Su boca sigue un rastro de besos húmedos por mi vientre, haciéndome temblar, cuando su boca toca mis bragas, pasa sus dientes sobre ellas, mirándome a los ojos, ya dije que es sexy, usa un dedo índice en cada lado de la pieza. para quitármelo, siento que mi cara se calienta, se arrodilla entre mis piernas, su cara está a centímetros de la mía región más íntima, con la lengua afuera me lame, pongo los ojos en blanco y se me escapa un fuerte gemido.
Mierda, eso es... um... Jesús, qué sensación tan maravillosa, que me la chupen es lo mejor que he experimentado. ¡El cretino de Henrique nunca hizo eso!
Murilo desliza su lengua hacia arriba y hacia abajo, alternando con la succión, agarro su cabello gimiendo fuerte, la sensación es maravillosa, cuando él Me introduce con dos dedos, siento mi cuerpo ondear de placer, su lengua juega con mi clítoris de manera intensa, dándome más y más placer.
- Ahh eso es bueno.
Siento una ola de pequeñas sacudidas recorrer mi cuerpo mientras me corro, por primera vez es un hombre dándome eso, no mi vibrador o mis dedos, y la sensación no podría ser más maravillosa.
Veo a Murilo quitándose la ropa interior, recogiendo un condón de la mesa, wow que hermosa polla, debería tomar una foto y mostrársela a Elias luego.
- ¿Te gusta lo que ves?
Pregunta riéndose sin la menor vergüenza, siento que mi cara se calienta en el mismo momento, mientras desenrolla el condón a lo largo de su dura polla, se acuesta encima de mí y me besa, frotando su dura polla en mi entrada, él dice:
- Ahora te vas a correr caliente en mi polla.
gemido mientras se desliza dentro de mí, lentamente al principio haciéndome desear más, sus manos agarran las mías sobre mi cabeza, su boca busca la mía incesantemente, pero los movimientos siguen siendo lentos.
- ¡Mas rápido!
Poniéndose de pie para mirarme a la cara, comienza a empujar cada vez más rápido, su boca se desliza por mi cuello en medio de besos y chupadas ligeras, volviéndome loco, Termino pasando mis uñas por su espalda, él gime más fuerte y empuja más fuerte, creo que le gustó.
Su lengua se desliza entre mis senos sin saber cuál de los dos atacará primero, sus manos encuentran mis senos doloridos pero que necesitan más, los golpea y comienza a chupar uno tras otro, haciéndome gemir fuertemente.
Dios, parezco una perra, nunca he gemido tanto en mi vida, él empuja fuerte, siento otra vez esa deliciosa sensación de un orgasmo acercándose, cuando Murilo toma su mano entre nuestros cuerpos y llega a mi clítoris, tiro mi cabeza hacia atrás, arqueando mi cuerpo mientras me corro de nuevo.
- Ah Murilo ah.
Empuja con más fuerza, agarrando mi cabello casi dolorosamente, su respiración cada vez más fuerte, su labio inferior se muerde, sus gemidos sonoros, su boca regresa a mi cuello. mientras empuja más rápido, la sensación de correrse con un hombre es maravillosa, este roce en mi clítoris me está volviendo loca, en un gemido casi animal se viene mordiendo mi hombro.
Su cuerpo deja de moverse sobre el mío y luego comenzamos a relajarnos, respirando aún jadeando, se desliza hacia un lado jalándome contra su pecho. Estamos sudorosos, jadeantes, cansados y yo por lo menos muy satisfecho.
- ¡Vaya, eso fue realmente bueno! ¿Qué tal un baño?
Se levantó de la cama, extendiendo la mano, y fuimos al baño. Murilo tira el condón a la basura y me lleva a la ducha, abriendo el agua a una temperatura agradable.
Siempre odié tener sexo en el baño, pero con Henrique todo estaba hecho para quedar mal, se que no debería estar comparando, pero no puedo, la única referencia Lo que tengo es malo, ¿qué puedo hacer?
Murilo me besa con intensidad sacándome de esos pensamientos tontos y sin sentido, me da la vuelta y me susurra al oído mientras su mano encuentra mi centro, que caliente estoy, que mi culo lo vuelve loco, me derrito entregada y lista para él.
Cuando siento que me levantan la pierna izquierda y Murilo me penetra, sin darme cuenta ya estoy gimiendo, deleitándome ese hombre caliente, sus manos recorren todo mi cuerpo, no hay una sola parte que no reciba su atención, su boca alterna entre besar mi cuello, lamer mis senos y chupar.
Siento que se acerca el orgasmo cuando Murilo coloca mi pierna alrededor de su cintura, una mano aprieta mi seno izquierdo y la otra está entre nosotros, masajeándome, haciéndome gemidos ahogados, cada embestida es perfecta hasta que encontrando el orgasmo, se lo quita rápidamente y tocándose viene en mis piernas.