-Estoy bien Joseph -aclaro, un sin comprender el motivo de sus llamadas -, si no te contesté, es porque acaba de terminar el show.
-Es cierto, el show, se me había olvidado con la visita de mis padres y mis hermanos.
-No te preocupes, no fuiste el único al que se le olvidó. -comento haciendo referencia a mí misma -. Acabo de ver veinte llamadas tuyas en mi celular, ¿Que es tan urgente? -inquiero con curiosidad.
-Es que te hablaba, para comunicarte que este domingo mis padres y yo iremos a tu casa, para anunciar a tus padres nuestra relación.
Sus palabras hacen que todo mi ser se petrifique y no sé qué contestar, por la emoción y los nervios. Me siento como la quinceañera que le va a pedir permiso a sus padres para salir con el chico que le gusta.
- ¿Sofia sí me oíste? -pregunta al no oír respuesta de mi parte.
-Sí muy claro, es sólo que me tomas por sorpresa. -Respondo atónita, por la noticia - ¿A qué hora van a ir? para tener todo listo.
- ¿A las tres de la tarde está bien? -sugiere, en tono cortes.
-Sí, no hay problema, ¿Estás seguro de que tus padres pueden ir? -pregunto esperando a que entienda mi mensaje. Con Isobel a un lado no puedo ser muy específica con mis preguntas sobre el vampirismo.
-Sí, por eso no te apures, ellos lo tienen resuelto. -responde a mi indirecta, entendiendo a la perfección a lo que me refería.
-Ok, hasta el domingo entonces. -me despido todavía en estado de shock.
Después de colgar me quedo pensativa, ante la idea de que mis padres en pocas horas ya estarán enterados de mi relación con Joseph.
«Por fin ya no tendremos que escondernos, y eso me hace muy feliz.»
- ¿Sofia, Sofia me oíste? -pregunta Isobel, para llamar mi atención bajándome de mi nube.
-No perdón, me distraje -respondo intentando volver a la realidad - ¿Qué me decías?
-Sí, me di cuenta. -responde sonriendo -. Te pregunté qué ¿Qué quería don perfecto?
-Sólo me avisaba que el domingo va a ir con su familia a casa de mis papás, para comunicarles sobre nuestro noviazgo.
- ¿Qué? ¿Y lo dices tan tranquila? -pregunta muy sorprendida dando un enfrenon - ¿Va a pedir tu mano?
-No cómo crees, sólo va a anunciar a mis padres sus sentimientos hacia mí. -respondo, para aclarar sus dudas, pero ella queda más extrañada por mi respuesta.
- ¿Me estás diciendo que va a pedir permiso, para ser tu novio?
- Algo así.
- ¡Vaya! esas costumbres son de la época de nuestros tatarabuelos, tal vez todavía es costumbre en su país.
-Sí, tal vez así sea. -Le digo, para que deje de indagar, pues no puedo decirle la verdadera naturaleza de Joseph.
Me imagino que él tiene esas costumbres, no por su país, sino más bien porque en la antigüedad así era y él respeta esas costumbres al ser de esa época.
- ¡Que emoción! A mí me gustaría que el hombre de mis sueños hiciera eso, es tan romántico.
-Sí, Joseph es muy detallista nunca deja de sorprenderme. -comento suspirando recordando todo lo que hemos vivido desde que nuestros caminos se cruzaron.
-Cuéntame ¿Te sorprendió en NY? -Mi hermana pregunta con impaciencia, para que le cuente la verdad sobre mi aventura.
Animada por su pregunta y por la felicidad que me embarga sólo le cuento una parte de nuestro romance en NY, pues no puedo decirle que lo vi a diario y que esa misma noche se regresaba a Monterrey, eso sería muy extraño para ella. Al terminar de contarle parte de mi experiencia ella queda fascinada, por todas las atenciones que Joseph tiene conmigo y por lo romántico que es él.
-No cabe duda Sofia, ese hombre te ama en serio. Eso me hace muy feliz hermana. -dice muy contenta por mi felicidad.
-Por eso tienes que ayudarme a hablar mañana con mi mamá, para que vaya preparando a mi papá sobre la visita de Joseph. -Le pido deseosa de que su respuesta sea positiva.
-Cuenta con ello hermanita, ya sabes que te apoyo en todo y el hecho de que seas muy feliz con él, me hace muy feliz. Recuerda que si tú ríes yo rio también. - dice esbozándome un amplia sonrisa y puedo ver en sus ojos el rastro de la felicidad que se le escapa en forma de lágrimas.
- ¡Gracias Isobel!, eres la mejor hermana del mundo.
Al despertar el sábado me siento como nueva a pesar de haber dormido unas escasas seis horas y sin más pretextos me alisto, para iniciar mi día proponiéndome hablar hoy con mis papás, así que bajamos a su casa para dar inicio con a mi plan.
-Buenos días familia.
-Buenos días hija, siéntense ¿Ya desayunaron? -pregunta mi mamá mientras me sirve una taza de café.
-Sí mami, gracias.
-Te ves de mejor aspecto hija, ¿Sí descansaste? -pregunta mi papá mientras carga a Zoé.
-Como un bebé papá. Me siento con tanta energía que hoy vamos a salir al parque, para que las niñas se distraigan un poco, ¿Quieren venir?
-No puedo ir hija tengo que comprar unas cosas, pero Isobel y tu mamá pueden ir con ustedes, para que se diviertan con las niñas. -responde mi papá al levantarse de la mesa.
-Yo sí quiero ir, ¿Y tú mamá? -pregunta Isobel.
-Sí, sólo permítanme recoger todo, para no dejar trastes en la mesa. -responde mi mamá muy sonriente.
Isobel me lanza una mirada de complicidad y levanta los pulgares, en señal de que tendremos una oportunidad de hablar a solas con mamá, lo cual me emociona. En cuanto al parque mi Brihana se dirige corriendo muy emocionada a los juegos, Zoé se tiene la misma reacción y quiere imitar a su hermana queriéndose, pero a su año dos meses apenas está aprendiendo a mantener el equilibrio. Le ayudo a resbalase por el tobogán sin soltarla, para que se divierta y ella lo disfruta en demasía, no deja de reírse sonoramente y agitar sus manitas cada que siente como baja por el juego.
Mientras juego con mis hijas veo que mi hermana habla con mi mamá y lanzan una que otra mirada en mi dirección. Al parecer mi hermana me está haciendo el favor que le pedí en la madrugada, sólo espero que encuentre las palabras precisas, para que todo salga bien. A esta distancia veo que mi mamá tiene un rostro atónito como si hubiera recibido una noticia impensable, pero a la vez veo en su mirada alegría y comprensión. Sus reacciones provocan que el bombeo de mi corazón se acelere y siento cómo mis manos empiezan a sudar, sólo espero tener su aprobación, para que me ayude a hablar con mi papá. Cuando llegan conmigo, mi mamá con lágrimas en los ojos me abraza con fuerza.
-Tu hermana me ha dicho lo de tu relación con tu jefe, y quiero que sepas que no estoy molesta de que no me hubieras contado nada. -Me aclara mi mamá al ver mi expresión de angustia-. No tengas miedo hija y date la oportunidad de amar de nuevo, te apoyo en lo que decidas. -Sus palabras hacen que recupere el aliento y me siento aliviada de que mi mamá de su aprobación.
- ¡Gracias, mamá! Si no les conté de esto es porque me daba pena, debido a que seguía siendo la esposa de Matias y sé que ustedes no lo verían correcto, pero ahora que soy libre creo que ha llegado el momento de no esconderlo más. -argumento para justificar mi falta de comunicación en los últimos meses.
-Se ve que es un buen hombre. Desde que lo vi en Chiapas me dio esa impresión y algo me decía que él estaba interesado en ti, -afirma con orgullo -la manera en que te miraba y en la que convivía con las niñas me hizo pensar que sólo un hombre enamorado puede actuar de esa manera.
-Sí, él es tan distinto a cualquier otro hombre, tan caballeroso que ha sabido esperarme a pesar de mis miedos y las barreras que puse ante el amor, pero poco a poco él fue quitando todos los miedos que me invadían hasta meterse en mi corazón. -digo con devoción.
Mi mamá me ve con tanta ternura y dicha en los ojos al saberme feliz al lado de Joseph.
-Me alegro mucha hija y por tu papá no te preocupes, hablaré con él cuándo encuentre el momento adecuado. Ya sabes cómo es tu papá y hay que darle la información a cuenta gotas, pues para él sigues siendo su niña pequeña. -dice con la seguridad de que cumplirá son su cometido.
-Ese es el problema mamá, que esta vez tiene que ser en tiempo record, porque lo tienes que hacer a más tardar hoy en la tarde. -comenta Isobel.
Mi mamá nos mira extrañadas, pues no comprende la premura de nuestra petición y mi hermana se adelanta a explicarle el porqué de todo.
-Es que mañana en la tarde, Joseph y sus papás van a ir a la casa para...
-... ¿Van a ir a pedir tu mano Hija? -pregunta sorprendida interrumpiendo a mi hermana en su explicación.
-No, no mamá, es que la familia de Joseph es muy tradicionalista y van a pedir su consentimiento, para que seamos novios. -respondo, para aclarar las dudas de mi mamá, pero mi respuesta la deja igual de atónita que a mi hermana cuando le di la noticia hace unas horas.
- ¡Vaya! que tradicionales. Me da gusto que así sea, ya que eso habla de sus buenas intenciones para contigo hija. -dice muy alegre, limpiándose las lágrimas que se escapan por sus ojos -. Viendo la urgencia de la situación te prometo que hoy mismo hablo con tu papá. No te preocupes, sé que va a aceptar, porque queremos tu bien y tu felicidad, y si es al lado de Joseph así será.
- ¡Gracias mamá, eres genial! -respondo llena de alegría y alivio de que todo haya salido tan bien.
Cuando llegamos del parque nos subimos a mi casa, para bañar a mis hijas y así de ese modo darle a mi mamá la oportunidad de estar a solas con mi papá, para cuando le dé la gran noticia. Me siento nerviosa e impaciente, por saber la respuesta de mi papá, pero tendré que esperar a que mi mamá me tenga la respuesta. Los minutos pasan y no he tenido ni señales de humo de la reacción de mi papá y a pesar de que trato de distraerme con mis hijas o con la música, mi mente me lleva a pensar en mi papá.
Las horas corren sin césar y justo cuando estaba a punto de decidirme a bajar, para satisfacer mi curiosidad, escucho que alguien llama a la puerta. De inmediato me dirijo a atender el llamado y veo por la mirilla, mi corazón bombea como loco al ver a mi papá del otro lado totalmente solo, su rostro es sereno y no logro interpretar nada en él, pero lo más seguro es que venga a hablar de Joseph. Tomo un respiro profundo, para tranquilizarme y sin titubeos abro la puerta.
- ¡Hola, papá! pasa. -Le saludo nerviosa e impaciente, pero sigo sin notar ni la más mínima pista en su expresión, para saber aunque sea su estado de ánimo -. Siéntate, ¿Sucede algo? -pregunto, para propiciar la plática sin rodeos.
Mi papá se sienta y da un largo suspiro antes de hablar.
-Tu mamá ya me contó lo de tu relación con tu jefe. -responde en un tono serio, pero sin ninguna nota de enfado en su voz, eso me tranquiliza y me demuestra que lo ha tomado con calma -. Sabes que quiero lo mejor para ti y que no toleraría que te hicieran daño de nuevo.
-Lo sé papá, perdón por no haber sido sincera con ustedes. -me excuso con pena.
-No te preocupes por eso, tus razones tuviste para hacerlo. Quiero que sepas que puedes estar tranquila, si el señor Joseph está dispuesto a venir a hablar conmigo quiere decir que lo que quiere es algo serio... voy a escucharlo y daré mi aprobación después de evaluar sus argumentos. -me informa mi papá, después de su declaración lo abrazo con fuerza al saber que me está apoyando.
- ¡Gracias papá!, es muy importante para mi tu apoyo. -Mi papá sólo sonríe y me besa en la frente y sin más palabras se marcha con una sonrisa en sus labios.
Así es mi papá, un hombre callado que no muestra mucho sus sentimientos, pero con un gran corazón. Él es protector y ama a su familia con el alma, aunque muy rara vez lo demuestre, pero sé que cuando lo hace ya sea con un simple abrazo, un beso, una sonrisa o palabras de apoyo, sé que lo hace de corazón y sin fingimientos.
Toda la noche he estado impaciente, por la emoción de que en unas horas Joseph vendrá a hablar con mis padres y me alegra el saber que por fin haremos público nuestro amor. Hoy he sido la primera en levantarme, para iniciar con los preparativos, y he decidido encargarme de la comida junto con mi mamá, porque tengo que estar al tanto de que no lleva ni una pisca de ajo, lo cual justifico diciendo que nuestros invitados son alérgicos a este.
Cuando terminamos de las labores culinarias me doy cuenta de que ya pasan de la una de la tarde y me apuro, para arreglarnos y estar presentables, para nuestros invitados.
-Apúrate Sofia, que hoy van a avenir personas muy importantes y refinadas, y tienes que estar hermosa, para recibirlos. -Me ordena mi mamá que esta apurada con los preparativos finales.
Ella tal vez se imagina que son personas muy especiales en su manera de ser, por el hecho de pertenecer a la alta sociedad; lo que mi mamá no sabe es que ya ha tratado con ellos en Chiapas. No dejo de pensar en cómo le van a hacer, para que se vean mayores y mis padres no los reconozcan.
-Sí mamá, ya sólo me baño con mis hijas y listo. -digo al retirarme de inmediato.
No tardo en terminar de arreglar a mis hijas y me enorgullece ver que quedaron como muñecas de porcelana. Viendo ya he acabado con ellas, se las encargo a mi hermana, para que las cuide mientras termino de arreglarme. He elegido lo mejor de mi guardarropa; mi vestido beige entallado con bordados negros en la falda y mis zapatillas negras, al no requerir de mucho maquillaje, para lucir espectacular, mi arreglo no me ha llevado mucho tiempo y bajo de inmediato a afinar los últimos detalles de nuestra reunión y a los pocos minutos de haber bajado un BMW i8 color negro se estaciona afuera de la casa.
- ¡Ya llegaron! -dice mi hermana emocionada.
Me asomo por la cortina translucida de la ventana frontal de la casa y veo que Joseph baja del carro. Se ve tan guapo con ese traje negro corte italiano Aldo Conti, además de él hay otras dos personas más, a simple vista parecen ser de la edad de mis padres. En un momento pienso que tal vez son actores contratados por Joseph, para que hagan el papel de sus padres, pero al verlos bien me doy cuenta de que en realidad sí son Alaric y Giselle.
« ¿Qué harían para poder verse de esa edad?»
El timbre suena anunciando su llegada, lo cual provoca una gran emoción haciendo que mis piernas flaqueen y las manos me sudan de los nervios.
«Tranquila Sofia, todo saldrá bien. Tú sólo estate tranquila y no pienses con negatividad.»
Antes de salir a recibirlos me veo en el espejo, para corroborar que me veo bien y salgo junto con mi hermana a su encuentro, demostrando mi emoción. Joseph al verme, me lanza una media sonrisa y su mirada seductora, esos ojos grises me matan y me devuelven la vida al mismo tiempo.
-Pasen, ¡bienvenidos, esta es su casa! -Les digo al abrir la puerta cediéndoles el paso.
-Gracias, preciosa. -dice Giselle al entrar.
-Sofia, te ves hermosa. -Me elogia mi amado y besa mi mano de forma galante. Supongo que no me besa los labios por respeto a mis padres -Te presento a mis padres Alaric y Giselle Von Archer.
Sé que lo hace por mero formalismo, pues mis papás piensan que es la primera vez que los veo.
-Mucho gusto señores Von Archer, soy Sofia Palacios Beltrán.
-Mucho gusto señorita. -Me saluda Alaric besando mi mano igual de elegante que su hijo.
- ¡Es un placer conocerte por fin!, Joseph no ha dejado de hablar de ti. -responde Giselle y me abraza con mucha familiaridad.
-Ella es mi hermana Isobel Palacios. -la presento pues veo que aguarda ansiosa detrás de mí.
-Mucho gusto señores, es un placer tenerlos aquí. Pasen por favor. -responde Isobel con cortesía,
-Mucho gusto señorita. - responden Alaric y Giselle con cordialidad.
Los dirijo por la puerta hacia la sala donde mis papás y mis hijas esperan emocionados y nerviosos por las visitas.
-Buenas tardes, señor y señora Palacios. -Saluda mi vampiro al entrar.
Una vez en el interior de la casa Joseph presenta a nuestros padres de una manera formal al igual que cuando lo hizo en el patio con mi hermana. Terminando las presentaciones nos sentamos en la sala y Alaric comienza a hablar, para romper la tensión del momento.