La Vampira Alfa del Lobo
img img La Vampira Alfa del Lobo img Capítulo 6 ¿Matar por las dudas
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Capítulo 9 Mi nombre es Dilan Martin img
Capítulo 10 Con él vuelo img
Capítulo 11 Sería capaz de hacerme matar en su nombre img
Capítulo 12 Era el demonio de aquella noche img
Capítulo 13 Tu amo ha llegado img
Capítulo 14 Por primera vez en mi vida sentía celos img
Capítulo 15 Tu eres una pervertida img
Capítulo 16 Me hubiera gustado enterarme de otra manera img
Capítulo 17 Todos somos humanos en un principio img
Capítulo 18 Tu casi novio Dilan img
Capítulo 19 ¿Yo, paz ¡si es que soy un verdadero caos! img
Capítulo 20 Rey de la Oscuridad img
Capítulo 21 Contigo hasta esto es romántico img
Capítulo 22 ¡Diferentes y enemigos! img
Capítulo 23 ¡Soy un vampiro, un maldito vampiro! img
Capítulo 24 Todo me lo hicieron ustedes img
Capítulo 25 La marca de la triqueta img
Capítulo 26 ¿Ya te dije que te quiero img
Capítulo 27 ...tres gotas de sangre img
Capítulo 28 ...te necesitará a ti más que a mí img
Capítulo 29 Anda cógelo, ábrelo, léelo y siéntete libre de vanagloriarte img
Capítulo 30 Con todas las letras img
Capítulo 31 ¿Es él img
Capítulo 32 Si tenía que morir, lo haría feliz. img
Capítulo 33 No seré capaz de dejarte ir img
Capítulo 34 ¡Supongo que fue un sí! img
Capítulo 35 Luz Esperanza img
Capítulo 36 Epílogo img
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Capítulo 6 ¿Matar por las dudas

Aurora:

La luz del sol entrando por la ventana me dio de lleno en la cara. Al abrir los ojos me encontré abrazada a Dilan, quién aún dormía. Lo observé detenidamente. Si bien la escena me era familiar ya que me recordaba a tantas mañanas que despertamos juntos, ésta era diferente, pues estaba en brazos del verdadero Dilan y sin duda sabía que le quería pero de lo que no estaba segura es que me gustara. ¡Sí ya sé!, algo confuso hasta para mí. Le había dicho que su pasado me asustaba, y era cierto, pero él no, él no me asustaba en lo absoluto. Disfrutaba de lo que veía, era un hombre por demás atractivo, de rasgos duros y definidos, había cambiado su barba candado por una completa pero a medio crecer, más bien como una sombra, sus labios no eran muy gruesos, pero sí muy sensuales, su cabello negro corto, pero no demasiado, sus ojos, si bien los mantenía cerrados, los conocía bien, y eran de un negro intenso, la verdad es que me intimidaba con la mirada. Y su físico, ¡madre mía!, no podía ser más perfecto.

El calor de su cuerpo, si bien casi me quemaba, era muy excitante. Aquella piel abrazadora pegada a la mía helada, era una sensación deliciosa por demás. Estaba embobada con lo que veía, hasta que una voz me sacó de mi deleite.

- Buenos días, espero que los señores hayan podido descansar bien

- Buenos días, Sara, no hagas mucho ruido, Dilan aún duerme

- Muy bien, iré a prepararles el desayuno

Cuando fui a ponerme de pie para levantarme, Dilan me lo impidió abrazándome con fuerza, pero sin abrir sus ojos

- Buenos días dormilón

- No quiero que esto se termine

- ¿Qué cosa no quieres que se termine?

- Esto de tenerte entre mis brazos, así, semidesnuda embriagándome con tu aroma, es lo que no quiero que termine

- Dilan, no conocía esa faceta romántica tuya

- Es que no me conoces mi cielo – dijo abriendo al fin sus ojos y clavándolos en los míos, se acercó para darme un beso, pero yo corrí mi cara y su beso al final tuvo como destino mi mejilla – comprendo – murmuró con algo de pesar, y me soltó de su agarre – será mejor volver a la realidad y levantarnos – casi me empujó para poder pararse

- Ok

- ¡Ah, perdona!, buenos días – y me guiñó un ojo

Se levantó y lo perdí de vista cuando ingresó al baño. Yo subí corriendo las escaleras y fui al baño del dormitorio, me higienicé, me vestí con ropa que encontré en el armario y bajé a desayunar. Cuando entré en la cocina, Dilan ya estaba allí sentado a la mesa. Sara no se veía por ninguna parte. Luego de un rato de permanecer en silencio, yo lo rompí

- ¿Ahora que sigue, Dilan?

- Nada – respondió sin despegar la vista del periódico que seguramente había traído Sara

- ¿Cómo que nada? – repliqué molesta – algo habrá que hacer, no podemos permanecer aquí indefinidamente

- Eso es justo lo que haremos – levantó por fin la vista para mirarme – permaneceremos aquí indefinidamente hasta que yo considere que es seguro para ti salir

- Dilan, tengo una vida...

- No, no la tienes, crees tenerla, pero aun así si quieres regresar a ella, debes dejar que el peligro pase

- ¡Carajo, no me estás entendiendo!

Entonces golpeó la mesa con ambas manos, se puso de pie, se dirigió a mí, pegó su frente a la mía y apoyó sus manos en mis hombros

- La que no está entendiendo eres tú, hay criaturas ahí afuera que quieren matarte y ya has visto que de la peor manera y tú me dices que quieres seguir jugando a la ejecutiva – tomó un respiro – te lo suplico, Aurora, déjame protegerte – bajó sus manos por mis brazos y al encontrarse con la cicatriz, suspiró – nunca voy a perdonarme lo que te hice, pero menos me perdonaré si te dañan por mi culpa. Deja que te proteja, por favor - ahora su voz era suave, casi un susurro

- Dilan... - Tomó mi cara con ambas manos y me miró, de una manera diferente a lo que lo había hecho hasta ahora - Dilan ... - repetí

Esperaba que al menos me besara, pero en lugar de eso, se separó de mí, volvió a sentarse y continuó leyendo el periódico. Notó mi enfado

- Hay un juego al que no voy a jugar, Aurora.

- ¿De qué juego me hablas?

- Del tuyo - y me miró - de que cada vez que dices mi nombre en un susurro me desarmo por competo. Sabes que estoy enamorado de ti, pero no voy a repetirlo más, creo que ya lo he dicho las suficientes veces como para que estés más que enterada. Pero, hace apenas un rato nada más, cuando estábamos en el sofá, me dejaste muy claro que querías distancia. Así que serás tú quien se acerque la próxima vez si quieres que eso cambie

- Dilan... - insistí

- No, no más Aurora, te lo he dicho

Y sin decirme una palabra más se puso de pie y salió de la cabaña. Yo terminé mi desayuno, cada vez estaba más confundida

- No le haga caso, Señora Aurora – escuché decir a Sara detrás de mi

- Dime solo Aurora, por favor. ¿Y a que te refieres con que no le haga caso?

- Ya se le pasará el berrinche, él es un hombre muy bondadoso, aunque no lo parezca, pero creo que nunca se había enamorado, o al menos de la forma que se enamoró de usted.

- ¿De mí?

- Sí, de usted, solo hace falta conocerlo un poco y observar como la mira, como se ilumina su rostro cuando la tiene cerca. Nunca había visto al Amo Dilan así

- Así, ¿cómo?

- Feliz, Aurora, usted lo hace feliz.

Eso había sido muy intenso en realidad, me serví un poco más de café, me acerque al ventanal y miré hacia afuera, allí se encontraba Dilan, cortando leña, en un despliegue brutal de testosterona pura, ese hombre me excitaba de una forma descomunal, era muy diferente a lo que sentía cuando estaba con Caín.

¡Caín, por Dios!, ¡me había olvidado por completo de él! Deje el café en la mesa y subí corriendo las escaleras rumbo al dormitorio, busqué por todos lados mi móvil, para poder llamarle, contarle lo que había pasado y avisarle que estaba bien, pero la búsqueda fue inútil, no lo encontré. Salí al balcón para preguntarle a Dilan que había pasado con él, pero vi que se había alejado de la zona donde estaba la leña y hablaba por su móvil. Bajé corriendo, cuando salí me acerqué a él y pude escuchar parte de la conversación

- Muy bien, Santiago, quiero que te cerciores que todos hayan muerto en el incendio, así como sus amigos y descendencias, no quiero ningún cabo suelto, tengo que estar seguro antes de dar el siguiente paso

Al darse vuelta me vio parada detrás, el rostro cruel que llevaba cambio por una expresión más serena

- Descuide jefe, ni bien se haga le avisaré – escuché que le respondía

- Cuento con eso – y terminó la conversación

- ¿Vas a matar gente que no tuvo nada que ver con mi secuestro?

- Exacto, no deben quedar testigos, ni nadie que supiera lo tramado, sino no terminaremos con éste ataque y solo lo pospondremos

- Pero, Dilan, ¿matar por las dudas?, ¿qué clase de persona hace eso?

Se acercó a mí hasta casi quedar pegados a tal punto que podía sentir su por demás cliente aliento en mi rostro

- Los Lobos, Aurora, los Lobos hacemos eso

- Pero es muy malo eso

- Nosotros somos sanguinarios y asesinos, es nuestra naturaleza y no peleamos en contra de ella

- Puedes cambiarlo si quieres

- Es que en realidad no quiero. Es lo que soy y siempre seré

- Hazlo por mi

- No, no Aurora, no te confundas, yo puedo quererte mucho pero mi naturaleza es sagrada y así se mantendrá. Si lo que quieres es un asesino arrepentido y rehabilitado, no tenemos nada más de que hablar, quédate con Caín, pues el reúne tus requisitos

- ¿Qué carajos tiene que ver Caín en esta conversación?

- Mucho, yo sé que estas entre la espada y la pared con nosotros, pero ya no lo piensen, quédate con él pues es todo lo que quieres en un hombre, además de ser quién te convirtió

- Estás llevando esta conversación a un terreno escabroso y lo sabes

- Yo lo único que sé, es que quieres un tipo de hombre que no soy, y no cambiaré por ti, ¡entiende!, dejaría de ser yo mismo

- Dilan... - susurré

- No – se separó y abriendo muy grande sus ojos, me señaló negando con el dedo índice – te dije que eso ya no funcionaría y no lo hará

- Yo no...

Se dirigió hacia la casa pero se detuvo en la puerta y, sin darse vuelta, me dijo

- Trata de estar presentable, pues esta noche llega Caín

- ¿Cómo que llega Caín? – corrí y me le paré en frente cortando su paso

- Le he llamado esta mañana y ya viene en camino. Imagino que estarás más aliviada. Y ahora si me permites

- Dilan ...

Me miró con enfado y con una mano me corrió de su camino para proseguir sin volver a dirigirme la palabra

            
            

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