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Desvelando Corazones: ¡¿Mi esposa es una magnate multimillonaria?!

Desvelando Corazones: ¡¿Mi esposa es una magnate multimillonaria?!

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Acerca de

Melanie se casó con Ashton por gratitud, pero rápidamente se encontró atrapada en un laberinto de desafíos constantes. A pesar de esas luchas, se mantuvo fiel a su compromiso con el matrimonio. En la habitación del hospital, Ashton sin consideración le sacó sangre, ignorando su incomodidad. Este acto insensible fue una despiadada revelación para Melanie, quien por fin se dio cuenta de la sombría realidad de su relación. Decidida a priorizar su propio bienestar, decidió cortar lazos con él y, con renovada resolución, solicitó el divorcio. En el proceso, desveló sus identidades ocultas, dejando a todos atónitos. Durante estos tiempos turbulentos, Melanie se dio cuenta de que Derek, el tío de Ashton, la había estado protegiendo discretamente todo el tiempo.

Capítulo 1 La última gota

El penetrante olor a desinfectante impregnaba el pasillo del hospital. Sentada en una silla gélida, Melanie Baxter tenía el ceño ligeramente fruncido.

Un tubo conectado a su brazo le extraía sangre de una vena que resaltaba, tensa, sobre su piel.

Con cada gota de sangre que abandonaba su cuerpo, sentía cómo la vida se le escapaba.

Exhausta, alzó la vista y parpadeó varias veces, en un vano intento por disipar la neblina que empañaba su visión.

Tragó saliva con dificultad, esforzándose por enfocar la silueta de su esposo, Ashton Willis, que estaba de pie a pocos pasos de ella.

Buscó en su rostro algún rastro de vacilación o culpa, pero los párpados le pesaban demasiado y la vista se negaba a obedecerle.

"Señor Willis, con esto debería bastar, ¿no le parece?", preguntó el médico de repente, mientras sostenía varias bolsas llenas de sangre. Luego, tras una mirada de reojo a Melanie, añadió: "Si no paramos ahora, la vida de su esposa podría estar en riesgo".

Al escucharlo, Melanie miró a Ashton y, reuniendo la poca fuerza que le quedaba, negó débilmente con la cabeza.

La pérdida de sangre la estaba debilitando; sentía que, de continuar, moriría.

Pero la respuesta de Ashton la dejó helada, con el corazón hecho un nudo.

Con el rostro inexpresivo y una voz desprovista de toda emoción, dijo: "Olivia todavía necesita sangre. No paren".

Aquellas palabras, breves y crueles, se le clavaron en el corazón como dagas afiladas.

Una oleada de incredulidad, confusión y desengaño la invadió, dejándola sin habla.

Jamás habría imaginado que su propia vida significara tan poco para su esposo. Y todo por otra mujer.

El tormento emocional era más agudo que el dolor físico que le provocaba la pérdida de sangre.

"Cuando terminen, lleven todas las bolsas a la habitación de Olivia", ordenó Ashton, con un tono que no admitía réplica.

Dicho esto, se dio la vuelta y se marchó sin dedicarle a Melanie ni una sola mirada.

Al ver la espalda de Ashton mientras se alejaba, Melanie no solo sintió una decepción y una tristeza más profundas, sino también una rabia inmensa.

En ese instante, le vino a la mente el recuerdo de cuando él la rescató de las gélidas aguas del mar, salvándole la vida.

Originalmente, Olivia Hudson debía estar junto a Ashton en su boda, pero huyó.

Melanie, en un gesto de gratitud por haberle salvado la vida, se había ofrecido a tomar el lugar de la novia fugitiva, casándose con Ashton y convirtiéndose en parte de la familia Willis.

Llevaban casados dos años, tiempo durante el cual ella se había desvivido por complacer tanto a Ashton como a su familia. Había hecho todo lo posible por asumir su papel de señora Willis a la perfección, lo que incluía tolerar los constantes insultos de su suegra y su cuñada.

Ashton le había informado a Melanie que Olivia sufrió un accidente automovilístico en el que había perdido muchísima sangre. Como el raro tipo de sangre de Olivia era el mismo que el de Melanie, ella había aceptado donar la suya sin dudarlo.

Pero ahora...

Al ver cómo el médico conectaba otra bolsa vacía al tubo en su brazo, Melanie supo que tenía que ponerle un alto.

Cuando el médico se dio la vuelta, ella aprovechó el momento y, con la otra mano, se arrancó la aguja del brazo. La sangre brotó de inmediato, salpicando el suelo.

Sin importarle el hilo de sangre que corría por su brazo, se puso de pie y corrió hacia la habitación de Olivia.

Justo cuando estaba por entrar en la sala, escuchó la voz de Olivia, que sonaba a la vez lastimera y profundamente arrepentida.

"Lo siento tanto, Ashton. Si no hubiera tenido este accidente, Melanie no tendría que perder tanta sangre por mi culpa".

En ese momento, su cuñada Stacey Willis, que estaba de pie junto a Ashton, negó con la cabeza y dijo: "No tienes por qué sentirte mal, Olivia. De hecho, deberías saber que para Melanie sería un absoluto placer donarte su sangre".

Asintiendo, Ashton agregó: "Tu recuperación es lo único que importa, Olivia. Solo espera unos minutos más, ¿quieres? La sangre llegará pronto. Créeme, no dejaré que te pase nada".

Melanie, de pie al otro lado de la puerta, escuchó cada palabra pronunciada por el trío dentro de la habitación.

Así que, para Ashton, su sangre y su vida no valían nada en comparación con las de Olivia.

Melanie abrió la puerta de un empujón violento y entró tambaleándose en la habitación. Mirando con furia a todos los presentes, preguntó entre dientes: "Lo tienen todo planeado, ¿verdad? ¿Acaso no temen que el cuerpo de Olivia no soporte recibir tanta sangre ajena?".

Su voz era fría y estaba cargada de sarcasmo.

Ni Ashton ni Olivia esperaban su irrupción, por lo que ambos se quedaron atónitos al verla.

De inmediato, Olivia adoptó una expresión lastimera, el rostro contraído en una mueca de susto mientras las lágrimas asomaban a sus ojos.

Temblando ligeramente, dijo: "Melanie, lo siento mucho. Todo esto es culpa mía. Has sufrido mucho por mi accidente y mi necesidad de sangre. Te juro que algún día te lo compensaré. Siempre te estaré agradecida...".

Sin embargo, Melanie atravesó la farsa de Olivia con una mirada glacial, sintiendo una profunda repulsión por su falsedad.

"Nunca dejas de sorprenderme con tus dotes de actriz, Olivia", dijo Melanie con ironía.

Con un gesto desquiciado, Stacey le apuntó al rostro y espetó: "¡Melanie! ¿Cómo te atreves a ser tan cruel? Estás perfectamente sana, ¿qué más te da donar un poco de sangre? ¡No te vas a morir por eso! ¡Deja de armar un escándalo y regresa con el médico para que Olivia reciba la sangre que necesita!".

En ese instante, Ashton notó que ya no había aguja en el brazo de Melanie y comprendió que algo andaba mal.

"¡Deja el drama, Melanie! ¡Nuestra prioridad es salvar a Olivia! Ve con el médico y sigue donando", ordenó con una firmeza que no admitía discusión.

Sin embargo, Melanie lo ignoró y caminó directamente hacia Olivia, arrancándole la aguja de la transfusión de la mano sin la menor vacilación.

Tomada por sorpresa, Olivia se quedó demasiado atónita para oponer resistencia. Observó con asombro cómo Melanie agarraba la bolsa de sangre que colgaba a un lado y le lanzaba una mirada fulminante a Ashton.

"La vida de Olivia importa, pero la mía no, ¿cierto?", escupió Melanie.

Sin abandonar su papel, Olivia miró a Ashton con los ojos anegados en lágrimas y lo llamó en un tono suplicante: "Ashton...".

Decidido a que Olivia debía salvarse a toda costa, Ashton corrió hacia Melanie para arrebatarle la bolsa de sangre de la mano.

No obstante, Melanie anticipó su movimiento y, antes de que pudiera alcanzarla, arrojó la bolsa contra el suelo con toda la fuerza que le quedaba.

La bolsa de sangre estalló al chocar contra el piso. El sonido, agudo y húmedo, retumbó en la silenciosa habitación.

La sangre se extendió por el suelo en un charco oscuro, creando una escena macabra.

Con una voz envenenada que resonó en toda la sala, Melanie sentenció: "¡Prefiero desperdiciar mi sangre antes que donarle una sola gota más a Olivia!".

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