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Aquel día al terminar la mañana de clases, Cristal salió de la universidad, a lo lejos escucho a una persona que tocaba algo, una
melodía que la llenaba de amor, aquella melodía muy similar a lo último que ella había podido tocar con su antiguo Saxofón era un adagio, para ella aquello era amor reflejado en música tanto era su sentimiento al escuchar esa melodía tan hermosa que se acerco para saber de dónde provenía pero desafortunadamente aquello provenía de uno de los tantos edificios que se encontraban en aquel lugar, por lo tanto no pudo contemplar le expresión y forma de tocar de aquel músico.
Mientras caminaba recordando aquella hermosa música esperando que el tiempo pasara para ingresar al trabajo recordó la noche que había pasado. Esto le hizo pensar algo nuevo, su vida había sido tal cual el tiempo de un adagio, con un poco de allegro. Traducido en palabras había estado llena de amor dulce suave, de melodías hermosas, personas que la habían amado, tristezas en algunas oportunidades con
las cuales aprendió mucho y aun seguía siendo de la misma manera
pero tal cual un allegro iba un poco rápido para lo que le tocaba vivir,
recordó nuevamente a la novia de Andrés, sintió un poco de pena por
aquella chica ya que en el fondo se notaba que ella lo amaba, y al
recordar esto llego a la conclusión de que todo llega a un ciclo,
terminaba siendo todo una cadena constante, ella amaba a Alejandro
con la misma intensidad que Andrés la amaba a ella y así también su
novia lo amaba a él, esto la hizo pensar en algo --¿Sera que lo mismo que le ocurre a Alejandro?, ¿sera que Alejandro
ama a alguien con la misma intensidad con la que yo lo amo y por esto
no me permite darle mi amor tal cual yo lo hago con Andrés?
Continuaba caminando mientras volvió el recuerdo de la noche ya pasada.
***
Aquel dia en que Alejandro volvió de la operación Cristal lo espera en su casa, lo llamo continuas veces esperando que el respondiera donde se encontraba, pasaron 30minutos desde el momento en que ella llego y aun el no atendía, se canso de esperar y decidió irse cuando de pronto vio que un auto llegaba y de él bajaba Alejandro en una silla de ruedas.
En aquel momento Cristal no sabía que decir, que hacer, verlo en aquel estado la hizo sentir mal y no porque le causara lastima verlo asi, sino porque estaba acostumbrada a verlo sonriendo, brincando de un lado a otro mientras bromeaba con sus alumnos y ahí estaba el sin poder caminar.
Al mirarla, por lo que ella pudo notar en su mirada, sintió un poco de pena, lo saludo, espero que lo llevasen a su cuarto y se sentó a su lado.
Mientras él acostado a un lado de la cama voltio a conversar con un amigo de que se encontraba también alli; al mismo tiempo agarraba la mano de cristal, para ella esto era importante ya que era un momento quizás difícil para él y ella estaba ahí para apoyarlo y brindarle su amor y su compañía cada minuto que la necesitara, solo él debía aceptar su amor, aceptar que ella podía ser su fiel compañera, aceptarla.
Para Cristal estar con una persona en un momento dificil era algo importante, quiza no había transcurrido mucho tiempo desde que se presentaron, quizá no habían vivido muchas cosas juntas, solo habían pasado unos cuantos meses desde aquel dia que pidió su numero pero
para ella querer a una persona significaba estar con ella en las malas y en las buenas, no como un matrimonio en la buenas y en las malas con el compromiso constante de saber que deben esperar lo mejor uno del otro sino como un amor.
Desde su punto de vista en la vida había muchos más momentos difíciles que buenos y las personas que realmente la querían lo habían demostrado al estar con ella en las malas y aun asi seguir estando en las buenas aunque el camino a esto estuviese lleno de obstáculos.
Paso aquella tarde, al despedirse él la beso, este beso no fue como los que ya le había dado, aquel beso estaba lleno de agradecimiento, de ternura y admiración, sus ojos mostraban algo que ella no podía descifrar pero sabia que era algo bueno ya que a pesar de cómo se encontraba ella seguía viendo en aquellos hermosos ojos achinados la dulzura y felicidad que muy pocos podían ver.