Capítulo 5 Un beso en la oscuridad

Reid se quedó mirando el edificio.

Mientras Kira, después de llegar a su apartamento, encendió las luces. Él, desde afuera, pudo ver la figura esbelta de la chica moviéndose detrás de la cortina.

Ella se dispuso a guardar los alimentos que había comprado en la nevera y luego sacó algunas verduras y carne. De repente, sintió un incontrolable antojo de fideos.

Estaba tan hambrienta, que una vez listos, cogió un bocado entre los palillos y se lo metió en la boca intentando no quemarse.

Con el primer bocado, su hermoso rostro se llenó de placer. Los fideos estaban realmente exquisitos.

De pronto, algo se agitó en su cabeza y miró rápidamente su teléfono; no sabía si apagarlo o dejarlo encendido, pues estaba segura de que su madre la llamaría pronto.

Después de dudar por unos minutos, no encontró el valor para apagarlo. Si su madre no lograba comunicarse con ella, de seguro era capaz de volar desde C City para reclamarle. No deseaba eso, obviamente.

Mientras seguía envuelta en sus conjeturas y pensamientos, recordó una vez más las palabras precisas de Connie.

Enseguida el nombre de Reid la sofocó de golpe en su mente.

Justo en ese trance, se agarró un mechón del cabello con irritación y murmuró: "Todo esto es por culpa de Vernon y Nicole. ¡Estoy segura de que si no hubiera sido por vengarme de ellos, no habría sido tan idiota como para besar a Reid!".

A ese hombre lo recordaba siempre con un cigarrillo entre los labios y una sonrisa casual.

"¡Demonios! ¿Por qué sigo trayendo a mi mente esos viejos recuerdos? ¡Olvídalo ya, Kira! ¡Vamos, olvídalo! ¡Ya todo ha terminado!", se dijo a sí misma mientras se golpeaba la cabeza con fuerza. "No pienses más sobre eso. Ya sea Nicole, Vernon o Reid, lo bueno es que nunca más los volverás a ver. ¡Ya todo eso pertenece al pasado, se acabó!".

En su empeño por borrar todo ese caos en sus pensamientos, se le fue el apetito.

Entonces, fue hasta la cocina para botar en la basura la mitad de los fideos que quedaron en el tazón. Se encontró con la papelera desbordada, así que recogió los desechos y los llevó abajo.

Su apartamento lo había alquilado ella misma y estaba en un barrio bastante corriente.

Al principio, había querido comprar un apartamento de dos habitaciones en la A City, pero su madre, Myla Luo, se había negado por completo a vivir en ese lugar. Así que al final, le compró uno en C City.

El apartamento de Kira estaba en un edificio sencillo y sin ascensor, por lo que, para bajar la basura, tenía que tomar las escaleras. El contendor estaba ubicado en la puerta del vecindario, como a unos cinco minutos caminando.

Al salir del edificio, descubrió que afuera todo estaba completamente oscuro.

Caminó hacia el bote de basura mientras seguía murmurando: "En realidad, todo esto es realmente culpa de mamá. Ella me obligó a aventurarme en estas citas a ciegas y para eso tuve que pedir una tarde libre en mi trabajo. ¡Ahí está mi bono mensual! ¡Perdido!".

Por su parte, Reid había estado sentado en su coche fumando su cigarrillo habitual, uno tras otro. Su mirada era tan indiferente que resultaba difícil saber lo que estaba pasando por su mente.

Cuando vio a Kira salir, finalmente se espabiló. Dio una calada larga y profunda al cigarrillo y luego lo apagó.

Su mirada fría y penetrante se enfocaba en la espalda de la joven, y súbitamente una extraña sonrisa se dibujó en su rostro. Luego, un deseo posesivo apareció en sus ojos.

Sacó su teléfono y marcó un número. "Corta la electricidad en Sunshine Community durante veinte minutos. ¡Sí, rápido! ¡Hazlo pronto!", dijo y colgó.

En el momento en que Reid había colgado la llamada, Kira ya había tirado la basura y caminaba de regreso al edificio.

Ella, de pronto, miró hacia el cielo. No había ni una estrella en el firmamento. El pronóstico del día anunciaba mal tiempo y al parecer estaba en lo cierto.

Sacudió la cabeza y entró.

Justo cuando pisó las escaleras, escuchó el ligero golpeteo de los pasos de alguien que se confundían con los de ella. En realidad, no estaba segura de si eran reales o no.

Cada tanto, miraba hacia atrás, pero no había nadie.

Un poco abrumada, se masajeó por detrás de la cabeza y se preguntó si efectivamente estaba siendo hipersensible.

¿Será que de tantas citas a ciegas se había vuelto paranoica?

Suspiró angustiada y siguió caminando.

No fue sino hasta que llegó a las escaleras que se dio cuenta de lo aterradoras que eran las mismas.

Eran sofocantes, pues no había ventanas por ningún lado. Si por alguna razón se quedaban sin luz en ese momento, ella ni siquiera podría ver sus propias manos. De solo pensarlo, se imaginó una película de terror.

Tan pronto como esa idea pasó por su mente, ¡las luces se apagaron de golpe!

Los ojos de Kira se enceguecieron, quedó petrificada en el sitio y maldijo su mala suerte: "¿Qué carajos pasó? ¿Acaso solo tenía que imaginármelo para que ocurriera? ¿O qué?".

Estaba muy asustada, así que sacó su teléfono para encender la linterna.

No obstante, antes de que pudiera hacerlo, una enorme y fuerte mano le apretó su delicado brazo y la empujó contra la pared.

"¿Quién... hmmm... "

Trató de preguntar, sin embargo, antes de que pudiera continuar, alguien le tapó la boca violentamente.

El extraño intentaba abrirle la boca con fuerza y un olor agrio a nicotina la invadió. Por el olor y la fuerza podría decir que se trataba de un hombre.

El atacante la asfixiaba ásperamente con un beso apasionado y ella solo sentía como si la estuvieran ahogando.

Todo estaba intensamente oscuro, Kira estaba verdaderamente aterrorizada. Quería gritar, pero los lascivos y asquerosos labios del hombre la bloqueaban por completo. En su lucha por zafarse, solo pudo dejar escapar un quejido.

Estaba tan horrorizada que trató de golpearlo con fuerza.

No obstante, su agresor le sostenía uno de los brazos y con el otro no era suficiente para defenderse. Aún así, logró golpearlo un par de veces, pero eso hizo que el hombre terminara inmovilizándole la otra mano.

Luego, le torció los brazos por encima de la cabeza y la acorraló más hacia la pared.

La joven estaba tan espantada que de repente las lágrimas comenzaron a correr por sus delicadas mejillas. Entonces, el beso forzado comenzó a sentirse menos violento y ella pensó que el hombre la dejaría ir.

Pero de pronto, sintió un dolor punzante en el cuello y gritó enloquecida.

El salvaje que la aprisionaba la había mordido con fuerza.

Ahora sí sentía que su vida estaba realmente amenazada, por lo que intentó manejar la situación y negociar con su agresor.

"Señor, por favor déjeme ir", dijo temblando de miedo. "Se lo ruego, por favor. Si desea puedo darle dinero. Suélteme y le daré todo lo que tengo. Le juro que no llamaré a la policía", suplicaba Kira desesperada.

El abusador se detuvo cuando escuchó esto y ella sintió que el hombre estaba dudando.

"Tengo doscientos mil ahora en mi cuenta y es todo lo que tengo. Si quiere más, puedo pedirle a mis amigos. Solo necesito que me deje ir, por favor", continuó implorando.

Llegado a ese punto, la chica soltó una especie de sollozo mientras rogaba.

Pero el acosador siguió sin moverse. Luego, permaneció en silencio unos segundos y se abalanzó de nuevo hacia ella para robarle un último beso.

Después de eso, ella sintió cómo el hombre aflojaba su agarre y sus pasos se desvanecieron en la oscuridad.

El agresor se marchó sin más. ¿Acaso se le ablandó el corazón?

Después de que el atacante se fue, Kira se derrumbó en el suelo conmocionada y jadeando de la impresión.

Solo hasta que las luces se encendieron pudo abrir los ojos. Empezó a sentirse muy débil; había quedado sin fuerzas.

Se tambaleó contra la pared y, como pudo, corrió a su apartamento, cerrando la puerta con un gran estruendo.

Con la espalda contra su puerta, Kira se desmoronó en el suelo una vez más, sintiendo como si toda la fuerza de su interior se hubiera esfumado por completo.