Capítulo 5 El plan de Lukas

La sirena de la ambulancia sonaba sin cesar mientras el personal médico llevaba a Louis a la camilla. Su cuerpo estaba cubierto de sangre, pero todavía estaba vivo. Brenda se aferró a esa esperanza mientras veía cómo lo subían a la ambulancia.

Quería subirse también, pero estaba mareada y sus piernas estaban tan débiles que se derrumbó. Afortunadamente, alguien la atrapó justo a tiempo.

"Parece que todavía no puedes vivir sin mí", dijo un joven mientras la sostenía en sus brazos.

Se trataba de Lukas, el buen amigo de Brenda, ambos habían crecido en el mismo barrio.

De hecho, Louis había pensado en hacer que se casara con Lukas, pero ella rechazó esa idea.

También era él quien le había informado de las noticias sobre el Grupo Sanchez esa mañana.

"¿Qué haces aquí?", preguntó ella.

"Tomé el primer vuelo de regreso luego de enviarte el mensaje. Aun así, parece que llegué un poco tarde". Mientras hablaba, Lukas tomó su mano y la llevó a su auto deportivo.

A medida que miraba fijamente el hermoso rostro de su amigo, Brenda sintió calidez en su corazón.

Lukas era como su salvación.

No podía entender por qué se había enamorado de Miguel y se vio obligada a ser sumisa en un matrimonio sin amor durante tres años si tenía a un buen amigo a su lado todo ese tiempo.

Mientras tanto, Miguel frunció el ceño al observar el auto deportivo estacionado frente al edificio, y su rostro se oscureció tan pronto como vio que un hombre cargaba a Brenda en sus brazos y la subía al automóvil antes de abrocharle el cinturón.

Se habían divorciado sólo unos días atrás y, sin embargo, esa mujer ya tenía un nuevo hombre a su lado. Con razón se había vuelto tan atrevida.

"Las familias Sanchez y Powell han sido amigas durante generaciones. Es natural que la señorita Sanchez y el señor Powell se lleven bien", explicó el asistente, notando hacia dónde se dirigía la mirada de su jefe.

En los últimos tres años, Miguel nunca se tomó el tiempo de conocer realmente a Brenda, así que no tenía idea de su vida privada ni de sus contactos o amistades.

Cuando escuchó el apellido "Powell", sus ojos se volvieron fríos al instante. "La familia Powell fue la que robó varios pedidos importantes al Grupo Glory, ¿verdad?".

El asistente mantuvo silencio por un momento y luego respondió: "Sí".

Quiso seguir hablando, pero cuando vio la expresión furiosa del otro, se mordió la lengua y no dijo nada.

Al rato, cuando vio que su jefe comenzaba a caminar hacia su auto, él apuró el paso para seguirlo.

Apenas entró, Miguel se aflojó la corbata y se echó hacia atrás para intentar relajarse. Sin embargo, todavía tenía el ceño fruncido y su mente seguía estando preocupada por algo. Su respiración también sonaba un poco acelerada, como si estuviera a punto de explotar de rabia.

El asistente se dio cuenta de todo eso y decidió mantenerse en silencio para no irritarlo más, hasta que, después de mucho tiempo, Miguel finalmente habló con voz fría: "Investiga lo que pasó hoy".

"Sí, señor Hamilton".

En el hospital, cuando Brenda abrió lentamente los ojos, lo primero que vio fue el techo blanco sobre ella. Luego miró alrededor de la sala, y descubrió que no había nadie más allí.

Parecía que Lukas ya se había ido.

De repente, la puerta se abrió de un fuerte golpe, y entonces irrumpió una mujer vestida con ropa lujosa, gritando: "¿Por qué te divorciaste de Miguel sin decirle a nadie? ¿Acaso quieres arruinar a la familia Sanchez? Por suerte, el doctor Smith, el famoso neurólogo, vino justo a tiempo para salvar a tu padre. ¡Si no fuera por él, la familia Sanchez habría estado completamente condenada!".

Antes de poder reaccionar, Brenda sintió una bofetada en su rostro, lo que provocó que sus oídos zumbaran.

Acostumbrada a la personalidad dominante de Penelope, se limitó a decir con los ojos enrojecidos: "No te preocupes, ninguno de ustedes morirá. Después de todo, hierba mala nunca muere".

A pesar de sus palabras llenas de rencor, ella se sintió aliviada en secreto al saber que Louis estaba vivo, pero no quería admitirlo.

Después de todo, a lo largo de los años, sus padres la habían tratado sólo como un objeto. Eran el tipo de personas que preferían tener hijos varones en lugar de mujeres, por eso no les importaba su vida en absoluto.

Lo único que les importaba era el bienestar de Victor y los intereses del Grupo Sanchez.

"Sí, está vivo, pero en estado vegetativo. Ni siquiera sabemos si se despertará o no. ¿Estás satisfecha ahora? Tu hermano sigue en prisión y tu padre es un vegetal. ¡No sé qué hicimos para tener una hija como tú en la familia!".

Con sólo mirar el rostro de Brenda, Penelope estaba hirviendo de tanta ira que quería arrancarle las orejas.

En ese momento, Lukas regresó a la sala. Al ver eso, dejó rápidamente la comida que acababa de comprar y se paró frente a la cama de la joven. "Señora Sanchez, por favor, cálmese y no grite. Brenda todavía se está recuperando", dijo con la intención de tranquilizar a Penelope.

"¿Que me calme? ¡Es su culpa! ¿Cómo puedo calmarme si me habla así? ¡Realmente arruinó al Grupo Sanchez esta vez!".

Penelope estaba tan consumida por la ira que su dedo temblaba mientras señalaba y maldecía a Brenda, pero de repente, le lanzó una mirada significativa a Lukas.

Las familias Powell y Sanchez habían sido amigas durante décadas, y sabía que al chico siempre le había gustado Brenda.

Ahora que Miguel ya no estaba para protegerlos, quizás era una buena idea hacer que su hija se casara con él.

Con eso en mente, ella tomó una decisión y, tomando las manos del muchacho, dijo: "Lukas, me conmueve mucho que aún estés dispuesto a quedarte con Brenda después de todo lo que pasó. Eres...".

De sólo una mirada Brenda supo al instante lo que estaba pensando su madre. Con el rostro sombrío, se burló y la interrumpió: "Si pusieras en el negocio de la familia el mismo esfuerzo que pones en estos planes, tal vez no estaríamos en esta situación".

Al escucharla, Penelope abrió los ojos de par en par y preguntó con los dientes apretados: "¿Qué acabas de decir?".

De inmediato, la ira la volvió a invadir, y justo cuando quería darle otra bofetada, Lukas la detuvo.

Él se apresuró a lanzarle una mirada a Brenda, indicándole que para calmar la situación era mejor decir algo agradable, pero ella fingió que no lo vio.

Al fin y al cabo, sabía que mientras estuviera en la misma habitación con su madre, no había posibilidad de una conversación pacífica.

"Señora Sanchez". Lukas sabía exactamente qué intentaba hacer Penelope, pero no quería complicarle las cosas a Brenda, así que trató de cambiar el tema y dijo: "Tengo otra idea. Tal vez pueda ayudar al Grupo Sanchez, pero de todos modos, sólo podremos discutir este asunto cuando Brenda esté completamente recuperada".

Una vez que terminó de hablar, la habitación se quedó en silencio.

Una mirada de sorpresa apareció en el rostro de Penelope, mientras que Brenda levantó la vista, apretando su edredón con ansiedad.

Louis le había dedicado su vida al Grupo Sanchez. Ella lo había visto con sus propios ojos crecer minuciosamente de una docena de empleados a casi diez mil, y también sabía que Victor lo heredaría en algún momento. Por eso, no podía quedarse de brazos cruzados y ver a otros destruir el trabajo de su padre.

Además, por lo que sabía sobre Louis, estaba segura de que era imposible que le debiera tres mil millones de dólares a alguien. Entonces, debía haber algo pasando.

El tiempo pasó y Brenda se recuperó por completo. Ese día, llevaba un vestido sin tirantes de color claro mientras estaba sentada en el asiento del pasajero de un Bentley. "¿Estás seguro de que esto funcionará?", preguntó.

Lukas se inclinó hacia adelante y le abrochó el cinturón de seguridad. Luego comenzó a dar golpecitos con los dedos en el volante y respondió: "Escuché que el señor Paul Hoffman asistirá a la fiesta benéfica de hoy. En este momento, es el mayor accionista aparte de Miguel, así que si podemos comprar sus acciones, Miguel ya no será el presidente del Grupo Sanchez".

En cuanto Brenda volvió a escuchar el nombre de su exesposo, sintió un dolor inexplicable en el corazón.

Su amor por ese hombre estaba profundamente arraigado en su interior, y a pesar de que intentaba mantenerse fría e indiferente, sus sentimientos admitían la verdad que no podía negar.

"Pero...", tartamudeó Brenda, vacilante.

Al verla así, Lukas se rio entre dientes mientras le entregaba una pila de periódicos. "¿Qué? ¿Tanto odias la idea de fingir ser mi prometida? Por cierto, echa un vistazo a esto".

El titular del periódico decía: "El hijo mayor de la familia Powell ha estado persiguiendo a la exesposa del director ejecutivo del Grupo Glory durante muchos años. ¡Finalmente, su deseo se ha hecho realidad!".

Y la foto de la noticia mostraba la espalda de Lukas mientras cargaba a Brenda en sus brazos, quien estaba inconsciente en ese momento.

Cuando ella vio eso, su rostro se arrugó con incredulidad. Hojeó frenéticamente el periódico y preguntó: "¿Tú publicaste esto?".

Después de introducir las llaves y encender el motor, Lukas giró el volante mientras respondía con una ceja levantada: "Sí. Sabrás la razón más tarde".

Mientras tanto, en el balcón de la sala 402 del hospital, Miguel acababa de atender una llamada telefónica. Su cuerpo alto y recto estaba de espaldas a la sala, exudando un aura fría y amenazante.

"Señor Hamilton, revisé la cuenta de la persona que dirigió el motín ayer. Hace un día, le transfirieron doscientos mil dólares de una cuenta en el exterior. Hablé con el personal del banco y verifiqué las cuentas nacionales que recientemente habían transferido la misma cantidad, y allí encontré a la señorita Ballard entre decenas de personas".

Después de colgar, Miguel apretó con fuerza el celular que tenía en la mano mientras una mirada helada brillaba en sus ojos.