Fue imposible detener una vez que había iniciado. Sus labios eran similares a una droga que con sólo la primera probada hacía que te fueras contra el suelo, supongo que ninguna adicción era buena porque todas así sean la más pequeña te terminan dañando un poco.

No encontré un punto exacto en donde todas las emociones se fueron de cero a cien kilómetros por horas pero para mí mala suerte si estuve ahí para ver como colisionaba, en primera fila, observando detenidamente con un nudo en mi garganta como todo lo que había creado para un «Nosotros» se estrellaba con la realidad, miles de piezas salieron disparadas por los cuatro vientos y por más que intentaron juntarse otra vez no podían porque se habían ido con él.

Recuerdo mi inocencia ardiente, que se reflejaba en mis brillantes y claros ojos mientras bailabamos «I want to know What Love is» aunque había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vi, seguía recordando como Yanni ocultaba sus intenciones con las palabras más dulces que nunca antes escuché, así jugando con mi mente.

Esa noche fría a su lado, su compañía fue mi abrigo.

Como me abrazaba, mientras veíamos las estrellas en completo silencio,

porque por primera vez el silencio se sentía

bien.

El comienzo inocente

Y el final amargo.

Cada fallo, cada beso, su respiración

Lo seguía recordando todo perfectamente bien.

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