-Vamos levántate si no quieres que nos alcance un rayo. La intentó jalar bruscamente del brazo para que se levante pero ni siquiera me presta atención, solo gritar hasta desgarrar su garganta.
Cosa que solo hace que me desespere más y piense en salir corriendo sin ella de nuevo pero a pesar de mi cobarde deseo intentó mantener mi actitud firme mientras me agacho para poder darle ánimos de seguir.
Pero no hay respuesta alguna más que gritos despavoridos, como si se tratase de alguien a quien asesinan violentamente, la situación cambia drásticamente cuando repentinamente el cielo se encuentra completamente oscuro y todo rastro de luz se da por perdido.
Y cuya iluminación solamente es retomada por intervalos de tiempo gracias a los violentos y purpúreos relámpagos.
Que en escasos segundos vuelven al cielo totalmente de un purpúreo brillante que hace que nuestros corazones se congelen al escuchar su retumbar.
Cuando comienzo a creer que todo está perdido, un grito de esperanza resuena angelicalmente a través de mis tímpanos y de manera fugaz intentó buscar el origen del mismo, muevo mi cabeza como un loco hacia todas partes para solo encontrarme con la destrozada Rigel que se mantiene sin reacción alguna mientras sigue murmurando cosas que no puedo entender.
Mientras continuó observando a Rigel aquel grito reaparece ahora con más fuerza y por fin puedo escuchar claramente lo que dice. -Rigel donde estás-Una voz gruesa y varonil resuena en alguna parte de la oscuridad y es cuando unos metros hacia abajo puedo ver como la vaga luz de una linterna choca contra la penumbrosa oscuridad de la noche.
-Karii por favor responde -Niños en donde están -Por favor salgan de donde se encuentren, venimos a rescatarlos.
Ahora la voz de mi padre resuena y hace que una sonrisa sin igual aparezca en mi rostro renovando mi instinto de supervivencia y mi hambre por sobrevivir, por lo que me vuelvo orgullosamente a erguir esperando a que mis esfuerzos ayuden a nuestros padres a encontrarnos.
A la lejanía nuestros padres gritan de manera caótica para poder dar con nuestro paradero, lo cual lo único que puedo hacer con mi corta capacidad de pensamiento es gritar igualmente.
-Aquiiii por favor vengan aquí estamos.
Como si la vida se me fuese en esos gritos, sigo y sigo gritando sin parar hasta que el aire de mis pulmones se ha ido por completo y sin darme cuenta por estar tan inmerso en qué nos encuentren ni siquiera percibo el momento en que Rigel se reincorpora y me ayuda a llamar a nuestros padres.
Grita al igual que yo con toda la fuerza de su pecho y con una nueva luz de esperanza en su mirar que me dice que a partir de ahora las cosas estarán mejor.
Como si de una maravillosa luz de esperanza se tratase, puedo ver vagamente como cuatro siluetas apresuradamente se acercaban a nuestra posición con pequeños destellos, luz que supongo debe de ser el brillo de sus linternas por la forma en que se reflejan en la oscuridad.
Gracias a los llamativos impermeables color amarillo que rodean sus cuerpos me hace imposible el poder distinguir algunos de sus rasgos pero en el fondo sé perfectamente de quién se trata e incluso imagino el motivo por el cual son cuatro siluetas.
Conociendo a nuestras madres era difícil que se dedicarán a esperar en casa mientras nosotros nos encontrábamos en las afueras del bosque sin ningún aditamento para sobrevivir, por lo cual imagino que incluso ellas fueron las primeras en desear salir en nuestra búsqueda.
El señor Australis y Papá se ven a la lejanía y puedo observar como intentan encontrar una ruta para poder llegar a nosotros librando los obstáculos del camino y la incesante fuerza de la lluvia.
Rigel mantiene un rostro iluminado y una expresión rebosante de felicidad y paz mientras incesante mueve su mano realizando un saludo y dando pequeños saltos que logran salpicar mi cuerpo de lodo, aun así estoy tan feliz que no digo nada e incluso me contagió de su felicidad por lo que yo también comienzo a dar saltos como un loco al compás de los suyos.
-Papá Mamá, aquí estamos.-Gritamos de manera efusiva a lo que mi padre responde inmediatamente.
-No se preocupen chicos. No se muevan de ahí, vamos por ustedes. Mientras tanto siguen buscando aminorar nuestra preocupación y recortar la distancia.
Entonces por fin nos encontramos a tan solo unos metros y lo único que nos divide es un gran socavón de un par de metros a dónde se dirige una gran cantidad del agua.
Ahí es de donde mi padre me mira fijamente, no con molestia, sino con un extraño aire de felicidad, como si se tratase de un reencuentro de años que alivia el miedo y la tensión que he sentido por horas y me hace saber que no me espera un castigo tan severo.
-Tranquilo Tigre, ya estás a salvo.-Nuevamente me mira directamente a los ojos.
-Tienes que secarte.-Es ahora cuando repentinamente me arroja un pequeño pañuelo color amarillo para que pueda secarme e intentó atraparlo rápidamente antes de que toque el lodoso piso.
Todo parece tan mágico y perfecto, a excepción del gran vacío de agua y rocas que está a unos pasos y que en un momento casi derriba a nuestros padres, puesto que en la orilla donde se encuentra se destruye totalmente.
Aterrados dan un gran salto hacia atrás mientras gritan.
-Atrás niños no se acerquen.
-Quédense ahí en un momento, los sacaremos de ahí.
Entonces preocupadas se acercan nuestras madres a cerciorarse de que el valiente par se encuentre bien y sin ningún rasguño.
Pasan los minutos y con un con gran fe y esperanza aprieto el pañuelo de papa.
Pero oh bendita vida que se burla de nosotros de maneras bastante ingeniosas, pues antes de que cualquiera de nosotros pueda reaccionar ocurre un gran deslave y como si fuera en cámara lenta puedo ver como una gran cantidad de lodo y rocas, así como unos cuantos árboles de la parte más alta del bosque se desborda a máxima hacia el lugar en que se encuentran nuestros padres es cuando Rigel y yo somos espectadores en primera fila de como nuestros padres son aplastados por toneladas de lodo y escombros del bosque.
Todo es tan rápido que Rigel y yo no podemos hacer más que mirarnos fijamente con expresiones de confusión mientras nuestras caras se ven nuevamente empapadas por abundante agua.
El salir del shock es complicado, ya que me cuesta asimilar que unas horas atrás hablaba plácidamente con mi padre y justo ahora solo observo como una gran pila de escombros lo ha hecho desaparecer a él a mi madre y a los padres de Rigel que ahora solo puede mirar al vacío que han dejado sus padres mientras recuerda cómo fueron sepultados por toneladas de lodo.
Mi mente me empieza a mostrar recuerdos aleatoriamente como si de una película se tratara buenos y malos momentos que viví con mis padres y los de Rigel y cuando lo asimilo un fuerte dolor golpea mi pecho de manera tan abrupta que es posible describirlo como si me fuera arrancado el corazón sin piedad alguna sentimientos de ira enojo y frustración toman el control de mí.
Al grado en que me cuesta razonar todo se hace presente y lo único que puedo hacer es soltar un encarnizado grito que desgarra lo poco de garganta que me resta.
-Nooooooooooo.-Lentamente la fuerza abandona mi cuerpo y el cansancio me arrulla delicadamente una parte de mi quiere seguir luchando pero otra seductoramente me pide que no luche que la vida ya no tiene sentido por lo que relajo mi cuerpo hasta el punto en que me desvanezco lentamente y toda fuerza abandona mi alma y cuerpo antes de cerrar los ojos finalmente solo escucho como mi mejilla impacta contra el lodo que se sigue aglomerando en el piso y siento como del cielo las gotas siguen golpeando constantemente mi cuerpo intento buscar a Rigel pero estoy tan cansado que desisto y me dejo caer completamente lo último que mi mente arroja es un deseo simple pero bastante difícil a la vez, en mi mente solo se forma un sentimiento y una idea que resuena con fuerza como una pequeña voz que sigue y sigue luchando para lograr su cometido.
En el fondo todo mi ser lucha por que este egoísta y profano deseo se cumpla tanto que con voz débil y murmurando lo expreso con lo último de fuerza que me resta.
Quiero morir.
-Quiero morir.