Kelly me aprieta la mano, así que capto su indirecta. Me aclaro la garganta y con vergüenza digo -Nos tenemos que ir.- La madre de Kelly pone cara triste, pero asiente conforme.
-Sí, los estaré visitando a menudo, lo juro.-Se excusa Kelly, abraza a su mamá y después a su padre, quien parece aceptar la idea del matrimonio. Creo que todos lo aceptaron bien, menos los gemelos, pero de ahí en fuera, a pesar de que no sabían nada, se alegraron y mucho.
-Hasta luego, señor y señora Parker, fue un gusto estar con usted. Señora Parker, el postre estuvo delicioso.- Carlota viene hasta donde estoy y me da un abrazo que me toma por sorpresa, tenso acepto su cariño.
-De nada, Barry, gracias por querer a mi hija- susurra bajito, una punzada de culpabilidad me invade, pues... no quiero a Kelly, al menos no más allá de la atracción que sentí desde que la vi.- Adiós, muchacho, nos vemos luego.
-Adiós, señora. Adiós, señor Albert.
-Hasta luego, muchacho, pronto seremos parte de la familia y eso... creo que le hubiera gustado a mi amigo Richard- asiento y le dedico una sonrisa melancólica, pues pensar en mi padre todavía me escuece el alma.
-Adiós, chicos- los hermanos malvados de la rubia con la que me voy a casar, me dedican un asentimiento de cabeza y con eso se despiden. No digo nada más, solo tomo de nuevo a Kelly, quien ya se ha despedido de todos.
Sujetándonos de la mano, caminamos hacia la puerta de la casa con las miradas de su familia en la espalda, me siento extraño haciendo esto, pero creo que ambos estamos fingiendo bastante bien. Cuando la puerta se cierra detrás de nosotros, dejamos salir el aire de nuestros pulmones. Los dos habíamos estado conteniendo la respiración de lo nerviosos que estábamos. Nos soltamos las manos como si nuestra piel quemara, ella se seca la mano en su ropa y yo imito su gesto.
Caminamos hasta el auto en silencio y lo mismo pasa cuando entramos. No decimos nada, es como si nos hubiéramos quedado sin lengua. El trayecto hacia su casa es relativamente corto, así que enciendo el auto y arranco, creo que su silencio podría venir de lo cansada que está.
Me estaciono en frente de un viejo edificio, cuando vine por ella, no me di cuenta de los detalles del sitio en donde vive. No es muy bonito, pero debe de pagar una suma baja en alquiler. La zona se ve bastante tranquila, aunque hay varias lámparas fundidas y un poco de basura en las calles, no todo puede ser perfecto.- Todo estuvo muy ameno.-digo mirándola a la cara.
-Le caíste muy bien a mi mamá- pronuncia alegre-, pero no a los gemelos. Dales tiempo, son muy protectores y no aceptan a cualquiera.
-Creo que tus hermanos no importan, para mí es mas importante que tener la aprobación de tus padres, -hago una pausa y digo:-Kelly, necesito que empecemos a trabajar con el bebé. -El solo hecho de decir "a trabajar" ha puesto a la pequeña Kelly roja de las mejillas, ¡se ha sonrojado!
-Mañana.-Comenta alejando sus ojos de los míos- ¿Por qué no vamos a algún lugar para tener el bebé científicamente? -Ese seria la vía más sana del asunto, pero definitivamente no la más rápida.
Creo que el comentario de Kelly ha herido un poco mi orgullo, pues en serio la idea de tener sexo conmigo, ¿en verdad es repugnante? Es decir, yo si quiero tener algo con ella, por eso es que le pedí que ella fuera la madre de mi hijo, por la sola razón de que es una bella mujer, que me gusta y que... parecía estar sola igual que yo.
-No- contesto- el tiempo no nos sobra y lo sabes. -le digo dibujando una pequeña sonrisa avergonzada, pues tampoco soy de llegar e insinuar este tipo de cosas, solo se dan naturalmente.
-Bueno, eso sí, tal vez me pueda hacer una prueba para saber mis días de fertilidad-comenta. Eso no importa, lo importante es empezar a trabajar para que ella quede embarazada antes de que el testamento se lea oficialmente.
-Sí, da igual, ¿cuándo?-, pregunto fingiendo interés.
-Hoy en la noche, en mi apartamento. -dice tímidamente. ¿Cuánto pudor tiene esta chica? ¿En verdad es así cada vez que tiene sexo con alguien? Asiento, miro su edificio, aquí será nuestra primera vez, tan al menos será memorable.
Bajamos del auto y ahora es ella quien me guia para encontrar el camino que nos lleve directo a su apartamento. Kelly se detiene en una puerta marron con unas machas por el desgaste, ella abre la puerta y con amabilidad y llena de verguenza, suusrra: -Pasa...- desde el umbral puedo ver varias cosas, cosas que obvaiemnbte son de ella y que de alguna manera la definen.
Entro descubriendo algo tan íntimo como lo es la casa de mi secretaria, asiento aceptando todo lo que veo. Las paredes están pintadas de un tipo de color mostaza, no es tan vibrante, pero hace contraste con el color de sus sofás. Por donde sea que mires, hay macetas con distintos tipos de plantas, todas son bonitas y se nota que les presta atención. A mí no me gustan, ya que generan insectos y me dan miedo, soy muy ridículo. El ambiente huele a canela y manzana, es un color que extrañamente me hace sentir en un verdadero hogar, aun y cuando yo no he estado en uno antes.
Kelly deja su abrigo y su bolso en un perchero de madera que está cerca de la puerta. Se acerca a mí y sé por qué lo hace, así que sin pudor, comento. -A lo que estamos aquí.
-Sí.- Contesta con calma.
Yo soy el que debe de dar el primer paso. Ella está casi un metro de mí, me acerco a ella y tomo su cara entre mis manos y le soy un beso en los labios. Sus labios son tan carnosos que no me puedo resistir a morderlos. Ella posa sus manos en mis hombros, los sujeta fervientemente. Ese beso es sorprendente, nunca había besado a alguien así, con tanto deseo, pues esto es algo que esperaba desde hace tiempo. Mis manos expertas viajan hasta sus tirantes. Bajo cautelosamente las finas tiras de tela, dejando sus hombros libres y expuestos, les regalo un beso. Me doy cuenta de que aún seguimos aquí, parados en medio de su vestíbulo. Casi como si ella me leyera, los pensamientos me toma de la mano y me guía hacia su habitación. Una vez allí la vuelvo y beso su espalda; bajo la cremallera del vestido negro que ella porta. Cada centímetro de su piel es maravilloso, suave y lindo. Ella está expuesta, solo en ropa interior de encaje, la señorita Parker es linda y sexy, quien lo diría. Cuando poso mis manos en el broche de su sujetador negro, siento como su cuerpo se tensa, asi que mejor no lo desabrocho.
-Yo aún sigo vestido -bromeo con voz ronca, quiero ver como es Kelly en la cama y si es como me la imagine alguna vezz
Se ruboriza y se echa aire con la mano.
-Soy virgen -pronuncia avergonzada. Sin saber que decir, la tomó de la mano y la beso en los labios. Ella es virgen, carajo, esto no deneria de ser asi, ese detalle no estaba en mis planes. No quiero ser el primero, pues no se como deberia de actuar con ella para que no se sienta invadida.
-Tranquila, lo haremos con calma -Definitivamente no me debí meter con ella.
Me desabrocho poco a poco la camisa, sin lugar a dudas, no creo que Kelly haya ha visto a un hombre desnudo. Soy el primero entonces. Decido dejarme los pantalones. Le doy un pequeño empujón a Kelly y ella cae a la cama, cierra los ojos nerviosa, asi que debemos de ser pacientes con ella.- Las primeras veces siempre se sienten como un nudo en el estomago- comento con un tono tranquilo, pues quiero relajarla.
Mi primera vez fue... bastante vergonzosa, pues yo era como un niño tonto y ella era como la mujer que todos querian. Me dio bastante pena admitirle que era virgen, pero ella no se burlo, simplemente me hizo sentir comodo y normal, eso es lo que quiero para Kelly.
Doy un recorrido por sus lindas piernas y riego besos por ellas. Ella junta las piernas y yo se las separo, poco a poco le bajo las bragas y ya siento mi prominente erección. Es momento de ir al meollo del asunto. Me bajo los pantalones, busco en mis bolsillos mi cartera, pero no es necesario, soy un idiota, no necesitamos condón. Es importante que Kelly quede embarazada. Sin demorarme un poco más entro en ella, en una sola embestida, ella se retuerce y alza las caderas receptiva. Sus pliegues se amoldan perfectamente a mí, recibiéndome. Jadea y grita, no sé si de placer o de dolor. Creo que he sido un poco brusco.
- ¿Estás bien?-consigo decir, en verdad ella es tan estrecha. Para cualquier hombre esto sin lugar a dudas es el cielo.
-Si -jadea fuerte y claro. Así que en dos segundos más, estoy penetrándola fuerte y rápido, que bien se ha unido a mí -más rápido -grita, su cuerpo vibra, va a llegar al clímax y yo también. Ella alza de nuevo las caderas y eso es lo único que faltaba para que yo me derrame dentro de ella. Llegando los dos en un esplendoroso orgasmo.
Poso mi cabeza en su vientre agotado, y sin dar paso atrás, prosigo con esto necesitamos sexo, mucho sexo para que quede embarazada. Sigue con los ojos cerrados, y con ganas de jugar con ella, beso el valle de sus senos que aún siguen en el sostén. Me voy poco a poco acercándome a ellos, como puedo los libero y los beso, mordisqueo y chupo. En verdad, Kelly es gloriosamente hermosa. Ella se arquea y yo recibo más a sus senos. Todo este tiempo no he salido de ella, por lo que empiezo a mover mis caderas:adelante y atrás, una y otra vez, disfrutando del maravilloso placer que Kelly me está dando.
No puedo parar, soy insaciable, dando el final la beso. Y caído rendido a lado suyo.
-¿Fui muy brusco? -pregunto preocupado.
-Dios, estuvo bien.-Dice en un jadeo.
Batallo en quedarme a dormir con ella o irme.
-No sé si irme -admito mirando el techo.
-No te tienes que ir si no quieres. -espeta distraída.
-Espero llevarme bien contigo-cambio de tema.
-Yo igual-dice esperanzada-Tengo sueño y estoy cansada.
-A dormir entonces. Mañana llegamos juntos, pero nos pasamos por mi casa para que me cambie, ¿te parece?-musito.
-Si, no hay problema.
El olor de café es fantástico, casi siempre no desayuno, y solo como aperitivos durante la mañana, y después salgo a comer.
-Buenos días -me saluda Kelly, quien lleva unos pantalones ajustados, le quedan bien, y una blusa azul pastel.
-Hola-le regreso el saludo y me siento en una de las sillas de la barra de la cocina.
-¿Qué quieres desayunar? -me pregunta, al fin se le ha ido la vergüenza.
-Lo que sea-contesto.-Pero lo que sí quiero es café. -se me antoja mucho.
-Ok, aquí tienes -me pone enfrente de mí una taza humeante.
-Gracias, ¿estás bien? -sé lo que les pasa a las vírgenes después de ser folladas, tienen un poco de dolor.
-Más o menos. -Dice nerviosa, ahí vamos de nuevo.
-Kelly, no te debes de avergonzar de nada, el sexo es algo muy, pero muy normal.-le explico.
-Sí -gesticula.
Media hora después, los dos estamos en mi casa. Ella se sorprende de lo grande que es, y la decoración tan simple y sin chiste.
-Es muy grande tu casa-me alaga.
-Vendrás a vivir aquí, está en el contrato -le digo normal.
-Uh, no quisiera dejar mi apartamento, pero está bien.
Llegamos a la oficina y todos nos miran. Mujeres y hombres, todos. Más nos van a mirar cuando se enteren de que ella y yo nos vamos a casar.