Érase una vez huérfano como casi cualquiera. Un pequeño niño de ocho años que todas sus presentaciones fueron más que una desgracia. Preguntas como "¿Cuál es tu nombre?" o "¿Quién eres?", eran tan complicadas de responder para el pequeño. El huérfano creía que jamás encontraría una persona que respondiera con absoluta verdad.
Ese pequeño huérfano era llamado "mocoso", "niño", "rata", "huérfano", entre otros apodos, por todos. Al menos fue así hasta que cumplió 11 años. Todo comenzó el día que recibió el nombre de Hansen y ese recuerdo permanece en su mente como si apenas lo hubiera obtenido el día de ayer.
Las personas están acostumbradas a conversar sobre sus propias vidas con sus amigos, sería bastante aburrido conocer a un sujeto que carece de una historia. Hansen, a pesar de ser un huérfano que no tiene conocimiento de su pasado o de su verdadero nombre, necesitaba una buena historia para conversar con las demás personas, consigo mismo o con las voces que lo acompañaban en sus oscuras y frías noches. "Cada quién es lo que quiere ser", era una de las frases que reinaba en la cabeza del pequeño huérfano antes de contar la supuesta historia de su pasado. Según Hansen, sus padres murieron un año antes de su amnesia, debido a la falta de dinero. Su familia sufrió desde siempre una crisis económica, no era un problema del que pudieran salir como si nada. Sus padres no cumplían con los estudios suficientes para ocupar grandes cargos que fueran capaces de darle a su familia el dinero suficiente para poder vivir en una lujosa mansión.
Una noche de otoño, sus padres tuvieron una discusión por la escasez de alimentos. A su padre se le ocurrió una inmoral pero rápida idea de conseguir alimento; robar. La gente del pueblo donde vivía los conocía, así que no era una buena opción robar de ese lugar, por lo que su padre tuvo que salir inmediatamente rumbo al pueblo vecino.
El padre de Hansen padre había logrado robar con éxito una pieza de pollo, no obstante, la fuga del pueblo sin ser descubierto fue el fracaso de su plan. El astuto de su padre se adentró con premura en el bosque de dicho pueblo, el cual conectaba con el hogar de su familia. Fue una excelente idea para perder a la ley. No fueron la única familia que estaba sufriendo por la comida y él no fue el único que salió de casa para alimentar a sus seres queridos. Aquel hombre fue rodeado por una jauría de lobos y a pesar del mortal peligro en el que estaba metido, sostuvo la pieza de pollo con su alma. El final es predecible, omitiré la parte donde explico a detalle su muerte.
Al amanecer la madre del huérfano salió de casa en busca de su marido, sola. Y así fue como Hansen no volvió a saber más de ella.
¿Y la razón de su amnesia? Cuando salió a buscarlos por el bosque, el huérfano cayó al barranco que conectaba al lugar con un valle. Sí, así fue como su ingeniosa imaginación dijo que su padre, junto con el pollo, fueron devorados por los lobos, que su madre desapareció y que intercambió su antigua identidad por un valle desconocido, su nuevo hogar.
A pesar de haberse inventado una trágica historia, aún persiste en su corazón la incertidumbre y la desesperación de saber quién es.