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img img Fantasía img KER: DIOSES & REYES
KER: DIOSES & REYES

KER: DIOSES & REYES

img Fantasía
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img Hartley Rodriguez
5.0
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Acerca de

Bajo el velo de una noche aciaga, cuando la luna se tiñó de un rojo apocalíptico y el cielo lloró lágrimas de escarlata, una niña de origen ignoto llegó a las puertas del palacio. Su pasado, envuelto en las brumas del tiempo, era un enigma insondable, pero su destino estaba grabado en las estrellas cual profecía ineludible. Criada entre guerreros curtidos en mil batallas y guardianes de férrea lealtad, Ker se convirtió en una sombra sigilosa, una maestra del arte de la guerra sin parangón. Su astucia era tan letal como la hoja de su espada, y su corazón, forjado en el fuego de incontables batallas, solo conocía el sacrificio y la devoción inquebrantable. No te dejes cautivar por su belleza etérea. Su piel, blanca como la nieve recién caída y suave como la caricia de una nube, esconde un espíritu despiadado y una voluntad de hierro. Ker es la General de la Guardia Escarlata, la guardiana experta en el arte de la guerra, una guerrera a que inspira respeto y temor a partes iguales. Implacable, estratega y despiadada, Ker encuentra satisfacción en el terror que infunde en sus enemigos. Su andar en el campo de batalla deja un rastro de sangre a su paso, y el miedo de sus adversarios es su alimento. Los humanos la veneran como la diosa de la muerte sanguinaria, pues saben que no hay piedad, no hay misericordia para aquellos que osen enfrentarla. Su mirada fría y penetrante es capaz de helar la sangre hasta en el más valiente guerrero. Solo uno posee la llave de su corazón, el nuevo soberano, con quien comparte una conexión sublime nacida en la infancia y predestinado por el destino. Nadie escapará a la ira de la diosa de la muerte. El dolor y la justicia se entrelazan en su espada, derramando sangre a su paso como un río carmesí. Atrévete a desafiar la profecía y prepárate para recibir un castigo tan doloroso como sanguinario. Ker, la Dama de Sangre y Acero, una figura enigmática que inspira admiración y terror a partes iguales. Su historia es un canto a la guerra, al sacrificio y a la fuerza del amor que desafía el tiempo y la muerte. La profecía lo dicta, el destino lo exige. Ker y el nuevo soberano, unidos por un amor que desafía la muerte, serán la clave para mantener la paz en el imperio. Que la profecía se cumpla, y que el nuevo amanecer traiga consigo paz y prosperidad.

Capítulo 1 EL INICIO DEL TODO (PARTE I)

Los Eakner eran entidades enigmáticas, carentes de forma física pero dotadas de un instinto primordial que los impulsaba a crear y destruir con igual intensidad. Su existencia era tan antigua como el universo mismo, y su presencia se podía percibir en la fluidez del caos y en la chispa inicial de la creación.

Aunque no poseían un cuerpo tangible, los Eakner podían moldear la realidad a su voluntad, dando forma a estrellas, planetas y galaxias con la misma facilidad con la que las reducían a polvo cósmico. Su danza de creación y destrucción era la fuerza impulsora del Ezman, un universo en constante cambio y evolución.

De estos enfrentamientos, de la colisión entre las fuerzas primordiales, surgió Vaktare. Nacido de la unión del orden y el caos, Vaktare se erigió como el primer dios del Ezman, el amo y señor de todo lo existente.

Su nacimiento fue un evento cósmico de proporciones épicas. Las energías primordiales, en una danza frenética de creación y destrucción, se concentraron en un punto singular, dando origen a Vaktare.

Vaktare era una figura imponente, su presencia dominaba cualquier espacio que ocupaba. Su cabellera, negra como la noche, surcada por venas de rojo sangre, era un reflejo del poder primordial que fluía por sus venas. Sus ojos, dos pozos de fuego, brillaban con una sabiduría y una fuerza inconmensurable, capaces de penetrar en las profundidades del alma. Su cuerpo, tallado como una montaña, poseía una fuerza titánica que podía arrancar árboles de la tierra con un simple gesto.

Más allá de su poder físico, Vaktare era el gobernante del Ezman, el universo en su totalidad. Su conocimiento abarcaba todos los rincones de la existencia, y podía ver el futuro tejiendo los hilos del tiempo.

Vaktare poseía la habilidad de ver el futuro, no como un camino único e inamovible, sino como un conjunto de posibilidades que podían ser alteradas por las acciones de los seres. Su profecía no era una sentencia, sino una guía para aquellos que buscaban comprender el camino que les esperaba.

Vaktare no interfería directamente en el curso del destino. Su papel era guiar, no controlar. Dejaba que las criaturas del Ezman forjaran su propio camino, aprendiendo de sus errores y celebrando sus victorias.

Ser el amo del destino era una carga que Vaktare llevaba con gran responsabilidad. Su conocimiento del futuro le permitía ver tanto el dolor como la alegría que esperaba a sus creaciones. Sin embargo, Vaktare nunca flaqueó en su compromiso de proteger al Ezman y asegurar su bienestar.

Un día, en un enfrentamiento de titanes que sacudió los cimientos del universo, el mundo tembló y el cielo se rasgó, revelando un portal de luz cegadora. De este portal surgieron los dioses de la segunda generación, seres de poder extraordinario destinados a traer armonía al Ezman.

Entre ellos se encontraba Zhyttya, la primera diosa nacida de una estrella. Su carácter calmado y noble la convertía en la guardiana perfecta del Ezman y sus criaturas. Su cabello brillaba con un verde esmeralda salpicado de destellos rojos, símbolo de la vida que fluía a través de ella. Sobre su cabeza reposaba una corona tejida con flores blancas y rosadas, y en su frente brillaba un fragmento de la estrella de la que surgió. Esta joya, obsequiada por Vaktare cuando Zhyttya alcanzó los veinte años, la acompañaría durante toda su existencia como un recordatorio de su origen celestial.

Zhyttya se erige como la diosa de la naturaleza, una entidad venerada por su conexión profunda con la vida en todas sus formas. Siendo la personificación de la vitalidad y la belleza natural. Su presencia se manifiesta en el florecimiento de las flores, el canto de las aves, el rugir de los ríos y la majestuosidad de las montañas.

Zhyttya representa el poder de la renovación y la transformación. En las estaciones cambiantes, en el ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento, se manifiesta la presencia de la diosa. Ella es la fuerza que impulsa la vida a través de la adaptación y el cambio, garantizando la continuidad de la existencia en el Ezman.

De las estrellas surgió Evig, el dios encargado de moldear la humanidad y mantener el delicado equilibrio entre la vida y la muerte. Su carácter era tan fuerte como el acero, inquebrantable ante cualquier desafío. No era un dios compasivo, pero poseía una justicia implacable. Su poder sobre el ciclo de la vida le permite determinar el momento en que cada ser humano termina su viaje terrenal.

Su apariencia era tan única como su rol. Su ojo derecho brillaba con un rojo intenso, mientras que el izquierdo era negro como la noche. Estos colores representaban el contraste entre la vida y la muerte, un equilibrio que Evig se encargaba de mantener. Su cabeza estaba adornada con una corona negra salpicada de estrellas rojas, un recordatorio de su origen celestial y la dualidad de su naturaleza.

Evig es el escultor de la humanidad, el arquitecto que dio forma a los primeros humanos y diseñó su anatomía, sus capacidades y su potencial. Su sabiduría en la biología y la fisiología le permitió crear seres resilientes, adaptables y capaces de evolucionar.

Junto a Zhyttya, la diosa de la naturaleza, Evig dio vida a Neblesia, un reino celestial que se convirtió en el hogar de los dioses. Allí, entre nubes doradas y ríos de estrellas, se reunían para discutir el destino del Ezman y tomar decisiones que afectarían el futuro de todas las criaturas.

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