Tierra De Leyendas - El Mal Nunca Muere
img img Tierra De Leyendas - El Mal Nunca Muere img Capítulo 4 WENCESLAO
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Capítulo 6 ANA img
Capítulo 7 KYRA img
Capítulo 8 ABADIEL img
Capítulo 9 ANDARIEL img
Capítulo 10 WENCESLAO img
Capítulo 11 TEÓFILO img
Capítulo 12 DANTE img
Capítulo 13 ANA img
Capítulo 14 TEÓFILO img
Capítulo 15 BAKARY img
Capítulo 16 KYRA img
Capítulo 17 WENCESLAO img
Capítulo 18 RABBATH img
Capítulo 19 WENCESLAO img
Capítulo 20 BAGÓ img
Capítulo 21 DANTE img
Capítulo 22 TEÓFILO img
Capítulo 23 GRINDAL img
Capítulo 24 TEÓFILO img
Capítulo 25 WENCESLAO img
Capítulo 26 GRINDAL img
Capítulo 27 MARGOH img
Capítulo 28 KYRA img
Capítulo 29 BAKARY img
Capítulo 30 KYRA img
Capítulo 31 GRINDAL img
Capítulo 32 KYRA img
Capítulo 33 GRINDAL img
Capítulo 34 HERESIN img
Capítulo 35 KYRA img
Capítulo 36 ARON img
Capítulo 37 KYRA img
Capítulo 38 WENCESLAO img
Capítulo 39 RADAEL img
Capítulo 40 DANTE img
Capítulo 41 KYRA img
Capítulo 42 WENCESLAO img
Capítulo 43 ARON img
Capítulo 44 ANA img
Capítulo 45 GRINDAL img
Capítulo 46 DANTE img
Capítulo 47 GRINDAL img
Capítulo 48 DANTE img
Capítulo 49 KYRA img
Capítulo 50 GRINDAL img
Capítulo 51 BAKARY img
Capítulo 52 KYRA img
Capítulo 53 LÍA img
Capítulo 54 KYRA img
Capítulo 55 WENCESLAO img
Capítulo 56 EPÍLOGO img
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Capítulo 4 WENCESLAO

En la mañana se veían los estragos de la fiesta de la noche anterior, el gran salón olía a vómito y a alcohol. Aquí y allá yacían hombres tirados en el piso, acostados sobre sus propios vómitos, tirados en el suelo unos encima de otros, la fiesta sin duda alguna había sido salvaje y había durado hasta el amanecer, sin embargo los reyes se habían ido del lugar apenas llegando la madrugada, lo que había significado que la fiesta se saliera de control un poco y que los hombres sacaran sus impulsos más salvajes.

El desayuno para los reyes fue servido en la mañana y disfrutado con agrado por los mismos. De nuevo Kyra asintió la misma repulsión por las miradas del príncipe Wenceslao, quien de nuevo no dejaba de mirarla. Kyra habría preferido salir de allí e ir al patio de entrenamiento para ver pelear a Neil, pero entendió que eso sería una gran descortesía que su padre no le perdonaría, así que hiso de tripas corazón y siguió en la mesa soportando las sucias miradas del hombre. El desayuno transcurrió tranquilamente. La comida ciertamente deliciosa fue disfrutada y consumida hasta su totalidad.

Luego del desayuno y como había sido acordado lo reyes se dispusieron a salir a cabalgar por los valles cercanos al castillo. Unos corceles imponentes y elegantemente vestidos esperaban a los reyes. Rápidamente todos montaron sus equinos e iniciaron la cabalgata en dirección a los valles cercanos. Aquel valle parecía un mar verde, inmenso. El viento sacudía el pasto crecido y hacia que el espectáculo fuera hermoso. El día era el propicio para cabalgar, en lo alto del cielo brillaba el sol, pero del este bajaban unos fuertes y refrescantes vientos. Al frente de la comitiva iban los guardias reales de los dos reyes, entremezclados unos con otros. Atrás y protegidos por sus guardas iban Teófilo que montaba un gran corcel de color gris, fuerte, musculoso, adornado con una monturas dorada y envuelto por una manta color purpura, era un caballo realmente hermoso, a su lado iba Wenceslao y atrás de ellos iba Wenceslao II.

-debemos estar alertas y atentos a lo que sucede tanto en el sur, como en el norte-. Dijo Wenceslao en un tono solemne y serio. –La resistencia de los Kalijary ha crecido y se ha fortalecido, cada día que pasa están atacando más y liberando más de los suyos de las minas, ha este paso no tendremos suficientes para seguir con las excavaciones-.

-eso lo entiendo. ¿Pero porque dice su majestad que debemos preocuparnos también por el norte?-. Cuestionó Teófilo realmente interesado en la respuesta.

Wenceslao se tomó un momento para divisar la hermosura de aquel valle y luego respondió casi con desencanto, como siempre lo solía hacer –debemos tener cuidado con el reino de Cadelia, mi señor-. De nuevo hizo una pausa para mirar las maravillas de aquel lugar, luego miró a Teófilo y notó que el rey de Britania estaba impaciente, así que siguió –durante todo este tiempo Cadelia no fue motivo de preocupación puesto que el rey Dionicio si bien no fue aliado ni amigo, nunca quiso meterse en nuestros asuntos. Pero ahora todo ha cambiado. Ahora que el viejo rey ha muerto y que su esposa ha ascendido al poder, creo que debemos tener cuidado, mi amigo-.

-pero, ¿porque la reina debe ser motivo de preocupación?, cadelia es un país muy chico y siempre ha sido pacifico. ¿Por qué deberíamos de temerle ahora?-.

-mi querido rey-. Dijo Wenceslao en un tomo de tranquilidad pero también de superioridad –hay cosas que tu juventud no te permite saber-. Hizo una pausa.

A Teófilo no le había gustado aquel comentario.

Wenceslao siguió –Ana, la reina coronada de Cadelia no es otra reina común y corriente, esta es diferente. Esta es una mujer peligrosa, ambiciosa y cruel-. Wenceslao tenía toda la atención de Teófilo. –Mis espías en el norte me dicen que los deseos de guerra de la puta, siempre fueron desechados por Dionisio, al viejo no le interesaba para nada entrar en guerra. Pero ahora que la casquivana ha subido al poder todo cambia. Se dice que la puta ha fortalecido su ejército y que sus planes de guerra contra el sur son su prioridad-.

-¿pero porque a Ana le interesaría entrar en guerra contra nosotros? ¿Cuáles son los motivos?-

-eso aún no lo sé-. Respondió Wenceslao –lo cierto es que si esa puta nos declara la guerra, estaríamos en graves problemas. Recuerda que los hombres leales a nosotros no nos sobran, además eso lo aprovecharía los medioelfos de la resistencia y también los putos negros. Debemos estar atentos y reforzar nuestras defensas en el norte-.

Teófilo estaba callado, de hecho todos lo estaban, seguían cabalgando en silencio, por un momento las palabras que su difunto padre le había dicho en su lecho de muerte, le retumbaban en la cabeza.

Wenceslao volvió a hablar sacando del aturdimiento al rey de Britania.-hay algo que quiero hablar con usted, su majestad. Pero no aquí, no en su país. Es por eso que quiero que me acompañe en mi viaje de regreso a mi reino, hay asuntos de los que tratar y prefiero hacerlo en mi casa-.

Teófilo no supo que contestar, se quedó callado. Después de un momento de silencio dijo -¿es necesario ir con usted? Nunca he dejado mi trono vacío, hay asuntos aquí que requieren las decisiones del rey, si me voy abría un vacío de poder-.

Wenceslao parecía impaciente. –piénsalo, háblalo con tu reina. Tienes hasta mañana en la mañana, entonces tendrás que darme una respuesta y espero que sea la positiva-. Su tono era amenazante.

Teófilo también lo entendió de esta manera y solo atinó a asentir.

Ya el sol hacia su descenso para esconderse a través de las montañas cuando los reyes regresaron de su cabalgata por los valles. Al volver Teófilo no tenía buen rostro, todos se dieron cuenta de aquello.

            
            

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