Entro al baño, me organizo el cabello haciendo una coleta, me cepillo, me lavo la cara, y bajo al primer piso para prepararme el desayuno. Hoy estaré sola todo el día porque mi tía y mamá se fueron de paseo con sus amigas y papá se fue con el feo de mi hermano a practicar béisbol; papá es entrenador, y la verdad me gusta verlos jugar, pero cuando están en competencias, de resto solo veo viejas apoyando a sus hijos, o al menos eso dicen ellas porque es evidente que van a ver a mi papá, no disimulan nada las lagartonas esas.
Me debato en la cocina decidiendo qué voy a preparar, cuando suena el timbre de la casa. Corro una de las cortinas de la sala; veo a un señor mucho mayor que papá, muy elegante y simpático, pero no más simpático que mi papá, bueno, un poco sí, pero eso obvio no se lo voy a decir. ¿Quién será?
Como me enseñaron a no abrirle la puerta a desconocidos, hablo desde la ventana.
-¿Quién es?
Él señor se acerca un poco hacia donde estoy.
-¡Buenos días, señorita! Si no estoy mal tú eres Emma.
¿?
-No señor, está equivocado.
Se queda mirándome confundido -Disculpa, quise decir: Danna. Te llamas Danna ¿verdad?
-Eeeehh, sí ¿Cómo lo sabe?
Sonríe -Conozco a tu papá y te conocí de pequeña, es lógico que no me recuerdes. De casualidad ¿Está él?
-No, no señor.
-Entiendo -saca algo del bolsillo- ¿podrías entregarle esta tarjeta? -estira su brazo hacia mí.
-Por supuesto- la recibo.
-Por favor dile que me llame lo más pronto posible. Es urgente.
-Bien. Se lo diré.
-Gracias.
Se marcha.
Miro la tarjeta que me entregó ¡vaya! no había tenido en mis manos una tarjeta de presentación y ésta se ve fina con el negro y ese diseño en triángulos y letras doradas; por cómo estaba vestido parece que es un hombre muy rico, en fin. Ya me suena mi estómago del hambre, voy a preparar mi desayuno...
....................
Esteban (Leonardo)*
Llego a casa con mi hijo, mientras guardo el auto, contesto la llamada de mi esposa quien me dice que en media hora está en casa.
Voy a la habitación de mi hija para saludarla y darle la comida que le he traído, pero está dormida, ¡claro! Es muy tarde. Entonces dejo la comida en la cocina, me cambio la ropa y voy a la sala, minutos más tarde, se refleja una luz por la ventana que da hacia afuera de la casa, ¡ya llegaron!
Apenas Laura entra a la sala me saluda -¡Hola amor! ¿cómo les fue? -me da un beso.
-¡Hola Bicho! -me saluda Valeria.
Miro a Valeria -¡Hola bicho! -seguido respondo a mi esposa-¡Bien amor! después de jugar, almorzamos y fuimos a la casa de Omar y Cristina.
-¿enserio? ¿entonces ya se mudaron? -pregunta Lau.
-¡Sí! Es una casa inmensa; al parecer van a completar la docena de hijos porque tienen más habitaciones de la cuenta.
-Debe ser para la familia de ellos cuando estén de visita, cielo.
-No amor, recuerda que sus familias no los tratan porque no estuvieron de acuerdo con su matrimonio, aunque pueden que no pierdan la esperanza de que algún día dejen la bobada y los visiten.
-¿por qué hay padres y hermanos así? les importa más el dinero y no que sus hijos o hermanos sean felices, además, Cristina es buena chica, no es interesada y él la quiere, aunque ella no sea de familia de clase alta -dice Vale.
-Además, ella lo aceptó con un hijo -agrega Lau- así que por qué la familia de ella se tiene que enfadar por eso y lo peor es que se creyeron el cuento de la ex de Omar que ella fue la culpable de acabar con su supuesta familia, cuando sabemos que Cristina y él empezaron a salir casi un año después de que ellos se separaron.
-Así es, tenaz que la misma familia le crea a una aparecida y no a Cris. Mejor me voy a dormir, estoy cansada. ¡Hasta mañana Bichos!
-¡Hasta mañana bicho! - respondemos al tiempo.
Mientras Valeria sube las escaleras...
-¿y los niños? - me pregunta Lau mientras se sienta a mi lado.
-Cuando llegué ya Danna estaba durmiendo, no alcancé a darle la comida.
-No te preocupes, de seguro ella debió asaltar la alacena.
-Pero solo habrá comido paquetes.
-Quizás, pero ella no se llena con eso, estoy segura de que algo se preparó, ¿no viste loza sucia?
-En ninguna parte.
-Quizás la lavó. Los niños son como tú, les gusta el orden.
-Es verdad, eso lo sacaron a mí -le hago cosquillas.
-No me gustan las cosquillas -ríe un poco enojada- ¿y el niño?
-Debió caer rendido. Vamos al cuarto ¿sí? -me pongo de pie.
-Sí, pero te advierto que estoy super cansada.
-Y después dices que soy yo el que piensa solo en eso.
Se ríe -Como si no te conociera.
...
(Domingo)
-¡Buenos días! -saludo a mi esposa mientras entro a la cocina.
-¡Buenos días, amor!
-¡Buenos días! -empiezan a llegar los demás.
-Yo no me quería levantar -expresa Valeria.
-¿y por qué te levantas? ¿acaso tienes algo que hacer hoy? Porque si no, puedes quedarte todo el tiempo que quieras en cama.
-No tengo nada por hacer hoy; me levanté por mi desayuno y me vuelvo a dormir -se ríe.
-¿Y cómo les fue ayer? -nos pregunta Danna.
Inicio yo, contando lo que hicimos Carlos y yo. Después Lau nos cuenta lo que hizo con Vale y las demás.
Pasamos al comedor.
-¿Y tú que hiciste hija? -pregunto.
-Aquí juiciosa, hice aseo, tareas, estuve mirando una serie y ya.
-¿y qué comiste?
-Para el desayuno: pan integral, huevo frito, cereal con frutas y jugo de naranja; el almuerzo si lo pedí a domicilio, fue macarrones con carne y champiñones; y para la cena: me preparé una crema de cebolla y ya.
-Yo te traje algo de comer, pero ya estabas durmiendo.
-Gracias pá. ¿Lo guardaste?
-Sí, aunque eso de dejar la comida de un día para otro...
-Es comida y la comida no se bota -indica seriamente Lau.
-Yo me lo como en el almuerzo, no me importa que sea de anoche -me sonríe Danna.
Lau empieza a colocarnos el desayuno sobre la mesa.
-¿Entonces no pasó nada raro? Debiste pasarla aburrida, Dannis- dice Vale.
-Ni tanto tía. Se me pasó el día rápido, empezando: me levanté a las 11:00 am.
-¡uhs! ¡Cómo que se le iban pegando las cobijas! -dice Carlos.
-¡Ah por cierto!... -ella me mira- Vino un señor y preguntó por ti.
-¿Y quién era?
-Era... no recuerdo ahora su nombre, acuérdame ahorita de pasarte la tarjeta de presentación.
-¿Tarjeta?
Afirma con su cabeza mientras toma un poco de jugo.
-Entonces, después del almuerzo me la das...¿y qué te dijo?
-Sólo me dijo que me conoció cuando era pequeña, y que te necesita urgente.
Sin querer tumbo mi vaso, no lo alcanzo a sostener así que se rompe en varios pedazos al caer al suelo y el jugo se derrama, aunque ninguno se lastima. Miro a mi esposa y a Vale, están nerviosas.
-¿Entonces no recuerdas su nombre, hija?
-No pá.
-Ya, ya, ya traigo las cosas para limpiar -dice Lau retirándose.
-Ya vengo, se me olvidó hacer algo -miento.
Sigo a Lau, ella entra al baño, la tomo de la cintura y la giro para verla bien, está temblando y de sus ojos salen lágrimas al montón.
-Sabía que estabas así, no te preocupes, quizás solo sea algún amigo buscándonos.
-¿Amigo? ¿Enserio crees que puede ser un amigo? Tú sabes que es poco probable que hayan quedado amigos. No sabemos qué pasó después de que nos fuimos.
Le limpio sus lágrimas -Aunque no me creas, estoy muriendo por dentro por saber quién es ese hombre que vino ayer, pero por ahora solo nos queda ir a desayunar como si nada, para que los niños no piensen que está pasando algo malo.
-¡Tienes razón! Me lavo la cara y voy con un trapero, la escoba y el recogedor.
Le doy un beso en su frente, y me voy al comedor para recoger los pedazos de vidrio con mucho cuidado.