Capítulo 4 La oración

Durante la noche la ansiedad me consumía el rostro de Marilinda me levantaba los cabellos y me hacía sentir un frio intenso en el abdomen, cada vez que me volteaba en mi cama sus mejillas cándidas y rosadas atormentaban mi pensamiento noble o Marilinda que puedo hacer para que este divino tormento apague mi sudoroso cuerpo. Oh mi amado Jesús dame la fuerza de San Francisco para soportar este amargo y dulce sueño que me lleva a desear un amor indeseable.

En mi habitación una biblioteca pequeña entronada por una madera húmeda y llena de moho había una biblia de Jesrusalen la tome y comencé a leer el salmo 21

El rey se alegra en tu poder, oh Jehová;

Y en tu salvación, ¡cómo se goza!

2 Le has concedido el deseo de su corazón,

Y no le negaste la petición de sus labios. Selah

3 Porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien;

Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.

4 Vida te demandó, y se la diste;

Largura de días eternamente y para siempre.

5 Grande es su gloria en tu salvación;

Honra y majestad has puesto sobre él.

6 Porque lo has bendecido para siempre;

Lo llenaste de alegría con tu presencia.

7 Por cuanto el rey confía en Jehová,

Y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido.

La lectura me conmovió y viendo el cristo crucificado que estaba sobre la cabecera de mi cama me arrodille y recordé las clases de teología sobre Cristología, y me tome el libro que traía en la maleta llamado un judío marginal de Jonh Meier y comencé a pensar como Jesús ante la pesada carga que llevaba al ser el hijo de Dios constantemente rezaba para evitar ser infiel a su misión, pues ser el Hijo de Dios y ser arquetipo de ser humano no es un premio especial para ninguna persona, pues nuestra naturaleza egoísta y simplona tiende a acumular premios y trofeos sin pensar que el amor perfecto está en la naturaleza propia de la armonía que va más allá de la creación artística, de nuestro amado señor.

En eso recordé uno de los himnos de la liturgia de las horas y lo abrí para sentirme más comprometido con mi vocación sacerdotal y lo comencé a recitar en voz alta pidiendo perdón:

Alfarero del hombre, mano trabajadora

que, de los hondos limos iniciales,

convocas a los pájaros a la primera aurora,

al pasto, los primeros animales.

De mañana te busco, hecho de luz concreta,

de espacio puro y tierra amanecida.

De mañana te encuentro, Vigor, Origen, Meta

de los sonoros ríos de la vida.

El árbol toma cuerpo, y el agua melodía;

tus manos son recientes en la rosa;

se espesa la abundancia del mundo a mediodía,

y estás de corazón en cada cosa.

No hay brisa, si no alientas, monte, si no estás dentro,

ni soledad en que no te hagas fuerte.

Todo es presencia y gracia. Vivir es este encuentro:

tú, por la luz, el hombre, por la muerte.

¡Que se acabe el pecado! ¡Mira, que es desdecirte

dejar tanta hermosura en tanta guerra!

Que el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte

de haberle dado un día las llaves de la tierra.

Y con una paz única que descansaba en mi alma concilie el sueño sin fijarme que ya la aurora de la mañana otoñal anunciaba la levantada para ir a orar en los laudes matutinos que ofrecía nuevo vientos que asomaban nuevos consuelos a mi desgarrada esencia.

Minutos más tarde, el pare Franco ingreso a mi habitación y con el grito de salutation de la mañana me levanto de las cálidas sabanas a alas cuales estaba sometido por el agobiante frio que aquejaba a mi cuerpo.

Fuimos a la capilla y le pedimos al espíritu santo Ven, para que nos abriera el entendimiento

Visita las almas de tus fieles

llena con tu divina gracia,

los corazones que creaste.

Tú, a quien llamamos Paráclito,

don de Dios Altísimo,

fuente viva, fuego,

caridad y espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros los siete dones;

Tú, dedo de la diestra del Padre;

Tú, fiel promesa del Padre;

que inspiras nuestras palabras.

Ilumina nuestros sentidos;

infunde tu amor en nuestros corazones;

y, con tu perpetuo auxilio,

fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.

Aleja de nosotros al enemigo,

danos pronto la paz,

sé nuestro director y nuestro guía,

para que evitemos todo mal.

Por ti conozcamos al Padre,

al Hijo revélanos también;

Creamos en ti, su Espíritu,

por los siglos de los siglos

Gloria a Dios Padre,

y al Hijo que resucitó,

y al Espíritu Consolador,

por los siglos de los siglos. Amén.

A pesar de estar en el fervor de la presencia del señor, rezamos el ángelus, pero no dejaba de pensar en ella.

El ángel del Señor anunció a María.

Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.

Dios te salve, María...

He aquí la esclava del Señor.

Hágase en mí según tu palabra.

Dios te salve, María...

Y el Verbo de Dios se hizo carne.

Y habitó entre nosotros.

Dios te salve, María...

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oremos

Oh Padre, Infunde en nuestra alma tu gracia. Tú, que en la anunciación del Ángel nos has revelado la encarnación de tu Hijo, por su pasión y su cruz condúcenos a la gloria de la resurrección. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén.

Luego leímos los himnos y los salmos y al terminar con la última oración el padre Franco y Yo nos sentamos a orar y pedirle A Jesús que nos diera la fe necesaria para seguir adelante. Terminada orar me dijo el Padre y vamos a la cocina

Levántate Padre Vicjosmel, y vamos a preparar la comida y a desayunar... Dijo amablemente el Padre Franco

Buen día Padre Franco, - respondí-... está bien

Hijo mío, recién saliste del ambiente del seminario, este es una incubadora donde estaba tu corazón cálido frente al amor de Jesús, pero la vida en las parroquias es distinta, las distracciones del mundo moderno el contacto diario con los feligreses y la dinámica de nuestros trabajos que consisten ir a dar clases a las universidades y recibirlas nos obliga a mantenernos en constante oración, en apoyarnos el uno al otro y de hablar constantemente en las cosas que nos suceden... No es fácil la soledad que vivimos mi estimado joven... muchas veces las tentaciones humanas y el poder nos seducirán para caer y dejar nuestro ministerio.

Yo...anoche observe como mirabas a la esposa de Antolini, y como orientador vocacional me atrevería a pensar y apostar por tu fidelidad, el hombre es un mafioso, un sujeto disfrazado bajo las vestimentas militares para abusar de su poder. Lo único que te pido Padre Vicjosmel es que no coloques los ojos en ella porque tu alma sufrirá y ese pecado te traerá muchísimas consecuencias.

No respondí ni un ápice de sus acusaciones solo le miraba asintiendo la cabeza, escuchando con atención todo lo que el me decía como hombre me sentía solo y vacío como sacerdote joven estaba bajo la emoción de los primeros ornamentos que había tomado y que pronto seria presbítero para gloria del Señor...

            
            

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