No Confíes en Mí
img img No Confíes en Mí img Capítulo 6 5
6
Capítulo 11 10 img
Capítulo 12 11 img
Capítulo 13 12 img
Capítulo 14 13 img
Capítulo 15 14 img
Capítulo 16 15 img
Capítulo 17 16 img
Capítulo 18 17 img
Capítulo 19 18 img
Capítulo 20 19 img
Capítulo 21 20 img
Capítulo 22 21 img
Capítulo 23 22 img
Capítulo 24 23 img
Capítulo 25 24 img
Capítulo 26 25 img
Capítulo 27 26 img
Capítulo 28 27 img
Capítulo 29 28 img
Capítulo 30 29 img
Capítulo 31 30 img
Capítulo 32 31 img
Capítulo 33 32 img
Capítulo 34 33 img
Capítulo 35 34 img
Capítulo 36 35 img
Capítulo 37 36 img
Capítulo 38 37 img
Capítulo 39 38 img
Capítulo 40 39 img
Capítulo 41 40 img
Capítulo 42 41 img
Capítulo 43 42 img
Capítulo 44 43 img
Capítulo 45 44 img
Capítulo 46 45 img
Capítulo 47 46 img
Capítulo 48 47 img
Capítulo 49 48 img
Capítulo 50 49 img
Capítulo 51 50 img
Capítulo 52 51 img
Capítulo 53 52 img
Capítulo 54 53 img
Capítulo 55 54 img
Capítulo 56 55 img
Capítulo 57 56 img
Capítulo 58 57 img
Capítulo 59 58 img
Capítulo 60 59 img
Capítulo 61 60 img
Capítulo 62 61 img
Capítulo 63 62 img
Capítulo 64 63 img
Capítulo 65 64 img
Capítulo 66 65 img
Capítulo 67 66 img
Capítulo 68 67 img
Capítulo 69 68 img
Capítulo 70 69 img
Capítulo 71 70 img
Capítulo 72 71 img
Capítulo 73 72 img
Capítulo 74 73 img
Capítulo 75 Epílogo img
img
  /  1
img

Capítulo 6 5

El martes, al volver de la escuela, mi tía no estaba en casa y no volvió hasta las nueve de la noche de donde sea que estuvo. Me pidió disculpas por no llevarme de compras y por eso ahora estamos aquí.

Hoy es miércoles. Son las cuatro de la tarde. Hace una hora salí de la escuela y estoy probándome un vestido color azul que ni siquiera me gusta, pero mi tía dijo que me quedaría precioso y como ella es la que pagara esto, no puedo negarme. No puedo concebir que me compre ropa como si fuera su propia hija.

Esto es nuevo para mí, como todo desde que llegue aquí. Jamás tuve a alguien que me comprara y me acompañara a conseguir ropa nueva. Me habría gustado hacer esto mismo con mi mama, pero nunca se pudo. Cuando era pequeña tengo vagos recuerdos de ella sonriéndome, peinándome y besándome. Ella me cuidaba, cocinaba, lavaba... Hasta que llego el momento en que tuve que encargarme de esas cosas por ella. No me quejo, no puedo hacerlo. Si no le hubiera ocurrido esto, estoy segura de que jamás me habría dejado encargarme de cosas que en edad tan temprana no debía hacer.

Negué y me rehusé a estar resentida con alguien por eso, nadie tenía la culpa, solo no tuve suerte.

Salí del probador. Mi tía junto a dos vendedoras sonrió al verme

-Perfecto -La primera vendedora

-Bellísima -Mi tía

-Fue hecho para ti -La segunda vendedora

Sonreí de la forma más forzada existente por un ser humano. Me mire al gigante espejo frente a mí y parecía un pastel celeste lleno de relleno.

No esperaba otra cosa de este sitio. Es demasiado majo. Lleno de ropa, espejos, impecable y demasiado formal para alguien como yo.

- No te gusta, ¿no? -Pregunto mi tía. La comprensión en su rostro y el entendimiento me hicieron hacer una mueca que le dijo cada cosa que necesitaba saber.

-Está bien, quítate eso e iremos a donde tú quieras y compraremos lo que a ti te gusta -Concluyó. Se levantó del sillón blanco y camino hacia una de las vendedoras.

Me iba a volver a meter en el probador cuando vi a través del cristal que mostraba la calle. Una persona bastante conocida. Su campera con capucha negra y su cicatriz en el cuello no me dejo duda. Era Donovan.

Me pareció sumamente raro verlo en un lugar como este, el cual está lleno de tiendas con joyería o ropa de "Alta costura", estaba claro que no es mi estilo y quiero creer que el suyo tampoco. Un miserable zapato cuesta cuatro mil dólares... Y me refiero a un solo zapato, no el par.

Una parte muy importante de mí se llenó de curiosidad. No iba a seguirlo para ver a donde se dirigía, ni loca.

-Tía, me llevo este vestido. Ya vuelvo -Empecé a correr hacia la salida del lugar ignorando los gritos de mi tía detrás de mí. No quería hacerlo... Realmente no debí hacerlo. No estoy segura de que puedo conseguir siguiéndolo.

Desde el conflicto que tuve con él en el patio, me observaba, todo el tiempo, lo notaba y Donovan tampoco era muy disimulado.

¿Me sigue?

No, no lo creo. Estoy paranoica.

Donovan, caminaba rápido y seguro. Tome cierta distancia de él y camine para ver a donde se dirigía. Dos cuadras más adelante vi que entro por un callejón ¿Qué mierda hace en un callejón? En ese momento debí darme la vuelta e irme, tenía un mal presentimiento, haciendo como que no pasó nada debería haber dado marcha atrás. Lamentablemente no lo hice.

Di paso por paso, lentamente, y cuando estuve a solo un movimiento de entrar para encarar la situación, lo único que pude hacer fue inclinarme hacia los adentros del lugar y ver un poco que estaba ocurriendo. Había un auto rojo, deportivo en el lugar y dos chicos a los que solo podía verles la espalda. Era un coche con clase que no cualquiera se hubiera permitido pagar. Donovan, se inclinó en la ventanilla del auto y empezó a hablar con los chicos dentro. Saco una bolsa llena de un contenido blanco y se las dio. Estoy segura de que eso era cocaína.

Así que era verdad lo que me dijo Jessi, vende droga.

Luego, el chico del lado del acompañante le tendió unos billetes, Donovan los tomo sin dudarlo. Contó cuanto había, comprobando que no faltara dinero. Asintió con la cabeza hacia los chicos y volvió por el callejón hacia donde estaba yo. Se movió tan rápido que no pude prevenir cuando sus ojos se posaron en los míos, no podía esconderme y hacer como si no pasara nada. Él me vio.

La expresión alarmada de su rostro me dijo que no debería estar viendo aquello y enseguida cambio a una postura amenazante. Me arrepentí al instante de que mi lado curioso me dominara.

Donovan, inmediatamente después, camino rápido hacia mí y no valía de nada correr ya que me alcanzaría. Su mirada estaba fija en la mía, su boca cerrada y dientes fuertemente apretados, ojos y cejas ligeramente inclinados para hacer denotar aún más su enfado. Las manos cerradas haciendo presión y conteniendo el sentimiento de seguramente matarme.

Cuando estaba a un solo paso de mí, me tomo agresivamente por el hombro y me adentro por el callejón. Justo en ese momento el auto arranco y paso velozmente por nuestro lado.

- ¡Suéltame Donovan! -Bramé y empecé a golpear su espalda para que me soltara. Grite y grite pero ya estábamos casi al final del angostillo y nadie podía escucharme y si lo hacían creo que nadie vendría a rescatarme por esta zona. Intenté dejar de caminar y tirarme al piso, lo que provoco que la cólera de Donovan llegara a su punto límite y me tomara del brazo casi dislocándomelo y me subió a su espalda.

- ¡Donovan, suéltame! ¡En serio! ¡Suéltame maldito imbécil! -Seguí golpeándolo y sé que le dolía porque se quejaba con cada patada, pero no me soltó. El maldito no me soltó.

En un punto me bajo sin ninguna delicadeza, me empujo sobre la pared de ladrillos, me tomo de las dos muñecas, puso sus rodillas sobre mis muslos para que no moviera mis piernas y cuando lo intentara doliera. Cuando ya me tenía inmovilizada completamente, acerco su rostro muy cerca del mío. Mi aliento se atasco al momento que se acerco tanto a mí.

- ¿Qué mierda haces aquí y que haces siguiéndome? -Murmuró tirándome veneno con cada palabra. Estaba demasiado enojado y no voy a mentir diciendo que no estoy aterrada-. Te conviene responderme Celina.

Mi mente en este momento debería estar cegada y enfocarse en lo doloroso que va a ser cuando Donovan me mate o me secuestre, y lo esta, pero no puedo evitar pensar lo bien que se siente escuchar mi nombre salir de su boca.

-Yo no... No... -Las palabras se quedaban atragantadas en mi garganta, estaba nerviosa, ¿Qué iba a hacerme? ¿Por qué me trajo aquí?

-Esa no es mi respuesta -Su tono amenazante no cambio ni un poco-. Deja de balbucear tanto y responde.

Bien, ya empecé a cabrearme de verdad. ¿Por qué tanto suspenso? No tiene sentido hacer esto si va a amenazarme o hacerme desaparecer.

- ¿Por qué no resumimos esto? ¿Qué vas a hacerme? -Solté ya histérica. Si me va a hacer algo, que lo haga ahora. Basta de jueguitos tontos.

Él empezó a reír, pero no había ni una pizca de gracia en esa risa. - ¿Qué? ¿Quieres que te mate ahora? Sabes... Antes me gusta jugar un poco con mis victimas. Solo descuartizarlas me aburre, ¿Entiendes, no?

Vale, ya estoy muerta de miedo. No puedo estar pasándome esto. El primer pensamiento que se me viene a la cabeza es mi madre. No quiero que mi madre este sola por el resto de su vida. Quiero gritar, llorar y patalear...

Donovan comenzó a reír y esta vez sí note mucha gracia en esa risa. Entiendo que juegue con sus víctimas, pero ¿le da gracia que mis ojos se llenen de lágrimas o qué? -. No soy un asesino, Celina.

-Jessi me dijo que vendías drogas y era cierto, no sé que mas eres capaz de hacer -Le dije a la defensiva. Lo vi a el mismo andar traficando drogas así que, no todo lo que dicen es basura.

-No, pero hay una gran diferencia entre querer ganar dinero y matar entrometidas que andan por la calle siguiéndome -Respondió.

-No estaba siguiéndote -Otra vez a la defensiva. Dios, soy mala para esto.

- ¿Ah no? ¿Qué haces aquí entonces?

-Vine a comprar ropa con mi tía y justo te vi pasar... -No seguí hablando porque realmente sí, lo seguí. Pero no iba a confesárselo ni ebria.

Él miro hacia abajo, para ver mi ropa. Subió su ceja y elevo la comisura de su labio. Ya me veo lo que va a decir y no me gusta.

-Lindo vestido

-Vete a la mierda

-Que boquita tan sucia para venir de una familia maja -Soltó una de mis muñecas para tocar con su pulgar mi labio inferior. Vale, me estremecí y me encanto ese toque. Parecía que ese gesto de su parte fue totalmente involuntario porque negó con la cabeza y volvió a estrechar sus ojos a los míos y su mano a mi muñeca, otra vez.

-No me conoces -Me limite a responder.

-Tú a mí tampoco, así que no me provoques, yo no voy a matarte pero puedo hacer cosas peores, créeme, así que escucha bien lo que te voy a decir, Celina. Le llegas a contar a alguien lo que viste hoy aquí y te juro que te haré la vida imposible ¿está claro? No abras tu boca y no le cuentes a nadie sobre esto. Ni siquiera a la loca de tu primita. Sé que probablemente vas a decirme que te importa una mierda y que no me tienes miedo, pero no soy una persona buena, Celina.

Me soltó y dio un par de pasos lejos de mí. Volvió a ponerse la capucha en su lugar y puso sus manos en los bolsillos de la campera.

- ¿Qué te importa? Al fin y al cabo todos lo saben -Aún no me moví de la pared. Mis piernas flaqueaban por la cercanía de su cuerpo con el mío.

-Hay una gran diferencia entre sospechar y saber. Nunca nadie me vio aparte de ti así que nadie puede levantar cargos contra mí. No seas la primera que lo haga, no te conviene.

- ¿Por qué haces esto? -Por «Esto» me refiero a vender drogas.

Él se quedo mirando fijamente al piso pero no contesto y no me sorprendió que no lo hiciera. -Voy a estar observándote, nos vemos Alicia

-Me llamo Celina -Dije entre dientes

-Con ese vestido pareces Alicia en el País de las Pesadillas -declaró divertido con una media sonrisa que me dieron ganas de borrársela con una patada en la cabeza.

Chiste muy malo de su parte.

-Maravillas idiota -Le corregí

-Confía en mí. Contigo como protagonista es pesadillas -Se dio la vuelta y empezó a caminar lejos de mí-. Nos vemos

- ¡Gilipollas! -Le grite y me deje caer cansada. ¿Por qué siempre me busco los malditos problemas?

Si les gusta la historia, agreguenla a su biblioteca, voten, comenten y síganme a mi instagram @johannaponce.writer para poder saber cuando subo una nueva novela. Muchas Gracias por leerme y el apoyo <3

            
            

COPYRIGHT(©) 2022