Un estruendo ensordecedor sonó en el aire.
"¡Oh, Dios mío! ¡El andamio se derrumbó! ¡Rápido, que alguien salve a los afectados!".
El andamio improvisado cedió de repente, haciendo caer a dos actrices principales y a un grupo de bailarines, sumiendo el lugar en un caos absoluto.
Madison Dixon se halló incapaz de escapar, ya que su pierna izquierda quedó dolorosamente atrapada entre tablones de madera astillados.
En medio del ruido, una fuerte voz atravesó la conmoción: "¡Cuidado! ¡La lámpara colgante también se va a caer!".
La chica alzó la vista rápidamente y el terror se apoderó de ella cuando vio cómo la pieza de cristal bailaba peligrosamente sobre su cabeza.
El desastre era inminente; en caso de que cayera encima de ella, el resultado sería devastador.
Su tez palideció por completo y el pavor se grabó en sus rasgos mientras luchaba por liberarse de las vigas que la retenían; cada tirón le provocaba fuertes punzadas de dolor, y la sangre comenzó a extenderse, manchando los pedazos de madera.
La idea de dejarse la piel en un intento desesperado por escapar la heló hasta los huesos.
En su momento más vulnerable, examinó a la multitud horrorizada y su mirada captó una silueta familiar que corría directo hacia su dirección: Colten Pearson, su prometido.
La esperanza brilló en sus ojos cuando Madison lo vio acercase, pero su corazón se hundió cuando él, de manera inesperada, pasó corriendo a su lado, La atención de su prometido estaba puesta en otra persona; ya que fue directo y abrazó a Lana Elliott.
"No te preocupes, yo te salvaré", le aseguró a la chica entre sus brazos, acunándola de manera protectora.
"¡Colten!". Con los ojos repletos de lágrimas, Lana se aferró al hombre, rodeando con sus brazos fuertemente el cuello del hombre.
Él le ofreció un consuelo silencioso, levantándola sin esfuerzo del escenario y sin siquiera dedicarle una mirada a Madison, a pesar de que se encontraba más cerca y era su prometida.
Como si fuera un acto del destino, el cable de una de las luces se rompió de repente, sumiendo el escenario en una profunda oscuridad.
Justo antes de que las sombras lo envolvieran todo, los ojos de Madison buscaron a Colten, pero este nunca se volvió a mirarla.
Abrumada por un impulso primario de sobrevivir, ella apretó los dientes con fuerza, liberando su pierna con una fuerza desesperada; el inquietante sonido de las tablas de madera siendo levantadas por la fuerza llenó sus oídos.
De repente, su pierna izquierda fue liberada y, en cuestión de segundos, un agarre firme la sacó de su peligrosa posición.
Con un estruendo atronador, la lámpara de cristal cayó al suelo, haciendo que fragmentos de vidrio salieran volando por todos lados.
Instintivamente, la chica levantó los brazos para protegerse, pero una imponente presencia se interpuso entre ella y el peligro.
En el momento que las luces regresaron, el escenario lucía vacío, dejando únicamente una escena de devastación y ruina absolutas.
Ya no quedaba rastro del misterioso salvador.
Presa del pánico, Madison examinó el caos y finalmente su mirada se fijó en Colten.
Cuando la lámpara colgante cayó, él se arrojó sobre Lana para protegerla; la chica en cuestión seguía aferrándose a su cintura, y él no mostró ninguna intención de apartarla, una demostración de quién le importaba más.
Una sonrisa burlona se dibujó en los labios de Madison, con una pizca de tristeza; por un momento, su ingenuidad la llevó a pensar que su prometido la rescataría a ella.
La voz del director resonó en todo el escenario con un tono agudo e inquisitivo: "¿Qué pasó aquí? Si esa lámpara hubiera caído sobre alguien, habría terminado en una tragedia".
Su furia era palpable y una tormenta se estaba gestando en sus ojos mientras confrontaba al director de utilería, quien intentó desesperadamente hacer responsable a otra persona.
En medio del creciente alboroto, Colten finalmente dirigió su mirada penetrante hacia Madison; sus cejas se fruncieron al notar que su pierna izquierda estaba sangrando.
Sin embargo, desde la distancia, su prometida no pudo ver su expresión con claridad.
Acunada entre los brazos del hombre, Lana emitió un quejido lastimero antes de que su voz interrumpiera la conmoción: "Madison, ¿acaso querías matarme?".
Su acusación resonó y silenció abruptamente a todos los presentes en la sala.
Los rasgos de Colten se ensombrecieron y el aire a su alrededor se volvió gélido cuando preguntó: "¿Qué sucedió exactamente?".
Las lágrimas brotaron de los ojos de Lana y se desbordaron mientras relataba su historia:
"Vi a Madison junto a la lámpara antes, jugueteando con el cable. En ese momento, no pensé que fuera a pasar nada, así que no dije nada. Luego me confrontó justo antes de subir al escenario, alegando que yo no merecía competir por un lugar en la compañía de teatro. Yo me esforcé al máximo para poder estar aquí y solo quería una oportunidad...".
Con los ojos llenos de lágrimas, miró al hombre y continuó: "Solo quería hacer realidad mis sueños, pero nunca imaginé que ella llegaría a estos extremos".
'Aleteo del Destino', la más célebre obra del club de teatro de la escuela, estaba protagonizada por dos actrices; era vista como una vía de acceso para los aspirantes a artistas que esperaban ingresar al prestigioso teatro estatal.
Sin embargo, la competencia era feroz y solo había una vacante, para la que quedaban dos últimas candidatas, dos de las jóvenes actrices más prometedoras de la actualidad: Madison y Lana.
Entre el grupo de bailarines se elevó una voz que rompió el tenso silencio: "Si el escenario no hubiera colapsado, esa lámpara habría caído directamente sobre la cabeza de Lana".
"¡Oh, Dios mío! Imagínense si le hubiera sucedido algo mientras estaba actuando. ¿Habría sobrevivido a un golpe tan grave? ¿Quién sería capaz de cometer un acto tan atroz por un simple lugar en una obra?".
"La situación es mucho más complicada de lo que aparenta. Colten está enamorado de Lana, pero Madison, la prometida que le impuso su familia, la ha estado atormentando en secreto. Creo que, más allá de quedarse con el papel, lo que quería era deshacerse de Lana de una vez por todas".
Un fugaz destello triunfal cruzó por los ojos de Lana, aunque rápidamente lo disimuló con una facilidad ensayada.
Aferrándose a la manga de Colten, lo miró con ojos llorosos y dijo: "Gracias a Dios que viniste para rescatarme, pero no hace falta buscar un culpable ni guardar resentimiento, ¿cierto?".
Su fingida benevolencia solo alimentó aún más los rumores que la favorecían; algunas voces ahora pedían con vehemencia que se tomaran medidas legales en contra de Madison por su supuesto intento de asesinato.
Ante la creciente hostilidad, la expresión de esta se tornó severa y sus puños se cerraron a sus costados, mirando a todos con un rostro pálido pero resuelto.
"Si eso es lo que quieren, adelante, llamen a la policía. ¡No reconoceré un crimen que no cometí!".