Murilo, el CEO seductor
img img Murilo, el CEO seductor img Capítulo 5 ¡Comienzo de una noche inolvidable!
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Capítulo 7 ¿Qué hago ahora img
Capítulo 8 Un lunes atípico. img
Capítulo 9 La semana apenas comienza. img
Capítulo 10 Encantado de conocerte, Murilo Hernández. img
Capítulo 11 La despedida img
Capítulo 12 ¡Eso es una locura! img
Capítulo 13 ¿Qué fue eso img
Capítulo 14 ¡Él es mi jefe! img
Capítulo 15 ¡Él me vuelve loco! img
Capítulo 16 Deseo arrebatador. img
Capítulo 17 Entregado al deseo img
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Capítulo 5 ¡Comienzo de una noche inolvidable!

MANÚ

El aire frío de la noche carioca en la playa me dio en la cara, seguimos caminando dos cuadras y entramos a un edificio elegante, el silencio era inquietante, comencé a preguntarme si había tomado la decisión correcta, pero tan pronto como llegamos en el ascensor se acerco tomándome la cara, mi cuerpo se pega contra la fria pared de metal, el beso es intenso, sabroso, lleno de lujuria, antes de poder disfrutar más aún, las puertas se abren, todavía tomados de la mano caminamos por el pasillo hasta entrar en un apartamento enorme, probablemente muy caro ya que era una zona privilegiada de Río.

Asustado, debo estar asustado, después de todo es un completo extraño que acabo de conocer en un club, podría ser un asesino en serie, un violador, no lo sé, pero en el fondo siento que puedo confiar en él, mi miedo en realidad era el sexo siendo malo, yo siendo malo, ¿te imaginas cómo será si a él no le gusta?

Veo al hombre alto, sexy, delicioso que regresa de la cocina, con una mirada depredadora en los ojos, dos copas en una mano y una botella de champán en la otra, ¿siempre hace eso, digo, con las mujeres que está? acaba de conocerlos, los trae de vuelta a su apartamento y les sirve champán antes de tener relaciones sexuales. Para Manuela, qué idiotez de pensamiento. Trato de concentrarme en el momento.

Aparto los pensamientos inútiles e inseguros de mi mente, cuando un Murilo con una sonrisa que moja las bragas, frente a mí, demasiado cerca, extiende uno de los vasos, para luego verterlo con el burbujeante líquido. Mirándome fijamente, toma un sorbo del líquido y pregunta:

- ¿Quieres algo más Manu?

Su tono ronco, su mirada seductora y oscura, la forma en que quien pronunció mi nombre, me hizo temblar, sonó lascivo, sexy, provocativo, miro hacia atrás, absorbiendo ese cuerpo perfecto, me muerdo el labio inferior y pienso "¡Solo si eres tú!"

Él sonríe y se acerca, ¡maldita sea! ¡Lo dije en voz alta! Siento mi cara sonrojarse al mismo tiempo.

- Viene.

Sosteniendo mi mano con una sonrisa de lado, mientras nos dirigimos por el corto pasillo, Murilo abre la puerta. desde la habitación que parece ser la suya, ya que el olor de su perfume invade mis fosas nasales, lo observo caminar hacia la mesita al lado de la cama, una de esas sumamente altas y enormes, ahí caben unas cinco personas, concéntrate en Manu , pensando en cosas al azar no ahora, ¡verdad!

Volviendo al razonamiento normal, porque el lógico me dejó hace mucho tiempo, lo observo poner el vaso sobre la mesa, luego tomo el mío y hago lo mismo. incluso, volviendo a ponerse frente a mí, toma mi rostro entre sus manos y me besa, ¡maldita sea, qué beso! ¿Cómo puede un hombre tener una boca tan bonita?

Sus labios son suaves y a la vez firmes, se conectan a los míos a la perfección, su lengua invade mi boca al mismo tiempo que sus manos toman mi rostro, con cada embestida de su lengua siento un calor esparcirse desde el centro de mi cuerpo. a mi cara todas las extremidades, no puedo evitar un gemido de placer.

Siento electricidad corriendo por cada parte que toca, haciendo que me debiliten las piernas, puede parecer repetitivo, ¡pero nunca me habían besado así! Se aleja jadeando y no sé qué hacer.

- ¿Estás cómodo?

- Estoy.

Digo un poco inseguro y nervioso, no es con él el problema, sino conmigo. el miedo a No satisfago a un tipo extraño que me domina.

- Te ves un poco nervioso.

Sonrío, pasando mi mano por su cuello, tratando de mostrar una confianza que no siento, pero no quiero convertir este momento en una conversación incómoda, ¡no realmente! Beso la comisura de su boca gime, que delicioso sonido, pasando sus manos por mi espalda me abre el vestido, le agradezco a Elias por obligarme a usar ropa interior sexy ya que no estoy usando sostén.

Apenas mi vestido toca el piso, Murilo se aleja un poco mirándome, su lengua humedece sus labios, en un movimiento sexy que me pone ansiosa por sentirla en mí, sus manos tocan mis senos.

- "Me dejas loco"

Hablar dos idiomas es uno de los requisitos previos para mi papel, entendí perfectamente lo que quería decir, ni siquiera tuve que siendo un genio en esto, estaba diciendo que lo vuelvo loco.

- Somos dos.

Su mirada busca la mía, al mismo tiempo mis manos empujan su pesada chaqueta de cuero hasta el suelo, él se quita la camisa por la cabeza, la vista de su pecho desnudo es casi fascinante, un torso bien definido de alguien que pasa horas en el gimnasio y aprovechar todos sus beneficios, con un cabello muy sexy repartido por todas partes él, dulce señor Jesús, qué delicia de hombre, sin pensarlo mucho me paso la lengua por los labios, con ese movimiento Murilo me toma en un beso que devora almas.

- Sigues muy vestido.

Sonriendo, se quita los zapatos que traía sin medias, en ese estilo europeo que es muy sexy y seductor, abre sus jeans oscuros, mostrando una caja negra que Jesús, debería ser un crimen estar tan caliente usando solo una ropa interior!

- ¡Amigo, eres tan caliente!

            
            

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