/0/8190/coverbig.jpg?v=b2aa1dcc4cec859cf18d3a2b2902816b)
-Hola señora Grace, por favor pase.
-Hola Gail. ¿Mi hijo se encuentra en casa?
-Si señora. Esta en su cuarto, no sale desde que volvió del entierro de la señora Anastasia.
- ¿Quién estuvo cuidando de los niños ayer?
-Los estuvimos cuidando con Taylor a pedido del señor. Le dijimos a Teddy que su papá necesitaba descansar y paso todo el día jugando con Sophie.
-Muchas gracias Gail por ayudar tanto a mi hijo. Sobre todo, en este momento que se siente tan mal.
-No tiene porque agradecerme señora Grace, al señor lo estimo como a un hermano menor después de tantos años juntos y voy a estar siempre que me necesite.
-Voy a ver cómo esta y tratar de que salga de su cuarto por lo menos para que pase tiempo con sus hijos.
-De mientras yo le preparo el desayuno para ustedes.
Christian
No tengo fuerzas para levantarme de la cama y menos de moverme del lugar donde dormía mi hermosa Ana. Todavía permanece su perfume en la almohada que me permite pensar que ella está cerca. Noto que se abre la puerta, quién viene ahora a molestarme.
-No me pienso levantar, por favor déjenme solo.
-Tu mamá también te tiene que dejar solo o la vas a recibir.
-Perdón mamá, no quise hablarte así. Pero quiero estar solo.
Grace
Me siento en el borde de la cama, Christian esta acostado con la ropa que suele usar cuando sale a correr, tiene los ojos hinchados y me doy cuenta de que ha estado llorando mucho. Esta abrazado a la almohada como si fuera una persona.
-Hijo sé que estas desolado por la partida de Ana, pero no sos él único que sufre. Todos estamos muy tristes por su ausencia. Además, hay dos pequeños que te necesitan mucho y quieren estar con vos. Porque no te levantas y desayunamos juntos.
-Mis hijos no me necesitan a mí, si no a su madre, yo no puedo ocupar su lugar.
-Nadie te pide eso hijo, solo quiero que puedas de a poco seguir adelante con tu vida, como estoy segura de que Ana hubiese querido.
Christian
Si quiero que me dejen tranquilo tendré que hacer lo que me pide mi mamá, poner mi mejor cara para que todos piensen que estoy mejor y sobre todo porque no quiero que mis hijos se sientan mal.
-Está bien mamá, dame dos minutos y voy para desayunar.
-No tardes que te esperamos hijo.
Estoy en mi oficina mirando el paisaje tomando un café y recordando el día que mi mamá me obligo a salir de la cama. A partir de ese día volví a trabajar como lo hacía antes de conocer a Anastasia. Cuando vuelvo a casa mis hijos duermen y solo puedo observarlos para saber que están bien, me cuesta mucho pasar tiempo con ellos porque a cada instante me recuerdan a su madre, la mujer que trajo el amor a mi vida. Por suerte me quede con el departamento del Escala y los fines de semana los paso con las sumisas que me consigue Elena, siempre son diferentes porque no quiero que nadie quiera más conmigo. Con la ausencia de Ana volví a entablar amistad con Elena, pero nadie de mi familia sabe que me relaciono con ella de nuevo.
-Taylor ya salimos para casa, prepara el auto.
-Muy bien señor.
Camino a casa me doy cuenta de que hoy ya pasaron tres meses desde que Ana me dejo y la oscuridad regreso a cubrir mi corazón, las pesadillas retornaron a mis noches y no puedo dormir como lo hacía a su lado.
-Buenas noches señor, ¿le sirvo la cena?
-Buenas noches Gail. Si, muchas gracias. ¿Cómo se portaron mis hijos?
-Muy bien señor, son dos angelitos que no dan trabajo. Pero necesitaría pedirle algo.
-Gail pídeme lo que necesites, si está a mi alcance te lo daré.
-Necesitaría alguien que me ayude a cuidar de los niños y para las cosas de la casa.
-No te preocupes que voy a buscar una persona que te ayude.
-Señor yo tengo una persona que puede contratar, tiene muy buenas recomendaciones de sus trabajos anteriores. La conozco personalmente y sé que es muy buena en lo suyo.
-Gail confío en tu palabra, si piensas que es la indicada no se habla más. Tú te encargas de contratarla y decirle todo lo que tiene que hacer.
-Señor no quiere conocerla, ya que ella será la cuidadora de sus hijos.
-No es necesario, si dices que es buena creo en tu palabra.
-Está bien señor, ya mismo la llamo para ofrecerle el trabajo y que conozca a los niños mañana.
-Me higienizo, me cambio y vengo a cenar.
-Muy bien señor.
Por mi ausencia Gail ha tenido que trabajar más, incluso llevando a cabo la tarea que debía hacer yo, esa que le prometí a mi amada esposa, cuidar de mis hijos para que sean felices. Algo que todavía no puedo llevar adelante porque no tengo nada que ofrecerles, me siento vacío y ellos me recuerdan la ausencia de mi alma que partió junto a su madre.
-Gail qué rico olorcito. ¿Nuestra cena esta lista también?
-Jason le sirvo al señor y comemos nosotros. ¿Te lavaste las manos?
-Si señora, lo hice.
-Podrías poner la mesa para ayudarme.
-Ya lo hago. Pero antes quiero saber qué te dijo el señor de contratar una ayuda para vos.
-Acepto sin problemas, creo que comprendió mi necesidad de tener alguien que me ayude.
-Qué bueno amor, ahora vas a tener más tiempo para vos y para compartir conmigo.
-No seas así Jason porque siempre tengo tiempo para vos y cuidar de esos pequeños que perdieron a su madre no es algo que me impida tener tiempo para mí.
-Lo se Gail, a mí también me gusta pasar tiempo con ellos. Pero no podías hacer todo el trabajo vos sola.
-Si tengo suerte mañana tendré alguien que me ayude. Hay algo qué me da vueltas por la cabeza después de haber hablado con el señor.
- ¿Qué te preocupa tanto Gail?
-Cuando el señor acepto que contraté ayuda le dije que tenía una persona muy buena para el puesto me dijo que la llame y que confiaba en mi palabra. Le dije si quería conocer a la persona que cuidaría de sus hijos y me dijo que no. Para una persona que cuida tanto su privacidad es raro que no sea él quien la contrate ya que es la persona que se va a encargar de cuidar a sus dos tesoros.
-Gail lo único que te puedo decir es que el señor cambió mucho desde la muerte de la señora Ana y siento que volvió a su antigua vida.
-Esperemos que se dé cuenta que sus hijos lo necesitan y vuelva a ser el hombre feliz que supo ser al lado de la señora Ana. Mejor le llevo la comida al señor así cenamos nosotros.