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La dulce venganza del CEO desalmado

La dulce venganza del CEO desalmado

img Romance
img 9 Capítulo
img 47 Vistas
img Roseana
5.0
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Acerca de

Olivia Abertton es dulce, divertida y cariñosa, la «niña de sus ojos» para su padre, Ernest Abertton, a pesar de ser hija de una relación extramatrimonial. Gabe Clifford es el director general de la mayor empresa farmacéutica del mundo. Inteligente, astuto, un hombre sin corazón, capaz de hacer cualquier cosa para conseguir lo que quiere. Pasó años preparando su venganza contra los Abertoon. Seguía siendo amable y alegre, incluso cuando todo a su alrededor parecía desmoronarse. Quería destruirla para poder saborear cada lágrima de Ernest Abertton, el hombre al que había dedicado su vida a ver sufrir. Ella estaba enamorada de su hermano. Él tendía la red y ella era la presa. De lo que Gabe no se daba cuenta era de que la venganza podía ser mucho más dulce de lo que imaginaba. Olivia, por su parte, nunca imaginó que pudiera existir alguien tan desalmado y sin escrúpulos como aquel hombre. Un deseo de venganza más grande que nada. Una mujer decidida a cambiar su destino. Un matrimonio tratado como un negocio. La utilizó como una forma de venganza contra el hombre que más odiaba. Sólo que no esperaba que conocerla sería su peor castigo.

Capítulo 1 TE CASAS. ENHORABUENA

POV GABE

Oí que llamaban a la puerta y entró Jorel. Mi hermano era la única persona en la tierra que se atrevía a entrar en mi despacho sin llamar. Y no se molestó en ser anunciado, como si su presencia fuera lo bastante importante como para no necesitar ninguna formalidad.

- Recibí tu mensaje. - Se sentó frente a mí y cogió un bolígrafo de la mesa- ¿Cuánto has pagado por esto?

- Menos de lo que pagas por una prostituta. - Apenas aparté la vista de lo que estaba haciendo en el ordenador.

- Yo no salgo con prostitutas. Soy lo bastante hombre como para que, afortunadamente, no necesite pagar a nadie para satisfacerme sexualmente, como "algunas y algunos" por ahí. - Se rió libertinamente.

Minimicé la pantalla importante en la que estaba trabajando y la miré:

- No recuerdo haberte dado el derecho siquiera a "pensar" sobre lo que hago o dejo de hacer. - Lo dejé muy claro.

- Cuando levantas la ceja así, pareces un viejo. - Continuó burlándose de mí.

Respiré hondo e intenté meterme en la cabeza que Jorel era un idiota y que me sería útil, sobre todo ahora:

- A mis 30 años, no creo que sea viejo. Pero existe la madurez, que no se aprende en la universidad.

- Sabes que me he perdido unas cuantas lecciones. - Se rió, encontrando divertido que no le importara nada en la vida excepto los coños.

- La gente toma decisiones en la vida. Si la tuya fue ser un idiota sin futuro, recordado por el número de coños que se comió a lo largo de su vida, me importa una mierda.

- ¿Me has llamado para hablar de mi estilo de vida? - su cuerpo se arqueó ligeramente hacia delante, con cara de desinterés.

- No. En realidad, te he llamado para decirte que te vas a casar. ¡Felicidades!

Maximicé la página en el ordenador, volviendo a trabajar en el análisis del importante proyecto que tenía que terminar al final del día para aprobarlo o desaprobarlo.

Oí que Jorel se reía, pero no me molesté en mirar su estúpida cara. Porque sabía que haría lo que le dijera. "Todos" me obedecían y mi hermano no sería diferente.

Seguí leyendo la letra pequeña delante del ordenador, y su molesta risa fue disminuyendo hasta que cesó:

- ¿Por qué me has llamado?

- Ya lo he dicho. - me limité a decir, sin querer desgastar mis cuerdas vocales.

- No me voy a casar. Si has leído eso en algún sitio web por ahí, es mentira. De hecho, para eso es para lo único que sirven estos putos sitios de cotilleos hoy en día, ¡para destruir la reputación de tipos buenos como yo! - Su tono de libertinaje me irritó profundamente.

- Sí, te vas a casar -confirmé en voz baja- con Olivia Abertton.

Jorel volvió a reír como un burro. ¿Cómo que el laboratorio quería que comprara un medicamento que ya había negociado con otra empresa farmacéutica? Ni siquiera deberían haberme enviado la propuesta. Todo el mundo en el negocio sabía ya que yo no negociaba productos que no fueran exclusivos. Clifford ya estaba en un nivel en el que ni siquiera necesitaba competir. Era el mejor del mundo.

- ¡Al menos puedes mirarme a la puta cara! - Jorel cambió la voz, casi hasta gritar.

Suspiré y bajé la pantalla:

- ¿Te puedes creer que todavía haya laboratorios que quieran hacer negocios con Clifford cuando ya han vendido antes el producto a otra empresa farmacéutica? - Me recosté sillón de cuero, ligeramente estresado por la petulancia en mi de algunas personas en mi trabajo.

- Me importa un carajo tu maldito negocio, Gabe. ¿De qué boda estás hablando?

- Tuyo -dije de nuevo, con calma, por si no se daba cuenta de que no tenía más remedio que huir de ella-. Te casarás con Olivia Abertton.

- ¡Ni de coña! - Se rió, pero pude ver en sus ojos el nerviosismo de un inmaduro temeroso.

- Sí, lo harás.

- ¿Por qué me lo dices a mí? - Volvió a reír, sus labios apenas se movían - Soy mayor de edad, ¿lo has olvidado? No puedes obligarme.

- ¿Estás enamorado de una de sus prostitutas?

- No son prostitutas. - vociferó.

- Se aprovechan de tu alcohol caro, de las cenas que les ofreces en los restaurantes más lujosos y se acuestan en las mejores sábanas de los hoteles más premiados del mundo. A cambio, te dan sexo. ¡Son prostitutas!

- ¡Eres un hijo de puta!

- Y tú eres un playboy mimado que no tiene nada que hacer con su vida. Así que cásate y ya está.

- ¿Por qué estás tan seguro?

- Porque si no, te quitaré la paga.

- No puedes hacer esto.

- Sí que puedo. Lo consigues por caridad. No eres mi hijo ni nada de eso. No tengo ninguna obligación contigo de darte dinero todos los meses para que te lo metas en putas.

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