no voy a negar que esto me está comenzando a agradar.

Seguimos al hombre trajeado y me llevo la mano a la boca cuando veo una enorme camioneta delante de nosotros. Parece salida de la película Transformers, ya que es inmensa, amenazante y parece más bien una de combate.

- ¡Por Dios! - chilla mamá igual de impresionada - ¡No subiré a esa cosa! - frunzo las cejas. ¿Está loca? Si no quiere subir, puede quedarse porque yo estoy caminando en dirección a la puerta que mantiene abierta el hombre guapo.

- Señora Kahler...

- ¡Ya dije que no me montaré en esa cosa! - ruedo los ojos viendo el berrinche que montara.

- Mamá ¿Me puedes explicar qué demonios te sucede? - abre los ojos como platos al notar la osadía de hablarle en ese tono tan irrespetuoso.

- Ven aquí - determina parándose firme - Tomaremos un taxi.

- Señora Kahler, me gustaría que... - vuelve a interrumpirlo cuando alza la mano para que se calle y ahora sí que enfurezco.

- ¡¿Estás loca?! - la regaño y me fulmina con la mirada. No me importa. - No puedes hablarle así a una persona que no conoces y que además está siendo amable con nosotras - defiendo al hombre trajeado que no sabe qué hacer - Vas a subir a esa camioneta y si tanto te desagrada, entonces tomarás tú sola ese taxi. Por qué yo no pienso viajar a otro lado.

- ¡No te atrevas a hablarme de esa manera jovencita! - retrocedo cuando veo las intenciones de golpearme.

Mamá, jamás me ha levantado la mano, ni cuando le he gritado en momentos de estrés. Por eso doy un paso atrás cuando se me abalanza encima confundiéndome totalmente.

- Deténgase señora - se interpone Rob en el medio de las dos - Intento explicarle que nuestros vehículos aunque sean rústicos, son seguros y totalmente blindados - señala la camioneta.

- Usted no intervenga - levanta el mentón con esa postura que odio.

- La camioneta que tiene al frente - Rob, habla ignorandola por completo - Es una Knight XV, una bestia de seis toneladas que puede llevarla segura a cualquier parte del mundo, señora - mi madre lo mira de reojo alzando una ceja.

Levanto las manos para que camine y se deje de pendejadas. Parece dudar por un momento, mientras el hombre trajeado se mantiene parado entre ambas por si las cosas vuelven a salirse de control.

Mi madre suelta un suspiro y camina a regañadientes hacia la camioneta. Sonrio internamente al ver cómo ha aceptado montarse en esta maravilla. ¿Acaso estaba por perderse un paseo en esta maravilla?

Soy la primera en entrar con la ayuda de Rob, quien es obviamente más alto que nosotras. Me extiende una mano, con esa seriedad que lo caracteriza y debo admitir ahora que lo tengo más cerca lo guapo que es. Aunque podría ser mi padre, es un hombre atractivo.

Mi madre es la segunda en subir, sin dejar esa cara de molestias pero asegurándose de no resbalar en el intento de subirse. El hombre fornido la ayuda y puedo ver un leve sonrojo en su rostro.

- Tienes que admitir que es muy guapo - le susurro a mi madre una vez está dentro.

- ¡Cállate! - me mira con ojos furiosos y casi quiero echarme a reír.

No debí gritarle de esa manera hace un momento, pero la imagen de ella, viniéndose en contra de mi al punto de querer golpearme me descoloca de sobremanera. Es la primera vez que actúa de ese modo y mira, que hemos discutido. Pero, nunca ha intentado golpearme ni me ha mirado de ese modo como si... Sacudo la cabeza con cualquier tonto pensamiento.

La vista se me pierde dentro. Si por fuera es maravillosa, por dentro es elegancia pura, seguridad, distinción y el cuero negro sobre los asientos me hace desear quedarme aquí un rato más. La emoción se incrementa cuando alguien más enciende el motor y esta ruge como el depredador más letal de la selva.

- ¡Esto es increíble! - chillo. Muerdo mis labios con emoción.

- Quédate quieta - me reprende mamá.

El hombre frente a mi disimula una sonrisa, lo miro entrecerrando los ojos. Si se está burlando de mí, me las pagará. No me importa verme como una chiquilla, esto es una locura.

●──────୧✬Mi Secreto Favorito✬୨──────●

Casi seis horas después llegamos a nuestro lugar. No diré que no lo disfrute, pero estoy tan agotada que cabeceé varias veces en el asiento intentando no dormirme. Mi madre se mantuvo despierta todo el trayecto hasta acá, con su teléfono y la computadora a la mano. Es una trabajadora compulsiva así que es normal poner su trabajo como prioridad.

- Hemos llegado señor - anuncia el chofer a Rob que está de copiloto.

Rob, es el primero en salir, no sin antes advertirnos que no salgamos. Al voltear me doy cuenta que parecemos celebridades, ya que detrás de nosotras hay más camionetas.

- No quiero imaginar cuando te contraten - hago una seña a mi madre para que mire a través de la ventana el montón de personas de seguridad que nos siguen.

- No me gusta nada esto - dice rascándose la barbilla - Parece que fuera a conocer a un mafioso de Londres.

No la contradigo, ya que la seguridad es extrema y el hombre que nos acompañó parece que estuviera entrenado para atacar a quien sea con una pistola.

Abren las puertas y en la parte de atrás observo a Rob con otro hombre vigilando. Me siento importante y a diferencia de mi madre, lo disfruto. Supongo que el dueño de la empresa es una persona muy importante y por eso es que mantiene tanta seguridad.

Salgo de la camioneta con la ayuda del hombre fornido, el frío que se cala por mis huesos me estremece y busco la forma de abrigarme con los brazos frotándolos. Tengo el cuerpo tan dolorido por estar tanto tiempo sentada que me gustaría caminar un poco.

- Estoy cansada - le hablo a mi madre quejándome en un susurro. Pero, ella está metida en su teléfono, como siempre.

- Ya descansarás - dice sin mirarme. Ruedo los ojos con lo patética que es su atención conmigo.

Mi vista se queda admirando un enorme edificio cernirse sobre mí. Sus ventanales dejan ver el lujo que es por dentro, alto, transparente y elegante. Es de noche y todas sus luces están encendidas dándole una majestuosidad impresionante.

Las personas que entran y salen son distinguidas, caminando con el mentón en alto como si alguien les debe un respeto absoluto. Y no las culpo, ya que el lugar es para que barran el piso de donde caminas mientras esperas algún auto de lujo.

Camino casi por inercia y puedo apreciar las letras en dorado con el nombre de Imperio Paccini Hotel´s. Ahora entiendo la seguridad, el auto que nos recogió en el aeropuerto, el hombre fornido con cara de asesino de la mafia. Estas personas son importantes, millonarias o dueñas del jodido país.

Inglaterra les debe pertenecer por completo. Tener un hotel, edificio o empresa a su nombre es demasiado. Sin embargo, el asombro no termina cuando entramos al lugar. Mi madre se ha quedado callada por primera vez y admira el lugar tan boquiabierta como yo.

- Te digo que esto no me gusta - murmura por debajo.

Rob, no se ha despegado de nosotras y por encima veo a unas mujeres bien vestidas, tomar nuestro equipaje y montarlo en un carrito, apilando todo.

- Pues a mí me encanta - la contradigo y ella me lanza una mirada amenazante.

- Disculpe - dice una chica. Bastante elegante, rubia y con una sonrisa perfecta - Tiene que registrarse.

- La señora Kahler, es invitada especial del señor Paccini - la voz de Rob es grave y la chica se sobresalta por el tono.

El rostro le cambia y parece que fuera a desmayarse en cualquier momento solo por la mención del sujeto.

- L-lo siento - titubea en dirección a mi madre. Bajándole la mirada - No sabía que usted...

- No te preocupes - la corta mamá - Solo quisiera ir a descansar - le regala una sonrisa y la chica parece soltar el aire contenido - ¿Dónde consigo las llaves?

La chica da un paso atrás señalándole el lobby mientras mi madre comienza a seguirla.

- Madre, daré un paseo - le digo y se detiene - Quiero caminar un poco antes de subir ¿Estás de acuerdo? - le pongo esa cara de cachorrito, a la cual no puede resistirse y termina accediendo.

- Te veo aquí en veinte minutos - dictamina.

Se ha puesto demasiado mandona en las últimas horas. No le prestó atención y comienzo a caminar por el lugar.

La mirada se me va con todo lo que veo. No quiero imaginar lo que debe costar una noche en este Hotel. Ni con todo un año de trabajo mi madre podría darse el lujo y eso que gana bastante bien. Pero, tengo la impresión que una sola hora aquí, debe costar todo un año de salario.

Rob, no me sigue y lo veo al fondo custodiando a mi madre como si fuera la más grande celebridad. Una reina que no puede ser tocada. La esposa de algún duque importante o yo qué sé.

Sigo admirando el lugar por donde camino. La gente camina sin mirarte siquiera, se creen tan importantes que ni te dan una mirada. No les prestó atención ya que sigo caminando distraída.

- ¡No puedes tratarme de esa manera! - escucho unos gritos y me detengo en seco. Parece que alguien estuviera discutiendo.

- Solo vete Anika - la voz grave del hombre me hace tragar. Parece más un gruñido - ¡Déjame en paz, maldita sea! - Un golpe suena en la pared y mis pies se mueven por inercia.

No debería estar aquí, es como si fuera un lugar privado, uno, donde no tengo que meter mis narices. Las personas parecen haber desaparecido y un silencio se instala en el pasillo.

- No entiendo por qué eres tan duro conmigo - el sollozo de la chica me atrae más al fondo del pasillo.

Veo las sombras en el suelo y como puedo asomo mi cabeza en la esquina de la inmensa pared. No quiero ser vista y agradezco que el hombre esté de espaldas a mí y ella distraída llorando.

- ¿Quieres saberlo? - Toma su brazo zarandeándola - ¡¿De verdad necesitas que te lo explique?! - le ruge en la cara y ella no hace más que llorar.

- Yo te amo - intenta tocarlo, pero él se aparta. Como si su cercanía lo quemara.

- Lastima - se burla - Porqué yo te odio Anika, te detesto - me llevo la mano a la boca por la forma en cómo la ha tratado.

Ella no sé lo merece, sea lo que sea, no merece que la traten de esa forma. Doy un paso atrás y sin querer choco con alguien más y ambas soltamos un grito por el susto.

Las dos personas que estabas discutiendo se voltean rápidamente y yo no consigo esconderme.

- Lo siento señorita, no la vi - dice la mujer a mi lado.

- N-no se preocupe - me excuso y salgo corriendo.

¡Joder! Acabo de presenciar una pelea, seguramente el hombre es uno de esos que maltratan mujeres y yo estuve allí. Presenciando todo, me deje ver la cara y el miedo se incrementa por todo mi cuerpo. Quiero llegar a donde mi madre, que me de las llaves de mi habitación y no salir nunca más.

Quizás, deba comunicárselo a Rob, él parece que pueda defenderme si alguien intenta atacarme.

Corro desesperada y me encuentro con mi mamá en medio del Lobby.

- ¡Madre! - la llamo con las manos temblorosas. Rob, se percata de mi estado y se acerca.

- ¿Dónde estabas? - me regaña sin darse cuenta que estoy a punto de vomitar.

- Yo estaba... Acabo de ver... - no puedo formular palabras pero ella esta tan metida en su puto mundo que no le importa.

- ¿Le pasa algo señorita Kahler? - pregunta el hombre frente a mí. Al parecer, Rob, es el único interesado.

Decido contarle todo, la forma en cómo llegué a ese pasillo por estar admirando el lugar. También explicó cómo acabo de ver a esa pareja discutiendo y la forma en cómo ese hombre la trataba mientras ella lloraba desconsoladamente. Se da cuenta de lo nerviosa que estoy y se pone alerta. Mi intención no es meterlo en un problema desde el primer día, pero sí me gustaría que me protegiera de ese hombre peligroso.

- Si él se hospeda en el este hotel, no puedo salir y arriesgarme a que me vea - mamá no está prestando atención a mi conversación con Rob.

- Deberá decirme como es el hombre, así puedo ayudarla - habla con tanta seriedad que me pone nerviosa.

- No le vi muy bien la cara, pero la mujer era...

- Buenas noches Rob. Mi padre me dijo que saldrías al aeropuerto a buscar a alguien - la voz que habla a mis espaldas me paraliza por completo. Lo reconozco, aunque no lo vi, reconocería ese tono de voz.

Mis manos tiemblan y mi pecho late desenfrenado. No quiero voltearme y reconocer que yo soy la chica que lo estaba espiando.

- Si señor - el hombre frente a mí se endereza como si estuviese frente a una gran autoridad - Su padre me encargó para ir a buscar a las señoritas - no comprendo lo que está pasando con la actitud de este bobo. Ahora somos señoritas.

Sigo sin voltear y cuando Rob me mira, intento decirle con los ojos que ese es el sujeto. Hago muecas y muecas pero el pendejo no parece entender, así que muevo mis labios diciendo; "Es él"

- ¿Cómo dice? - quiero darle un golpe en la cara por idiota. No puedo creer que semejante tipo tan grande no pueda comprender una señal. Ruedo los ojos frustrada.

- ¿La señorita no piensa darse la vuelta? - trago grueso con el sujeto a mis espaldas. Su tono de voz parece más suave, delicado, como si realmente fuera alguien educado y no un maltratador de mujeres.

Hago caso omiso al abusador y me acerco a Rob, tapando mi rostro del hombre a mis espaldas.

- Ese es el sujeto - susurro en su oído cuando me paro de puntillas. El abre los ojos y mira por encima de mi hombro.

Ahora sí, estas jodido abusador. Este hombre acabará contigo por más autoridad que tengas.

- ¿Pasa algo con la señorita Rob? - pregunta al hombre frente a mí, quien no dice una palabra. Tal parece que le tuviera miedo - Estoy haciendo una pregunta

Lo aliento a que abra la boca y le suelte sus cosas a la cara.

- Señor, esta jovencita me informa que usted... - se queda callado por un segundo mientras traga grueso. Lo he dicho, mucho músculo y poco cerebro.

- Prosigue ¿Qué, yo qué? - Ahora suena tan molesto como hace rato. La sutileza se le ha ido y mi madre parece que me abandonó. ¡Muy bien madre!

- Dice que usted ha maltratado a una señorita en el pasillo y que le ha gritado, insultado y pegado - yo no le dije eso. Le conté que parece que me parece que la maltrataba.

Por un momento no escucho nada, lo único que captan mis oídos son los pasos firmes acercándose a mi. Aprieto los puños lista para cualquier cosa y juro por Dios que si me toca, gritaré en este maldito lugar.

- Me encantaría conocer a la persona que ha hecho una acusación tan grande sobre mí - su aliento choca con la parte de atrás de mi cuello y me hace estremecer de una forma muy extraña.

No quiero, ni siquiera puedo moverme del lugar. Es como si mis pies estuvieran anclados al piso. Si me volteo, si le doy la cara, sabrá que era yo quien lo espiaba. Pero que idiota soy, es claro que sabe que era yo, solo está jugando conmigo.

Respiro profundo tomando todo el aire necesario para mis pulmones. Me decido a voltear y enfrentarlo, no me importa quien carajo sea. No puedo permitir tal abuso.

Me giro lentamente para darle la cara al abusador. Tengo la mirada en el piso y puedo ver sus zapatos, lujosos y muy brillantes. Aprieto los ojos y los puños antes de encararlo.

Subo la mirada dispuesta a gritarle lo que se merece cuando... ¡Carajo!

Creo que en alguna parte del mundo hubo un terremoto de escala mil, por qué el piso se me tambalea debajo de los pues cuando tengo a este hombre bien vestido, tan pulcro y serio tiene sus ojos puestos sobre los míos.

- Buenas noches señorita Kahler - no parpadeo, no me muevo. Ni estoy respirando siquiera cuando ese tono de voz, ese seductor y amable tono me saluda - Lamento que presenciara aquella escena hace un momento - dice extendiendo su mano en mi dirección - Pero, no se lleve una mala impresión de mí, por favor.

Ahora si quiero desmayarme. Las piernas me tiemblan como una gelatina, el estómago se me mueve como si estuviera a nada de vomitar y el corazón seguro que se me saldrá por la boca. Como puedo le doy la mano y recibo la suya.

Cuando nuestras manos se tocan, puedo sentir la electricidad que corre por mi cuerpo. Su mirada está fija en mí sin decir una palabra y yo enmudecí, perdí la voz desde el momento que lo vi y ahora, es que me doy cuenta que los demonios, son belleza pura, celestial y absoluta.

- Buenas... noches - tartamudeo como una tarada.

No sé si estoy imaginando, pero puedo visualizar una pequeña sonrisa en la comisura de su boca. Pequeña, pero hace que el cuerpo se me estremezca de pies a cabeza.

- Bienvenida a mi hotel - dice y nuestras manos siguen juntas - Mi nombre es Keane Paccini.

La mención de su apellido me hace enderezarme de inmediato. Abro los ojos de golpe y mi instinto es mirar al hombre que está a mis espaldas. Rob tiene una estúpida sonrisa en la cara y asiente mirándome. ¡Joder! es el puto dueño del hotel.

Ahora nada podrá ayudarme. Mi madre se fue, acabo de espiar una conversación con el dueño y señor de este lugar y Rob, bueno, él es un grandulón bastante idiota.

Seguramente he dañado la oportunidad de mamá y eso, si me hace sentir horrible.

●──────୧✬Mi Secreto Favorito✬୨──────●

❤️ Holiwis Holiwis ❤️

Nos encontramos otra vez por aquí.

¿Como dices que dijiste? ¿Ahora que pasara con la verdad que acaba de conocer Hatse?

Esto se pone cada vez más interezante.

Gracias por estar aquí.

Las quiero.

Besos.

Nailu P. ❤️

            
            

COPYRIGHT(©) 2022