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Se volvió parte de la rutina caminar hacia el parque central a las 9 de la noche como un recordatorio de que ella existía y que no fue solo un sueño o alguna visión creada por mi mente, aunque era imposible que mi mente creara algo tan perfecto como lo es ella. Caminaba por las calles con la esperanza de llegar hasta el hogar de su ex novio y que por casualidad ella fuera saliendo de ese lugar.
No eh parado de escribir, versos, frases y esta historia que no sé cómo va a terminar, ni tampoco como continuarla sin uno de los protagonistas.
Esta noche es más fría que la del día de ayer, el aire alborota mi cabello transmitiéndome mucha paz. Los árboles se agitan al unisón y las hojas caídas se deslizan por el pavimento, este aire anuncia una inminente lluvia que estaría agradecido de poder sentirla. La luna brilla en todo su esplendor y me es inevitable sentirme insignificante ante tanta magnificencia, estar en contacto con la naturaleza desbloquea esos recuerdos tormentosos que terminé bloqueándolos dentro de mi memoria. Y justo antes de caer en la obscuridad de mis pensamientos, aquella dulce voz con la que eh soñado todos los días apareció navegando a través del aire hasta llegar a mis oídos, como esa melodía que no sabias el nombre pero que al escucharla la recuerdas inmediatamente.
- ¿Porque tan solo a esta hora joven?. - Podrían pasar veinte años y seguiría recordando esa voz. Tenía tantas cosas que decirle, pero no logré organizar mis ideas. -Tengo días esperando volver a verte. Sabía por dónde buscarte, pero no tuve la fortuna de encontrarte. Hasta hoy, la misma noche sin estrellas de hace 1 mes y el mismo lugar. -
- Seguramente esas mismas palabras le dices a otras mujeres, con esta voz tan seductora. Parece que la estas forzando o quizás practicaste este reencuentro un par de ocasiones antes de dormir, no recuerdo que tu voz fuera así. - Contestó entre risas discretas.
- Te equivocas, es mi voz natural. Y te confieso que, en efecto, pensé mucho en las palabras que diría al verte de nuevo, son incontables las notas que escribí en el teléfono. -
- ¿Ah sí?, ¿qué escribiste en esas notas? -
- Versos dulces, versos agrios y algunos amargos. Pero todos hablaban de ti. -
- Además de guapo, eres poeta. - Contestó en tono de voz un poco sarcástico.
- No soy poeta ni dada que se le parezca, quizás te parezca increíble pero la verdad es que no sabía que podía escribir hasta que te encontré esa noche. Surgió una necesidad de perpetuar mis pensamientos y curiosamente casi en su totalidad tenían que ver con el amor y contigo. -
Me miró a los ojos e inmediatamente rodeo mi cintura con sus delgados brazos, recargue mi barbilla en su cabeza con un perfecto ensamble. Podía alcanzar a percibir el aroma a frambuesas que su cabello emanaba, mi deseo de tenerla entre mis brazos se estaba cumpliendo después de 31 días de espera. Perdí la cuenta del tiempo que permanecimos abrazados hasta que con suavidad dejo de abrazarme y dio un paso atrás tomándome de ambas manos, me resultaba escalofriante mirar directamente a sus ojos verdes. Si esos hermosos ojos son la ventana de su alma, puedo asegurar que ella también anhelaba verme.
Su rostro es completamente diferente al de la primera vez que la vi, pasó de ser un rostro destrozado por el dolor y la angustia a un rostro con esperanza e ilusión.
- Es reconfortante ver tus ojos sin lágrimas esta vez, estoy conociendo a la verdadera persona. Antes que nada, tienes que decirme tu nombre porque hoy no te dejaré ir hasta que me lo digas. - Arqueo la ceja derecha dudando de la veracidad de mis palabras. - Camila Jonhson, ¿el tuyo? -
- Fabián Díaz, creo que después de una noche juntos y ahora que conozco tu nombre ya dejamos de ser anónimos. -
- Es verdad, fuiste el paño que seco mis lágrimas en esa hermosa y embriagadora madrugada. Eres todo un caballero, gracias por soportarme y cuidarme. Jamás me había sentido tan protegida por alguien. -
- Fue un verdadero placer y lo haría las veces que fueran necesarias. Pero tengo una pequeña duda: ¿Porque no me buscaste si sabías cual era mi dirección?. -
- Estaba rota Fabián, yo creo en el destino y es por eso por lo que dejé esa nota en tu cama. Y ahora míranos estamos aquí de nuevo. Te juro que no planee este encuentro. -
- ¿Entonces que estás haciendo aquí?, casi a diario visitaba este parque esperando volver a verte. Evidentemente no habíamos coincidido, pero hoy sí. -
- No soy de esta colonia, pero mi expareja sí lo es. Por ese motivo vine a dar a este parque ese día, después de la terrible discusión que tuvimos. - El recuerdo aún dolía y podía sentirlo.
- ¿Y que te trajo de nueva cuenta?. - Hizo una pequeña pausa para después continuar.
- Necesitaba recordar los sentimientos de ese fatídico día para no volverlo a perdonar. -
- No tuvimos la oportunidad de platicarlo en su momento, no quería tocar esas heridas que todavía estaban abiertas, de hecho, no sé si ya estén cerradas y me apena un poco preguntarlo, pero quiero saber todo de ti, absolutamente todo lo que tenga que ver contigo. ¿Qué es eso que no puedes perdonar?. -
- De hecho, perdone de más en nuestra relación, lo que paso ese día fue que... - Camila se detuvo y tomo asiento en la banca de hierro que se encontraba a un costado de nosotros. La tome del brazo por miedo a que se fuera a desvanecer.
- Estoy bien, solo que fue una experiencia sumamente traumática. La discusión de esa noche comenzó por celos y reclamos sin fundamento, no correspondí a sus insultos hirientes y para no seguir con la pelea intenté salir de su departamento. Él perdió la cabeza y me tomó de los cabellos para después sujetarme del cuello con ambas manos, me pedía que le dijera la verdad sobre mi supuesta infidelidad. En ese momento temí por mi vida creí que me mataría... - Al escuchar lo que ese idiota le había hecho, la sangre que corría por mis venas comenzó a arder hasta llegar al cerebro donde se produce el enojo, jamás había tenido tantas ganas de hacerle daño a alguien esto era una emoción diferente y difícilmente controlable. No podía seguir escuchando más.
- No digas más, ahora estas a salvo y siempre lo vas a estar. -