-Mis amigos. Tengo que avisarle a mis amigos que me voy.
Ella se aleja y me mira, por lo que le sonrío y asiento, soltando el agarre de su cintura para tomar su mano y comenzar a sacarla de la pista. Ella se pone adelante y lleva mi mano hacia su costado mientras me guía, porque es cierto, no tengo la más remota idea de donde se encuentran sus amigos.
Puedo reconocer a la chica que ha ido por ella cuando la tenía en mis brazos, por lo que supe que aquellos chicos tenían que ver con la hermosa rubia que estoy tomando de la cintura. La castaña, que aún no sé su nombre, me mira y levanta una ceja, sonriendo al final.
-Chicos, me voy -noto que ella deja el agarre de mi mano, por lo que suelto su cintura mientras comienza a buscar lo que parece ser su bolso.
-¿Te vas? -un chico se acerca a ella y Octavia asiente
-Antes de que te lleves a mi amiga me gustaría saber su nombre -miro hacia mi costado y veo a un hombre alto, moreno, de ojos chocolate y una sonrisa burlona
-Soy Charlotte -le ofrezco mi mano y él la estrecha, para luego dejar un beso en mi mejilla-. Y estoy en la habitación del hotel que está en la siguiente calle. Si te deja más tranquilo, mi habitación es la 356.
-Eres guapa -una de sus amigas me sonríe-. Soy Ariana, por cierto.
-Ellos son Normani, Jordan, Luke y Ariana -Octavia lo dice y me toma la mano-. Ya se conocieron, adiós.
Puedo ver como el chico rubio al que ella mencionó que se llamaba Luke lanza una carcajada que me hace sonreír. No me molesta que se hayan presentado, de hecho haría lo mismo.
Sonrío cuando siento que tira mi mano hacia afuera, la sigo sin cuestionar y sonrío cuando veo su espalda descubierta por el corte del vestido. Ella busca un taxi, sin embargo la tira hacia mi, abrazo su cintura y le sonrío cuando me mira.
-Preciosa, mi hotel está a una calle -ella relame sus labios- ¿O quieres ir al tuyo?
-El mío queda más lejos -me sonríe-. Te sigo.
No puedo evitar atrapar sus labios, y morderlos, ella logra que sienta una excitación fuera de lo normal. El camino a casa pasa rápido, son solo unos pocos metros hasta que llegamos al hall del hotel.
No me importa que hayas cámaras de seguridad cuando me tiro hacia atrás, contra los cristales mientas que sostengo su cintura y la beso. Sus labios se han vuelto más adictivos que el propio tequila que tomé en la barra, siento que me embriago cada vez más de su esencia, ella está logrando cosas en mi que no puedo explicar.
El elevador nos deja en mi piso y comienzo a caminar, sin soltarla. Ella jadea en mis labios y me siento arder. No sé como es que logro apartarme para meter la tarjeta de acceso, solo recuerdo que estamos adentro, con mi cuerpo presionando el suyo contra la pared sigueinte.
Intento desatar el nudo de su vestido, lleva tiras por detrás que dejan su espalda desnuda, pero mis dedos torpes no me dejan hacerlo con facilidad. En un momento de tensión comenzamos a reír en medio del beso y nos separamos. Jamás había visto un par de ojos tan expresivos, brillan y me hacen flotar en el espacio.
-Tendría que haberlo pensado antes -ella murmura
Le sonrío y giro su cuerpo desde la cintura, provocando que me diera la espalda para comenzar a caminar con ella, mientras me deshago del maldito nudo y beso su espalda.
Llegamos a la habitación y en el borde de la cama logro bajar su vestido, los lunes en sus hombros y espalda están terminando conmigo. La deseo y mi cuerpo arde como el infierno, siento que el cualquier momento podría venirme con solo escucharla jadear.
Largo el aire contenido cuando su vestido pasa por su trasero, las bragas de encaje blancas están a la vista y su culo espectacular me recibe. Ella se gira sobre sus pies, quedando frente a mi y miro sus grandes pechos antes de que su boca comience a devorarme otra vez.
Lleva ambas manos hacia mi espalda, bajando el cierre del vestido y la ayudo a quitarlo por encima. Por un momento me da pena que me esté mirando, pero todo termina en menos de un segundo cuando veo la sed en sus ojos, ella me está comiendo con la mirada y no puedo sentirme tan sexy y deseada en ese instante.
Técnicamente es mi primera vez, no he estado con una mujer en mi vida, por eso quiero tomármelo un poco con calma y hacerla sentir bien.
-Eres hermosa -le aseguro mientras la abrazo por la cintura, nos doy un pequeño giro y termino sentada en la cama, tirando de su cuerpo para que quede a horcajadas sobre mi
Acaricio sus piernas suaves mientras la miro, ninguna puede apartar la mirada y eso me hace sentir segura. Todo el cuerpo de esta mujer es un jodido templo de lujuria, puedo notar de que le he dejado unas pequeñas marcas por el cuello y la clavículas. Sus pechos se mantienen prisioneros de ese brasier, que siento que en cualquier momento explotan, por lo que me veo en la obligación de llevar mis manos hacia atrás y quitarlo, mientras lamo mis labios.
Mis ganas de lamerlos y morderlos me hace arder y ni siquiera toma demasiado tiempo para que ella tome mi cabello en un puño y me anime. Sus pezones están erecto, listo para que pase mi caliente lengua por allí, por lo que hago lo que tanto deseamos y comienzo a deleitarlos, mientras que mi otra mano los masajea.
Un gemido ronco sale desde su garganta, apretando el agarre de mi cabello y tirándome más sobre ella. A Octavia le gusta tanto como a mi, y aunque me gustaría tomarme toda la noche para apreciarlos, lo tomo entre mis dientes, le doy una pequeña mordida y vuelvo a pasar mi lengua, escuchándola gritar.
-Mierda, no sabes como me calienta que grites -gruño contra su piel
Esto es en lo que he pensado desde que vi sus pechos la primera vez, esto ha sido mejor de lo que imaginé. Octavia mueve sus caderas, buscando fricción, por lo que me encuentro caliente y decidida a que le daré lo que sea que me pida esta noche. Tomo su otro pecho, acariciando con mi pulgar el que he dejado atrás mientras que mi otra mano comienza a descender por su cuerpo, lleno hacia su trasero.
A mi cabeza se viene su culo y no puedo evitar darle una nalgada. Ella grita de nuevo y tira de mi cabello, por lo que me siento a punto de estallar.
-Tócame -ella gime en mi oído mientras levanto mi cabeza para besarla.
Obedezco a sus deseos y comienzo a acariciar su entrepierna, lamiendo y mordiendo su piel desnuda, descubriendo de cuánto amo su cuello y de lo que su perfume provoca en mi.
Jadeo cuando siento el calor de su sexo, incluso sobre las bragas. Ella está caliente y es por mi, eso solo me motiva y me anima a seguir.
-Carajo, si -lleva su cabeza hacia atrás cuando comienzo a frotar, lento y preciso.
No me conformo con solo tocarla por encima de la ropa interior, quiero más y ella tira de mi cabello cuando siente que estoy corriendo la tela de sus bragas. Levanto mi cabeza y conecto mis ojos con los suyos, haciendo contacto de mis dedos con su hinchado y caliente clítoris.
Sus boca se entreabre y me deja escuchar un gemido ronco, de lo más excitante. Está tan mojada y caliente que solo quiero darle lo que me pide, tenemos toda la noche para descubrirnos, tengo la necesidad de hacerla gritar tanto como pueda.
Sus caderas se mueven a un ritmo lento, sus uñas se clavan en mis hombros mientras miro como sus pechos se balancean, por lo que no puedo evitar meter uno de ellos en mi boca y jugar con mi lengua. Aprieto su trasero, la atraigo hacia mi mientras marco un ritmo más acelerado mientras veo su estado, puedo sentir que está a punto de llegar y no hay nada que me fascine más.
Mis dedos se deslizan hasta su caliente entrada, dejando que el pulgar se haga cargo del clítoris mientras la penetro. Miro como si cuello se levanta, su cabeza se va a hacia atrás y sus pechos se frotan sobre los míos mientras su orgasmo se avecina.
Sus dedos se aprietan en mi hombro y grita de placer mientras se viene contra mis dedos. No he vivido una escena más caliente en mi jodida vida y ni siquiera ha terminado que tengo ganas de volver a repetirlo.
Le doy una suave caricia mientras ella deja caer su cabeza y apoya su nariz en mi cuello. Con ambos brazos tomo su cintura y a atraigo, dándole el apoyo que necesita para recomponerse.
Cuando levanta la mirada tiene su labio inferior preso de sus hermosos dientes, su mirada es aún más provocadora que antes y la sigo con la mirada mientras se levanta de mis piernas. Ella lleva ambas manos hacia sus bragas y comienza a bajarlas, aunque el siguiente paso me toma un poco por sorpresa, sin mencionar que he quedado embobada viéndola desnuda frente a mi.
Octavia se arrodilla en el suelo y me mira, comenzando a besar la piel de mis muslos, recorriendo con sus manos mi cadera y terminando en mis bragas. Vuelve a mirarme, quizás ella está esperando una afirmación pero solo me relamo los labios y levanto el trasero lo suficiente como para que se deshaga de la tela, de todas formas está completamente arruinada. Mis manos van hacia el broche del brasieron y los dejo caer, mirando su reacción.
Ella tiene los labios entre abiertos y mira mis tetas, pero al parecer tiene un objetivo mayor, por lo que toma ambas rodillas y las separa.
-Tengo tiempo para disfrutarte luego, ahora necesito probarte.
Mierda, podría haberme venido con solo escuchar su tono de voz ronco, lleno de excitación. La respiración queda atascada en mi garganta cuando ella me tira hacia atrás y apoya ambos talones en el colchón. Su lengua comienza a pasarse por la cara interna de mis muslos, sintiendo que mi sexo arde y que la necesito allí.
Oh, carajo. Todo lo que leí sobre el sexo oral se queda corto con lo que estoy sintiendo ahora. Su lengua comienza a recorrer, de arriba abajo, centrándose en mi clítoris para luego penetrarme y dejarme con la garganta ardiendo.
No importa cuántas novelas eróticas lea, jamás se podrá comparar con lo que ella me está provocando. Las miles de sensaciones dentro de mi cuerpo cuando ella mete sus dedos mientras que devora mi clítoris sin piedad, necesito liberarme.
Carajo, así se siente un orgasmo. Siento que me voy a desmayar.
Solo necesito un minutos para recomponerme, porque tenerla encima solo genera que mi cuerpo se caliente y se humedezca, pidiendo más, más de Octavia.
Y por esa noche dejo todo atrás, me entrego a la mujer que acabo de conocer y la complazco de vuelta. Si este es el puto cielo, quiero quedarme aquí.