Entramos a un despacho, todo era de madera hasta las paredes y estaba lleno de estantes con libros, en el fondo había un gran escritorio de madera y a sus lados dos puertas, me fije que había en total cuatro puertas las dos del escritorio, por la que entramos y otra que era de vidrio y madera parecía una gran ventana. Por ella se vislumbraban luces tenues y una suave música.
Me percate de que tres personas se encontraban en la gran habitación.
Julietta. Marcos, estos son mis sobrinos, sus respectivos prometidos y el padre de ellos--- hablo paulino.
Nos dirigimos hasta donde se encontraban ellos y nos presentamos.
Mucho gusto---dijo Marcos mirando a l chica que sería su esposa. Era hermosa, con una gran melena rubia y de ojos azul claros. Por mi parte me saludé de manos con ella y dirigí mi mirada a mi futuro esposo, si hace un tiempo atrás, me hubieran dicho que yo estaría pasando por tan incomoda situación, me le hubiera reído en la cara. Pero aquí estoy, extendiendo mi mano. Subiendo la mirada para encontrarme a... ¡por todos los Santos! Quede muda al verlo.
¡Era un Dios griego! ¡Era demasiado guapo! Alto de grandes hombros, con un cuerpo bien trabajado a simple vista, de piel blanca, cabello oscuro y ojos azules. Quede hipnotizada con su mirada. Fría y distante.
Me saludo de manos y me miro como con ¿Asco? Debo de estar imaginándome cosas.
Bueno chicos les voy a pedir que entren con sus respectivas parejas a las habitaciones que están del otro lado de la habitación. Espero que se conozcan un poco ---dijo Paulino.
Entre a la habitación que solo tenía un mueble de dos puestos y una mesa.
Me gire y él se encontraba observándome como un ¿depravado? No sé, pero su forma de mirar no me estaba gustando nada. Si esta molesto por esta situación, que respire profundo y se forme en la fila, porque no es el único molesto.
Después de un buen rato de estar retándonos con la mirada, Christiano me pidió que me sentara.
Siéntate por favor se nota que tienes carácter-dijo. Con una sonrisa de lado.
Me senté y levantando una ceja le pregunté-¿porque lo dices?
Son pocas las que logran sostenerme la mirada- dijo como si el hecho de no déjame derretir por su atractivo fuera un gran logro. Debe estar acostumbrado que, a las primeras miradas, todas caigan rendidas a sus pies.
Yo no soy una mujer común- le conteste de forma pedante. Se me está activando el instinto de supervivencia. Ya lo poco que he visto de él, no me está gustando.
Me miro de abajo hacia arriba. Como evaluándome. Solo le devolví la mirada de la misma forma como el me acaba de mirar. Que sepa que fácil no se la voy a poner.
De eso me doy cuenta Julietta- dijo muy serio, pero aun su mirada me hacía mantenerme alerta.
¿ASI? - pregunte como si no me importara. Y mirando mis uñas. Porque no hay nada en este mundo más chocante y molesto, que tu estés hablando y la otra persona no te mire.
SI- dijo de una forma tan sensual, que me ericé toda.
Nos quedamos en silencio nuevamente, esto cada vez era más incómodo. No me podía negar a mí misma que el tipo estaba como Dios quiere. Pero se le percibía a simple vista que era un prepotente. Yo lo observaba disimuladamente, el hacia lo contrario. No me miraba, ni observaba. Todo lo contrario, me comía con la mirada. Cuando estaba a punto de decirle, que dejara de verme así, el rompió el silencio.
¡Entonces, seremos marido y mujer! ¿Qué opinas al respecto? - me pregunto con tono sarcástico.
Que nuestros familiares estaban locos cuando realizaron este acuerdo- conteste.
¿Y qué opinas ahora que me ves? -pregunto con picardía.
¿Qué quieres decir con esa pregunta? -se levantó y se apoyó en la pared de enfrente cruzando los tobillos.
¿Qué pensaste al ver con lo que te casarías? -me quede pasmada, este tipo es de lo peor, tiene el ego más grande del mundo, es obvio que sabe que esta de muerte lenta. Lo mire con repulsión.
¿Sabes? la verdad no me había querido hacer una idea sobre ti, no me dejo llevar por las primeras impresiones o la primera vista como dicen. Pero puedo decir que con lo que acabo de ver ---- dije señalándolo con mi mano de arriba abajo---- me hace dar cuenta, que eres un completo idiota, que de seguro te la pasas dándote ínfulas de que eres el dueño del mundo y que por ser atractivo toda mujer que te vea debe adorarte-le dije expresando en cada palabra mi desprecio.
Por lo visto mis palabras lo molestaron porque la estúpida sonrisa de engreído que tenia se le borro.
Yo tu no hablara mucho-me respondió de forma amenazante y como si el supiera algo que yo no.
¿Así? ¿Por qué? -rete.
Porque tú no te quedas atrás, se ve a leguas que eres una chica mimada, consentida y malcriada, que solo se la pasa de compras y de fiestas, y seduciendo a cada hombre que se le atraviese- lo dijo con aires de superioridad. Cosa que me indigno. Él no me conoce, como para juzgarme de ese modo. Porque yo sé que lo cabo de juzgar, pero acabo de juzgar su comportamiento frente a mí. Yo no he hecho nada para que el me juzgue de esa manera.
¿PERO QUE TE CREES TU? A MI ME RESPETAS IMBECIL- levante mi mano para darle una muy merecida bofetada, cuando la puerta se abrió y entro un paulino muy preocupado.
¿Qué está pasando aquí? ¿Estás bien? -me pregunto.
No pasa nada Tío-se adelantó Christiano en responder y sonriendo como si no hubiera pasado nada.
¿Como que no pasó nada? acabo de escuchar lo que ella dijo-espeto paulino.
No pasa nada-dije ya me estaba doliendo la cabeza y no quería entrar en detalles, a este idiota se las haría pagar después.
Bueno, si es así--- dijo mirando de uno al otro--- salgan los esperan en el salón para hacer las presentaciones Evangelina y Marcos.
Salimos y los cuatros seguimos a Paulino. Marcos me hizo una sella con su pulgar de que a él le fue bien y me hizo señas para saber de mí, negué con la cabeza y puse cara de nauseas para darle entender mi experiencia, con la mirada nos dejamos bien en claro que más tarde hablaríamos.