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En la mansión de los Lhan esperaba la servidumbre ante la llegada de su patrón.
-¡Buenos días! , ¿Pero que significa esto? -preguntó el señor Lhan bastante extrañado.
Todos se quedaron en silencio sin responde al señor Lhan.
-¡Entonces! Nadie me va a decir nada? -preguntó nuevamente con mucha intriga.
Hasta que Manuel respondió:
-Señor el capataz encargado de las tierras del norte murió por lo que la producción de cacao está en riesgo.
Marcous enseguida cambio su actitud y dijo:
-¡Pero eso no es posible tenemos un contrato muy serio con la Nestlé!
-Señor yo se de alguien que se puede encargar de eso pero no esta fácil -dijo el encargado de la mansión.
-¿Y quien es Manuel? -preguntó Marcous.
-Francisco señor, el lleva años trabajando con nosotros, trabajó con su padre además es un buen hombre.
Francisco quedó impresionado por aquella presunción, Marcous le miró diciendo:
-¿Eso es cierto Francisco?
-Así es señor conozco muy bien los secretos de estas tierras pero no hay más terreno y como usted comprenderá ahora las tierras del norte le pertenecen a la familia Castillo, como les prometió su señor padre que en paz de descanse.
-¡Así es señor! -respondió Manuel interrumpiendo a Francisco.-Su padre le prometió a los agricultores que si trabajaban con el toda la vida las tierras que habían cosechado serían una herencia para sus familias claro está, la familia Castillo está muy agradecida con su familia y con usted por el obsequio de las tierras, ellos le prometieron a su padre vender a la empresa toda la producción de cacao sin embargo, ahora que don Castillo, ha muerto nada garantiza que sus hijos continúen con la producción de cacao y eso perjudicaría la producción la cual nos deberían vender, ahora entiende señor Marcous nuestra preocupación.
-Claro que le entiendo Manuel y le doy las gracias por ayudarme a resolver esta situación durante mi ausencia y a usted también Francisco por ser un empleado leal durante todos estos años ¡Gracias!
-Su padre era un hombre muy sabio don Marcous, sabía que ofrecerle esas tierras como recompensa a quiénes trabajaran toda la vida para el serviria para sacar la empresa adelante les motivaría a seguir cultivando el cacao -exclamó Manuel.
-Así es Manuel y jamás dudaría de lo que mi padre decidiera solo que ahora las cosas han cambiado y necesito esas tierras más que nunca.
Luego de hablar con estos hombres Marcous fue a contarle lo sucedido a su suegro, este le dijo:
-Debes estar más pendiente de tu empresa hijo mío, pudimos haber acordado algo diferente con los Castillo antes que muriera don Ernesto pero ya no hay nada que hacer sino comprarle las tierras.
-¡Si que voy hacer algo y rápido!
Aquella tarde el señor Lhan y su suegro el señor Arismendi se instalaron en la mansión disfrutando de los placeres de aquella cálida tierra luego de un buen rato se encerraron en el despacho para discutir acerca de negocios y tomar un buen whisky.
Francisco quién almorzaba en los comedores fué llamado al despacho de los Lhan para discutir su futuro y el de su familia.
-Permiso señor ¿Usted me ha mandado a llamar?
-Así es Francisco pasa siéntate te presento a mi suegro el doctor Arismendi, el socio de la compañía a la cual le vendemos el cacao.
-Francisco Padrón, para servirle
-Doctor Arismendi, para ti Francisco, es un placer conocerte.
Luego de saludarle comenzaron a darle indicaciones del plan que tenían para que él lo llevase a cabo.
-Te explico, como comprenderás tenemos un compromiso muy importante con la empresa en la que trabaja mi suegro si por algún motivo nos llegamos a quedar sin la materia prima perderemos muchísimo dinero y perderemos algo muy importante, nuestra reputación en el mercado.
-La situación es la siguiente Francisco, queremos que usted compre las tierras por nosotros así la familia Castillo no pensará que le queremos simplemente arrebatar lo que les pertenece -dijo Don Federico interrumpiendo a Marcous.
Francisco sorprendido ante está situación dijo:
-¿Cómo es posible si yo no poseo dinero para adquirir esas tierras?
-Por eso no se preocupe usted será nuestro testaferro -respondió Marcous.
-¿Testaferro que es eso? -preguntó Francisco.
-Si un testaferro, es decir usted hará una compra con nuestro dinero y luego que sea el dueño nos venderá las tierras a nosotros -replicó Arismendi.
-No, no creo que sea buena idea usted cree que los Castillo, se van a creer el cuento de que un pata en el suelo como yo va a tener para comprar sus tierras.
-¡No es tonto este hombresito! -exclamó Arismendi sonriendo.
-Para nada suegro mi padre era un genio para escoger a su gente -dijo astutamente Marcous.
-Nuestro plan es el siguiente primero comenzaras solicitando el alquiler de las tierras, en lo que tengas la confianza de los herederos le compraras una pequeña parcela para hacer tu casa, se que tú familia y tú son buenas personas honestas, trabajadoras, así que los Castillo podrían acceder, luego nosotros te facilitaremos más dinero tu les pedirás que te vendan otra porción de tierra y así sucesivamente hasta dejarlos sin tierras, mientras esto sucede nosotros vamos a comprártelas a ti por supuesto tú te quedarás con un una tierra bastante amplia nosotros nos quedaremos con el resto ya que el dinero siempre será nuestro como te dije antes, esto solo es una estrategia comercial -exclamó Lhan.
-Con todo respeto señores ¿Y que gana este pobre hombre con todo eso? -preguntó Francisco
-Una porción de tierra, una casa, estatus, y porción de las acciones de las empresa serás uno más de nosotros ¿No te gustaría? -dijo el doctor Arismendi.
-¡Claro que me gustaría! -respondió Francisco rápidamente.
Todos levantaron un vaso con whisky y hielo, brindaron extasiados de alegría y felicidad por el trato que se estaba cerrando, un trato que de manera personal representaba la victoria de uno sobre el otro, sin embargo la insanidad mental de los agentes involucrados eran pólvora suficiente para que la más mínima chispa creará una gran explosión que iniciaría una lucha a muerte por el control y poder.