En Phoenix.
Después de pasar media hora en la Joyería AY, Sherry Xu finalmente decidió comprar el collar que la vendedora le había sugerido.
Sin embargo, antes de que pudiese entregarle su tarjeta de crédito, escuchó detrás de ella una arrogante voz de mujer.
"Este collar no es tan sorprendente, pero, inesperadamente, corresponde a una edición limitada. Así que me lo llevaré", dijo la mujer.
Su voz era dulce y femenina, pero tenía una cierta arrogancia que molestaba a cualquiera.
Con sus zapatos de tacón alto que sonaban en el suelo de mármol, la mujer se acercó a la vendedora y se quedó de pie al lado de Sherry. El olor de su perfume flotaba suavemente en el aire.
Al escuchar eso, Sherry se sorprendió y arrugó la nariz en señal de desagrado. Sin siquiera mirar a la mujer, le entregó su tarjeta de crédito a la vendedora y le dijo: "Me llevo el collar".
"Una mujer como tú no necesita un collar como ese", respondió esta burlándose de ella. En ese momento, su voz sonó aún más ofensiva y discriminatoria. Antes de que Sherry tuviera tiempo de reaccionar, la mujer le dio un empujón con la cadera.
Recién en ese momento, la muchacha se volvió para mirarla e, inmediatamente, reconoció quién era: Jessie Liang.
¡Qué mundo tan pequeño!
"¿Puedes guardar la tarjeta? Todavía tengo muchos otros asuntos importantes que resolver", se burló Jessie. Sherry la miró enojada y apretó la mano que no sostenía la tarjeta de crédito. 'No puedo creer que esta mujer esté hablando en serio', pensó ella. Por su parte, la vendedora miró a ambas mujeres sin saber si debía o no aceptar la tarjeta de Sherry.
Al ver que no se movió ni un centímetro, Jessie la miró con una ceja levantada. "¿Acaso eres sorda? ¿No escuchaste lo que te acabo de decir?", le dijo con arrogancia.
Como ya no tenía paciencia con la terca de Sherry, le dio un golpe en el dorso de la mano, Fue tan fuerte que la mano se le puso roja de inmediato. Dado que su piel era bastante clara, la marca del golpe se notaba aún más.
La muchacha quedó impactada y eso hizo que Jessie se sintiera aún más dominante y altanera. "Te lo advierto. No te atrevas a desafiar mi paciencia. De lo contrario...", le dijo Jessie dándose la vuelta para mirar a la vendedora, quien obviamente estaba aterrorizada y no quería ponerse en su contra.
"Por si todavía no lo sabes, mi esposo es millonario. Él puede comprar toda esta joyería en un abrir y cerrar de ojos, lo cual incluye estas miserables ediciones limitadas", le dijo de forma amenazadora, y sonrió al ver que la vendedora no quería aceptar la tarjeta de Sherry.
Con un suspiro, Sherry miró impotente a la vendedora asustada y pensó: 'Pobre chica. Ella solo está tratando de hacer su trabajo'. Luego, frunció el ceño al ver la mano que Jessie había golpeado, la cual ya estaba tan roja como un tomate.
'¿Realmente me veo tan débil como para que me traten así?', se preguntó.
En un momento de valentía, Sherry levantó la cabeza para enfrentar a la mujer, pero, repentinamente, escuchó una voz familiar que preguntaba: "¿Qué pasó?".
La muchacha miró hacia atrás y quedó atónita. 'Es Jeremy. Nunca imaginé encontrármelo aquí.
Él siempre me ha tratado como si yo fuese una extraña y ahora...'.
Sin embargo, el pensamiento de Sherry se interrumpió cuando vio a Jessie acercarse a él, y toda la agresividad que le había caracterizado anteriormente se desvaneció repentinamente.
Con una sonrisa, Jessie lo tomó del brazo como si fuese una niña. 'Claro, por supuesto, está con ella. ¿Cómo fui tan estúpida?', pensó Sherry con amargura.
"Cariño, quería comprar un collar, pero esa mujer espantosa no me deja. Se lo pedí de forma amable, pero ella me respondió con mucha arrogancia", le contó esta con un puchero.
A estas alturas, Sherry estaba sin palabras y boquiabierta por el impacto de esa escena. La mano con la que seguía sosteniendo la tarjeta se tensó y su cuerpo entero tembló de ira.
El hombre a quien Jessie se refería como esposo era Jeremy Ou, pero, en realidad, él era el esposo de Sherry por ley. '¿Acaso este día puede ser peor?', pensó con indiferencia.
'Aunque, pensándolo bien, esta situación es bastante divertida', se dijo a sí misma.
Jeremy se limitó a mirar a Sherry, mientras Jessie seguía aferrada a su brazo. Aunque esta última le había contado su problema, el hombre no hizo nada.
En ese momento, un montón de pensamientos pasaban por la cabeza de Sherry, Se imaginaba a ella misma acercándose a la pareja para darle un empujón a Jessie. ¡Cómo le hubiese gustado hacerle saber a esa mujer que era una desvergonzada! Ya que el hombre de quien decía ser esposa ya estaba casado.
Aunque Sherry estaba gritando por dentro, no demostró ninguna emoción.
A pesar de que nunca descubrió el verdadero motivo, ella sabía que su amor con Jeremy se había acabado cuando comenzaron su vida de casados.
¿Qué derecho tenía ella ahora?
Era como si le hubiesen clavado un cuchillo en el corazón. Con un nudo en el estómago, se volvió hacia la vendedora y le entregó la tarjeta de crédito como si nada hubiese ocurrido.
La vendedora deslizó la tarjeta rápidamente para hacer el cargo, envolvió el collar y se lo pasó a la clienta.
"Gracias", le dijo ella y se dio la vuelta para irse. Las ganas que tenía de hacer compras se esfumaron y lo único que quería ahora era abandonar la tienda lo antes posible. "¿Quién te permitió comprar ese collar? ¡Es mío!", le gritó Jessie, con un tono muy diferente al que usó para dirigirse a Jeremy.
Sherry se detuvo en seco y le dijo sin siquiera mirarlos: "Hay dos collares. Si tanto lo quieres, la próxima vez deberías pedirle a tu esposo que te lo reserve".
Ella hizo hincapié en "tu esposo" con cierto sarcasmo, lo cual provocó que Jeremy frunciera el ceño.
Jessie apretó los dientes y miró a Sherry con odio.
Pues sabía perfectamente lo que quiso decirle, ya que el hombre a quien tenía del brazo no era su marido.
Como no estaba dispuesta a rendirse, miró al hombre con ojos grandes e inocentes y le dijo: "Cariño, ¿no vas a hacer nada? Yo quería comprar ese collar primero, pero ella se me adelantó.
¿Acaso no lo entiendes? ¡Ella está haciendo esto a propósito!".