Brenda dirige a Mika por los pasillos del enorme complejo, -este es un buen lugar para sentirte segura, RECO cuida bien de nosotros, nos envían provisiones con frecuencia, nos brinda protección, su personal médico es aceptable y en un par de días te ubicarán en un lugar en el que puedas comenzar de nuevo, te darán un propósito-, dice Brenda mientras toma la mano de Mika.
Un guardia se acerca a Brenda y le indica que la reunión matutina comenzara, la doctora mira su reloj y maldice, -¡mierda!, voy tarde otra vez, sigue este corredor, te llevara a donde están los otros habitantes, te veré más tarde,- Mika agita su mano en señal de despedida y ve marcharse a Brenda, la única persona que le parecía familiar en el lugar.
Mika camina lentamente por el pasillo, mientras toma la placa en su cuello y la mira detenidamente, la placa tiene una serie de números grabados al reverso, -¿Qué mierda?, se interroga a si misma, -¿estas perdida?,- Mika escucha una voz gruesa nacer detrás de ella, sus ojos buscan al autor de tan placentero sonido, una joven de cabello castaño y ojos azul profundo se encuentra mirándola, Mika tartamudea, sus mejillas se tornan rojizas y trata de articular una oración decente.
El joven le señala el fondo del pasillo, -no sé a dónde vas, pero a juzgar por tu ropa, eres nueva y deberías estar en el salón principal, ahí se concentran los que están de paso, acompáñame-, Mika asienta y mientras camina tras el aprieta los ojos y sacude su cabeza, -eres una ñoña, solo porque tiene ojos hermosos, un cabello perfectamente acomodado y un cuerpo infernal te vuelves una gatita estúpida, ¿en serio Mika? -, se reclama.
Mientras se acercan al final del túnel Mika puede apreciar un gran salón, el ruido las voces de todos los presentes chocaba en las paredes del gran complejo y comenzaban a aturdirle, -bien, -dice el joven, -aquí es donde tú te quedas, debo irme, si necesitas algo búscame ¿sí?, por cierto, mi nombre es Joseph-, Mika se queda sin palabras una vez más y Joseph se desvanece entre la oscuridad del túnel que lo aleja del salón.
Mika busca un sitio para acomodarse, se sienta y observa las personas que se encuentran con ella, la mayoría jóvenes de su edad, de entre los 15 y 20 años, el murmullo era ensordecedor, pero era obvio, adolescentes en pleno desarrollo con las hormonas al full, sin nada mejor que hacer Mika se recuesta sobre sus brazos y cierra sus ojos, de pronto alguien salta a la mesa, -¡hola! tú debes ser de los nuevos ¿no?, mi nombre es Aarón, Mika lo mira con evidente confusión, -hola, sí, soy nueva aquí-, Aarón se acomoda a su lado empujándola sobre la banca, -bien, tienes suerte, puedo responder tus preguntas sobre este lugar, llevo más tiempo que nadie aquí, si hay alguien que sabe lo que sucede y cuándo es que sucede, soy yo-, le dice orgulloso.
Aarón era un chico joven, casi tan despampanante como Joseph, sin ese aire de misterio que podías sentir cuando Joseph se acercaba, pero parecía amable, su sonrisa de oreja a oreja casi te hacia ignorar su pálida piel y cabello rojizo, y sus penetrantes ojos verde aceituna seguramente podían hacer vibrar a cualquier mujer. De pronto la sala quedo en silencio y un grupo de hombres entraron al salón, uniformados y con caretas que no les dejan ver ni los ojos, un hombre de bata blanca se acerca, - ¡silencio chicos!, sé que esto es un poco frustrante, pero hay pocos lugares y no podemos llevar a todos, sean pacientes, mencionare algunos nombres si escuchan el suyo pasen al frente y de forma ordenada se retiraran conmigo,- la lista de nombres fue larga, un grupo mediano de jóvenes se retiró del salón con los uniformados, -¿A dónde van?, pregunta Mika, Aarón encogió sus hombros, -nos dicen que vamos a un mejor lugar, un campo libre de infección, a trabajar, nos pagaran por ello, tendremos una buena vida, lejos de las criaturas que hay afuera, de las personas infectadas, es todo uh cuento de hadas, ¿no crees?-, interroga Aarón, ella inclina su cabeza y pone sus ojos sobre los del chico, -tu no lo crees, ¿no es así? puedo darme cuenta.
Aarón se levantó y sacudió su ropa, -no puede ser tan bueno, llevo aquí dos meses y sigo esperando, ya veremos.