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Pasión Desatada: Embarazada del Hijo del Presidente

Pasión Desatada: Embarazada del Hijo del Presidente

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Acerca de

"Tras una noche de pasión con un desconocido, Roselyn despertó y solo encontró una tarjeta bancaria sin contraseña. Aún aturdida, fue detenida bajo acusaciones de robo. Justo cuando las esposas estaban a punto de cerrarse, el hombre misterioso reapareció, sosteniendo su informe de embarazo. "Estás embarazada de mi hijo", dijo con frialdad. Sorprendida, Roselyn fue llevada en helicóptero al palacio presidencial, donde descubrió la verdad: ¡aquel hombre era nada menos que el líder más poderoso e influyente del país!"

Capítulo 1 Los hombres son más peligrosos después del anochecer

"Si no haces ruido, no te haré daño. Parpadea si entendiste", murmuró suave pero autoritariamente una voz desde un asiento trasero. La calma en sus palabras contrastaba con la intensidad de su aguda mirada.

Roselyn White sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sin embargo, enseguida parpadeó para dar su confirmación.

El cañón de la pistola de ese hombre estaba apuntando a su cabeza; cualquier movimiento en falso, y definitivamente sería su fin.

Ella acababa de terminar su primer viaje de Uber de la noche cuando un extraño se subió a la fuerza y la secuestró.

El miedo la hizo quedarse completamente inmóvil. A poca distancia, varios hombres de traje negro avanzaban con armas desenfundadas mientras escaneaban con la vista el área como cazadores acechando a su presa.

"Él está solo hoy; es nuestra mejor oportunidad para asesinarlo. Además, inhaló una dosis alta de ese fuerte afrodisíaco, y está a punto de hacer efecto. No puede haber ido lejos. Si no encontramos a Nathan Lawson, el jefe nos va a lanzar a la Bahía de los Cocodrilos".

A medida que los pasos del grupo se desvanecían, Roselyn miró por el espejo retrovisor y notó que el hombre en el asiento trasero tenía el rostro inusualmente rojo.

Era obvio que se trataba de Nathan, el objetivo que esos tipos buscaban.

Curiosamente, ese nombre le sonaba familiar. De hecho, sentía que lo había escuchado en algún lugar antes.

"No intentes nada estúpido. Enciende el auto", ordenó Nathan, como si leyera los pensamientos de la mujer. Y con expresión feroz, desactivó el seguro del arma.

Los latidos de Roselyn iban a mil por hora, pero permaneció rígida. A fin de cuentas, tenía una pistola apuntándola directamente.

"Oiga, señor, puedo darle dinero para que pida otro viaje, ¿está bien? Mi abuelo está en la UCI, y yo solo estoy tratando de ganar un poco de dinero para ayudarlo. Últimamente he estado trabajando muy duro en dos empleos, y ahora de repente usted me pone una pistola en la cabeza. ¿Por qué me pasa esto a mí?". Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se aferraba a cualquier atisbo de misericordia que ese hombre pudiera tener.

En ese momento, él se desplomó en el asiento trasero, y su respiración comenzó a volverse irregular mientras sentía su cuerpo arder desde dentro. El afrodisíaco con el que lo habían drogado estaba haciendo efecto, por lo que su percepción de la realidad estaba algo nublada.

No obstante, captó el genuino temblor de agotamiento en la voz de la chica.

Lo cierto era que no había planeado poner en peligro a nadie esa noche. Es decir, solo había asistido a la fiesta de cumpleaños de su mentor, sin guardias, y ahora estaba allí, sin otra opción que involucrar a una extraña.

"Llévame a este lugar. Rápido...", murmuró, apenas logrando controlarse, y le entregó la dirección.

Roselyn pensó en resistirse, pero el frío cañón de la pistola sobre su piel la disuadió.

A pesar de que las piernas le temblaban, la sensación de peligro la hizo actuar rápidamente y, tras introducir la dirección en el GPS, sacó el auto del estacionamiento subterráneo. Mientras tanto, Nathan ya estaba jadeando en el asiento trasero.

Después de meses dedicándose a eso, Roselyn conocía todas las rutas de la ciudad como la palma de su mano.

Sin embargo, el destino en su pantalla estaba muy lejos de su ruta habitual, de modo que no conocía la zona. Incluso el GPS lo marcaba con una estrella, lo cual le pareció extraño.

De todos modos, no había tiempo para pensar demasiado en ello.

Ella siguió el camino hacia un denso bosque y, cuando finalmente se detuvo, miró hacia atrás. "Señor, ¿es aquí?".

Nathan estaba desplomado contra el asiento, pero todavía se aferraba al arma como si su vida dependiera de ello.

Al no recibir respuesta, la chica soltó una exhalación pesada mientras desabrochaba su cinturón de seguridad. Luego salió del auto y abrió la puerta trasera.

En el instante en que se inclinó, unos dedos se aferraron a su muñeca. Entonces perdió el equilibrio y cayó hacia adelante, aterrizando justo encima de Nathan.

El cuerpo de este emanaba un calor bastante intenso.

"Debería al menos pagarme", comentó Rosalyn con voz temblorosa mientras presionaba su palma fría contra el pecho ardiente del hombre para apartarse.

La compostura de Nathan había estado pendiendo de un hilo, y ese toque la terminó de destruir.

Al instante, la chica notó lo que sucedía. En cuanto sintió la gran mano sujetar su barbilla, notó el deseo desenfrenado y voraz en los ojos del hombre, y supo exactamente lo que él quería.

Dentro de las sombras del asiento trasero, el peligro se sentía en el aire mientras la brisa nocturna se agitaba afuera.

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