Cuando me estaba lavando los dientes, vi un pequeño rasguño en mi pecho, era de ella.
¿Por qué diablos se fue cuando me quedé dormido? ¡Que manera de arruinar las cosas!
Mi camisa estaba un poco estrujada porque todo lo arrojé al suelo al desnudarme, pero ya Tyler estaba abajo y no podía tener tiempo para otra cosa.
-El gato salió a cazar.-dijo al verme, ¿qué decía mi aspecto?. Me saludó con un abrazo, se detuvo para sacudir mis hombros y me enseñó un cabello que tenía en la chaqueta.-Bueno...supongo que has sido un buen día.-su sonrisa se me contagió, rasqué mi cabeza y rodé los ojos, era obvio que yo había estado con una mujer, al menos era obvio para él.
-No muy bueno. Desperté y ella ya no estaba.
-¡Ouch! ¿Un fuerte golpe para el ego?
-Para mi autoestima.-¡¿Cómo fue capaz de irse y dejarme dormido?! Tal vez era su manera de vengarse por despedirla.-Y creo que no la volveré a ver.
-Conserva el sabor de algo bueno y no pienses en ella.-me aconsejó.
-Eso haré.
-Nada mejor que el aroma que queda cuando ellas se marchan, pero de igual forma no eres de conservarlas, ¿por qué esa cara de disgusto?
-No lo sé.-no sé porqué me afectaba que ella se hubiera ido de ese modo.-¿Qué hay con los terrenos? Esas tierras ya tienen que ser nuestras. ¿Cómo vas? Dame ya los detalles, Tyler.-el camarero se acercó, yo lo invité a cenar, de todos modos ya era de noche, pedimos unas copas de vino y la charla siguió. Había que hablar de negocios.-Lo he dejado en tus manos, dime los detalles ya. Es lo único que falta para poder dar luz verde a la construcción de la fábrica.
-Verás...
-Una de las zonas más importantes está en manos de un hombre que no quiere vender, eso ya lo sé. Pero tú trabajo, para que todo siga adelante, es convencerlo de que él venda, darle una buena oferta y ya quitarnos todo esto de encima. ¡Es lo único que falta! ¡Siempre hay un precio! Los demás vendieron, él lo hará.
-Falleció.-dijo lentamente.-Vine a verte en cuanto lo supe. Fue esta mañana. Le dio un infarto.
Pero esto solo nos facilitaba las cosas, ¿no?
-Vaya, ¿quién queda a cargo de sus tierras?
-Tenía dos hijos, de diferentes madres. Uno de ellos, quien vivía con el padre, tiene una condición especial, es el hijo mayor.
-¿Qué tan especial?
-Tiene que quedar a cargo de su hermana, no se pude valer por sí mismo, en cuanto a la toma de decisiones y todo eso, es...como un niño, uno muy grande.
-Habrá que contactar a su hermana, ¿vive en el pueblo?
-No. De hecho, según los datos de varios moradores, ella es de esta ciudad. Salió de aquel pueblo cuando solo tenía diecisiete años, creo que no tenía una buena relación con el papá y ella no tendrá una buena relación con el hermano tampoco. Los de allí no dicen mucho, es como si se fuera luego de traicionarlos a todos, como si su partida no fue bien vista.
-¿Qué pasa si decide no hacerse cargo del hermano?
-Bueno...le corresponde a ella, en caso de no querer yo creo que tendría que pagarle su estancia en algún centro. Se supone que, por su condición, recibe una ayuda del gobierno que lo ayuda a subsistir, a él y a quien lo cuide, sin mencionar todo el trabajo que tiene aquel rancho en el que viven, las ovejas, las vacas, no lo sé, pero ahí tienen su medio de vida. Venden ganado a unas pocas personas, también prestan sus tierras para la crianza de algunas otras y alquilan establos para caballos. No les va mal.
-Si la hija, quien seguro terminará haciéndose cargo del hermano, decide no vender, habrá que quitarle todo, nadie comprará sus carnes, alquilar sus establos o cualquier otro maldito ingreso que entren para ellos. ¡Tienen que vender! Esto no es un juego de niños. Dale unas tres semanas, no hagas nada. Que pasen su duelo y luego, con la cabeza fría, hablamos otra vez de negocios. En caso de que se haga de nuevo un rechazo, tendré que intervenir. Me he mantenido al margen por todos estos meses y la presión que recibo es muy grande, la fábrica tiene que empezar su construcción.
No me iba a estresar, la muerte de ese hombre iba a ralentizar algunas cosas, pero siendo una mujer de ciudad quien tomaba las riendas ahora, vendería a la primera, no me cabía la menor duda.
[***]
Cuando...vi a mi tío sentado junto a Susana, recién yo llegando a casa, mis lágrimas salieron de mis ojos porque que él estuviera allí, solo indicaba que uno de los dos había muerto.
Mi padre o mi hermano, y si era mi tío quien estaba allí, quien falleció fue mi padre.
¿Cómo fui tan tonta de creer que este día ya había mejorado? Parecía una fecha maldita para mí y jamás la podría olvidar.
Roger Simons realmente no era mi tío, no de sangre, pero era el mejor amigo de mi padre desde que ambos tenían consciencia y sus hijos eran mis primos y los hijos de mi padre eran sus sobrinos, así de cercano era todo.
Se puso de pie y vino a darme un abrazo.
-Lo siento. Odio ser quien traiga tan malas noticias, sobre todo ahora, que estás por casarte. Sucedió esta mañana, le dio un infarto. Tu hermano...te necesita.
Mi mundo....
Mi mundo ya no existía, mi cuerpo, mente y corazón ya no soportaban tantos golpes, uno tras otro.
Corrí hacia mi habitación y allí me encerré, llorando con fuerzas por mi pérdida.
No éramos los más unidos, pero incluso él se mostró muy entusiasta por venir a mi boda, y a mi hermano tenía como dos años que no lo veía, él sin mi padre era nada, nada.
No me veía capaz de hacerme cargo de él. Pero yo era lo único que le quedaba y él era lo único que me quedaba a mí.
Busqué en mi bolso para ver la última foto que me envió mi padre con él, estaban junto a las ovejas y ambos sonreían, seguro que Elián ya lo extrañaba mucho.
Me dolía muchísimo el pecho, perder a mi padre, haber perdido también a mi madre, me quitaban todo.
-Sobrina, tu padre...-junto a la puerta, se dirigía hacia mí, hablando fuerte para que yo pudiera escucharlo.-te ha dejado una carta. La tenía preparada en casos e que algo le sucediera. Elián me la entregó.
Escuché como la deslizaba debajo de la puerta y me paré para tomarla, leerla.
Era muy duro saber que mi padre escribió esto pensando en su muerte.
"Espero no necesitar darte esto en un muy largo tiempo, pues no quiero partir y dejar a Elián solo, ya sabes todo el apego que tiene hacia mí, Camila.
Pero a falta de mí, solo le quedas tú y me mortifica mucho pensar en lo que pasará con mi hijo cuando yo no esté, cuando ya no esté a su lado. No quisiera dejarte lo que sería una gran carga para ti, pero tiene que estar con su familia y tú serías lo único que le quedaría si yo no estoy, su pequeña hermana.
Lo siento, no sé como estés tomando esta carta y si la tienes en tus manos, yo ya no estoy. Créeme, jamás lo abandonaría, pero en algún momento yo no estaré, lo único que me mortifica es lo que pasará con Elián, que vaya a parar con desconocidos, lejos de su hogar.
Necesito que te hagas cargo de él, Camila aquellas tierras son su vida y lejos de allí el sería muy infeliz y su condición solo empeoraría, aunque te digan que luego se acostumbrará. Alejarlo de su hogar es lo peor que puedes hacerle. Te suplico que no lo hagas. Es...el último favor que te pido.
La carga sobre tus hombros será muy grande, pero no olvides que una vez fuiste de allí, podrás con todo, mi pequeña.
Cuida de tu hermano. Cuida de ti."
La carga que me dejaste es muy grande, papá y no sé si puedo hacerme cargo.
Mi hermano no me conoce como a su hermana, podría ser una desconocida para él, irrumpiendo en su espacio, un espacio que solo era de ustedes dos.
Tendida en la cama, luego de horas llorando, esperaba que algo de este día, o lo que quedaba de él, no fuera cierto.
Tomé las dos pruebas restantes que quedaban sobre el test rápido de embarazo y fui al baño.
El primero salió negativo, luego de que esta mañana no dejaban de salir positivos.
Esperé una media hora más e hice el último.
Negativo.
No entendía nada, pero me olvidaría de eso.
Creo que era una de mis más pequeñas preocupaciones ahora mismo.
Tenía que salir temprano para el funeral de mi padre y hacerle compañía a mi hermano, aún sin decidir si me haría cargo de él, porque eso significaba que...tendría que volver a aquel lugar, quedarme a vivir allí junto con Elián y hacerme cargo de todo aquello.