Capítulo 3 Joan Damien Darren

-... No lo sé, madre- respondió Alice Brooke. Pero su mente la delató al reflejarse en su mirada tristeza.

La puerta se abrió de golpe y un joven apuesto cruzó la puerta.

Tenía el cabello negro, su piel era blanca y sus ojos color marrón hacían juego con sus zapatos de cuero.

-Adei- saludo su madre al hombre de traje.

-Buenas tardes, señora Brooke–respondió el jovén al saludo.

Alice se quedó sorprendida, la persona que estaba ahí era la misma que la engaño anteriormente.

Sus ojos relevaron pánico y después de que Adei le dirigiera una mirada de preocupación a Alice los nervios en ella disminuyeron.

Adei le sonrió a la señora Brooke y por arte de magia la señora Brooke se puso de pie y salió inmediatamente.

Tan pronto como desaparecio la señora Brooke, Adei se apresuró a acercarse a Alice una vez que la tuvo lo suficientemente cerca toda la preocupación y amabilidad que había mostrado antes en ella desapareció de él.

-Espero qué no hagas otra estupidez para arruinar el plan. Tú tienes que cásate con él, en ese maldito papel tienes que poner tu firma-. Advirtió el joven.

-No, no lo haré, no voy a arruinar la vida de tu primo- Respondió ella.

El jovén extendió la mano y sujetó el cuello de Alice. Lo comenzó a presionar y a ella le comenzó a faltar el aire.

-Te lo dije antes y te lo digo ahora, si no lo haces haré que el negocio de tu padre quiebre y nadie más lo ayude, te recuerdo que su negocio ya está por irse a la quiebra. También te recuerdo que tu madre le debe mucho dinero a unos maleantes, no hagas que se lo cobren antes, porque sería una pena que ellos le cobren la deuda a tu madre y de ti... te recuerdo que tengo una hoja en blanco en la que puedo poner cualquier cosa para perjudicar a tu familia -.¿Lo harás?- volvió a preguntar, sabiendo que ahora no iba a negarse.

-Sí- respondió obligada, puesto que el aire le comenzó a faltar. El jovén soltó a Alice y ella tosió frenéticamente. Alice había tratado de negarse, incluso escogió la muerte, pero no podía dejar a su familia en manos de ese hombre ruin para que la destruyera.

-En la tarde te vas a parar de esta cama e iremos por los certificados - Avisó. El jovén se marchó sin decir nada más.

Alice respiró ondo, no sabía cómo se había enamorado estúpidamente de él.

Por la tarde, apesar de estar débil y pálida cumplió con su palabra, bajo del auto y cruzó por la puerta de registros civiles.

El frío viento se abalanzaba sobre su vestido y cabello. Apesar de estar demacrada todavía se veía hermosa e inocente, como un ángel.

-Por favor, señorita Alice, firme el certificado - le recordó el juez. Alice tomo el bolígrafo y firmo lentamente.

Después de salir de la oficina, Alice no pudo evitar llorar.

-Seca tus lágrimas, no seas estúpida -. Se burló el jovén a su lado.

-¿Por qué lo haces? ¿Por qué me ofendes?- pregunto.

-Porque tú siempre fuiste un objeto para mí. Ni siquiera eres mi tipo - recalcó.

El joven entró en el auto y lo puso en marcha sin importarle la salud de Alice, la dejo ahí, afuera de la puerta de registros civiles.

Alice rompió en llanto y camino por las calles lentamente, quería llorar hasta que se le secaran sus lágrimas, su mano comenzó a sangrar por las agujas que habían estado antes en ella.

Después de un rato así, se desmayo y cuando abrió los ojos estaba de nuevo en el hospital.

Sus labios estaban pálidos y se veía más demacrada, apenas y pudo sentarse, sus manos tenían moretones y su cabello estaba revuelto.

La televisión que estaba en el cuarto reproducía una serie de noticias ''El jovel heredero de la familia Darren sufrió un terrible accidente'' ''El joven magnate Adei Darren parece morir al instante''. Apenas y podía asimilar lo que había pasado Alice, después de recobrar la compostura las imágenes que pasaron en los noticieros le hicieron creer que nada había sido una mentira.

La tele se apagó de repente y Alice busco el control con la mirada por la habitación hasta que se percató que su madre la había apagado.

-No debes de preocuparte, todavía es muy pronto para sacar conclusiones, recuerda que también estás mal de tu salud -. Alice miró a su madre con los ojos aguados y rompió a llorar desconsoladamente.

-Yo... no sé que pasó, tuve una pelea con él sin sentido, si él volviera a la vida haré todo lo que me diga sin objetar- Juró.

Su madre se acercó a consolarla y después de un par de horas recibieron una llamada.

-Señorita Brooke, el joven amo sufrió un accidente, al principio no pensamos en llamarla... pero dado que nos llamaron del registro pensamos que deberíamos informarle dado que es su esposa. Un auto la recogerá mañana por la mañana para evitar los reporteros, necesitamos que venga urgente para informar la situación de nuestro joven amo.

-Gracias, ahí estaré -. Respondió Alice. Esa noche ni siquiera pudo dormir,

se la paso dando vueltas en la cama y culpando su actitud hacia Adei, cuando llegó el auto, ella y su madre lo abordaron.

Su destino fue una enorme mansión, las puertas se abrieron tan pronto llegó el auto. Y se cerraron tan pronto paso, el chófer las guió hasta la puerta de la casa, dónde una señora de unos 50 años las acompaño hasta llegar a la sala.

-Señora, la señorita Brooke ha llegado– Informo la mujer.

-¿Brooke?, ¿Cómo pudo mi hijo caer tan bajo para casarse con esta?- La señora Daiza no se molestó por ocultar su disgusto y lo expreso. Seguido recorrió el cuerpo de Alice y se detuvo en su vientre. -¿Estás embarazada? O ¿Todavía eres virgen?- Alice se mordió el labio para no ser grosera limitándose a no decir ninguna palabra. Por lo que la señora Daiza la malinterpretó - Si todavía eres virgen puedes poner un precio y largarte... yo me ocuparé de explicarle a mi hijo cuando despierte, si estás embarazada te permitiré quedarte hasta que nazca mi nieto.- propuso.

Alice agachó la cabeza y escucho a un hombre hablar que no había notado en la sala -Todavia es muy pronto para saberlo... Ella fue virgen hasta casarse , no sabemos si en realidad este preñada o no, dado que apenas se casó.

-De acuerdo, la dejaré dejar hasta que se confirme su estado - Agrego la señora Daiza retirándose.

Alice levantó la cabeza y se encontró a un joven que no había visto antes- Gracias - dijo ella, sabía que sin su ayuda no la dejarían ver el estado en el que se encontraba Adei.

-No hay nada de que agradecer, después de todo mi jefe me lo pidió -. Espetó el hombre antes de marcharse y dejarla sola como antes lo había hecho la señora Darren.

¿Pero había dicho jefe?, ¿Quién podría ser?- se pregunto la jovencita.

Alice volteo a ver a su madre que no había dejado de ver la casa lujosa.

Dos sirvientas las guiaron a dos recámaras vigilando que no rompieran algo en el camino.

A la señora Brooke la dejaron en el primer piso, la habitación era pequeña pero tenía todo lo necesario. A Alice la guiaron hasta el tercer piso.

Cuando Alice entro a la habitación que habían asignado para ella, se quedó sorprendida, esa recámara estaba tres veces más grande que la de su madre. Apesar que la casa tenía colores grisáceos se veía elegante y los tonos en color negro le daban un toque de seriedad y riqueza.

-¿Está es mi habitación?- pregunto.

-Sí, después de todo, también es el cuarto del joven Adei, por lo que, por órdenes de la señora Daiza usted dormirá aquí. Si me permite darle un consejo evite tocar las cosas del joven Darren a él le molesta mucho que las toquen- Sugirió.

-¿No hay otra habitación?- pregunto Alice, tenía la sospecha de que algo andaba mal.

-Sí, pero la señora Daiza dijo que no podía usar otra habitación, de ser así usted tendrá que dormir afuera -. Explico la sirvienta con vergüenza en la cara.

Alice entendió y solicito un poco de ropa para bañarse. Después de que le trajeran un par de conjuntos ella se metió al baño.

El agua comenzó a caer por su cuerpo y mojo cada espacio en ella. Cuando salió del baño ya cambiada se asusto al ver a un hombre con la cara vendada y vendas por todo su cuerpo acostado en la cama. Al lado de él ya estaba una máquina que indicaba su estado.

-Espero que no te moleste dormir con Adei en este estado, después de todo eres su esposa... si no te parece te puedes ir o dormir en el sofá - Informo la señora Daiza. Luego cerro la puerta.

Alice se acercó al hombre, nadie le había dicho nada de como se encontraba. Al verlo acostado pensó que solo estaba durmiendo y que pronto despertaría.

Acarició los vendajes en la cara y el hombre no pareció moverse en lo absoluto.

-Adei, despierta - Pidió.

Por la noche ella bajo a cenar y siguió a su madre hasta su habitación del primer piso.

-Ya me enteré de cómo se encuentra, le pregunté a las criadas y me dijeron que van a despertarlo en 4 días por su estado crítico. Lo trajeron porque querían evitar a los paparazzi.

Alice dió un suspiro de alivió y corrió escaleras arriba para abrazar a Adei de la felicidad, pero este no se movió.

-¿Para quedar embarazada prefieres acostarte conmigo o con otro hombre?– pregunto un hombre atrás de ella.

Alice soltó a Adei, puesto que había reconocido esa voz, se quería dar la vuelta pero alguien la abrazo por atrás.

El hombre sujeto el cuello de Alice a la fuerza y lo apretó -¿Te divertidas con mi primo?- pregunto.

Alice le dió un codazo en el abdomen al hombre y fue en ese momento que por fin pudo respirar, al darse la vuelta descubrió al hombre que la había engañado antes. Luego miro al hombre en la cama.

-¿Qué?, ¿Pero si tú estás aquí entonces quién es él?- pregunto ella.

-Mi verdadero nombre es Joan Damien Darren. Y como verás después de mi primo yo soy el segundo que puede dar órdenes aquí. ¿No te lo explique antes?

-¿Entonces me propones tener un hijo tuyo y decir que es de tu primo, el verdadero Adei?

-Sí.

-¿Pero si tú primo despierta y descubre que no es su hijo?- pregunto ella.

-Tienes razón, y es por eso que ahora mismo te vienes conmigo a un lugar, sígueme - ordenó Joan.

                         

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