Mientras la chica observaba a la gente ir y venir, no pudo evitar recordar su apresurado matrimonio, el cual sucedió un año atrás, después de que su abuelo enfermara de gravedad.
Stella, quien se encontraba en el extranjero en aquel entonces, volvió a casa rápidamente para ver al anciano. Fue entonces cuando su abuelo le dijo que esperaba verla casada pronto.
La chica quería negarse, pero cuando recordó cómo su abuelo la adoptó de un orfanato y la crio hasta convertirla en la adulta que era, no tuvo el corazón para decepcionarlo.
Y así, se casó con el hombre que su abuelo eligió para ella, alguien a quien nunca había visto.
Para su sorpresa, el novio no estuvo presente el día de su boda. Alguien más asistió para realizar los trámites del registro del matrimonio.
Por esa razón, Stella no conocía a su marido en lo absoluto. Lo único que sabía acerca de él era su nombre y que era un hombre de negocios.
Hasta ese día, la chica no estaba segura de si su matrimonio fue una decisión acertada, ya que su supuesto marido no estaba dándole nada para que se enamorara de él.
Entonces, la chica miró su reloj por enésima vez... Ya habían pasado diez minutos más.
Ante eso, suspiró con exasperación. Justo cuando sacó su celular para llamar a su abuelo, un sonido chirriante atravesó el aire, y casi le revienta los tímpanos.
Un Aston Martin plateado se detuvo delante de ella, con un chirrido exasperante. Un instante después, la ventanilla del asiento del conductor se deslizó hacia abajo, y la chica dio un paso atrás. Luego, cuando vio un rostro familiar, preguntó:
"¿Qué haces aquí?".
Al volante se encontraba la última persona que esperaba ver en esos momentos; su primo, Oliver Palmer.
"¡Ay! ¡Eso me dolió mucho!", exclamó el chico, al mismo tiempo que se apretaba el pecho, como si estuviera realmente herido. Después de bajarse del auto, hizo una mueca, y declaró:
"Stella, tu regreso es muy importante para mí. Hace mucho que no nos vemos. Como tu primo, no pude resistir la tentación de venir a recogerte. ¿Por qué eres tan mala conmigo? ¡No es justo!".
La chica no se sorprendió ni se dejó engañar por la mala actuación de su primo.
Simplemente puso los ojos en blanco y se mordió el labio inferior, negándose a hablar.
"Súbete. Debes de estar cansada y hambrienta. Te invito a almorzar". Después de agarrar la maleta con una mano, Oliver colocó la otra sobre el hombro de Stella, y la empujó hacia el interior del auto.
"¡Aguarda! No puedo irme contigo", declaró la chica para detener a su primo.
"¿Por qué?", preguntó Oliver mientras se detenía. Un momento después, cuando algo se le ocurrió, esbozó una sonrisa burlona, y preguntó: "¿Es por tu marido? ¿De verdad quieres seguir esperándolo?".
Stella no pronunció ni una sola palabra, sin embargo, su semblante lo decía todo.
Después de soltar un resoplido, el chico instó:
"No lo esperes más. ¿Necesito recordarte que desde que se casaron nunca se ha puesto en contacto contigo? ¿No te parece eso suficiente para irte conmigo?".
Al escuchar las palabras de su primo, la chica se quedó muda.
"Si ese tipo realmente hubiera querido venir a recogerte, habría aparecido antes que yo. ¿Cómo puedes confiar en un hombre que ha ignorado tu existencia durante un año?", agregó Oliver en un tono más sarcástico.
Después de entender las palabras de su primo, Stella replicó a la defensiva:
"Pero el abuelo dijo que Maverick vendría a recogerme".
La chica creyó que su marido cumpliría su palabra, puesto que se lo había prometido a su abuelo.
Oliver se sostuvo el puente de la nariz y suspiró con impotencia, después de lo cual declaró:
"Incluso si quieres seguir esperándolo, no tienes que estar en el sol. Súbete al auto, hace mucho calor aquí afuera".
Mientras los primos discutían, una figura alta apareció entre la multitud, y se dirigió hacia ellos.
Matthew Clark estaba hablando por teléfono.
"Ya estoy en el aeropuerto. Tómate tu medicamento ahora".
A continuación, una suave voz femenina llegó desde el otro extremo de la línea.
"Recuerda, trae puesto un vestido rojo, y tiene el pelo largo y rizado. Además, su maleta es negra...".
"Ya la vi, abuela. Ahora, ¿puedes dejar de preocuparte tanto?", replicó Matthew, cuyos ojos estaban fijos en los dos chicos que se encontraban a metros de distancia.
Frunció el ceño cuando vio una mujer que encajaba con la descripción que le dio su abuela.
Incluso el color de la maleta coincidía.
Sin embargo, la susodicha se subió al auto de un hombre, mientras este le abría la puerta.
De repente, el tono de Matthew se volvió frío.
"Abuela, ya tengo que colgar. Hablaremos más tarde".
El rostro de Matthew se ensombreció, al mismo tiempo que un brillo gélido aparecía en sus ojos profundos.
Y así, después de guardar su celular, se dio la vuelta y se marchó.
Ya en su auto, agarró el volante con fuerza, mientras observaba a las dos personas que se encontraban en el vehículo deportivo.
De pronto, vio al hombre entregándole a la chica una botella de agua. Mientras ella bebía, el joven le alisó el pelo con cariño. A pesar de que Matthew no podía ver el rostro de la chica, eso ya no le importaba, porque estaba hirviendo de ira por dentro.
De repente, se rio de sí mismo.
¿Por qué le pareció eso tan sorprendente? Debió haberlo sabido desde hacía mucho tiempo, ya que su supuesta esposa había estado fuera de la ciudad durante todo un año, después de que se casaron. Por si eso fuera poco, nunca se habían conocido. Ni siquiera habían hablado por teléfono, de modo que era comprensible que se hubiera conseguido un novio.
Apretando los labios en una fina línea, y con una expresión sombría, Matthew sacó su celular, y escribió un mensaje.
Tan pronto como presionó enviar, encendió su auto y se alejó a gran velocidad.
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Más tarde ese mismo día, Stella se puso un sencillo y elegante traje de negocios de color claro, y se dirigió al Grupo Prosperity, la cual era una de las empresas líderes en Seamarsh. Los empleados eran, de una forma u otra, la élite de la ciudad.
Y así, la chica entró en el magnífico edificio que albergaba la sede del grupo. Gracias a su excelente currículum, había conseguido el puesto de agente personal de relaciones públicas del CEO, Matthew.
La directora del Departamento de Relaciones Públicas, Luna James, llevó a Stella a conocer a su jefe.
Sin que Stella lo supiera, el hombre para el que trabajaría era en realidad su marido, Maverick.
Debido a que Matthew no confiaba en la gente, no usaba su nombre real. Sin embargo, cuando se casó, tuvo que hacerlo. Solo las personas más cercanas a él conocían su verdadero nombre: Maverick Clark.