Mi Dulce Protector Es Un Mafioso
img img Mi Dulce Protector Es Un Mafioso img Capítulo 4 El Consigliere
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Capítulo 6 Tú no puedes ser el nuevo CEO img
Capítulo 7 Compañeros de puesto img
Capítulo 8 Nicholas Leone img
Capítulo 9 Dime lo que sabes img
Capítulo 10 S img
Capítulo 11 Ella quiere mudarse img
Capítulo 12 ¿Qué esperabas img
Capítulo 13 La dura realidad img
Capítulo 14 Darle tiempo img
Capítulo 15 El lugar que me correspondía img
Capítulo 16 Escándalo img
Capítulo 17 Dolor y rabia img
Capítulo 18 Como si estuviera loca img
Capítulo 19 Desequilibrio img
Capítulo 20 ¿Dónde está ella img
Capítulo 21 La búsqueda img
Capítulo 22 Escapar img
Capítulo 23 Lejos img
Capítulo 24 Sin mirar atrás img
Capítulo 25 Buscando pistas img
Capítulo 26 Iré a buscarla img
Capítulo 27 Sola img
Capítulo 28 No puedes estar aquí img
Capítulo 29 Acéptalo img
Capítulo 30 ¿De quién img
Capítulo 31 El primer día img
Capítulo 32 No te metas en mi vida img
Capítulo 33 Te ves hermosa img
Capítulo 34 La cena img
Capítulo 35 Acercamiento img
Capítulo 36 Irás con él img
Capítulo 37 Una cita img
Capítulo 38 Te aprecio img
Capítulo 39 Tu nombre img
Capítulo 40 La playa img
Capítulo 41 Estás muy cerca img
Capítulo 42 El beso de la perdición img
Capítulo 43 Mágico img
Capítulo 44 ¿Qué me estás haciendo img
Capítulo 45 Lo que pasó img
Capítulo 46 Imprevisto img
Capítulo 47 ¿Qué le pasó img
Capítulo 48 Moriría img
Capítulo 49 Tomar distancia img
Capítulo 50 Verlo img
Capítulo 51 Dos personas diferentes img
Capítulo 52 Yo la amaba img
Capítulo 53 Emociones ocultas img
Capítulo 54 Sobre el accidente img
Capítulo 55 Lamento img
Capítulo 56 La chica de mis ojos img
Capítulo 57 Son ellos img
Capítulo 58 Está afuera img
Capítulo 59 Vas a ir img
Capítulo 60 Una cena tensa img
Capítulo 61 El encuentro img
Capítulo 62 La llamada img
Capítulo 63 Distinto img
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Capítulo 4 El Consigliere

Nick

Era el jefe de la mafia italiana oficialmente.

Desde que los padres de Isabella White fallecieron en esa supuesta caída del avión, dejé de ser El Consigliere de la mafia italiana para convertirme en el nuevo jefe. Y digo, supuesta caída, porque el señor y la señora White, antiguos jefes de la mafia, fallecieron en un ataque contra sus enemigos. Lo único que se sabía de la muerte de los White era que ambos habían sido asesinados de un disparo en la cabeza. El trato que tenía con ellos era que, si algún día ellos llegaban a morir, yo sería el nuevo CEO de todas sus empresas. Y es que, más allá de dirigir correctamente sus empresas, también tenía que encontrarme cerca de su hija, Isabella White, para cuidarla, para protegerla con mis propias manos, ya que ella no tenía ni idea de la verdadera y peligrosa vida que tuvieron sus padres.

Cuando llegué al funeral de los White, sentí pena por el señor y la señora, pues ambos habían sido muy buenos conmigo desde que era pequeño. Me formé en la mafia desde los catorce años, aprendiendo a luchar, a disparar, mejoré mis reflejos, estudié, e incluso me gradué en una prestigiosa escuela de abogados en Italia. El señor White siempre fue un gran mentor y amigo de mi padre y me prometió el increíble puesto de El Consigliere de la mafia Italiana como un favor hacia mi padre si yo llegaba a graduarme de la carrera de abogacía dentro de los años estipulados.

Una de las leyes de la mafia, es que, El Consigliere se gradúe a los veintidós años de edad, y eso es lo que yo logré hacer después de mucho esfuerzo y estudio. Pero jamás me imaginé que el señor y la señora White morirían tan pronto, dejándome el máximo puesto a mí. No solo ese era mi cargo ahora, sino que debía proteger con mi vida a Isabella White, la hija de ambos.

Noté su presencia en la primera fila de sillas en el entierro. Iba caminando con lentitud hacia las sillas de adelante, notando el triste aire que todo entierro tenía. No me gustaba decirlo, pero desde que fui creciendo, he tenido muchos entierros en mi vida. La mafia no era un juego, y a pesar de que nuestra banda de mafia era increíblemente fuerte, no todos nuestros luchadores salían con vida.

Tomé asiento en una de las filas, reconociendo el cabello oscuro de aquella chica. No le vi el rostro, pero sabía que era hermosa. Ya de por sí, su postura me parecía hermosa. Le presté atención al padre que le daba la despedida a los White, pero mi concentración se perdió por completo cuando sentí que alguien me estaba mirando. A mi derecha, los ojos de Isabella White me esperaban para penetrar los míos de una manera profunda e inquietante. Siempre supe que ella era hermosa, pues cuando su padre viajaba a Italia, siempre me mostraba una nueva fotografía de Isabella, pero las fotos no le hacían justicia a su hermosa mirada, a su bello rostro.

Desde mi lugar, pude notar la tristeza que abundaba en los ojos de Isabella, y quise levantarme y caminar hacia ella para darle mi pésame, pero no era el momento de hacerlo. Lo peor de todo, es que hoy iba a tener que sentarme con ella a hablar sobre la dirigencia de las empresas White, pues el lunes por la mañana iba a tener que ejercer el puesto de CEO y ella tenía que estar al tanto de esto, para no llevarse una incómoda sorpresa al verme en la silla que antes ocupaba su padre.

Me crucé de brazos, pero le regalé una sonrisa a la bella chica que me miraba y volví a prestar mi atención al padre. No volví a ver a Isabella hasta que la ceremonia terminó, pero supe que ella me estuvo mirando durante un rato. Me fui directo a mi auto una vez que empezaron a enterrar al señor y la señora White, pues no quería presenciar ese suceso tan desgarrador. De todos los entierros a los que había tenido que asistir en mi vida por los miembros de la mafia, este, sin duda, era el más doloroso para mí, pues le tenía un gran aprecio al jefe.

-¿Qué pasa, mamá? -le respondí la llamada a mi madre.

-¿Cómo va todo?

-Bien. Estoy en el cementerio todavía. Pronto iré a la mansión de los White.

-Ten mucho cuidado, Nick. Sabes que nuestros enemigos están más fuertes que nunca. Y no te olvides de proteger a Isabella. Ella te necesita mucho ahora.

-La protegeré con mi vida, mamá. Aunque ella no me conozca, no dejaré que nada malo le ocurra nunca a esa mujer.

Y lo decía en serio. Vine aquí a ocupar el puesto del CEO, pero, sobre todo, a cuidar de Isabella White.

Esperé a que la limusina de Isabella arrancara para seguir el auto con discreción. A partir de hoy, mi deber de cuidarla había empezado. No entré a la reunión de despedida que se organizaba en la casa de Isabella hasta dos horas después de su comienzo. Busqué a Isabella para hablar con ella, pero no la encontré, hasta que di con ella en la cocina de la mansión. La encontré con sus manos tapando su rostro.

Me senté a un lado de ella, pero Isabella no se percató de mi presencia. Me quedé allí con ella, a su lado, oyéndola suspirar repetidas veces, como si estuviera cansada. Lamentaba mucho su pérdida, pero, aunque ella creyese que se encontraba sola en vida ahora, eso no era así. Ella nunca iba a estar sola.

Esa bellísima mujer, ahora me tenía a mí. Aunque no me conocía, yo sí la conocía a ella. Sabía más de Isabella de lo que ella podía imaginarse.

Su belleza era tan impactante, que sabía que iba a tener usar todas mis fuerzas para no enamorarme de ella. Tal vez, esa iba a ser la batalla que más me costaría luchar.

            
            

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