Capítulo 3 ¿Qué hago contigo

-Mire señor, de verdad no quiero meterme en problemas, mucho menos que les diga a mis padres, si usted quiere puedo llamarlos ahora mismo para que me traigan otro uniforme que tengo en casa - Dije totalmente segura, esperando que aquella respuesta fuera lo suficientemente buena para convencerlos de dejarnos en paz

-Es que señorita, las cosas no se pueden quedar de esta manera, es necesario llamar urgentemente a sus padres para informar acerca del maltrato que fue testigo su compañero Julian -

-Por favor no, solo fue un malentendido, era una broma tonta de mis compañeras, algo sin sentido, incluso ellas me pidieron perdón antes de irse - mencioné tratando de calmar la situación, no estaba dispuesta a traer a mi madre hasta estás instancias, bastante preocupada se encontraba siempre para traerle más cosa.

El ambiente podía cortarse con un cuchillo, el director parecía tan dispuesto a no creer en mi palabra, bastante dudoso se encontraba, tenía todas las ganas de meterme en problemas, como si fuese algo que estuvo esperando desde hace siglos.

-Está bien hagamos algo -

-¿Qué cosa? -

-Ve y cámbiate, tenemos algunos uniformes de repuesto, pero más tarde lo devuelves bien lavado, deseo que este pulcro, si no tendremos muchos problemas -

Sí señor, no sé preocupe, gracias -

Y usted joven, tambie cambiese al menos la camisa para que no se vean tan desastrosos -

Claro señor, no sé preocupe -

Ambos en silencio nos dirigimos hacía el cuarto enorme, parecía un armario de grandes dimensiones sin embargo era un cuarto, en la entrada no había nadie, solo una inmensa puerta de manera que nos abrió uno de los encargados.

Estos muchachos apenas los primeros días de escuela y ya se están metiendo en problemas - dijo con mucha rabia el encargado

Miren yo no tengo tiempo de estarlos vigilando, pero no le van a decir al director, apenas se cambien van derechito a sus salones con estás excusas - Sacó dos papeles de una de sus agendas y solamente todo rumbo, supongo que estaban demasiado presionados y ocupados para perder el tiempo con nosotros.

No le hablé a Julian, quería alejarme por un rato porque estaba cansada de que dijera que se había acercado a mi por pesar, si así eran las cosas no teníamos que relacionarnos de ninguna manera. Debo admitir que en esos momentos me puse muy triste, me parecía tan sexy que no notaba lo mala persona que podía llegar a ser,según yo me había dado motivos para pensar que tenía un interés, pero bueno quizás estoy muy loca. Julian de inmediato noto esto, mi indiferencia era demasiado grande como para no mirarla.

¿Estás bien? - preguntó como si estuviera bastante interesado en mi respuesta y de manera insistente.

Ujum - también asentí con la cabeza para dejarlo aún más claro.

Siento que estás enojada -

No tenemos necesidad de hablar Julian -

Ahhh es que sabes mi nombre, pues yo si tengo la necesidad de que me respondas -

¿Cómo no voy a saberlo ? Lo acaban de decir en la dirección y no lo haré, no le respondo a desconocidos - me pude quitar esa espina de por dentro, creo que había preparado esa respuesta en mi mente una y otra vez.

Auh debo confesar que eso sí me dolió, para ser sincero yo no me pude aprender tu nombre, aunque también lo dijeron en la dirección - Tuche me había dejado callada y nuevamente con pena.

Pues tengo una memoria buena, vamos rápido en serio quiero devolverme a mi salón - Haría de cuenta por supuesto que nada había pasado, dejaría pasar todo como si nada, desde lejos eran mejores las cosas.

Abrimos de inmediato aquella enorme puerta y un olor a viejo y polvo se desprendió, no se sabía que era peor, si oler a viejo y oler a basura,la cuestión es que ya había hecho una promesa y lo más probable es que si desobedecia iban a llamar a mi madre y no se podía dar cuenta que estaba con algún chico. Ella aún no aceptaba que estaba creciendo y cuando el tiempo pasaba se mostraba nostálgica, mantenía llorando y llorando porque ambas hijas ya tenían cierta edad, más que nada conmigo. Aaron no le importaba mucho, desde que tenía cierta edad tuvo gran libertad, pero ahora mismo debía responder por todo los errores que estaba cometiendo, había metido totalmente las patas en un embrollo y está vez mamá no podía sacarlo de ahí. Para ser sincera aquel comportamiento de mi hermano era de niño, nunca pensé en él como un adulto responsable y admirable, incluso pensé en él como el mismísimo patán del que te enamoras completamente y caes al abismo. Estaba segura que no iba a hacerse cargo, veía como su actual pareja se debatía con él por tener un hijo con otra chica, cada minuto una pelea diferente, una relación sin un momento de paz. Yo quería poder sentir eso que llaman amor, quería ser yo la principal protagonista, no quería ser la otra chica,quería volver loca esa persona y que no pensará en nadie más, pero al final todo esperaban lo mismo. Julian y yo entramos en la habitación que se encontraba completamente sola, justo en una esquina se encontraba una especie de probador pero lo único que lo separaba del resto de la habitación era una cortina ligera, supongo que antes alguien vigilaba con cuidado las cosa que sucedían allí, tampoco estaba al tanto de sí en ese lugar habían cámaras, para ser sincera quería evitar todos los problemas posibles. Fue en ese momento cuando cogí uno de los uniformes que se encontraban colgados, mientras Julian me convencía de cambiarme primero, pero aquel uniforme que había alcanzado se veían en mis manos diminuto, no era para una chica de mi edad. En la parte superior de aquel estante de podían notar las tallas más grandes, pero apenas el banquito alcanzaba una parte media de las localizaciones, era demasiado baja para alcanzarlo y él tampoco es que fuera el hombre más alto; sin embargo me dijo que me subiera a sus hombros, así ambos podríamos tomar los uniformes y salir como si nada. Pero había algo, tenía miedo antes había pensado en esas cámaras y en los horribles problemas en que nos meteriamos si me encontraba subida en sus hombros.

Es que no puedo- le dije temerosa a su respuesta, iba a pensar que era una miedosa.

¿Por qué? Nadie nos está viendo -

Tú qué sabes, que tal que hayan cámaras aquí y tú y yo no estamos enterados -

Jajaa niña deja de ser tan caótica, deja de pensar en esas cosas, estás paranoica - Su sonrisa y su risa, ambas cosas un deleite de escucharlas y verlas y la cuando se llevaba su cabello hacia atrás de las orejas.

Súbete de una vez, pesadita - ¿Pesadita? Podía morir ahí, sabía que no significaba nada pero igual estaba muy nerviosa, sentía que todo el sudor me iba a escurrir por las piernas.

Me subí, con mucha fuerza me puse en sus hombros y pude sentir toda su fuerza, me alzó como si fuese una pluma, un pequeño palillo, estaba disfrutando de lo que estaba pasando, estaba en el cielo y por un momento distraída se me olvidó lo que estaba haciendo, hasta el punto en dónde con un alzar de su voz caí de nuevo en la cuenta.

Adara por favor nos vamos a quedar aquí todo el día - Había dicho mi nombre, así que en realidad estaba mintiendo cuando me dijo que no lo recordaba. Me baje de sus hombros y le dije

Bueno bueno, no me trates así solo estaba escogiendo los que de verdad nos iban a servir -

Si ves que no ha pasado nada, si nos hubiesen visto hace rato estuvieran aquí de nuevo regañandonos - Supongo que esas palabras tenían sentido o en ese momento cobraban sentido para mí, igual estaba embelesada con el hecho, con lo que había pasado mi corazón había quedado acelerado como si hubiese corrido media maratón en un segundo.

Tenía miedo de que todos esos pensamientos y sentimientos se reflejarán en mi, antes no sabía cómo no notaba que estaba encantada con su presencia, no sabía cómo no sé había dado cuenta de que estaba temblando, mía rodillas parecía que iban a quebrarse, una gelatina, un cubito de hielo representativo de mi.

¿Entonces te vas a quitar la ropa o no?-

¿Disculpa? - abrí los ojos creo que como nunca. Entonces escuché nuevamente su risa y no pude evitar llevar mi mano a mi boca, me la tape porque sabía que seguiría, mi cara se pondría tan roja y no podría simular que nada paso.

Me gusta eso - Entre una risita dijo

¿Qué cosa? -

Cuando te da pena, me gusta como te pones - Al parecer yo había Sido muy evidente, tratando de que no notara cómo me sentía había dado todas las señales para que lo notara

No me dió pena, solo a veces me pongo así por el calor, tu sabes - Claro tonta, el calor en pleno invierno, cada vez la estaba cagando más, estaba en un punto dónde ya no tenía más vergüenza que dar.

Claro, el calor, yo también tengo mucho -

¿Cierto? Que raro - Mi ingenuidad completa estaba hablando por mi y no podía notar cuáles eran sus intenciones.

Me entre a este lugar, al vestidor y empecé a quitarme una prenda tras otra, hasta quedar solamente en ropa interior, entonces pude ver como alguien abría la cortina y de inmediato pegue un grito, pero fui sorprendida por su mano que me callo por completo.

¿Qué haces? -

Creo que ambos queremos - mirándome de nuevo a los ojos, me comía con su mirada. Entonces procedió a besarme, sus labios junto a los míos, cada respiración podía sentirse y cada caricia de una manera única. No sé qué estaba pasando conmigo, mi cuerpo se había desconectado de toda parte racional y aquella chica prevenida había desaparecido.

Había leído alguna vez sobre esto, tenía miedo pero estaba preparada, todo aquello de lo que me había cohibido era momento de dejarlo atrás, era mi momento y entre tantas cosas solo paso. El tiempo se me había ido muy rápido y se había ido en realidad una hora, lo cual nos cayó de sorpresa tras escuchar que tocaban la puerta.

¡Mierda! Colócate la ropa - Ambos cómo en un coro dijimos, entonces de un salto, aquello que no había hecho en una hora o más lo hice en un par de segundos. Estábamos despelucados hasta más no poder y apenas pude por los lados colocarme decentemente el uniforme, por dios estaba tan asustada de lo que iban a decir pero por suerte era el encargado que nos estaba acosando para que saliéramos rápido a nuestras clases. De inmediato sin mediar nuevamente alguna palabra y con las cosas a medio poner salí de la habitación, me peinaba a cada dos pasos pensando que se me notaba hasta en la forma de caminar o lo que fuese, sin pensar en absolutamente nada,no estaba arrepentida. Me metí por un momento al baño y mi sonrisa era lo único que me delataba, de repente se me había borrado toda la energía amargada de días pasados, todo mi optimismo se encontraba en los cielos.

pero todo aquellos iba a quedar en el olvido, a partir de ese momento no me volvió a dirigir la palabra, pasaba por mi lado y no me miraba, pasaba y podía escuchar su risa, tenía el presentimiento de que le había contado a muchos de sus amigos y probablemente estaba siendo su motivo de burla. Fui tonta, no me había fijado bien con quién me había acostado, una persona sin escrúpulos, un chico que probablemente se estaba riendo de todos mis defectos o de mi manera de hacer s cosas, tan inexperta, tan ingenua, pero no podía decir nada porque a mis oídos no habían llegado rumores hasta ahora. Con las semanas que fueron pasando pensé que aquel incendio se apagaría, nadie me había dicho nada, hasta Mark que era el hombre más chismoso no me había mencionado algo del asunto y probablemente no se lo contaría nunca a nadie. Pero las cosas horribles tal vez no son las primeras que llegan, las noticias nefastas llegaron a mis oídos y resulta que nadie me había dicho porque ambos amigos estaban enojados conmigo por no haberles contado, Mark vino y con una cara de engreído me dijo.

Con que no habías querido contar nada, eres una pequeña muy juguetona -

¿Juguetona? - pregunté

Te diría otras palabras pero me da miedo que me escuchen,pero ya sabes a qué me refiero y no quisiste contarnos, eso no te lo perdono -

¿Contarles qué? -

Pues por toda la escuela está el rumor de que lo hiciste con Julian en el armario viejo, no me sabía esas mañas tuyas -

Mierda, no puedo creer que sí lo haya contado - empezaba a sentir una especie de angustia.

Si que si, que esperabas es uno de esos machitos, muy lindo pero el único que te dejo para ti solita y ten cuidado -

¿Cuidado? ¿Con qué? -

Con quién, por ahí ha estado buscándote Victoria y muy enojada al parecer te devoraste algo suyo - Para él era divertido, no había nada más grandioso en su mundo que los chismes y observar cómo pasaban las cosas y debo admitir que en una época para mí era igual, pero no era lo mismo estar en esa posición. ¿Cómo no me había dicho nada hasta ahora? ¿Hace cuánto se había enterado Victoria? Debía hablar con ambos para aclarar el malentendido y de una vez dejarle claro a Julian que eso no había pasado.

Esa sería mi táctica, negarlo todo hasta que las demás personas asumieran lo que quisieran pero me dejaran en paz, igual Julian era de esos que presumía demasiado pero jamás pensé que yo sería una de esas, yo no era nada de lo parecido a sus conquistas anteriores porque pensé que le daría vergüenza mencionarlo.

Decidí entonces averiguar de mejor fuente el chisme, allí estaba dispuesta a encarar lo que Victoria quisiera hacerme, estaba dispuesta a asumir todo lo que se viniera con tal de dejar las cosas claras; ya no quería volver a meterse con ningún chico de la escuela y por suerte hasta ahora no había pasado nada, habíamos tenido algo de cuidado por lo cual no tenía algún error. Me acerque directamente a este grupo que antes me había llenado de basura, aquellas muchachas que cada que pasaba se burlaban de cómo iba mi uniforme o cuando estaba en ropa normal también lo hacían, me llamaban emo, me tiraban cosas, estaba tan harta de tener que aguantar así que también era una manera de liberarme. La ví allí tan perfecta como siempre, sus ojos claros y su cabello largo, acá el cabello que rozaban su cintura, su cuerpo delgado, una nena hecha casi de viento, aquella nena con la cual yo no tenía ni una pizca de oportunidad con la cual competir, era alta, del mismo tamaño que Julian y juntos daban la impresión de ser como aquellos vampiros de la preparatoria. Un aura tan distinta a otras chicas, pero igual siempre hacía parte de los grupitos que se formaban porque aunque parecía inofensiva de eso no tenía nada. Me acerque y toque tu hombro porque estaba de espaldas y sus amigas por encima de su hombro alcanzaron a notarme, entre todas parecían intimidarme, todas quería lanzarme contra el piso y dejarme sin aire, entendía perfectamente ese comportamiento todas querían proteger los sentimientos de su amiga; sin pensarlo ella se volteo y al verme se quitó unas lágrimas que caían de sus ojos y dañaba el poco maquillaje que llevaba.

¿Qué quieres? -

Hablar contigo -

¿No fue suficiente con lo que me hiciste? Me haces perder el tiempo- Todas como un corillo de diablitos asentian la cabeza y al son de su voz terminaban las frases.

Lárgate con él, si estás dispuesta a comerte mis sobras - al escuchar esas palabras me di cuenta que no debía negarlo, solo iba a quedar peor, iba a ser sincera y disculparme así se lo mereciera.

No quiero irme con él, victoria mira fue un momento de debilidad por parte mía, él chico me parecía lindo y pues fue algo que no me espere además de que no sabía que seguían juntos y dado el comportamiento que él tuvo conmigo me lo confirmó -

¿De qué hablas? Deja de ser tan mentirosa, él mismo me dijo que fuiste a buscarlo y te aprovechaste de la situación, que no supo cómo decirte que no porque jamás se fijaría en alguien como tú -

¿Y tú le vas a creer? - me lanzó una mirada de aquellas que confirman todo y de esa manera me di por enterada de que no tenía oportunidad alguna, mi verdad no era su verdad y no quería aceptar que su novio era un mujeriego aunque se lo estuviesen restregando.

Ah es en serio, no tengo nada que hacer aqui, solo te pido una disculpa por no saber que estaban juntos, igual jamás me le vuelvo a acercar -

Es que nena no tienes ninguna oportunidad con él,me ama y a ti nunca lo va hacer así que entérate de tu sitio -

Ahora entendía porque encajaba perfectamente en los grupitos de la escuela, se creía la más entre todas, la irremplazable en la vida de todos y la chica más hermosa que el mundo había podido ver . Había tantas chicas en la escuela y podía nombrar a más de una que la supera con creces y no solo en una competencia de belleza física, lo que la dañaba por completo era su personalidad. Incluso entre tanta lealtad que le tenían sus amigas se podían ver las rivalidades, era tan obvio que entre ella se tenían envidia, porque no era sino voltearse para darse cuenta que una hablaba de la otra y para mí eso era lo más bajo que podía ser una amiga hablar de ti a tus espaldas, compararse contigo y más que nada acostarse con tu novio sin que se duerma cuenta. Así era entre todas se hacían cosas que no sabían pero se protegían y seguían mintiendo acerca de si era verdad o no. Victoria la líder era la encargada a fin de aceptar o no a alguien en el grupo, pero ¿Quién era tan despreciable o quién lo deseaba? En realidad muchas pensaban que valía la pena con tal de ir a fiestas y estar con chicos. Éramos en todo caso un mar de hormonas, en cualquier segundo saldríamos llorando o tendríamos momentos de euforia, un día caeríamos en depresión mientras en otro íbamos a parecer drogados. Tantos momento de euforia, tantos segundos en donde creíamos que ese iba a ser el final de todo, en esos mismos instantes donde me encontraba pensando en ti, planeando encontrarte, creando en mi mente un universo alterno en donde yo era la elegida; y no, no quería un Julian, no quería un Leandro, quería algo tan real, que pudiera sentir hasta los huesos sin miedo. Julian se había encargado de dejar mi reputación en cierto peldaño, del cual no me bajaban y llegó justo a los oídos de quien de verdad me estaba interesando. La verdad hay un mar enorme de chicos de donde escoger, en mi fantasiosa imaginación tenía aventuras con todos los que me atraían y si se trataba de malos pensamientos, debo confesar que los tenía y más después de aquella experiencia, aún no me arrepentia y no me arrepentiría si nadie me descubre en el acto. Entre tantos rumores llegó un chico que ya conocía de antes, Leandro, podría compararse a Julian pero igual eran lejanos, se conocían de vista pero nunca de palabra, pertenecían a grupos distintos, pero ambos llamaban la atención a distintos puntos de la población de la escuela, Julian todo un chico varonil, descrito perfectamente como un hombre, siempre con ansias de expresar su gusto por las mujeres o de ocultar algo que le apenaba, por el contrario Leandro, ojos claros, alto, menudo, ropas sueltas, pero un chico con una inteligencia excepcional y una voz aún más llamativa y atractiva; pertenecía al grupo de radio de la escuela como principal narrador de todas las cosas que sucedían por lo tanto un estudiante modelo. A pesar de tener todos estos atributos no disfrutaba mucho de llamar la atención, participaba mucho en clase, en especial en áreas como matemáticas y ciencias, amante completamente de la química, su pasión por estas cosas desbordaba y era considerado un peldaño de la preparatoria. Su vida más allá de la escuela y más allá de sus amigos era desconocida, ya nos conocíamos de grados pasados pero ni él se había fijado en mi y yo mucho menos en él, estaba pendiente siempre de los más predecibles de todos, cayendo en las garras de quien no debía gustarme. No habíamos pasado tiempo juntos, siempre los grupos los escogían los mismos estudiantes, hasta que llegó la profesora Lucía a poner los puntos claros.

Bueno chicos, debido a que en años pasados se ha convertido en algo habitual la copia y fuera de todo arrastrar a sus amigos, llegó la hora de poner en orden esta escuela. El rector me ha puesto al tanto de las situaciones de cada uno, por lo cual deben separarse de sus amigos, pero seré yo misma la que escoja con quien pueden o no hacerse para los siguientes proyectos -

¡Queee! - Todos gritaron ofendidos y con miedo a quienes fueran sus compañeros. Ya nos conocíamos todos pero a lo largo de las vacaciones se notaban ciertos cambios. En especial en Leandro, todos además de mis problemas, hablaban de él, de lo guapo que se había puesto en apenas un cerrar de ojos y las chicas se encontraban ansiosas porque fuera su compañero, entre esas mi amiga e incluso Mark estaba alentado a coquetear con él. Yo estaba tan desalentada con todos los chicos de la escuela que no me detuve a pensar que tal vez sería mi próximo compañero, es más no estaba pensando en otra cosa más que mi vida, no notaba lo que pasaba a mi alrededor y lo que mis amigos me decían poco me emocionaba. Estaba entrando en un estado de transición como en neutro,sin ninguna reacción hasta que vi esos ojos grandes azules acercarse a mi ; me sopló uno de los cabellos que me salían de la trenza, es entonces que creí que era uno de los tontos de mi salón tratando de molestarme y empuñe mi mano, en son de enojo.

Mira lárgate ya si no quieres meterte en problemas -

Había girado mi mirada, toda mi cabeza hacía la pared y aquellos ojos azules los había dejado apartados pensando que no se dirigían a mi.

            
            

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