Mi rutina personal suele iniciar comúnmente a estas horas, puesto que desde pequeño me ha gustado levantarme temprano.
Me levanto de la cama cuidadosamente esperando no hacer tanto ruido para no molestar a mi tío que se encuentra en la habitación de al lado y comienzo a buscar un par de pantuflas para poder caminar de forma más cómoda.
Coloco las pantuflas sobre mis fríos y algo rasposos pies y las acomodo para que estas no se resbalen a la hora de caminar.
Justo después me dirijo al baño y comienzo a lavar cuidadosamente mi cara con abundante agua, debo decir que aún se encuentra bastante fría, pero de cierta manera ayuda a que por fin pueda terminar de despertar.
Después cepillo mis dientes frente al viejo y cuarteado espejo del baño, aunque en el momento en que intento mirar nuevamente el espejo un incómodo e indescriptible sentimiento impide que pueda mirar mi reflejo.
Acompañado de una incomodidad terrible y algo de confusión, una sensación de asco y mareo atacan mi vientre, puesto al intentar ver el reflejo en el cristal.
Es algo extraño, cada vez que intento observarme en un espejo este sentimiento me absorbe como un cruel vacío que me sumerge hasta sus profundidades, mientras que en otras ocasiones lo que sucede es que en momentos me desconozco, como si estuviera mirando a otra persona.
Es un sentimiento de desconcierto y que hace que me sienta extraviado como si no perteneciera al lugar en el que me encuentro.
Es difícil de definir, pero nunca he sido una persona que pueda comprenderse fácilmente.
Desde que tengo memoria he sido complicado y después de la muerte de mis padres lo fui aún más.
Soy tan complejo al grado que en ocasiones ni yo mismo puedo entenderme y eso me hace odiarme y sentirme perdido en el mundo como si fuera alguna clase de alien o monstruo que no perteneciera aquí.
Existen momentos en donde siento que llega un punto donde mi propia existencia se torna compleja y enfermiza incluso para mí
En el espejo aparece la forma detallada, de un chico cuya imagen está totalmente desordenada, que en palabras sencillas sería un inadaptado.
De un cabello medio, largo y algo disperso por el roce de las sabanas, intento acomodarlo con un peine, pero ahora me doy cuenta de que tal vez me lo he dejado crecer de más o, pues, ha rebasado la altura de mis patillas.
En sí mi pelo no se ve nada mal y más bien es parte de mí, es como una característica que con el tiempo he adoptado.
Para mí el tener el pelo medio, largo y sin peinar es tan importante como si observara un león y no tuviera su gran imponente melena ondeándose con majestuosidad en el aire.
Continuando lo que más llama la atención de mí es el par de ojos color negro, tan oscuros como la noche, que de manera irónica reflejan la oscuridad que se cierne sobre mi alma como una tierra árida, infértil, en donde no puede florecer más que odio y miedo.
Retomando el cuidado de mi persona de un pequeño estante tomo un poco de crema humectante y la distribuyó sobre mi rasposa piel apiñonada, a pesar de que no soy tan cuidadoso con ella.
Esta luce bastante cuidada con un aspecto bastante agradable.
Siendo concisos, si bien no soy lo que podría considerarse hermoso, en forma exagerada podría decirse que soy bastante agradable a la vista, aunque eso es algo que no me preocupa en lo, absoluto, por lo que no intento resaltar la mucha o poca belleza que poseo.
Continuando con mis problemas mentales me cuesta creer que esta persona sea yo y no es que se trate de algún caso de cambio de cuerpo o algo por el estilo, sino más bien de una situación en la que sin darme cuenta el tiempo a pasado de forma tan apresurada que me ha sido imposible siquiera poder vivir mi vida en la forma en la que verdad me hubiera gustado y he terminado por ser una persona totalmente diferente a la que yo y mis padres hubieran esperado.
Término de lavar rápidamente mi cara intentando alejar ese tipo de pensamientos tan retorcidos de mi mente para intentar despejar mi psiquis, caminó de forma apresurada hacia la cocina y al llegar tomo un vaso y vierto un poco de agua lo acercó rápidamente a mi boca para aliviar la resequedad originada en mi garganta, pero no parece funcionar.
Sinceramente, no sé si es por la hora o el día, pero en este momento un sin fin de recuerdos emergen de los rincones más perturbados y deprimidos en mi espíritu, como espinas que atraviesan mi corazón.
Para intentar relajarme un poco tomó asiento en una de las sillas del comedor mientras veo a través de la ventana, el accionar del sol que lentamente elimina la oscuridad.
Efecto contrario y por más que intente evitarlo, ocasiones como esta solamente sirven para recordar aún más mi pasado.
Es extraño como muchas veces somos esclavos de los recuerdos que de las cosas que ocurren en el presente he tenido la oportunidad de escuchar a personas que dicen ser esclavos del trabajo, del dinero, de mujeres o de poder, sin embargo, en mi caso es muy distinto, pues las ataduras que me aquejan no son algo que me dé alguna experiencia feliz sino más bien un montón de lágrimas y dolor
Al estar sentado no puedo rehuir de rememorar cómo hace apenas unos años antes de toda la melancolía y soledad que invaden mi ser e incluso mucho antes de que descubriera que tan cruel podría ser el mundo con aquellos que actúan o piensan diferente.
Adoraba enormemente ver los amaneceres en compañía de mi padre cada mañana, recuerdo como colocaba mi alarma para poder erguirme antes de que el sol tuviera rastro alguno de presencia.
Me levantaba rápidamente y sin pensarlo me dirigía hacia la habitación de mi padre para levantarlo y así pudiéramos ver el amanecer juntos tomando una deliciosa taza de chocolate caliente que mi madre preparaba con amor después de que fuera despertada por la insistencia de mis gritos hacia mi padre para poder lograr que se alentará a despertar.
A pesar de lo molesto y desgastante que mi persona podría llegar a ser, no recuerdo ninguna ocasión en la que ellos no estuvieran sonriendo, si bien había ocasiones en las que me portaba mal o cometía errores, tanto mi madre como mi papá nunca parecían molestos al contrario intentaban hacerme sentir mejor para qué superará rápidamente esas desafortunadas situaciones.
Es extraño como mi vida pudo cambiar de manera tan repentina. Es algo que me lastima tanto que en ocasiones no puedo evitar preguntarme.
¿Qué hubiera pasado si las cosas hubieran acontecido de manera diferente?.
Tal vez mi vida podría haber sido mejor. Como si mi mente quisiera torturarme repentinamente, arroja un recuerdo para torturarme y golpearme en donde más me duele.
No es un recuerdo desagradable, pero si ejerce gran pesadumbre sobre mí.
Puedo decir que para bien o para mal es un recuerdo que sin saberlo cambió totalmente mi vida.
Recuerdo perfectamente ese día porque es bastante parecido al de hoy.
Al igual que todos los días anteriores a ese me levanté emocionado para poder ver el amanecer junto con mi padre, aunque ese día por un extraño motivo la sensación era diferente.
Sin prestarle atención a esa sensación me levanté como de costumbre y salí de mi cuarto en dirección al de mis padres. Atravesando una pequeña sala bastante parecida a la de mi actual casa, crucé todos los obstáculos, y continué en dirección a la cama de papá
Él, como siempre se encontraba recostado, pero esta vez no estaba profundamente dormido como solía hacerlo, sino que pude percatarme como miraba detenidamente al techo de forma casi robótica, sin esbozar siquiera un rastro de emoción a pesar de eso en ese momento al percatarse de mi presencia algo confundida y aterrorizada retomó la misma reacción que de costumbre.
-Ahí estás Tigre, estás listo para salir a recibir la mañana.-Más emocionado que de costumbre se levantó y me cargo de manera efusiva.
Recuerdo como ese día llevaba una ridícula pijama color verde que le había regalado por el día de padre meses atrás y que tenía un horroroso diseño de osos de peluche, aun así a él parecía gustarle.
Las reminiscencias claramente describen el aspecto de mi padre, con su ordenado y pulcro cabello corto, estilo militar y con ese ligero tono café que lo caracterizaba, así como su reseca piel blanca y sus llamativos ojos color negro, casi tan oscuros como la noche y que siempre me miraban acompañados de esa gran sonrisa que siempre me mostraba y me dejaba ver su perfecta dentadura tan blanca y bien cuidada a diferencia de la mía.
Ese día lucía bastante cansado, además de que tenía un aspecto bastante triste. Pero sin prestarle atención repetimos nuestra rutina como siempre, aunque en esa ocasión era muy perceptible que él estaba distante, incluso mamá no se acercó como la hacía todos los días, sí no más bien recuerdo cómo durmió hasta altas horas de la mañana.
Pero lo que más recuerdo de ese día es la última conversación que tuve con él.
Después de salir de su habitación nos dirigimos al pequeño tejado que se encontraba afuera de la casa y envueltos en una cálida manta, los dos nos sentamos a observar cómo salía el sol.
Ambos mirábamos fijamente al maravilloso cielo con tonos naranjas, blanco y negros y a la parte principal que poco a poco comenzaba a mostrarse cuando entonces repentinamente recordé algo que el tío Ottis había dicho tan solo unos días antes y que sin motivo alguno me vino a mi mente.
-¿Papá, te gusta tu vida? .-Como si hubiera cometido un crimen, dirigí mi vista hacia el suelo nuevamente, esperando a que no hubiera escuchado la pregunta.
Mi padre anonadado y con un rostro de sorpresa me miró fijamente sin decir nada, pero como siempre, lo único que hizo fue darme la misma pura y sincera sonrisa que él siempre me daba para después murmurar un poco y responder.
-¿Qué si me gusta mi vida? Pues claro que sí, pero ¿Por qué me preguntas eso?
Un poco dudoso conteste.
-Es que hace unos días, mientras jugaba en la casa del tío Ottis lo escuché mencionar que tu sueño siempre fue ser un gran pintor y que incluso tenías mucho talento, pero que cuando conociste a mamá y me tuvieron todo eso se arruinó.
Era una duda que revoloteaba en mi cabeza desde días atrás, si bien no entendía del todo, sabía que se referían a mí y que no era bastante agradable la respuesta.
En el fondo sabía que algo estaba arruinado y que debía haber sido por mi culpa.
Sorprendido mi padre volvió a mirarme, pero esta vez río exageradamente.
-Ja, ja, ja Kari en verdad, ¿Crees que eso es verdad?.
Ante tal declaración y con mi poco conocimiento, lo único que pude hacer fue mover mi cabeza afirmativamente pero con dudas.
-No creas las estupideces que dice tu tío sobre mí.
-Si bien cuando tenía tu edad mi sueño era ser pintor, me di cuenta de que eso no era posible para mí, así que decidí dejar aquella fantasía para centrarme en algo que pudiera realizar verdaderamente.
Con dudas lo único que pude hacer fue seguir escuchando detenidamente.
-En principio fue duro dejar aquello que anhelaba, pero sabes que un día sin esperarlo conocí a una chica maravillosa que hizo que olvidara todo acerca de ese sueño y además naciera uno nuevo y aún más maravilloso.
Sorprendido, solo seguí escuchando mientras meneaba mis manos nerviosamente.
-¿Sabes cuál era el sueño que anhelaba cumplir con esa chica?.-Volvió a mirarme con esa sonrisa que lograba reconfortarme en los momentos más oscuros y dudosos de mi vida. Pero por primera vez me intimidaba.
-No.-Conteste de forma dudosa y deseando no haber hecho esa pregunta, aun así a él no le importo y sin problema alguno continuó.
-La primera vez que la vi entrar en la vieja cafetería del pueblo me dije .
A pesar de eso, el peso de la duda en mi interior era más fuerte que la honestidad de sus palabras, por lo que decidí seguir arremetiendo contra él.
-En serio, pero ¿Nunca te arrepentiste de no haber podido cumplir tu deseo de ser pintor?.
Pero de igual forma, sin importarle, volvió a responder sin problema alguno.
-No, ya que solamente unos días después de que esa chica y yo nos conocimos la convencí de comenzar a tener algunas citas y así poco a poco pasó el tiempo hasta que fue mi novia y solamente unos años después mi esposa en todo ese tiempo no desee nada más que pasar el resto de mis días con ella.
Me encontraba un poco sorprendido, pero aun así una parte de mí necesitaba una respuesta aún más completa que aliviará las dudas que recaigan sobre mí.
-Y yo ¿Nunca te arrepentiste de mí?
Nuevamente un poco confundido por mi insistencia, mostró un rostro más severo y enojado, pero como si eliminará cualquier rastro de ira, por fin volvió a responder mientras delicadamente posaba su mano izquierda sobre mi hombro.
-Tu pequeño has sido la cosa más maravillosa que alguna vez tu madre y yo hubiéramos deseado, eres algo que completamente sobrepasó lo que un día soñé.-En ese momento un sentimiento de pena indescriptible se apoderó de mí por lo que no pude expresar nada.
-Tú y tu madre son lo más especial que algún día pude desear.
Si tan solo en ese tiempo hubiera sido más maduro y no un maldito niñato engreído.
-Papa no seas tan cursi.
Ante tal acción mi padre solamente soltó algunas risas y volvió a mirar detenidamente al horizonte, pero gracias a sus declaraciones otra duda azotó en mi mente y en mi corazón.
-Oye, papá y tú, ¿Crees que yo algún día pueda conocer a una chica igual a mamá?.
Algo intrigado, solo miro al cielo mientras analizaba la situación sujetando su mentón.
-Por supuesto, después de todo me parece que tú ya has podido encontrar a esa chica especial verdad.
Ante su declaratoria, una imagen vino automáticamente a mi mente y fue la imagen de una hermosa chica de piel apiñonada, de pelo color castaño y ojos verdes, con la sonrisa más bonita que mis ojos pudieran haber visto.
Al verme mi padre leyendo mis pensamientos solo liberó una pequeña sonrisa.
-Así que Rigel... vaya es una buena chica, además sabes que su padre y yo siempre hemos sido buenos amigos, así que no me molestaría que fuéramos familia.
A pesar de que tenía razón, no pude evitar negar rotundamente aquella afirmación.
-Espera papá, ella solamente es mi amiga.
Ahora recuerdo lo convincente que me veía con mis mejillas sonrojadas y las manos temblorosas.
Después de eso él y yo pasamos el resto de la mañana como todos los días. Aun así, no esperaba que aquel día mi vida daría un cambio de trescientos sesenta grados.